NUNCA ES DEMASIADO TARDE
PRÓLOGO
¿Por qué el destino tenía que pasarle tan mala jugada? La vida puede ser una dama cruel y vengativa cuando se lo propone, y la situación en la que ahora se encuentra el Agente Especial Seeley Joseph Booth así lo demuestra.
Su compañera, la Doctora Temperance Brennan acaba de declarársele románticamente. El hombre casi grita a los cuatro vientos "¡Al fin! ¡Hasta que se dio cuenta!" para luego darle un beso apasionado en medio de la calle, sin importar los testigos.
Pero no, tuvo que abstenerse, él ya tiene a alguien más en la vida: Hannah, una hermosa reportera que conoció en Afganistán durante su año sabático. Y él la ama con toda su alma y corazón, contrario a lo que sus amigos piensan y repiten constantemente.
"¿Acaso nadie se ha dado cuenta?" - piensa Booth volteando a ver a su compañera sentada y profundamente dormida a pesar de estar totalmente empapada por la lluvia, en el asiento del copiloto de su camioneta especial asignada por el FBI -"fue ella la que me obligó a hacerlo, fue ella la que me rechazó incontables veces. Yo tenía el derecho de seguir adelante con mi vida y comenzar de nuevo..."
Pudiste haberla seguido hasta esa isla de nombre raro, pudiste haberla detenido en el aeropuerto. Pudiste haber sido más paciente con ella... -dice una segunda voz en su cabeza, lo cual despierta la ira del agente quien golpea con furia el volante y pisa el freno a tiempo debido a una luz roja.
-Genial, acabo de salvarle la vida, no me he disculpado con ella y ya casi nos mata un camión... - dice el agente soltando un suspiro que no sabía que tenía guardado al ver como un camión pasa por la intersección a toda velocidad. De pronto, un movimiento llama su atención, su compañera ha comenzado a moverse en sueños, y Booth teme que comience a despertarse debido al cambio brusco de velocidad.
-Booth... - susurra Brennan aún dormida y acomodándose un poco más hacia donde está el agente - por favor, detenme. No vayas a Irak... Dime que me amas y que no quieres que vaya a esas tontas islas...
Esta frase llama poderosamente la atención de Seeley mientras un escalofrío recorre su espalda. ¿De verdad Brennan no quería ir a las islas esas? ¿O solo será un efecto más del tranquilizante que ella compró en la farmacia que encontraron en el camino?
Seeley Booth solo saca el pensamiento de su mente, mientras enfoca nuevamente su vista y pensamientos en el camino frente a él. Él y tiene a Hannah, no necesita más remordimientos. Pero en estaba tan concentrado en ello que no escuchó el último susurro no tan audible como los demás, pero que sí es de Brennan que ha comenzado recuperar el conocimiento y ve al agente de reojo.
-Voy a hacerlo, Booth, no me importa cuantas veces me hayas dicho que no... - dice Brennan mientras una lágrimas comienzan a recorrer su rostro al recordar como su mejor amigo muere a causa de un tumor cerebral detectado a tiempo - solo así tú tendrás a Hannah y yo tendré algo tuyo...
-¿Te sientes mejor? - dice sin mirarla al darse cuenta que ya está despierta - ¿deseas que llame a alguien?
- No te preocupes, las cosas empiezan a ordenarse en mi cabeza - dice también sin mirarlo y volteando hacia la puerta de la SUV para abrirla - gracias por traerme a casa y salvarme la vida... nuevamente.
- Temperance - el sonido de su nombre en su voz la detiene de bajarse a pesar de que ya abrió la puerta - perdóname por favor.
- No hay nada que perdonar. Tomé una decisión y luego tome otra totalmente contraria. Ninguna resultó como yo esperaba pero son las consecuencias de mis actos. No tienes por que sentirte culpable - bajó de un salto y su bota resbaló en el piso mojado haciéndola trastabillar y cogerse de la puerta, no sin antes sentir un tirón en el tobillo - ¡Genial! - ironizó con rabia - ¡lo único que me faltaba!
-Apóyate en mi - Booth estaba frente a ella y la cogió de la cintura mientras ella lo abrazaba para caminar. Estaba tomando mas tiempo del necesario y la lluvia no paraba - lo siento, pero voy a llevarte en brazos antes que ambos pesquemos un resfriado y tengamos que estar en cama.
Ironías del destino, pensó Temperance mientras Booth la subía hasta su departento por las escaleras. Llegó a su puerta y abrió con su llave y una mano mientras apoyaba una pierna en la pared para equilibrar el peso de su compañera. Ambos tenían la ropa mojada y debían sacársela antes de un verdadero catarro. Después de abrir la puerta, Booth la llevó al cuarto de baño de su habitación y la sento en una silla al lado de la tina mientras graduaba la temperatura en caliente.
- Voy a ayudarte a ingresar a la ducha y luego me iré - dijo tiritando de frío pues el peso de la ropa y el frío ya le pasaban factura.
- Tienes ropa aqui en la habitación de invitados - dijo sacándose la casaca y empezando a sacarse las botas - ¡Ouch! Está inflamado! - dijo al intentar sacarse el correspondiente al lado izquierdo. Booth se arrodilló frente a ella y con cuidado a pesar de que ella aguantaba las lágrimas y el dolor, él se sentía doblemente mal. Le había destrozado el corazón y ahora el tobillo. Por fin el zapato salió y ambos dejaron escapar un suspiro de alivio.
- No podrás ingresar sola a la tina - le dijo Booth de la manera más inocente posible - Tendré que ayudarte.
- No. Ya has hecho suficiente por hoy y te lo agradezco - dijo cojeando hacia él para despedirlo pero al saltar cayó practicamente en sus brazos y él no tuvo tiempo de pensarlo. Solo reaccionó abrazándola para besarla luego.
Booth estaba totalmente conflictuado. Querí detenerla, quería ese beso con toda su vida, pero no así. Y ella no estaba cooperando, todo lo contrario, cada vez que él intentaba separarse, ella solo profundizaba más. Finalmente él la domina y cae encima de ella en la cama, pero un dolor agudo por parte de sus tobillos al chocar la hacen reaccionar.
-¡Quítate! ¡Detente! - dice la antropóloga aventando al agente hacia un lado con todas sus fuerzas.
-Bones, yo, lo siento, yo no quería...
-¿No crees que ya has hecho daño más que suficiente? - dice Temperance comenzando a sollozar, Booth aun no está muy seguro si es por el dolor del tobillo o el del corazón.
-Temperance... yo...
-Vete... vete al cuarto de invitados y báñate ahí. De ahí haz lo que quieras...
Booth solo ve a su compañera quien le da la espalda y comienza a cojear hasta el baño de su habitación y cierra la puerta con brusquedad. Booth solo asiente y obedece con la cabeza baja mientras camina hasta el cuarto de invitados.
-¿Qué demonios acaba de pasar? - dice el agente hundiéndose hasta el cuello en la tina, sin sospechar que su compañera está haciendo exactamente lo mismo en su habitación.
