El jardín de los tontos
Crónica
Escrito por mi amigo Brian Dix.
Editado y adaptado por Yule.
Personajes de Mizuki & Igarashi.
Hoy es sábado, y mientras Terry se ve en el empañado espejo del baño, recuerda casi sin querer el día cuando conoció a Cookie, no le importó en lo más mínimo su existencia porque todo estaba bien en su vida y no asumió la necesidad de amargársela a pesar que tuvo tiempo para conocerlo por unos pocos minutos.
Aquel día, del año pasado, transcurrió así, como sí nada, porque Cookie iba a una cita, "seguramente alguien tan lindo como él", pensó Terry, no le prestó más atención a aquel americano de ojos color avellana; pero no quedó allí, porque Cookie se le quedó clavado en algún sitio del cuerpo, del alma, o peor aún, del corazón. El novio de Terry le había dicho ese día que ese tal Cookie gustaba de él, le pareció absurdo y lo olvidó… hasta que en un momento, días después, lo pensó: -Es absolutamente estúpido- se dijo, él no creía en el amor desde que en el Teatro Stanford se apareció en forma de muchacho con camisa beige y ojos color miel y lo hiriera hondamente, descuartizándole las costillas de tanto llanto y liberando los demonios, que aún hoy, lo hostigan y, le lamen el cuello. No creía en el amor de lejos, y menos que alguien tan atractivo podía fijarse en él; le parecía de tontos estar así, como el drogadicto que sabe que su consuelo está al otro lado del mundo y no puede hacer nada para alcanzarlo. Creía que eso de amar a distancia era un jardín demasiado denso, infinitamente incognito y demasiado peligroso que él no se atrevía a pisar por cobarde.
Su pobre espíritu lo llevó a condenar a todos esos amantes que entregan todo a distancia, clasificándolos tajantemente de tontos… Hasta que la vida se le apareció en forma de Cookie nuevamente, el miércoles pasado, para callarle la boca; pero no con un tosco y rustico golpe, sino con un inesperado, y secretamente anhelado, beso. Pero hoy, semana y media después, Cookie se va y Terry no quiere (aún) que este día pase, desea malcriadamente con todo su ser que él tiempo se detenga ahora, aquí mismo, en medio del bullicio neurótico y pestilente de New York que lo ve esconderse de nuevo entre las ruinas de su entereza; una ciudad que se ha convertido de pronto en el jardín de un tonto ilusionado.
Semillas del pasado.
La cita es a las nueve, son las ocho con treinta minutos y Terry va saliendo del departamento, ubicado en una de las zonas privilegiadas de New York, enfundado de negro: pantalón satinado (de prostituta como lo llama él) y una camisa con cierre, negro igual, que le hace ver más delgado. "Voy a llegar tardísimo, por los mil y un demonios" piensa mientras pasa un mensaje de texto reportándose y, a la vez excusándose de la tardanza. Candy, su amiga, va con él, ella va a conocer a su novio marinero por primera vez en un año; "el que quiere puede" le había dicho Candy a Terry una de tantas veces que hablaban de amores a distancia y él se empeñaba que era un absurdo querer a alguien así.
Llegaron a la estación de taxis en una hora más o menos aceptable, Cookie no respondía el mensaje de Texto y Terry supuso que aún dormía, al menos podía esperarlo más y caminar en calma. El camino a Central Park se hizo extraño, opresivo, melancólico de tantas gotas que se estrellaban como ataques suicidas en el vidrio del taxi. Llegaron al destino de encuentro y cuando Terry dio el primer paso fuera del taxi supo que el día había llegado. Candy vio su rostro cubierto de un extraño semblante que tenía años que no veía en él.
-Qué irónica es la vida- le dijo a Candy.
-Tú esperaste tanto por este día, y yo no quería que llegara. No puedo quedarme en este momento de la vida, tú si quieres sigue de largo- bromeó mientras se acercaba a una estación del metro.
Cookie había respondido el mensaje: "amor, me estoy bañando, espérame un poquito más por favor", Terry respiró hondo y respondió "Esta bien amor, yo te espero". Y así fue. En un restaurante denominado el Coco loco con poca afluencia de personas en horas de la mañana, ya son las nueve con veinte minutos y Cookie informa que esta camino a Central Park, que falta poco. Los minutos que pasa Terry esperando, son como largas y delgadas agujas que se le van enterrando en el alma de a poco, como una de esas torturas angustiosas que deseas que pase rápido… Sin más la espera acabó a las diez y catorce minutos.
Cookie aparece frente a él; lleva un jean azul, medio desteñido del uso, con unos zapatos sin trenzas del mismo color; una franela blanca con rayas y una gorra beige con un estampado que dice aeronáutica, se ven, como encontrándose ambos luego de miles de años, sonriendo y dejando escapar todas esas mariposas cursis y etéreas que reflejan los ojos azul verdoso de Terry, ojos que se iluminan con el avellana de Cookie. A ambos parece que se le ilumina la vida con los ojos del otro.
-Llegó el peor día de mi año- dijo Terry.
-No hables de eso, hoy es nuestro día, seamos felices, dediquémonos a ser felices- expresó Cookie.
Y así empieza la agenda de este planeado día de despedida, primero comer una deliciosa langosta en la marisquería el Duque, luego ir al cine a ver el Titanic, después en la tarde pasar un par de horas en un hotel modesto, porque Cookie debe irse temprano y hacer las maletas y Roberto, un pez Koi de papel, armado por Terry, que le obsequió hace unos días, también espera ser guardado para emprender su viaje en barco.
Llega un taxi y ahí mismo se van, a ser felices, a divertirse, a tratar de no pensar en el mañana por unas escasas horas que les quedan juntos. Terry cree en este momento que es posible olvidarse de la vida por un instante. Es posible olvidar por cinco horas que cuando se disipe la bruma de la felicidad Terry llegará al borde del precipicio donde sabe que escogerá el peor camino: el que tendrá al frente.
Continuará…
Gracias por leer este fic. Mi amigo hace un año me dio esta historia para publicar, me hice la loca como quien dice por un tiempo. Porque, pensé que no se podía escribir historias pues de este estilo, pero como me dijeron que hay una de Albert, pues ya entendí que no existe inconveniente y podre publicar varios.
