Nota de Autora: ¡Hola! Bueno, éste es mi primer fanfic de Hetalia, así que... ¡No sean duros conmigo! Perdón si me salió algo OoC o si todo va demasiado rápido, porque yo soy principiante uwu Espero que les guste, aun así. Es un oneshot muy cortito.
Disclaimer: Hetalia no me pertenece, tampoco sus personajes. Esta historia es de fans para fans, sin fines de lucro.
Pareja: Un leve UsUk [InglaterraXAmérica]
Advertencias: Palabrotas de parte de Inglaterra, aparte de eso, nada más xD


— ¡Maldición! —Se quejó un chico rubio de cejas pobladas, desordenándose aún más el pelo—. ¡¿Éste día puede ir peor?!

Oh, claro que sí.

Apenas dijo esas palabras, sintió una gota en su mejilla. Luego dos. Hasta que quedó completamente empapado.

—…Mierda—Murmuró, corriendo a la tienda más cercana.

Suspiró. El mundo lo odiaba. Primero lo despedían de su empleo, su novia lo dejaba, y ahora llovía. Y él no tenía paraguas. ¿Acaso ese día todo el universo estaba en contra de él?

Vio cómo muchas más personas entraban, alzó una ceja.

No se había dado cuenta de que en esa tienda vendían paraguas. Se hizo un facepalm mental.

Reviso su bolsillo, se alarmó. ¡¿Dónde estaba su billetera?!

Oh, genial, le robaron. ¡Qué GRAN día! Sus ganas de ahorcar a alguien aumentaron mucho más.

—Hey, dude, ¿Ocurre algo?—Escuchó a sus espaldas. Se dio la vuelta.

— ¿Y a ti que te importa?—Gruñó. Estaba MUY de malas, y eso se notaba a leguas.

—Oh, emm… Solo pensé que podría ayudarte—Dijo encogiéndose de hombros, mientras sonreía.

—Pues pensaste mal, idiota—Bufó.

Haha, oye, tranquilo viejo—El inglés frunció el ceño. ¿Cómo se atrevía a llamarle viejo?—. Al parecer empezamos con el pie izquierdo, ¿No? Me presento, soy Alfred.

—¿Quién te preguntó?—El tal Alfred ignoró eso.

—¿Cuál es tu nombre?—Preguntó con entusiasmo.

—…Arthur—Suspiró, probablemente después de eso le dejaría en paz.

—¡Pues bien, Arthur! ¡Te compraré un paraguas!

—¿Qué? No, espera ¡¿Qué?!

—¡Así es! ¡Yo, como el buen hero que soy, debo ayudar a las personas que lo necesitan!—Rió estruendosamente.

—Oye, las drogas son malas.

—¿Qué? ¡Claro que lo son!—Siguió riéndose.

—De todas formas… ¿Cómo sabías que necesitaba un paraguas?—Preguntó alzando una ceja.

—Oh, uh… No lo sabía, hehe. ¡Solo que te vi con cara de que necesitabas un paraguas!

— ¿…Una cara de necesitar un paraguas?

—¡Seeeeh! ¡Esa cara que tienes de pedo atorado!—Rió aún más fuerte, captando la atención de la mayoría de las personas que estaban ahí. Y causando que el sonrojo de Arthur se pudiera ver desde Marte.

— ¡¿Q-Qué te pasa?! ¡¿Eres estúpido?!—Exclamó nuestro tomate-andante.

—¡Nope! ¡Soy un hero! ¡Hahahahaha!

—Bien, "Hero"—Dijo haciendo las comillas con los dedos—, haz tu maldito trabajo y por favor compra los paraguas—La educación ante todo, señores.

-¡Okay!

Luego de que el "Héroe" compró los paraguas, él y Arthur fueron a la salida de la tienda.

—Entonces… Es el adiós, ¿No?—Le preguntó Alfred a Arthur.

—Sí—Respondió viendo hacia arriba.

—Y… ¿Nos volveremos a ver?

Arthur sonrió por primera vez en el día.

—¿Por qué no?