Hola!

Pues aquí vuelvo, esta vez con una historia más larga, aunque no pretendo que lo sea demasiado.

No sé cómo se me ocurrió este tema para un fic, pero la verdad es que este tipo de situaciones suelen darse en los fics en edades muy tempranas o muy pasado por alto. Así que pensé en narrarlo en esta historia y dedicarlo únicamente a esta situación y en la adultez.

Solo espero que os guste.

Ya sabéis que los personajes no son míos.

Summary: Hermione despierta esa mañana desorientada y sin ningún recuerdo de la noche. En unas horas su vida se ha desmoronado y todo indica que alguien estuvo con ella la noche anterior. Encontrara apoyo en sus amigas, pero sobre todo la ayuda de alguien inesperado. Su jefe del ministerio, Draco Malfoy, acaba enterándose de su situación y le ayudara a pasar por ello.

Draco y Hermione.

Post-hogwarts.

Esa mañana los parpados le pesaban demasiado. Le costaba enormemente abrir los ojos y el simple hecho de ir recuperando la consciencia le provocaba un enorme dolor de cabeza.

Se incorporó poco a poco y se llevó las manos a la cabeza para sujetarla con cuidado, despeinándose todavía más. Al respirar profundamente notó la primera arcada. Se destapó de la cama y salió corriendo hacia el cuarto de baño de su casa, dándose cuenta por el camino de que no llevaba su pijama puesto. Ni su pijama ni nada. Estaba completamente desnuda.

No le dio importancia hasta que se levantó de la taza del wáter y estiró de la cadena.

Respiró hondo y cogió el albornoz que usaba para salir de la ducha, cubriéndose con él. Se abrazó a sí misma con la suave prenda y se dirigió a la Hermione del espejo:

-¿Qué has hecho esta noche?

Caminó a la cocina suspirando, sin molestarse en vestirse, cuando se dio cuenta de algo.

-¡el ministerio! ¿Qué hora es? – preguntó a nadie mientras recorría el trecho que restaba hasta el salón y encendía la tele para comprobar la hora. Sábado, 11:45. – Menos mal… - se dijo a sí misma, y por fin se preparó el preciado café que necesitaba.

Se sentía mal. No podía recordar gran cosa de la noche anterior, y eso solo podían significar dos cosas: que alguien había utilizado un obliviate con ella (cosa poco probable), o que se había emborrachado. Aunque no fuera propio de ella optó por la segunda opción, pues se sentía muy mareada y tenía el estómago revuelto. Lo mejor sería llamar a Ron para…

-Ron… - susurró de repente con pesar, llevándose una mano a los labios. En ese momento imágenes nítidas de la cena con Ron acudían a la mente. Soltó un sollozo involuntario al recordar.

Flash back

-¿te pasa algo Ron? – le preguntó Hermione a su novio. Pues él la había invitado a cenar, pero parecía evitarla a toda costa. No le había besado y evitaba sus caricias de forma algo evidente.

-Hermione – su mirada era decidida, como pocas veces había visto en él. Aunque cabía decir que, desde la muerte de su hermano, Ron había cambiado mucho – no puedo seguir con esto.

-¿seguir con qué? – preguntó ella ingenua, aunque la punzada en su estómago le advirtió de algo que ella no quería comprender.

-con lo nuestro. No puedo seguir estando contigo. – dijo el sin más, apartando la mirada. Se veía enfadado, como si ella le hubiera ofendido.

-Ron, cariño – dijo ella sonriendo con paciencia y buscando su mirada, la cual no encontró – si necesitas tiempo, yo voy a dártelo. Quizá necesitas poner en orden tus pensamientos, relajarte un poco o… si no has superado lo de tu hermano, o esto va muy deprisa…

-basta Hermione. No necesito tiempo – la enfrentó de nuevo a través de la mesa del restaurante donde estaban cenando – mira, voy a ser honesto contigo solo por la amistad que nos une de tantos años. Nunca he dejado a Lavender.

-¿Cómo que…? ¿Lavender? – preguntó la castaña confusa. No entendía que hacia ella en esa conversación.

