Aviso, esta es una total restructuración del fanfic "mi padre es un qué", es decir, decidí cambiar totalmente la trama de aquella historia para que saliera esto como resultado, no se asusten, la idea central sigue siendo la misma, pero a diferencia de aquella historia, esta tendrá más acción y apuesto a que les gustará mucho más, lo sé porque a mi me gustó mucho más esta que aquella jaja, ahora sí, los capítulos serán algo cortos pero semanales, pensaba crear un comic de esto pero eso lo dejaré a votación, háganme saber qué les parece, por último, trataré de subir esta historia a youtube con sus respectivas imágenes, pero eso será más adelante, bueno, sin más que decir, comiencen a leer.
—¡YIAAAAH!.—
El sol radiante de la mañana deslumbraba por completo el panorama, la calidez y luz radiante bañaban por completo los paisajes verdosos del ambiente, el cielo estaba despejado, limpio de cualquier nube que tratase de impedir la absoluta iluminación de la estrella, corría una ligera ventisca de aire, no frio ni caliente, simplemente agradable. El guerrero de gi rojo encontraba este clima y tiempo ideales para entrenar, su gi rojo sujetado a su cuerpo iba de un lado a otro en movimientos veloces, casi amenazando con desprenderse de él, las muñequeras y botas sobre sus extremidades con peso de entrenamiento acumulado le servían para aumentar su velocidad y fuerza en esta clase de entrenamientos en solitario, las cintas de color azul rey sobre su cintura parecían vueltas locas, volando de un lado a otro sin parar. El saiyajin Son Goku estaba por terminar su entrenamiento matutino, hoy sería un día atareado, tenía que ayudar a Bulma con uno de sus nuevos inventos, una maquina aumentadora de gravedad nueva. Después iría a trabajar los campos de su casa con las máquinas obsequiadas de su mejor amiga, los terrenos de su la casa de su abuelo Gohan, que ahora pertenecían a él seguían siendo tan fértiles como cuando él era un pequeño con cola de mono. Quizás iría a visitar el templo sagrado de Kami por semillas del ermitaño, ver cómo se encontraban él y el maestro Karin, quizás conseguir un compañero de entrenamiento por la tarde con Piccolo, o con suerte encontraría a Vegeta en la tierra para poder tener ambos una pelea.
La rutina diaria del saiyajin era tan sencilla y humilde como lo era él en persona, sin embargo esto no parecía perturbarle en lo absoluto, a veces sus amigos, incluyendo el maestro Roshi le decían que ya estaba en su mejor momento para formar una familia, el joven guerrero con 23 años de edad no entendía porqué sus amigos le decían que era necesario casarse y tener hijos para ser feliz en plenitud, él ya era feliz con el simple hecho de ser como era, entrenando y volviéndose más fuerte. Krilin aún le recriminaba el hecho del tiempo atrás donde él rechazó la propuesta de matrimonio que le hizo esa chica llamada Milk que siempre estaba enojada, su amigo pelón le decía que había dejado ir a una chica muy linda y que quizás una oportunidad como esa jamás se le volvería a presentar.
El guerrero de cabellera alborotada solo alcanzaba a reír dándole una palmada amistosa en la espalda a su calvo amigo, diciéndole que a él no le importaban esas cosas por el momento, él solo quería volverse más fuerte.
—¡AAAAH!. — Con un último grito de batalla y una patada que cortó el aire frente a él en dos, se detuvo en medio del cielo, dejando que la corriente de aire siguiera azotando con delicadeza, refrescando su cuerpo, su cabellera negra ondeaba con calma en dirección del viento.
Cerró sus ojos y se detuvo a meditar un momento, únicamente escuchando el ruido de la naturaleza que estimulaba sus tímpanos.
