El Copyright y la Marca Registrada del nombre y del personaje Harry Potter, de todos los demás nombres propios y personajes, así como todos los símbolos y elementos relacionados, son propiedad de Warner Bros., 2000
La caja de los recuerdos
Prólogo
La mañana del 22 de Octubre de 1997 Hermione Granger se despertó enojadísima. Había vuelto a tener extraños sueños con hadas, serpientes y magia. Ya se estaba hartando de ellos, ahora que era oficialmente adulta... ¿por qué no podía soñar cosas más normales, o más bien con gente normal, común y corriente?
Probablemente era la cantidad de café que consumía por las noches, ahora que en la escuela le pasaban mucha más materia que a sus demás compañeros; después de haber salido de un coma profundo que duró los últimos seis años de su vida, tenía la obligación de alcanzarlos en clase para poder entrar a la Universidad antes de los 23 años.
Se desprendió de sus sábanas con rayas, se colocó las pantuflas y miró su reloj. Eran las seis y media de la mañana, una buena hora para comenzar el día. Atravesó la habitación decorada en tonos pasteles y entró a su baño privado para ducharse y más tarde ponerse su uniforme: una blusa manga corta blanca con franjas azules en los bordes y el cuello, una falda tableada azul oscuro, calcetines azules hasta las rodillas y zapatos negro brillante. Se cepilló el pelo y perfumó, todo esto antes de bajar a tomar desayuno con sus padres. Por las ventanas de la cocina notó que ya había salido el sol.
-Parece que estará bueno el día... –comentó su mamá, sirviéndose una tostada con mantequilla.
-Veinte grados Celsius dice el diario –mencionó su papá, levantando la cabeza sobre el papel-. ¿Te voy a dejar a la escuela, hija?
-Gracias papá, pero me voy caminando. ¿Así disfruto el hermoso día, no?
-Sí, hija.
Terminó sus tostadas y su jugo de naranja natural. Se despidió con un beso en la mejilla de cada uno de sus padres, tomó su mochila del armario y salió de su casa, saludando de paso al jardinero. Del condominio a su escuela no habían más de cinco cuadras, por lo que no se demoró. Como siempre, fue la primera en llegar después del portero. La escuela era un gran edificio antiguo y remodelado que cada día de siete treinta a cinco de la tarde albergaba a 1200 estudiantes que conformaban parte de los aspirantes a la elite juvenil londinense.
Hermione se sentó en su banco, junto a la ventana en la primera fila, para no perderse ni un detalle de lo que en unos cuantos minutos diría el profesor, así que por mientras comenzó a revisar sus apuntes del día anterior.
-Buen día, Hermione –saludó una muchacha alta, rubia y de ojos café claro.
-Hola, Kaitlin. Hola Max –saludó también al gemelo de la chica, que era muy parecido físicamente menos por el cabello castaño y corto y el estilo desordenado en el que llevaba su uniforme.
-¿Tienes lo de matemáticas del jueves?
-Sí, espera. Deja buscar...
Su día era siempre más o menos así: seis horas de clase con intervalos de diez minutos entre cada dos asignaturas, almuerzo en el casino de la escuela, dos o cuatro horas más de clase y regreso a casa. Estudiar, tomar un té, seguir estudiando con su profesor particular e irse a la cama para leer algo y luego dormirse.
Claro que ese día no sería como siempre. En la segunda hora de la tarde le entregaron su primera calificación oficial del año, la nota más alta por supuesto, y a la hora de salida, con el sol aún brillando en lo alto, no se percató que camino a casa un joven pelirrojo la venía siguiendo 30 pasos más atrás.
Continuará...
La idea original del fic salió después de ver "Eterno resplandor de una mente sin recuerdos" (excelente película, muy recomendada). La verdad con la trama de la película no tiene absolutamente nada que ver pero sí con el tema que trata. En los próximos capítulos lo irán descubriendo :) ¡Reviews!
