Resumen: Draco está enojado con el mundo, con su padre, con su linaje, con Potter y con todo. Y una noche, pierde su virginidad, sin saber que esa decisión tan repentina, lo arrastrará a un círculo maldito, que no tiene fin.
AUTOR: Vulnera Sanentum (o sea, por obviedad, yo)
DISCLAIMER: Harry Potter y todos sus personajes pertenecen a ©J.K. Rowling. No se ha ganado dinero ni se ha violado ningún copyright con este trabajo, la trama me pertenece única y exclusivamente a mí.
PERSONAJES: Harry.P/Draco.M (Pero habrá parejas secundarias y situaciones con los personajes principales estando con otro/as).
CLASIFICACIÓN: NC-17 (estoy pensando si no sería mejor un NC-18, pero no estoy segura)
GÉNERO: Romance, humor, drama, tirando al angst, medio fluffy de manera retorcida.
ADVERTENCIAS: Slash (relación entre dos chicos), lemon, mucho lemon (creo que si no fuera por el bendito eclipse, esto calificaría PWP XD, nah, mentira, que tiene su fluffy ) situaciones explícitas (todo tipo de ellas, valla a saber qué se me va a ocurrir, pueden esperar cualquier cosa),p alabras soeces, y alguna que otra parafilia.
Nota de la autora: Nada es lo que parece. Sé que la frase está muy gastada, pero así es XD. Lean las notas finales, aclararé ahí.
Eclipsis of Virgins
1
Hit & Run
…porque los vírgenes nunca deben presenciar un eclipse de luna…
Las cortinas flameaban suavemente.
¿No era hermoso hacer el amor en medio de un eclipse?
Mientras las caderas chocan continuamente, penetrándolo, mientras los besos bruscos se iban haciendo más y más desenfrenados junto con las erráticas embestidas…con los susurros llenos de promesas.
Claro, si Potter y él estuvieran (mínimamente) enamorados. Pero lo cierto es que no.
No, no y rotundamente no.
Lo único que Potter está haciendo es cogerlo de una manera tan intensa, que lo está clavando contra el colchón. Lo único que puede darle son besos eufóricos, jamás tiernos. Y las únicas promesas que susurran eran: "Oh, joder sí…tan apretado…vamos di mi nombre, dilo, Malfoy, ¿quién te está cogiendo?" "No soy un… ¡agh!...puto perro, P-potter. Ahh, sí, así, hazlo más fuerte, más…más…no pares".
Y lo único que Draco sabía era que Potter era un cabrón.
Y que no estaban enamorados.
Las chicas eran demasiado complicadas y él tenía quince años, joder, quería sexo. SEXO, no amor, y casi todos los de su curso andaban por ahí especulando y haciéndose los experimentado. Bueno, a Draco no le había quedado otra que fingir, pero sus historias, las suyas, eran tan calientes, que después él mismo tenía que ir al baño a hacerse una paja, disfrutando un orgasmo que— según lo que él contaba— debía de haber sido mucho mejor. Y esa historia y orgasmos incluían agujeros y penes.
Draco no quería hacerse el experimentado, él quería experimentar y ser el mejor en ello.
Pero, maldición, las chicas de su curso, incluso las mayores, todas parecían ir en busca del amor perfecto, el de los corazones y almas gemelas. Todas estaban dispuestas a tener una historia con él, (claro, por supuesto, ¿quién no ama al chico malo?), pero no la aventura que él deseaba desesperadamente.
Y eso lo estaba sacando de sus casillas.
Estaba frustrado sexualmente, y sólo tenía quince prematuros años, ¿qué le pasaría a los cuarenta? Estaba que se subía por las paredes, estaba desesperado en todas las letras y tal vez, un poco obsesionado, pero, ¿a quién le importaba eso? Todos exageraban, todos querían sexo—mayoritariamente los chicos—, pero era él el único que parecía tomárselo en serio.