—Por fin he podido dominar el poder del súper saiyajin, ya no batallo en lo absoluto para transformarme. —Abrió sus ojos y sonrió con un poco de orgullo y arrogancia, apuñando sus manos y alzándolas a la altura de su vista. —Me he vuelto más fuerte desde la última batalla que casi me cuesta la vida, de no ser por la enfermedad del corazón que invadió mi cuerpo no hubiese batallado tanto en derrotar a Cooler. —La sonrisa se borró de su rostro lentamente y miró al cielo, pensamientos comenzaban a correr en su mente. —Dentro de tres años… fue lo que Trunks dijo, ya solo queda un año para que esos androides aparezcan, los otros lo saben, debemos estar listos para cuando eso suceda. —Descendió rápidamente, quitándose el sudor que perlaba su frente con el antebrazo derecho, para después dejar caer los puños a su cintura. —De no ser por ese chico ya estaría muerto, esa medicina que me dio hizo maravillas, me siento como nuevo. Alzó su vista al cielo, como si estuviera buscando algo.
—¡Nube Voladora!. —Exclamó a las alturas, y como si ya estuviera esperando fielmente su llamado, una pequeña nube descendió hasta donde él se encontraba, poniéndose a la altura de sus piernas. —Muy bien, es hora de empezar, Bulma se enojará si llego tarde como la última vez. —Dicho esto, despegó sobre su transporte gaseoso y salió a toda velocidad, perdiéndose de aquél lugar que utilizaba para entrenar matutinamente.
Los mares, las montañas, acantilados y ciudades alrededor del mundo pasaban velozmente bajo su nube voladora, una sonrisa radiante se dibujaba en su rostro. Su paz y calma se vieron perturbadas segundos después, al ver y captar como un objeto descendía velozmente desde el espacio, entrando en la atmósfera del planeta y tomando una dirección a su Este, aterrizando seguramente detrás de unas montañas de gran altura que pudo divisar en la lejanía, una mar de curiosidad inundó sus adentros, acompañado de un ligero sentimiento de inquietud, usualmente esas naves siempre significaban problemas, esperaba que esta vez no fuese la ocasión, su semblante alegre cambió a uno tranquilo, ligeramente serio. Sin pensar más cambió su dirección, dirigiéndose aquél lugar a toda prisa.
Realmente era lo que pensaba, una nave espacial, específicamente, una nave del ejército de Freezer, no pensó que volvería a ver algo así tan pronto, se supone que ya no quedaba nadie de ellos, Freezer, King Cold, Cooler, todos habían perecido por sus propias maldades. Sin darle muchas vueltas a la idea, descendió rápidamente para ver más de cerca la nave, el cristal era de un color rojo sangre oscuro, había marcas como y golpes como si la capsula hubiese sufrido daño en algún momento. No podía entenderlo, pero algo se pronunciaba en él cuando observaba la nave, una extraña sensación de que ya había visto esa nave, sin embargo, al intentar recordar con claridad un fuerte dolor atacó su cabeza, sus ojos se abrieron y sus pupilas de dilataron por un momento, cayó sobre su rodilla derecha, el dolor se esfumó como vino, en menos de un parpadear.
Aún así, la sensación de que algo andaba mal lo seguía perturbando, rápidamente se puso de pie y caminó hasta el cristal que dejaba ver dentro. Sus ojos se abrieron enormemente sin poder creerlo, pensó por un segundo, meditando como abrir la cápsula con sus propios métodos, pero nada le serviría puesto que eso implicaba lastimar a quien se encontraba ahí dentro, que era nada menos que un bebé, un bebé saiyajin para ser claros, puesto que su cola se lograba ver en la oscuridad que inundaba el interior de la capsula.
Rápidamente tomó la nave y alzó vuelo sobre la nube voladora, volando a toda prisa hacia la casa de Bulma.
—Ella podrá abrirla sin problemas, estoy seguro. —Meditó el guerrero, magnificando la velocidad de la nube con su propio Ki.
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—¿Dices que dentro de la nave se encuentra una bebé saiyajin?. —Preguntó con cierta incredulidad la joven peli azul, observando intensamente al saiyajin con sus ojos color acqua claros. Este por su parte asintió con algo de impaciencia.
—Así es Bulma, aún no entiendo por qué, se supone que los únicos saiyajin que quedamos somos Vegeta y yo. —Comentó, rascándose la cabellera con un brazo en señal de pensamiento. —Es muy extraño.
