Capítulo 1: Confesión del Corazón

Una mañana tranquila en el Sunny, Luffy, Usopp y Chopper hacían una competencia de quien sacaba el pez más grande mientras esperaban a que Sanji termine de hacer la comida, Nami tomaba sol al costado del barco mientras Franky planeaba nuevos artefactos para poder defenderse de la marina y Brook componía nuevas canciones en su piano, Zoro ante el alboroto que hacían Luffy y compañía se levanta molesto del piso del Sunny.

Estos hacen demasiado escándalo, no me dejan dormir tranquilo – dice el espadachín mientras busca un lugar donde descansar un rato.

Zoro decide entrar al acuario del Sunny pensando que se encontraría solo para poder dormir tranquilo pero es sorprendido por la presencia de Robin, quien se encontraba leyendo como siempre solo que esta vez lo hacía sola dentro del barco.

Oh, Robin, no sabía que estabas aquí – dice Zoro sorprendido.

Ah, Zoro, solo que quería concentrarme en este libro y afuera los chicos hacen demasiado escandalo – dice la arqueóloga con su típica sonrisa inocente.

Oh ya veo, entonces me voy a buscar otro lugar donde descansar – dice Zoro mientras se dirige a la puerta.

No te preocupes, puedes quedarte a descansar, no me molesta tu compañía, a decir verdad, necesitaba descansar un momento de la lectura – dice Robin mientras dejaba el libro en la mesita junto a ella donde también tenía una pila de libros y una taza de té.

Ah, bueno, en ese caso está bien – dice Zoro para luego irse a un lado del sofá del acuario justo a unos metros de la arqueóloga.

¿Hey Zoro? – dice Robin mientras lo mira acomodarse.

Dime – dice Zoro ya cómodo listo para dormir.

¿Crees en los demonios? – le pregunta Robin a Zoro.

¿Demonios?, ummm…, Tengo una katana que esta poseída por uno, así que podría decir que si – dice Zoro mirando a su Sandai Kitetsu.

¿Poseída?, ¿y cómo la puedes controlar? – dice la arqueóloga curiosa.

Hice una demostración de voluntad el día que me la dieron, la katana me acepto y desde ese momento la tengo conmigo – dice Zoro mientras cierra los ojos.

Ya veo, demostración de voluntad – dice Robin mientras comienza a pensar en esas palabras.

¿Y a qué viene esa curiosidad ahora? – dice Zoro viendo a la arqueóloga.

Eh, bueno este libro, cuenta una leyenda de una isla donde habita un demonio que tiene la habilidad de controlar a los poseedores de Frutas del Demonio, dice que se convertirían en sus sirvientes sin poder poner resistencia – le cuenta Robin a Zoro mientras este abre los ojos sintiendo curiosidad por la historia.

¿Pero es una leyenda cierto?, que existiera un demonio así, podría hacer lo que quiera con tantos usuarios de la Fruta del Demonio – dice Zoro sentándose quedando cerca de Robin.

Si, tienes razón, sería terrible, que alguien controlara mi cuerpo sin poder hacer nada, pero suerte que es solo una leyenda – dice Robin sonriéndole a Zoro.

Y aun si fuera cierto, los demás no dejaríamos que les pase eso, conociendo a ese cocinero pervertido iría corriendo a rescatarte y traerte de vuelta – dice Zoro mientras se vuelve a recostar.

¿Y tú? ¿No me ayudarías? – le pregunta Robin a Zoro a lo que este abre los ojos y queda pensativo con sus palabras mientras la mira, Zoro no se esperaba esa pregunta y lo peor era que no sabía porque pero la mirada de esos hermosos ojos azules lo perdía, era como si penetrara en su corazón y lo dejara sin habla, quería decir algo pero al mismo tiempo solo quería quedarse mirándola.

Perdón, creo que hice una pregunta de mas, no quise molestarte – dice Robin algo avergonzada por el silencio del espadachín a su pregunta pero este se vuelve a sentar y la mira fijamente a los ojos.

