La Última Lágrima

Disclaimer: Esta historia, personajes y trama, me pertenecen total y completamente a mí, Cisne Negro. No está permitida su distribución, copia o plagio de ningún tipo.


Abrí los ojos lentamente. Sentía un cansancio abrumador en el centro de mi pecho. Tomé mi cabeza con ambas manos y me levanté. No sabía dónde me encontraba, estaba mareada y algo perdida. ¿Qué era lo que me había sucedido?

Cuando logré recuperar un poco la conciencia, pude ver un largo océano de aguas claras, justo delante de mí. Estaba sentada en una arena blanca como la nieve, y el sol empezaba a descender para esconderse detrás del horizonte. Me quedé inmóvil observando el espléndido paisaje que se me presentaba. Noté que un vestido blanco, que me llegaba hasta los pies, adornaba mi figura. Una paz se extendía ahora por todo mi cuerpo, dejando atrás el raro dolor que había sentido momentos atrás. Todo era tan extrañamente conocido…

Volteé la cabeza y contemplé una negra figura que me observaba a unos escasos centímetros. Debería haber gritado, pararme y salir corriendo, pero a pesar de lo escalofriante que a cualquiera le resultaría esto, a mi no me perturbaba en lo más mínimo. Por el contrario, jamás me había sentido más tranquila, en casa.

Me quedé observándolo por unos minutos, y luego sonreí, sin preámbulos. Todo era muy reconfortante, y me hubiese gustado permanecer así. Nunca había estado más calmada. Mi mente estaba completamente vacía, sin preocupaciones que me embargaran.

No estaba segura de cuánto tiempo había permanecido así pero, de repente, vi cómo, lo que fuera que se encontraba a mi lado, se movía de una forma lenta lejos de mí. En ese momento, el sol desapareció abruptamente tras las olas, para dejarle lugar a la brillante y redonda luna, quien parecía más radiante que nunca e iluminaba el resto del cielo, de un azul profundo. Posada justo encima de mi cabeza, dejó caer un brillante haz de luz hacia donde ahora se encontraba la extraña figura. Sobresaltada, me levanté de donde estaba y traté de acercarme, pero mis pies parecían estar aferrados al piso, sin dejar que me moviera un sólo paso al frente.

Un segundo. Sólo un segundo, el rostro de aquella persona parada frente a mí, se iluminó. Y una lágrima recorrió mi mejilla para terminar cayendo, y en el preciso instante en que ésta toco la arena, todo se volvió negro.

...

Abrí los ojos lentamente. Sentía un cansancio abrumador en el centro de mi pecho. Tomé mi cabeza con ambas manos y me levanté. Estaba en mi cama, sola. ¿Qué era lo que me había sucedido?

Volteé la cabeza y me encontré, sobre la mesa de luz, una foto: un hombre de esmoquin, una mujer con un vestido blanco hasta los pies que adornaba su figura. Sus manos entrelazadas, al igual que sus almas.

Una lágrima recorrió mi mejilla para terminar cayendo, y en el preciso instante en que ésta toco las sábanas, todo se volvió negro.


N/S: Sé que parece algo... oscuro. Lo escribí hace más o menos un año y quería compartirlo para que me dieran su opinión. Espero que les haya gustado.

Besos Fríos

B.S.