—¿No me estás tomando el pelo verdad?. —Preguntó de nuevo la chica. —Tengo muchas cosas que hacer y poco tiempo para tus tonterías.
—Vamos Bulma, Hablo enserio, necesito que abras la nave, yo podría lastimar al bebé si la abro a la fuerza. —Aseguró con una sonrisa débil. La chica lo miró por unos segundos intensamente, hasta que suspiró y asintió negando levemente con la cabeza.
—Espero que no sea nada malo, ya sabes que nada bueno sale de esas cosas cuando vienen a la tierra. —Mencionó, colocándose un traje que tenía un diseño similar a los que usaban los que desactivaban bombas en situaciones peligrosas. —Vamos, ¿Está afuera cierto?.
Una vez afuera de la casa de la joven Brief, el saiyajin la llevó a donde se encontraba dicha nave, en el patio delantero de su casa, ambos se acercaron. El sol se encontraba en su altura máxima en el centro del cielo, indicando el medio día.
—Por esa razón quiero ver de qué se trata esto, es mejor asegurarse de que no es nada malo. —Comentó Goku, colocando los brazos por detrás de su cabeza, mirando al cielo de forma pensativa.
—Eso es verdad. Suerte que diseñé un propotipo de hackeo portátil que interrumpe el campo electromágnetico destruyendo los circuitos de cualquier cosa que funcione con electricidad. —Del traje que se acababa de poner sacó una especie de radio con varias antenas y funciones, observándolo con orgullo. —Estos alienígenas raros ya no podrán sorprenderme.
—Pues yo no entendí nada, solo quiero saber quién ese bebé saiyajin que está ahí adentro, su energía es… diferente, me llama mucho la atención. —Confesó, sin prestarle mucha importancia a lo que la chica había dicho anteriormente.
—Ash Goku, a veces me pones los nervios de punta con tu idiotez. — Masculló la científica, activando el control.
En un instante la compuerta de la capsula se abrió, cayendo pesadamente al piso, levantando un poco de polvo por el impacto, el guerrero saiyajin se acercó rápidamente con ojos enormes y curiosos observando el interior, la chica por su parte retrocedió rápidamente a esconder detrás de una enorme roca, colocándose un casco con visor protector sobre su cabeza.
—Wow, realmente la abriste Bulma, te felicito, eres muy inteligente, ahora, veamos quién es esa niña. —Se acercó más hasta quedar a escasos milímetros.
¡PUUUFF!. De pronto una explosión emanó desde dentro de la capsula, y ondas de choque y energía comenzaron a salir desenfrenadamente hacia todas las direcciones, la luz era tan cegadora que el saiyajin tuvo que llevarse una mano al rostro para cubrirse, tomando una pose de batalla, Bulma por su parte se aferró a la gigantesca roca para evitar salir volando.
—¡Te dije que estas cosas siempre son problemas!. —Gritó aterrada, aferrada a la enorme piedra para evitar salir volando como trapo.
—Increíble… esta energía… ¿Qué es?, se siente muy cálida y tranquila, similar a la energía de la Genkidama. —Pensó, se paró normal de nuevo al ver que la luz y el viento se habían detenido, volviendo a la normalidad, la impresión aún no abandonaba al guerrero, quien observaba detenidamente como una pequeña niña flotaba frente a él, rodeada de una barrera de energía color dorado luminoso y frente a ella, un símbolo de lo que parecía un sol en espiral brillaba aún más, Bulma observaba a la pequeña de a lo que calculaba ella que tenía un poco más de un año flotaba frente al guerrero de cabellera alborotada, comenzó acercarse lentamente.
—Una niña con cola de saiyajin… —Murmuró.
