A partir del capítulo 1 pondré estas anotaciones al final del capítulo, pero por ser primera vez las pondré aquí
MUY BUENOS DÍAS, MUY BUENAS TARDES, MUY BUENAS NOCHES. ¿Tengo su atención? Eso espero xD porque si no, no tendrían sentido estas palabras.
Bien, contrario a lo que dice en cursivas un par de líneas arriba, sí dejaré unas anotaciones a final del capítulo (felicito a todo aquel que llegué hasta el final, hahaha). Esto lo dejo principalmente para darles un GRAAAN saludo. Espero que sean pacientes porque este es mi primer fanfic en mucho (muuucho...) tiempo.
También espero que les guste mi fic ^^, pese a no estar muy ligado a la película que digamos, aún así espero que disfruten leyéndolo (así como yo disfrutaré escribiéndolo, ¡claro!).
Bien, antes que me vaya por las ramas y retrase más esto, aquí les dejo el primer capítulo de lo que espero sea un buen fanfic.
PD: Como he mencionado arriba, este fanfic no está muy ligado a la trama de la película. El contexto es un poco (bueno, bastante) confuso, y las circunstancias también. Pero esto se irá aclarando a medida que avance el fanfic. Reitero: ¡espero que les guste!
Vida
PROLOGO
– 0 –
Bolt contemplaba el jardín a través de la ventana de la sala. Mittens dormía por el momento, así que ese era uno de esos momentos en que estaba a solas. A solas consigo y con su mente, y nadie más…
Bolt odiaba esos momentos.
Durante todos estos días había caído en un círculo vicioso de Negación, Falso Optimismo, y finalmente una cruda y ácida Amargura. No había nadie cerca, y no quería mentirse estando solo. Al menos no engañarse por unos momentos. Apretó los dientes cuando en su cabeza oyó un estallido de palabras con su voz diciendo:
Muerto. ¡Todo está muerto!
Bolt lo sabía. Seguro Mittens también lo sabía, pero ella no comprendía la magnitud de tal aseveración. No sabía que tan muerto estaba todo.
Durante los días (¿semanas, acaso?) desde… "Aquello", no habían salido de casa. Tenían, por suerte, suficiente comida en las gavetas (todas desparramadas por el suelo) de la cocina y un poco que la madre de Penny había dejado almacenada en el sótano (en caso de emergencia, ella le solía decir a su hija); y ésta aún se mantendría comestible por un buen tiempo. Resistirían un poco más hasta el inevitable momento en que tuvieran que salir. "Es peligroso salir" le decía Bolt a Mittens cada vez que ella intentaba cruzar la puerta. "Pueden haber perros agresivos" añadía en caso de ser necesario, "En la ciudad están peor. En la noche todos allá aúllan como lobos. Mejor será permanecer aquí". Y si ninguno de los argumentos funcionaba, la sincera preocupación que Bolt le mostraba terminaba por convencerla.
Pero Bolt sabía la verdad. Esos aullidos descorazonadores que irrumpían en cada rincón por las noches no eran de perro ni ser alguno. Eran de… "Eso" (lo que sea que fuere). Lo que es más, Bolt dudaba que existiera otro animal viviente además de ellos mismos.
(Muerto. ¡Todo está muerto!)
Penny, su persona. Rhino, su mejor amigo. ¿Qué habría sido de ellos? La tarde en que "Aquello" ocurrió y "Eso" llegó, Penny había salido a comprar Bolt no sabía qué regalo para una amiga con su madre, y Rhino fue con ellas. ¿Qué pasó? Lo más lógico era pensar que les pasó lo mismo que a los demás… lo mismo que a todos. Y eso significaba que estaban…
¡No! ¡No! ¡NO!
Bolt sacudió su cabeza agresivamente hasta que sintió un profundo dolor en el cerebro. Se había esforzado por no pensar en ellos durante todos estos días. Mittens podía despertar y verlo así –llorando–, y eso no ayudaría en nada. No podía permitir que esto pasara. Tenía que ser fuerte, o al menos fingir serlo frente a ella, por ella. Se engañaría si era preciso. ¡Claro que lo haría! Aquello no ocurrió. No ocurrió. Jamás pasó. Nunca…
Negación.
(Y el círculo vicioso giraba otra vez.)
Bolt sintió la lágrima que le delineaba lentamente la mejilla. Por un momento se permitió como nunca en mucho tiempo sentirse débil. Cerró los ojos e imaginó una caricia; una caricia suave, cálida y lenta. Una caricia de su persona. Una caricia de Mittens. Una caricia necesitada con urgencia.
Emitió un débil y ahogado sollozo y no pudo contener un par de lágrimas más.
-Bolt… ¿estás bien?
Si Bolt hubiera sabido como maldecir, probablemente lo hubiera hecho en ese momento. Pero no sabía cómo hacerlo, y solo sintió que de él se apoderaba una sensación de impotencia. Buscó tranquilizarse y se secó las lágrimas apresuradamente. Acto seguido, abrió los ojos.
Cuando Bolt giró, era la cara de la tranquilidad en "persona".
(La rueda gira y gira. Falso Optimismo. Esperanza sin valor.)
-¿Qué haces despierta? –Preguntó con la mayor serenidad del mundo.
-No podía dormir y… Bolt, te oí sollozar, ¿pasa algo?
Bolt dudó por un momento. Aquellos ojos color esmeralda destruían la máscara que él había forjado a cada instante que su mirada se fijaba en ellos. Apartó la vista inmediatamente.
-No es nada, Mittens… Lo que pasa es que quería estornudar.
-Si querías estornudar, ¿por qué tienes los ojos rojos?