Y he ahí lo desesperado que estaba. Estaba cogiendo con Potter, peor aún, Potter lo estaba cogiendo a él, ¿qué clase de lógica era esa? Él era el provocador, él era el 'buscapleitos', él jodía a Potter, en todos los sentidos.
¡No era justo!
Una estocada particularmente fuerte y profunda tocó algo dulce dentro suyo que le sabio a gloria, todo su cuerpo convulsionaba de placer y gimió tan alto que temió que se hubiera escuchado tan fuerte como lo sintió él.
Se sentía patético. Se veía patético. Abierto de piernas (como una puta, y él no era ninguna golfa, era un Malfoy, incluso estando en esa posición, tan…comprometedora), arqueándose, con cada penetración, porque lo estaban cogiendo, Potter, precisamente, y aún seguía sin entender cómo que fuera Potter hacía y convertía todo más excitante, más caliente.
Oh, joder. Es que Potter era una bola de sensualidad y calor, cómo no se dio cuenta antes era todo un misterio (aunque el hecho de que fueran "enemigos" tal vez tenía mucho que ver), la forma en que se mordía los labios—tan carnosos—, dejándolo rojos e incluso, a veces, se lastimaba y sangraba, a Draco le encantaba lamerlo, beber de sus labios provocadoramente, para observar los ojos verdes y profundos de Potter más oscurecidos que antes.
—Te gusta, ¿eh? —. El cuerpo de Potter era una delicia, no tenía pectorales (ni siquiera Draco tenía, por dios, tenían quince años), ni estaba particularmente marcado, pero estaba plano y levemente broceado y ahora con gotitas de sudor recorriéndolo entero, a Draco le entraban ganas de lamerlo cada vez que se movía hacia adelante. Nunca se había detenido a mirarlo, bueno, sí, lo había hecho, pero nunca lo había visto tan desnudo, por decirlo de una manera suave.
Sus caderas se movían cada vez más erráticas y jadeaba sobre sus labios, mientras que él gemía. Porque, Merlín, jamás (ni en sus mejores fantasías) había pensado que el sexo era tan espectacular, sí grandioso, pero no para tanto. Sentía tanto placer que desbordaba por los poros.
Podía sentirlo todo, carnal, expuesto. El pene de Potter entraba dentro y fuera velozmente, casi de una manera brusca, pero a Draco le encantaba que lo hiciera, que fuera bruto y fuerte con él. Y dolía, dolía de una manera tan exquisita que lo derretía por completo. Era parte del morbo, ¿no?
—Ahh, P-potter—gimió de una manera casi aguda y ahogada, mientras arqueaba su espalda, echando la cabeza para atrás, dejando su cuello expuesto, cuando rozó particularmente ese punto. Dios, sentía su cabeza volar, estaba sudando, y necesitaba jadear para respirar.
Era olvidarse de absolutamente todos sus problemas, de todas las complicaciones. Era dejarse hacer. La habitación en donde ahora sólo existía Potter, Potter y esos ojos tan malditamente oscuros y verdes, Potter y su pene penetrándolo, Potter y sus labios mordiéndolo, Potter y sus palabras ansiosas, junto con esa lengua que lo recorría completo, la manera en que jalaba su cabello, sin ningún cuidado en absoluto. Ahora, en ese instante, sólo eran Potter y él.
Porque eran chicos, masculinos, les gustaba fuerte, duro, salvaje. Y tenían necesidades, que necesitaban ser saciadas con suma anterioridad. No había nada de romántico ahí. No podía haberlo.
Porque, a pesar de haber escupido odio mutuo el uno hacia el otro durante cinco años, el sexo, era sexo. Y aunque Draco no sabía en absoluto, ni tenía la menor idea de por qué Potter lo estaba haciendo con él, precisamente él (Draco Malfoy, alias, Torturador de Personas, especializado en hacer la vida del Niño Que Vivió un infierno). No es como si le importara realmente…bueno, sí, la curiosidad le picaba un poquito, ¡pero nada más!