—Esta niña emite una energía muy cálida y pura, pensé que esta clase de poder solo pertenecía a la naturaleza. —Meditó en sus adentros el saiyajin. Lentamente alzó una mano y la colocó sobre ese símbolo solar. Sus ojos se abrieron con impresión, al instante la energía que envolvía a la pequeña lo envolvió a él, haciéndolo brillar de un color dorado. —Qué extraño, esta energía que es idéntica a la de la Genkidama… se mezcla con mi Ki, como si estuviera analizándolo. —
El guerrero tomó rápidamente a la niña quién aún parecía estar dormida, sujetándola antes de que cayera al suelo, la energía que lo rodeaba salió de su cuerpo y se concentró sobre su cabeza, para después de un momento salir disparada a toda velocidad hacia el cielo y consecuentemente, al espacio, perdiéndose de vista rápidamente. El guerrero observaba con un ceño ligeramente fruncido, Bulma se acercó rápidamente al ver que ya no había peligro, quitándose el casco de seguridad para observar mejor a la pequeña que residía en los brazos del saiyajin.
—¿A dónde va esa energía? Podría rastrearla a donde vaya, pero se está alejando muy rápido, en unos momentos le perderé totalmente la pista. —Pensó el saiyajin, bajando la mirada con un gesto confundido para encontrarse con la mirada de Bulma, quien compartía el mismo gesto, ambos sin saber qué hacer o cómo proceder.
—Goku ¿tienes idea de qué está pasando? ¿quién es esa niña saiyajin?. —Preguntó la científica, observando a la bebé detenidamente, viendo como esta abría los ojos, despertando de su sueño, para dejar ver dos enormes gemas de color violáceo claro, reflejando una inmensurable inocencia y curiosidad.
—No lo sé Bulma, pero siento que algo malo va a suceder a causa de todo esto. —Comentó con voz seria el guerrero, bajando la mirada para ver como la pequeña saiyajin lo mirada a él directamente a los ojos con profunda curiosidad, el gesto del guerrero igual cambió de serio a uno curioso y relajado, ambos permanecieron mirándose algunos segundos, Bulma solo miraba a ambos como si estuviera esperando que pasara algo.
—Goku. —Llamó al joven hombre, sacándolo de su trance. —¿Crees que Vegeta tenga alguna respuesta para esto?. —Preguntó, observando curiosamente como la pequeña de cabellos azul rey con destellos rosados y morados seguía mirando al saiyajin de forma curiosa, mientras meneaba su cola en un pequeño ritmo oscilante.
—Es verdad, Vegeta debe saber qué está pasando, él es el que sabe más de los saiyajin. —Comentó con alegría y gesto alegre, mirando de nuevo con un gesto curioso y sin saber que hacer a la pequeña en sus brazos.
—Lástima que el idiota testarudo se largó en una de mis naves al espacio hace dos días, y usualmente tarda hasta 3 semanas en volver, tendremos que esperar. —Concluyó la chica, soltando un suspiro de molestia, cruzándose de brazos, para mirar a Goku, quien tenía a la pequeña saiyajin apuntando a ella, en señal de que la tomara, el guerrero portaba una sonrisa que le pedía a gritos que la tomara. —¿Qué crees que estás haciendo?. —Preguntó, comenzando a asustarse ligeramente, una gota de sudor se posó sobre su frente.
—Tómala, tú cuídala mientras averiguamos qué hacer. —Ofreció el guerrero, dedicándole una sonrisa, la pequeña en sus manos giró su mirada para seguir viéndolo a él, con esa misma mirada curiosa. —Quizás sea hija de Vegeta o algo así, cuando vuelva se la entregas. —Finalizó, sonriendo de oreja a oreja.
—¡Qué demonios estás diciendo idiota!. —Exclamó con gran molestia la peli azul, asesinándolo con la mirada. —Sabes muy bien que yo y Vegeta somos pareja, y dentro de 8 meses tendremos un hijo, no digas tonterías. —Respiró calmándose un poco. —Además no es tan estúpido para hacer algo así, o yo lo mataría. —Se cruzó de brazos dándole la espalda con algo de molestia y dignidad. El saiyajin sonrió de manera nerviosa, dando un paso hacia atrás acercando a la bebé nuevamente a su cuerpo, cosa que por una extraña razón trajo una pequeña sonrisa a la pequeña, quien comenzó hacer ruidos con su boca en su pobre intento por poder hablar. —Por lo que podría saber quizás esa niña sea tu hija y estás haciendo todo esto para desobligarte de ella. —Masculló, mirándolo por encima de su hombro.
