Bueno, los personajes no me pertenecen, si no a su creador Masashi Kishimoto.


Prologo.

1

Hyuga Shoji Hinata.

Casi corrió con los libros bajó sus brazos, faltaba poco para llegar a la universidad, pero sabía que iba tarde. Y eso que no había desayunado.

Visualizó la entrada y aumento la velocidad, su primera clase era literatura, su profesor Iruka no era el más comprensivo de todos.

Entró al salón patinando, ignorando la burla que Sakura hacía respecto a su vestuario, y caminó hasta Ino, que le había guardado un lugar. Se sentó con rapidez, respirando profundamente para meter aire, ante la mirada divertida de la rubia.

− ¿Pelea con el peine?

La chica de ojos blancos le mostró una sonrisa cansada, había corrido un gran tramo, y pensar en él trabajo que tendría después de clases no le ayudaba mucho más a tranquilizarse.

Iruka entró al salón y el silencio se hizo presente rápidamente. Cerró los ojos y se obligó a respirar tranquilamente cuando vio su bolso elevarse unos centímetros por sobre sus piernas.

No necesitaba eso, no justo en ese momento.

Abrió los ojos y su bolso estaba quieto de nuevo, se concentró en eso. Era lo mejor.

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− ¿Ya terminaste el ensayo del profesor Uchiha?

Hinata le asintió a Ino, moviendo ligeramente su bolsa mientras caminaban.

Ino siempre la acompañaba a su trabajo en la cafetería, aunque siempre evitaba entrar, decía que había algo con la familia Aburame que no le permitía sentirse del todo segura.

− Hace unos días.

La rubia río levemente. Decir que eran de las mejores alumnas era decir poco. Esa clase en particular era de las más solicitadas y de la que más alumnos tenían, más que nada por el profesor, su carisma, y sin negarlo, su belleza. Aunque ambas creían que era atractivo, la verdad es que no provocaba en ellas lo mismo que en las demás chicas. Aunque sus participaciones constantes las ponían en el foco de envidia de las demás. Sobre todo de Sakura Haruno.

− Seguro que el mismo día.

Hinata río levemente, pero no lo negó.

Miró a Ino de reojo. Sabía que ella y Sakura habían sido amigas por mucho tiempo, y luego habían dejado de hablarse. Aunque la chica de cabello rosa era irritable algunas veces cuando se trataba de su profesor, nunca fue especialmente molesta, ni con ella ni con nadie del salón. Siempre se había preguntado qué había pasado entre las dos, y esperaba que no pasara entre ella e Ino.

Observó el cielo, ligeramente nublado y frunció un poco el ceño. Por alguna razón, ese día sentía un mal presentimiento.

− No te eh preguntado, ¿Has hablado con tus padres?

La pregunta de Ino la desconcertó un poco, y negó con la cabeza levemente. Ino era muy amable, y se había preocupado mucho cuando se enteró el problema con su familia.

− Tal vez el fin de semana – Dijo encogiéndose de hombros.

Miró la cafetería y suspiró con cansancio. Ese día, de verdad, no era tal vez el mejor de todos. Algo se sentía mal.

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Entró a la casa con paso lento, dirigiéndose de inmediato a su cuarto, y dejándose caer sobre la cama.

La cabeza le dolía bastante, así que no se sorprendió al ver volar sus cosas por todo el cuarto. Bufó frustrada, forzándose a tranquilizarse lo suficiente para que las cosas cayeran al suelo, para su mala suerte, donde no era su lugar.

Se levantó de mala gana, cerrando los ojos por unos segundos, molesta por la situación, y aún más, por no comprender que pasaba. Que estaba mal.

Escuchó un estruendo afuera de la casa, saliendo por inercia hacía el patio. Escuchaba los gritos de la familia, cosa que era demasiado extraño, dado su forma tranquila de ser, pero nada la preparó para lo que vio en el jardín.

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2

Hyuga Dragneel Hinata.

El amanecer llegó antes de que lo esperara, aunque la verdad era que no había dormido nada en absoluto.

Se levantó, mirando por la ventana, mientras escuchaba la puerta abrirse. Miró al hombre entrar con paso lento. Su maestro, después de todo.

− ¿Dormiste algo?

La morena se encogió de hombros, viendo con sus ojos blancos el reino desde su ventana.

− ¿De verdad es tan inevitable esta guerra?

August la miró por unos segundos.

− Sabes mejor que nadie, cuál es su mayor deseo.

La chica miró sus manos por unos segundos. Estaba en ellas, el destino de dos reinos, el destino de su padre.

− ¿Le dirás alguna vez quién eres? No habrá muchas oportunidades después.

El hombre suspiró.

− La maldición que ellos cargan, también recae sobre nosotros.

La chica suspiró, mirando el reino una vez más.