Potter se arqueó levemente contra él, mientras se enterraba más profundo y gemía roncamente, mientras mordía el lóbulo de su oreja.
Mañana mismo se pondría a averiguar.
A Draco realmente no le importaba mucho que estuviera perdiendo la virginidad, la preciosa e inocente virginidad, con la persona que odió—que odia, porque que estén cogiendo no cambiaba en absoluto sus sentimientos—, durante cinco años, la persona que rechazó su mano, su valiosa amistad, y aceptaba la de un traidor pelirrojo y lleno de pecas.
Recordar ese momento en particular, lo hizo enfadarse, mientras apretaba su entrada alrededor de su pene, haciendo arquear a Potter, y acto seguido mordió su labio, aprovechando su boca abierta. Metió su lengua, moviéndola dentro de su boca, mezclando saliva, sintiendo el otro cuerpo estremecerse, mientras movía sus labios en un beso agresivo y profundo. Sintiendo el sabor de la victoria, sonriendo casi sin darse cuenta.
No iba a negar que Potter siempre le había parecido…extraño. No. Esa no era la palabra, tal vez no común, le vendría mejor. Porque, nunca nadie lo había rechazado, él había lanzado el monólogo acostumbrado, sólo quería impresionarlo. Era la única persona que le interesó de verdad, la única que no parecía deseosa de arrastrarse y lamer sus zapatos por su apellido, la única con esos ojos tan jodidamente verdes…El punto era que Draco quería ser su amigo, quería pertenecer a él, por supuesto, de sólo una manera en que un niño puede pensarlo, y como Draco lo quería para él y solo para él, Draco lo obtendría sin importar nada. Pero las cosas se habían ido al carajo, nada había resultado como había querido, pero incluso cuando su orgullo quedó pisoteado, lo que más parecía dolerle era el pecho, aún, después de tantos años, se sentía herido.
Apartando esos patéticos y estúpidos pensamientos (nada propios de alguien como él) que dolían más que la primera penetración que Harry—con su erección bien dotada y bastante gruesa—le había dado.
Incluso había estado a punto de derramar una lágrima, así de mucho había dolido, para que llegase hasta ese punto de fuerza mayor. Pero Potter lo había tranquilizado nerviosamente, se lo veía cómodo y poderoso, mientras lo besaba con lentitud y profundidad.
Habían estado nerviosos, es verdad. Era la primera vez después de todo. Y Draco mentiría si dijera que no había estado casi muerto de miedo.
Había sido un completo desastre al principio.
Lamiéndose los labios, dejándolos mojados y rojos, en la mirada dilatada y escarlata, casi cristalinos de Potter, aun puede saborear el recuerdo, como si sus ojos fueran un pensadero.
Había estado corriendo desde un principio, claro si hubiera sabido de antemano que terminaría cogiendo con Potter, casi tan vulgar, como una puta, y ni qué decir de que él había acabado abajo, seguramente ni de coña hubiera cruzado ese pasillo.
Que fue lo que inició todo.
Lo único que podía decir era que ambos, se habían cruzado en el momento oportuno, en el lugar exacto, con las personas equivocadas.
Draco estaba huyendo de una persona que prefería no recordar en este momento tan hermoso de la dulce victoria— ¿y por qué no decirlo?, futura venganza—, estaba agitado (y un poco asustado) y hubiera dado lo que fuera por una buena distracción y Potter estaba ahí, casi como un regalo de cumpleaños, envuelto y todo.
El cabello estaba revuelto y aún más desordenado que de costumbre, no se veía como alguien que estaba huyendo de alguien (tal vez solo de sí mismo, ya que Draco siempre fue una persona muy observadora, y observar a Potter venía pegado con molestarlo y valla que él era experto en ello). Sus orbes verdes chispeaban casi con una furia abrasadora. Se veía frustrado.