—¿Qué? ¿Estás bromeando Bulma? ¿Cómo podría ser esta niña mi hija? Primero necesito casarme para poder tener hijos ¿Cierto? Además según lo que dijo el maestro Roshi yo y una mujer debemos dormir en la misma cama para que nazca un bebé. —Comentó mirando al cielo en señal de pensamiento. —Yo no estoy casado, y jamás he dormido con una chica en la misma cama que yo recuerde, por lo tanto esta niña no es hija mia. —Concluyó.
—No necesitas estar casado para tener un hijo, tonto, además… mejor olvídalo, quién sabe si en el espacio o en otro planeta conociste a una mujer o algo así. —Comentó Bulma, pensándolo como si ella misma se creyera sus tonterías. —¿Quizas no lo recuerdas? Duraste más de un año en el espacio visitando sabe qué planetas.
—Lo digo enserio Bulma, el único planeta que visité fue el de los Yadorath y las mujeres de ahí estaban muy feas, ninguna me gustaba, por eso no me casé ahí. —Comentó el guerrero, haciendo una mueca de asco, cosa que le pareció divertida a la pequeña en sus brazos, quien soltó una risita dulce que al saiyajin le provocó un cosquilleo en su pecho, sin entenderlo. —Y bueno, después me fui en la nave de Vegeta y vine aquí. —Explicó.
—Esas son mentiras y lo sabes, jamás llegaste a la tierra en una nave espacial, te teletransportaste o lo que sea que hiciste, pero apareciste de la nada frente a nosotros. —Masculló la científica, mirándolo fijamente. —Para mi que nos estás ocultando algo.
—Ahora que lo mencionas. —El saiyajin cerró los ojos, tratando de recordar qué fue lo que pasó. —Lo último que recuerdo fue estar parado en una montaña, y sentir el Ki de King Cold y Freezer en la tierra, por lo que me teletransporté hacia acá inmediatamente. —Intentó recordar pero nuevamente un dolor punzante invadió su mente, cayó sobre su rodilla y se tomó la cabeza con una mano, mostrando una mueca de dolor.
La científica se acercó rápidamente a él borrando su gesto de molestia, remplazándolo por uno de preocupación, tomó a la pequeña saiyajin del brazo de Goku para evitar que este la lastimara involuntariamente. Lo curioso para ella fue que al separarla del guerrero, la pequeña comenzó con pequeños hipos berrinchudos, para después comenzar a llorar con mucho sentimiento, estirando los brazos hacia el saiyajin en señal de que quería volver a los de él, Bulma miró este detalle y una sonrisa pícara se dibujó en su rostro, el guerrero se reincorporó rápidamente, como si nada hubiese pasado.
—Intento recordar que pasó, pero un fuerte dolor de cabeza me lo impide al hacer, no entiendo por qué. —Comentó, dibujando una sonrisa débil en su rostro, pero rápidamente cambió a una nerviosa y ligeramente asustada al ver la sonrisa de una mezcla pícara y molesta de la científica.
—¿Dices que no es tu hija cierto? ¿Cómo explicas que solo quiera estar contigo?. —Preguntó la chica, en un tono que decía que había ganado la pelea. Rápidamente la devolvió a los brazos del saiyajin, logrando que la pequeña dejara de llorar, le limpió rápidamente las lágrimas de la cara, observando como la saiyajin se volvió a quedar en silencio, rascando su pequeña carita en la camiseta azul del saiyajin, quien comenzaba a ponerse más nervioso. —¿Y bien?.
—¡n-no lo sé Bulma! ¡te lo juro! No se quién sea esta niña, jamás la he visto en mi vida. —Exclamó asustado, cosa que comenzó a divertir a la pequeña sobre sus brazos, moviendo sus pequeñas extremidades en señal de querer estar jugando. —¡Q-quizás en la nave hay algo que nos diga quién es!. —Exclamó casi temblando, realmente le aterraba cuidar a esta pequeña, no tenía ni la menor idea de qué hacer con ella.