-mira Hermione, entre tú y yo siempre ha habido cierta… tensión. Tú me dabas algo diferente que yo quería conocer. Quería probarte, y de verdad que la otra noche fue fantástica, pero… siempre ha sido ella. – Hermione no podía creer lo que estaba oyendo. ¿Le estaba diciendo que ella había sido "la otra" en una relación consolidada entre Ron y Lavender? – ahora nosotros vamos a casarnos, y no quiero seguir siéndole infiel. Le quiero.

Hermione notó el temblor de su mano en el repiqueteo del tenedor sobre el plato, así que lo soltó. Se había quedado muda mirando su copa. Era consciente de que debía levantarse y largarse de allí cuanto antes. Pero estaba asimilando las palabras del pelirrojo y la humillación que sentía le impedía moverse del lugar.

-¿solo querías… acostarte conmigo? – preguntó con un hilo de voz sin dejar de mirar la copa.

-tenía que saber que me ofrecía cada una… - lo dijo como una especie de disculpa, pero a Hermione le repugnó la idea de que lo importante para el pelirrojo fuera como se desenvolvía cada una con el sexo. – Necesito pedirte algo – ella quería gritarle y lanzarle algo, pues además iba a atreverse a pedirle un favor – Lavender no puede enterarse de esto. La quiero.

-me da igual lo que tú quieras – soltó por fin, dando la bienvenida a la ira que comenzaba a apoderarse de ella.

-la fecha ya está puesta. ¿Vas a ser capaz de destruir una familia? Tú no eres así, Hermione.

-tu… ¡no te atrevas a decirme como soy! – además iba a ir de que la conocía bien. De eso nada.

La rabia y la ira estaban en su interior, pero lo único que luchaba por salir era el llanto, y no pensaba ponerse a llorar delante de él. Necesitaba salvar la poca dignidad que le quedaba. Se levantó de la mesa, y aunque sus brazos la impulsaban a lanzarle el vino a la cara o darle una bofetada, sus pies decidieron sacarla de allí con paso apresurado.

Fin Flash Black.

Hermione soltó la taza de café de entre sus manos, ya que de nuevo habían comenzado a temblarle. Ron la había dejado. Todo lo que había vivido con él los últimos meses había sido mentira. La felicidad y la dicha que había sentido junto a él no habían sido reales. La había engañado su mejor amigo de toda la vida, del que había estado enamorada por tantos años.

Ahora comprendía porque se había emborrachado la noche anterior y estaba totalmente justificado.

Se llevó la mano a la cara, descubriendo la humedad de su rostro. Estaba llorando y no se había dado ni cuenta.

Decidió relajarse y pensar. Y un baño la ayudaría a ello.

Llenó la bañera de agua caliente y se sumergió. Evitó pensar hasta que estuvo acomodada en la bañera.

Ahora entendía tantas cosas. Por qué él quería ocultar la relación, diciendo que en casa no estaban preparados para que tuviera una relación estando tan presente la muerte de su hermano y la guerra. Ni siquiera había querido contárselo a Harry o a Ginny y habían mantenido su relación oculta. Sin duda la versión oficial para todos había sido Lavender. Jamás pensó que pudiera quedar por detrás de esa rubia con más maquillaje que cerebro. Siempre había pensado que Ron la había elegido a ella. Y en realidad solo la había "probado"…

La rabia volvía a apoderarse de ella. Para relajarse de nuevo, cogió la esponja y puso gel en ella para lavarse el cuerpo. En pocas ocasiones Hermione Granger dejaba a su ira aflorar.

Lo primero que descubrió mientras colocaba el gel en la esponja fueron las marcas en sus muñecas. Se las frotó, pero solo se hizo daño. Eran unos moratones rojizos. El miedo se instaló en su estomago.

Fue inspeccionando su cuerpo y descubriendo nuevos moratones en su vientre, en sus muslos y en sus pechos.

Comenzó a temblar y nuevas lágrimas corrieron por su rostro. ¿Alguien se había aprovechado de su estado la noche pasada y la había violado? O… ¿fue consentido?

Se agarró la cabeza con fuerza, pero no podía recordar.