Oh, y Draco sabía muy bien lo que era estar frustrado.
No supo muy bien lo que sucedió después, era casi como estar drogado y él lo único que quería era olvidar, asique se lanzó sobre Potter (¿o había sido al revés?), que igual de todas maneras ya estaba muy cerca suyo, puesto que habían chocado, y unos segundos después, algo desconcertado, le devolvió el beso con ansias.
Y valla que lo hizo.
Que Draco no se alejara fue como una señal para tomar el mando, porque con sólo un beso, parecía querer comérselo, entero. Metía la lengua tan provocadoramente, casi como si lo tentara, mientras lo sostenía por la cintura y chocaba con frenesí sus erecciones.
De laguna manera, habían llegado a una extraña habitación, no era la sala de los menesteres, porque pudo escuchar vagamente como Potter murmuró, entre besos, la contraseña y después escuchaba al cuadro jadear indignado, mientras que en respuesta, Draco—sin siquiera mirarlo—le había mostrado orgullosamente el dedo de en medio, mientras el cuadro se cerraba por completo y quedó sumido en la oscuridad, salvo sólo por la luz de la luna y las estrellas que iluminaban levemente la espaciosa habitación.
No había chimenea, mejor, pues él conocía mejores métodos de calentamiento.
Tampoco es como si hubiera podido examinar la habitación detenidamente, puesto que Harry—Potter, se corrigió—no despegaba sus labios de los suyos, ni sus manos quietas. No se estaba quejando. Él también no podía detenerse de tocarlo.
Porque, dios, la piel, su piel estaba hirviendo, y se sentía tan bien sobre la suya.
Lo que podía decir en su defensa era que Potter estaba malditamente bueno y que estaba más caliente que el infierno. Ah, y que besaba tan ansiosa y desesperadamente que lo calentaba como un horno de navidad. Así de explícito.
No se dejó consumir por los recuerdos, pues los iba aprovechar muy bien. Mientras tanto, ahora, él movía sus caderas al ritmo de las penetraciones, cada vez más erráticas y violentas, de Potter. Haciendo que entre más fuerte, más duro.
Pudo sentir sus bolas apretándose, y él jadeando de ansiedad. Ya casi…
—Ahh, M-Malfoy…-gimió sobre sus labios, mientras lo miraba de una manera tan intensa, que Draco no pudo apartar la mirada, ni aunque quisiera. Se sentía hipnotizado, incapaz de ser consciente de otra cosa que no fuera Harry.
No supo quién de los dos inició el beso, pero de alguna manera sucedió. Se estaban besando de manera diferente, sintiéndolo, no desesperadamente casi sin darse cuenta si sangraban o no; de manera repentina, todo cambió. Fue como en cámara lenta y después todo muy rápido. Podía notar bajo sus párpados una tenue luz roja que inundaba la habitación, pero él no podía abrir los ojos. Estaba en un estado sublime. En el Nirvana.
Hasta que el orgasmo arrasó su cuerpo por completo, sus piernas estilizadas y pálidas estaban alrededor de la cintura de Harry, mientras que este no para de moverse dentro de él. Lo sintió correrse dentro suyo, y si no fuera algo completamente imposible, diría que al mismo tiempo que él. Pero en el segundo que sucedió, fue todo muy deprisa, casi como si alguien estuviera jugando con el tiempo y espacio. Acercando y alejando la imagen.
Rápido, lento. Profundo.
Él había abierto los ojos, y Harry También, se miraron lo que pareció una eternidad, perdiéndose dentro del otro, mientras se corrían. Pero algo cambió. Algo fue diferente.
— ¡Harry!
Fue como un susurro y a la vez un grito ahogado.
— ¡Draco!
Pero ambos lo dijeron muy claro, ambos lo habían escuchado. Las palabras parecían resonar como un eco.