—Ajá, quizás… te dije que no tenía tiempo para tus estupideces, Goku. —Le reclamó molesta, pero al ver la cara de perro atropellado del saiyajin esta soltó un suspiro, calmándose un poco. —Está bien, pero si es tu hija tú te harás responsable de ella, y cuidado de que me entere que la dejaste con alguien más, te mataré lenta y dolorosamente ¿Entendido?. —Al ver como el ahora cuerpo de gelatina del saiyajin temblaba asintiendo lentamente sonrió.
Al acercarse y ver dentro de la capsula, la joven científica encontró un pergamino envuelto y sellado con oro fundido, con la letra "C" en el centro del pergamino, la chica lo abrió rápidamente, y comenzó a leer, a medida que seguía bajando en los renglones su rostro se llenaba más de asombro y confusión, al terminar de leer varios sentimientos se mezclaron en su interior, el mayor de ellos, confusión, el saiyajin la miraba de forma expectante y la pequeña en sus brazos miraba con una sonrisa enternecedora al guerrero, alzando sus pequeñas manos para jugar con él.
—Goku ¿Estás seguro que no recuerdas qué hiciste después de salir de ese tal planeta Yadorath?. —Preguntó, la incertidumbre inundando su interior, esto ya no era un juego, algo estaba pasando de lo que ni el mismo joven guerrero estaba enterado.
—¿Por qué lo dices? ¿Pasa algo malo?. —Preguntó el saiyajin, optando un gesto más serio.
—Sí bueno, aquí dice que esa niña es tu hija, y que es mejor que no recuerdes nada, únicamente debes cuidarla y cuando el momento llegue, ella y la que supongo que escribió esta carta, que es la madre, se reunirán de nuevo, y el sol volverá a salir más radiante que nunca, ah y también dice que su nombre es Twilight. —Explicó, rascándose la cabeza en señal de pensamiento, tratando de entender qué estaba sucediendo. —Esto ya no es una broma, tu cerebro no sería capaz de hacer algo tan elaborado. —Confesó, alzándola la mirada para ver el gesto incrédulo y aterrado del saiyajin. —Oye ¿Escuchaste alguna palabra de lo que dije? Esto es serio, déjate de payasadas, tengo que hacerte unos análisis para comprobar si lo que aquí está escrito es verdad, vamos. —Ordenó, entrando en la corporación Capsula, dejando a un petrificado saiyajin parado como estatua.
—¿¡ELLA ES MI HIJA!?—Exclamó, logrando dispersar algunas aves que se encontraban cerca sobre los cableados y techos.
La científica indicó que fueran a un laboratorio, y casi le rompe la cabeza a golpes al guerrero cuando tuvo que sacarle sangre y este gritaba peor que una mujer asaltada, ya ni la pequeña saiyajin, quien siquiera lloró al sentir la aguja entrar en su pequeño brazo, las muestras fueron rápidamente analizadas y para horror de Goku e impresión de Bulma, el adn alienígena de ambos concordaba a la perfección, no había duda alguna, el saiyajin ese día se entero de que era padre.
—No entiendo qué está sucediendo Goku, no sé como ayudarte, pero es evidente que esa niña es tu hija. —Confesó con algo de burla y preocupación la chica, haciendo que el saiyajin casi se desmaye por la noticia, como si el berrinche a la hora de sacarle sangre no hubiese sido suficiente. —No sé que me impresiona más, que tú seas padre, que una mujer haya decidió tener sexo contigo para tener un hijo, o que tú no recuerdes ninguna de las anteriores, bueno, esto último es comprensible, todos sabemos que no eres muy brillante que digamos. —Soltó una pequeña risa, para después volver a poner un gesto serio. —Aunque, me intriga saber quién es la madre, y el significado de esa carta. —Murmuró.
—Puedo ir con Kayosama, de seguro él sabe de qué se trata todo esto. —Aseguró el saiyajin, colocando dos dedos en su frente para desaparecer, pero un golpe en la cabeza lo detuvo. —¡Ayayayayyy! ¡y ahora por qué me pegas Bulma!. —Preguntó entre sollozos.