Estaba asustada, alguien la había maltratado la noche anterior. Necesitaba hablar con alguien. En esos casos habría llamado a Ginny y Luna, sus mejores amigas, pero a Ginny no podía contarle lo que había pasado con su hermano.

Salió de la bañera y llamó a su lechuza, que seguramente estaría en el parque junto a su casa. Entró por el balcón tras el segundo silbido. Envió una carta a Luna para que se reuniera con ella allí, en su piso.

Se vistió intentando mantener la calma y se secó el pelo con un hechizo. No quería pensar en quien habría sido el que había tocado su cuerpo de esa forma tan brutal. Podría haberlo hecho cualquiera en lo que a ella respectaba, pues no se acordaba de nada. ¿Cómo podía haberse dejado llevar así? Y todo esa su culpa.

Todo el amor que antes había sentido por Ronald Weasley poco a poco se iba convirtiendo en odio. Empezaba a pensar que de allí no podría salvarse ni la vieja amistad de tantos años.

Se había encendido la tele para mantener sus pensamientos alejados de violaciones y hombres sin rostro, cuando sonó el timbre de su piso. Se levantó apresurada a abrir la puerta.

-gracias a Merlín, Luna.

-¿estás bien? – preguntó la rubia entrando y cerrando la puerta tras ella.

-no estoy bien – declaró la castaña al borde del llanto – en apenas unas horas mi vida se ha ido por el retrete – sollozó.

-está bien cariño, siéntate y te prepararé una tila ¿todavía no ha llegado Ginny? – preguntó preocupada Luna mientras la guiaba al sofá.

-no… no la he llamado.

La rubia solo asintió y se perdió en la cocina. En unos minutos estaba junto a ella tendiéndole una taza humeante.

-¿Qué ha pasado? – preguntó la rubia tranquilamente, lo que ayudó a Hermione, pues poco a poco le transmitió la paz que solo ella podía transmitir, sin alterarse por ninguna de las palabras que ella pronunciaba contando su historia. Empezando por la relación en secreto entre ella y Ron y terminando por la noche anterior.

-mira… - le enseñó su vientre marcado.

-parecen huellas de dedos – dijo ella sin alterarse, aunque algo preocupada - ¿y las muñecas? – dijo cogiéndole una mano para examinarla.

-no lo sé, las marcas están por todo mi cuerpo, y no recuerdo nada – la castaña no había dejado de llorar durante su historia, y su amiga volvió a limpiarle las lágrimas con su pañuelo. – Además… mis sabanas estaban algo… manchadas – se avergonzó.

-lo que está claro es que tuviste relaciones con alguien, lo que no sabemos es si fue consentido o no… - Hermione volvió a sollozar tras las palabras de su amiga. Y era obvio que esos moretones estaban en sus muslos y vientre muy cerca de sus partes más intimas. Como mínimo había estado desnuda ante alguien. El resto parecía más que obvio.

-no se lo dirás a nadie ¿verdad Luna? Ni siquiera a Ginny.

-si quieres mantenerlo en secreto, debes superarlo Hermione. No sabes lo que pasó anoche, y quizá sea mejor así. Sé que es difícil, pero debes de olvidarlo. Si no lo recuerdas no tiene porqué haber pasado ¿me sigues? – la castaña asintió limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano – y en cuanto a Ron, que se lo quede ella, siempre he pensado que puedes aspirar a algo mejor.

-pero me ha humillado tanto, no voy a poder mirarlo de nuevo a la cara.

-no hay mayor humillación que la indiferencia. Lo que peor le va a sentar es que no te haya importado, que parezca que para ti lo vuestro no tuvo importancia. Tiene que verte entera y feliz.

Hermione se quedó pensando. Le gustaba la idea de hacerle ver a Ron que no le afectaba lo que le había hecho, que su vida seguía y que él solo era una página más. Una página arrugada y con mala letra.

-lo haré. Quiero hacerlo.

-y yo te voy a ayudar. Voy a por mi ropa. Este fin de semana vamos a superarlo juntas. Y el lunes, cuando vayas al ministerio, resplandecerás.

Hermione asintió, sonriendo.

No necesitaba hombres teniendo amigas.