El anterior ataque de Álvarez fue detenido por Acnología, pero no habría más oportunidades.

− ¿Irene ya se recuperó?

El hombre asintió con lentitud.

Jamás entenderían que llevó a la mujer a tomar la decisión de clavarse su propia espada, y era evidente que ella no se los diría. Pero si ya estaba mejor, podría hablar con los dos.

Ese día, se sentía demasiado extraño.

Algo malo iba a pasar.

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El caos, los gritos, la gente corriendo.

Invel había conseguido convencer a su padre de ayudar con la evacuación, pero el imponente dragón, comiendo lo que sabría solo él que era, en el centro del cielo, justo en el corazón del reino, no era alentador.

Tal vez, solo tendría esa oportunidad.

Sin necesidad de invadir Magnolia, sin necesidad de usar la abertura del tiempo.

− ¡Irene!

El gritó atrajo la atención de la mujer, que había entendido su punto cuando la vio envolver con cadenas al dragón. Aunque no esperó volar por el cielo, sin duda, era solo un pago por el bien de su reino.

No se sintió mal cuando vio a la mujer preparando la magia.

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3

Road the ninja.

Miró con algo de frustración la escena, Sakura al lado de Menma, siempre a su lado.

Sabía que eran compañeros de equipo, amigos más que nada, pero se seguía sintiendo demasiado molesto.

Pero el problema es que no tenía por qué molestarse, no había razón para eso, ellos no eran técnicamente nada. Solo dos ninjas que servían y protegían a la misma aldea.

Meneo la cabeza con fuerza, no importaba. Tenía que concentrarse en la misión.

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Decir que era raro, y que estaba fuera de su alcance tal vez era poco decir.

Sobre todo, porque no tenía una idea de qué demonios estaba pasando.

El cielo se agitó, y la fuerza era demasiada.

Su corazón palpito, y se rompió por completo, cuando la fuerza pudo con ella, pero el brazo de Menma sujetó a Sakura.

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4

Hyuga Hinata.

La misión era extraña. Por qué no sabían que era.

Cerró los ojos, los problemas del clan, la aldea, y su amor no correspondido desviaba su atención de lo que realmente era importante. Las grietas que debía buscar, y en las que no podía concentrarse.

Cuando abrió los ojos, la escena no había cambiado.

Naruto, tras Sakura, tratando de tomar su mano.

Aunque la pelirosa se negaba, no pudo evitar que su corazón diera un vuelco, recordando esa respuesta que jamás llegó, y que tal vez nunca llegaría.

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Raro, extraño, tenebroso.

No había palabras para describir lo que pasaba, ni lo que debía interpretar de todo eso.

Cuando las grietas habían cedido, Naruto se había teletransportado… Junto con Sakura.

Ella se quedó en la cueva, viendo lo que parecía su final en la más completa soledad.


1

Shino gritó su nombre, pero había sido demasiado tarde.

No sabía que pasaba, ni por qué podía verse en el cielo lo que parecía la cabeza de un dragón. Solo atino a cubrirse con sus brazos, cuando lo que fuera que contenía a la cabeza, también la envolvió a ella, dejándola en completa oscuridad.


2

Irene alzó su mano, dirigiéndole la mirada por última vez, sabía que el hechizo, también la golpearía a ella.

− Universo Uno.

La oscuridad la envolvió, junto con Acnología.


3

Unas cadenas la sujetaron antes de estrellarse con el cuerpo del dragón que se veía en el cielo. Miró a Karin, esforzándose por mantenerla entera.

Antes de poder sujetarse a la cadena, una fuerza desconocida y oscura, proveniente del dragón la golpeo con fuerza, y se sumergió en la oscuridad antes de darse cuenta.


4

Las alas y la cola de un dragón, era todo lo que podía ver.

Su cuerpo se negaba a moverse, aun sabiendo que la cueva iba a colapsar. No importaba que hiciera, no iba a sobrevivir, además de que no sabía para que esforzarse.

Sujetó las manos contra su pecho.

Si tuviera otra oportunidad, sería diferente. Si hubiera podido, hubiese sido más valiente, más atrevida.

Y cerró los ojos con fuerza, mientras la oscuridad la envolvía, anhelando, tener la oportunidad, de hacer las cosas diferentes.


Escucharon las voces alrededor, se sentía mal, extraño. No era normal.

Al abrir los ojos, se vieron en ese lugar, tan conocido, pero completamente distinto.

Y lo único que las cuatro pudieron pensar, fue simplemente.

¿Dónde estoy?


Y fin, por ahora.

Es una historia nueva, un tanto diferente, que se me vino a la cabeza después tanto tiempo libre.

No sé si quedó muy confuso, si la idea se dio a entender, así que espero que me lo digan.

Sin más por el momento, Juds fuera.