—A dónde crees que vas ¿no se te olvida algo?. —Preguntó la chica, y al ver que el guerrero la miraba con una enorme incógnita sobre su cabeza una vena apareció en su frente. —Ay, eres un idiota sin remedio, no sé porque causa del destino, pero ahora tienes una hija. —Miró a la pequeña que se encontraba en una cuna, bebiendo una mamila de leche caliente que la peli azul había preparado, todo esto sin dejar de mirar al guerrero con sus enormes ojos brillosos. —Es un ser que ahora dependerá de ti ¿Tienes idea de lo que eso significa?. —Preguntó, mirándolo intensamente, el saiyajin alzó sus manos en defensa.
—¿Ella también será fuerte como yo?. —Mencionó más como pregunta, logró esquivar otro coscorrón que la furiosa chica frente a él le lanzó. —¡Ok ok! ¡lo siento ¿ok?!, no sé que hacer Bulma, nunca había sido papá, no sé nada, lo siento. —Confesó con una mirada suplicante. La chica soltó un suspiro de molestia, negando levemente con la cabeza.
—Por supuesto que nunca lo habías sido, tonto… —Replicó débilmente con sarcasmo y preocupación, cerró los ojos y comenzó a pensar. —Tendré que ayudarte con esto, no me malinterpretes, tú serás quien cuide totalmente a esta niña, que ahora sabemos que se llama Twilight, te supliré con lo necesario para que la cuides correctamente, además te daré una lista de tareas diarias que deberás hacer con ella, bañarla, alimentarla y… —Al ver el rostro patético y miserable del saiyajin suspiró nuevamente, esta situación sería demasiado cómica si las circunstancias fueran diferentes. —De su educación me encargaré yo, contrataré un tutor que le enseñe todo lo que los niños deben aprender en su debido momento.
—B-Bulma… —Murmuró suplicando piedad el saiyajin. La chica sonrió ligeramente, mirándolo con suavidad y entendimiento.
—Tranquilo Goku, todo estará bien, te lo aseguro, estás aterrado y lo entiendo, es normal que todos lo estemos al principio. —Colocó una mano sobre el hombro del saiyajin, quien alzó la mirada con algo de confusión, algo que ella esperaba ver en él. —Pero lo único que es cierto es que aprenderás a amarla, y pronto ella se volverá lo más importante para ti, claro, seguirás siendo el mismo de siempre, lucharás y harás esas demás cosas que te apasionan, la única diferencia es que ahora tendrás a alguien a tu lado, algo que es tuyo, tu sangre, quien te admirará y te verá como ejemplo siempre, si ves de esa manera, es algo maravilloso que incluso yo no puedo esperar a vivir, vamos. — Le dio un par de palmadas. —Si quieres así, tómalo como un entrenamiento, un nuevo reto.
Al escuchar estas palabras el saiyajin sonrió levemente, mientras ambos miraron hacia la pequeña que parecía haberse quedado dormida.
—Ya tendrás tiempo después para ver que sucede, pero ahora hay algo más importante de lo que debes ocuparte.
El atardecer comenzaba a caer, el saiyajin, después de cargar con la capsula y la pequeña a todas sus demás tareas y darles la noticia a todos sus amigos, quienes aún no terminaban de creerse como resultaban ser las cosas, volvió a su hogar en la montaña Paoz, la noche comenzaba a caer, la casa del abuelo gohan reflejaba un poco la luz que brindaba la luna sobre el panorama.
El guerrero colocó a la pequeña de cabellos azul rey con destellos rosados y morados sobre su cama, salió de la habitación colocando una pequeña lámpara de luz en un tomacorrientes que le había obsequiado Bulma entre otras muchas cosas más que necesitaría de ahora en adelante, se sentó en la sala, los muebles de su abuelo aún seguían intactos después de tanto tiempo, la luz de la luna entraba por una de las largas ventanas que adornaban la sala con diseños orientales, cerró los ojos relajando su cuerpo y permaneció así un par de segundos, de sus ropas sacó varias capsulas y una libreta, lanzo una de ellas al suelo y esta estalló dejando ver todo lo que necesitaría por los próximos dos años para ser un buen padre, pañales, fórmula láctea, ropa y muchas cosas más.