-Ah, eso… Mis ojos no están rojos, es que la luz entra por la ventana. Ya casi es de noche, mejor ve a dormir.
En efecto, el crepúsculo llegaba a su fin y traía la noche con la Luna consigo. Pero lo más importante, por entonces, eran los aullidos; los gritos de "Eso".
Desde "Aquello", los días se habían trastornado, y uno de esos trastornos se mostraba durante el crepúsculo, cuando la luz del sol se tornaba de un rojo que variaba entre días de lo chillón a lo opaco. Pero en fin, Bolt ya se había acostumbrado, y Mittens con su golpe en la cabeza no recordaba que el mundo fuera de otra forma.
Ella ladeó la cabeza a la izquierda y lo miró desconfiada.
-¿Por qué no podemos salir? Quiero saber cómo es allí afuera.
-No creo que quieras oír esos aullidos. Son ensordecedores.
-Podría soportarlo…
Bolt soltó una risilla forzada.
-Hablaremos de eso mañana, ¿está bien? Ya me está dando sueño, ¿a ti no? –Cambió de tema bruscamente, dejando implícito que el tema anterior había terminado–. Claro que sí, tienes los ojos cansados. –Una sonrisa no menos forzado que su risilla anterior.
Bolt sabía que no era así –los ojos de Mittens brillaban con la curiosidad de alguien que despierta de un largo sueño y ve un mundo completamente nuevo–, lo sabía tan bien como que Mittens le creería ciegamente. Ella no dijo nada, solo asintió de forma apenas perceptible. Su mirada recorrió desde sus patas hasta encontrarse con la de él. Nuevamente aquellos ojos de esmeralda.
(Un oasis de verdura. Un oasis de Vida).
Bolt se sorprendió sonriendo con una sinceridad total.
LA NOCHE
Bolt procuró que su sonrisa no se viera afectada por su súbita preocupación, con poco éxito. Pronto llegarían los aullidos.
-Vamos, Mittens. Mejor será que nos demos prisa.
-Pero yo quiero oír los…
-Los oiremos mañana –mintió, con más brusquedad de la que hubiera querido. En compensación, el tono que le siguió fue más condescendiente y calmado–. Lo prometo, ¿sí? Pero por favor, ahora tenemos que bajar.
Bolt bajó del alfeizar de la ventana y avanzó a paso rápido hasta quedar a medio camino entre Mittens y la puerta abierta que conducía al sótano. Esperó.
Mittens, dudando un instante, decidió seguirlo.
– 0a –
A unos metros bajo tierra, y con dos puertas cerradas que los separaban de las estridencias del exterior, Mittens pudo conciliar sueño fácilmente. Bolt la acompañaba a pocos centímetros, pero al caer en la cuenta que ella dormía, se levantó y caminó hacia un rincón. A cada paso, temía que el rechinar de la madera la despertara.
Una vez llegado al rincón, saco de entre el montón de objetos un álbum polvoriento. Él mismo lo había llevado y ocultado allí, por temor a que Mittens lo encontrara por accidente; y allí lo guardaba.
(Los días pasan en extrañas rutinas.)
Abrió el álbum sin limpiarlo (el polvo le serviría para no llamar la atención).
Fotografías. Página tras página de recuerdos. Uno tras otro iba viviendo nuevamente de la mano del pasado. Cuando compraron la casa. Durante la mudanza. Penny tocando un pequeño piano vertical con Bolt al lado de la silla y Mittens sobre el instrumento. Penny comiendo en la mesa mientras Bolt, Rhino y Mittens lo hacían debajo de esta en sus tazones. Penny profundamente dormida en su habitación sumida en la oscuridad, con Bolt a la altura de su pecho. Ella lo abrazaba con una mano. Al lado izquierdo de la fotografía, se veía la sombra proyectada de la madre de Penny en el marco de la puerta con su cámara fotográfica.
Recuerdos.
Bolt no pudo evitar romper a llorar. Un llanto silencioso y sentido. Un desahogo…
(Cruda y ácida amargura. El alma atormentada por la rueda del destino.)
Guardó el álbum donde estaba, cuidando de que el lado menos polvoriento sea el que esté tapado por las cajas que estaban ahí. Pero siguió recordando.
– 0b –
Aquella noche Bolt se acostó al lado de Mittens. El recuerdo de sus ojos verdes era el único que no le provocaba amargura nostálgica, sino esperanza y fuerzas para seguir. ¿Cuánto tiempo más aguantaría? Mittens no recordaba nada, para ella aquel mundo apocalíptico era todo cuanto conocía, y él la mantenía al margen. Llegaría el momento en que tendría que afrontarlo, y Mittens conocería el mundo tal cual era. Bolt guardaba la esperanza que ese momento no llegara, pero era un deseo ingenuo y él lo sabía.
Tanto había cambiado en tan poco. Él había asumido aquel papel de pronto –aquel papel de compañero y protector a la vez–. Todo era tan diferente…
Pero recordó aquellos ojos, y pensó que podía superarlo. Fue este pensamiento el que permaneció en su cabeza cuando se quedó dormido.
Como dije al inicio: a todo aquel que haya llegado al final, lo felicito xD Ahora sí, ya en serio, espero que les haya gustado este PRÓLOGO. Espero que dejen sus comentarios porque son importantes ^^. Si todo marcha bien, espero poder actualizar regularmente, tanto como los estudios y demás me lo permitan.
PD: He hojeado varios fanfics, algunos de ellos de esta sección, aunque no he podido dejar comentarios. Lo haré también cuando pueda.
PDD: Nos Estamos Leyendo.
Kheros Silverlight