Mientras que todo sucedía, la habitación, con la ventana abierta, quedó absorbida por un oscuro color rojizo y por momentos azulado, inundándolo todo.
El Eclipse.
Harry colapsó entre sus brazos, y fue como si todo se apagara de repente, las luces, los colores, desaparecían, pero las sensaciones aún estaban impregnadas en él, incluso mucho más fuerte que antes. Lo único que había sucedido era que había cerrado los ojos.
Hoy había un Eclipse Lunar.
Sentía la magia de Harry recorrerle el cuerpo entero, mezclándose con la suya, de hecho hasta podía imaginar — ¿o ver realmente? —, detrás de sus párpados las luces que bailaban entre ambos cuerpos. Había dorado, rojo, mucho rojo, azul, verde escarlata (casi como el color de los ojos de Potter, casi). La cabeza le empezó a dolerle al intentar diferenciarlos a todos con los ojos cerrados.
Acaba de tener el mejor orgasmo de su vida, era normal que alucinase un poco.
Suspiró casi con cuidado, se sentía un poco débil y relajado. El cuerpo de Harry estaba cálido y jamás se había sentido tan cómodo. Lo abrazó con suavidad, agarrando inconscientemente su mano.
Por un momento casi pudo tocar el amor con las manos, casi pudo sentirlo, algo…dentro suyo, en el momento en que se corrió, las luces, sus labios, todo calaba dentro él como una daga profunda.
Demasiado cansado como para indignarse de su propia estupidez, sólo se acurrucó más contra el pecho bronceado, que no se había movido en absoluto. Y si no sintiera la constante palpitación de su corazón contra su torso desnudo, seguramente se preocuparía un poco.
Pero no pudo evitar, con una leve presión en su muñeca y sintiendo sus manos entrelazadas con las de Potter, que se sentía inexorablemente vinculado a Harry de una manera tan profunda y entregada que prefería pensarlo en la mañana.
En la mañana.
IMPORTANTE: Antes de que alguien me tache por ignorancia, sé cómo se escribe Eclipse XD. Pero este es un eclipse lunar (del latín, eclipsis). Y virgins, vendría a ser vírgenes. Sumen dos más dos y el título queda.
N/A: ¡Hey, darlings! ¿Cómo han estado?
Este es el fic tan famoso que me trae emocionada. No sé, me encanta *-*
Es un tanto explícito, como pueden notar, si crees que no te sientes cómoda, puedes retirarte. Si eres una pervertida fanática del Drarry o simplemente te enganchó la historia, ¡pues bienvenida/o!
Tiene trama, no se preocupen, hay un pelín de suspenso, y romance, ese fluffy que tanto me gusta. Pero por más que, seguramente, se sientan un poco confundidas, todo se va a ir desenlazando, todo tiene una explicación. La verdad es que este es un capítulo prueba, para ver si les gusta. Yo voy a terminarlo porque me gusta mucho, pero la cantidad de capítulos depende de cuántas personas lo lean.
Estoy haciendo tres longfics, y si os gusta, este puede ser uno de ellos, pero también estoy intentando terminar mis trabajos incompletos, sólo algunos, porque puedo entender que es frustrante no conocer el final.
Todavía no lo empecé, pero estoy participando en un reto de las "Vidas Alternas" del foro Las Casas de Hogwarts, y va a ser el primer fic que publico que no es Drarry (aunque sí tendrá, pero serán una pareja secundaria). Lo haré interesante, con suspenso, y bien adolescente, si todo sale bien, por ahora, se llama La casa de los lobos. Espérenlo con ansias.
Ah, si, los títulos de los capítulos son nombres de canciones, no siempre todo el contenido de la canción será de acuerdo al capítulo, pero si quieren escucharlas igual, yo al final de cada capítulo les dejo el nombre del artista. También son canciones que me inspiran. Hit & Run de Lana del Rey.
No se olviden de dejar un review, con alguna sugerencia o lo que quieran.
Besos,
-Vulnera