Suspiró con cansancio, se quitó la parte superior de su gi rojo y su pantalón, además de sus botas y muñequeras, quedando así solo con su camiseta azul puesta y un shorts de dormir. Se quedó tumbado en el sillón para tres personas, cerrando los ojos, sintiendo como el sueño lo abordaba.
De pronto el llanto repentino de la pequeña lo despertó de inmediato, en menos de un segundo se encontraba en su habitación en pose de pelea, buscando quién o qué había perturbado el sueño de su hija, pero para su sorpresa, lo se trataba de la pequeña quien lloraba intensamente, revolcándose sobre su cama, siseando su cola de un lado a otro con tremenda inquietud, el hombre de cabello alborotado suspiró relajándose de nuevo, tomó la pequeña recordando las instrucciones que le había dado su mejor amiga en caso de que esto sucediera. Revisó su pañal, nop, no había sorpresas desagradables.
—Hmm, qué es lo que tienes Twilight. —Murmuró con ligera preocupación, algo, un instinto, le decía que debía proteger a este pequeño ser. La pequeña de cabellos azules con morado y rosado seguía llorando. —Quizás tengas hambre, qué suerte que Bulma puso cómo preparar estas cosas. —Murmuró, y rápidamente, según las instrucciones de la libreta, preparó un biberón con leche. —Rayos, pero está helado. —Utilizó su ki para calentarlo levemente. —Creo que con esto bastará. —Finalizó, acostando a la pequeña en la cama y otorgándole el biberón.
La bebé saiyajin lo tomó con sus pequeñas manos, bebiendo ferozmente hasta terminarlo, todo esto logró detener su llanto. El saiyajin pensaba dirigirse a dormir nuevamente cuando los sonidos de la pequeña futura guerrera atrajeron su atención de nuevo, observó con gran impresión como se había terminado el biberón, queriendo comenzar a llorar de nuevo.
—¿Otro más? Vaya, te lo terminaste muy rápido, hija. —Murmuró, rápidamente preparó otro, y otro más, hasta que la pequeña había bebido 4 biberones completos para quedar satisfecha. —Cielos, tienes un gran apetito Twilight, supongo que es algo que sacaste de mi jaja. —Rio levemente. —Oh es verdad, ahora debo sacarte los gases. —Rápidamente leeyó como hacerlo en la libreta que le otorgó la científica. —Muy bien, veamos. —Se sentó en la cama y tomó a la pequeña, recostándola hacia él y dándole leves palmadas en la espalda, logrando que eructara un poco.
En el suave movimiento de sus manos y el tranquilo sonido del ambiente, el saiyajin se dejó caer sobre la cama, cerrando los ojos lentamente, la pequeña Twilight ya tenía tiempo de haberse quedado dormida, y después de unos minutos, él también lo hizo, quedando así ambos dormidos, padre hija, y en ese momento, los engranes del destino comenzaron a girar.
****DBZ&MLP****
El destello de luz que había escapado de la tierra comenzaba a llegar a otro planeta de igual similitud a esta, el pequeño resplandor violeta se abrió paso en la atmósfera, nubes, y últimamente entró e las partes más profundas de un castillo, el panorama se tornó gris y oscuro, carente de vida, el brillo fue a parar en una gema del mismo color violeta, entrando en él y brillando intensamente, para después cesar por completo, la gema, parte del collar de una fémina de infinita belleza, dicha mujer, específicamente una princesa, permanecía atada con cadenas mágicas de un color rojo brillante a la pared, impidiéndole poder moverse, de la espalda de la fémina salían dos alas y de su cabeza un cuerno, ambos de color blanco luminoso, su cabellera consistía de colores aurora pastelosos, su cuerpo totalmente golpeado y cubierto de heridas reposaba contra la pared de dicho calabozo que solo filtraba un pequeño destello de sol, su sol.
—Así que… por fín la encontraste. Cuídala mucho, Son Goku, sé que ella estará mejor de tu lado y tú la prepararás para su destino. —La fémina de ojos violáceos claro dibujó una tenue sonrisa en sus labios, mientras dos lágrimas cristalinas descendían por sus mejillas maltratadas y heridas. —Cuida mucho a nuestra hija, mi pequeño rayito de sol, mi pequeña… Twilight.