Robin… por supuesto que también iría a rescatarte, nunca dudes de eso – le dice Zoro con su determinación característica que lo hace ser tan temible en batalla pero que este momento, a Robin, le transmitía una calma y seguridad que sabía que no sentía con nadie más pero al mismo tiempo se sentía indefensa ante su presencia, esas palabras y el hecho de tenerlo tan cerca la hacía sentirse nerviosa, algo que no le pasa muy a menudo.

Gr-Gracias Zoro… eh… iré a la cocina a servirme más café, nos vemos – le dice Robin mientras se para y sale del acuario algo apresurada.

¿Qué le paso? Solo respondí lo que me pregunto – dice Zoro mientras mira a la mesita de los libros y la taza de café seguía ahí.

Robin sale a la cubierta y toma un respiro como si se hubiera estado ahogando, como si hubiera tenido una presión fuerte en el pecho que no sabía de qué se trataba.

¿Qué me pasa?, ¿Por qué salí de esa manera? ¿Tanto calaron sus palabras en mí? Yo… - pensaba Robin cuando Sanji sale de la cocina y llama a todos para la comida.

¡Carne!, ¡Carne! – dice Luffy mientras corre a la cocina juntos a Usopp y Chopper, Franky deja de trabajar y se dirige junto a Nami Y Brook a la cocina cuando Zoro sale del acuario algo disgustado por no haber tomado su siesta y sale del acuario cuando ve a Robin subiendo las escaleras y se le queda mirando, el viento movía sus largos cabellos negros mientras que el vestido que usaba se pegaba más a su cuerpo dejando ver su bellísima silueta que en ese momento dejo perplejo al espadachín, la conversación anterior también le hizo algo a él, algo que no entendía ya que no sabía porque Robin se había puesto de esa manera.

Robin llega a la puerta de la cocina y ve que Zoro la observa detenidamente y se le queda mirando, ambos cruzando miradas, no sabían que en ese momento comenzaban a cruzar sentimientos, algo que en otras ocasiones fue naciendo pero esta vez, esa pequeña conversación, los acerco más, esas palabras retumbaban en la cabeza de Robin y esos ojos azules aún seguían clavados en la mente de Zoro, ese momento parecía durar para siempre cuando Robin se disponía a decir algo Sanji sale de la cocina.

Robin-chan, entra que tu comida se está enfriando – le dice Sanji con sus ojitos de corazón embobado con la arqueóloga.

Hey marimo, apúrate que no quedara nada para ti – le dice Sanji a Zoro mientras este salía de ese trance.

¡Cállate cejas de remolino! – dice Zoro enojado mientras sube a la cocina.

Zoro entra a la cocina y ve que todos se encuentran sentados y queda un asiento que es al lado de Robin, Zoro se dirige y se sienta al lado de ella, ambos se miran un instante y luego voltean las miradas a sus platos para servirse la comida, ambos se encontraban inquietos, no sabían porque, Zoro no entendía porque después de todo ese tiempo Robin lo hacía sentir así, era una nakama, alguien por quien también se preocupaba cuando está en peligro pero nada más, nunca pensó en más que eso y ahora el solo hecho de tenerla sentada al lado le hacía sentir raro y Robin no se quedaba atrás, también sentía lo mismo, ella era una experta en esconder sus emociones y sentimientos pero el tenerlo cerca la hacía sentir intranquila, quería irse pero al mismo tiempo quedarse, no sabía qué hacer, pero al ser mujer pudo darse cuenta más rápido, este sentimiento que tenía era algo que nunca pudo tener, aun cuando conoció a muchos chicos en su vida, nunca se dio la oportunidad de experimentarlo por el solo hecho de que siempre escapaba de todos, siempre huyendo, y ahora que lo siente, a pesar de ser mayor que él, no sabe cómo comportarse ante él.

Zoro y Robin se miraban de reojo, parecían un par de adolescentes descubriendo sus sentimientos, pasando desapercibido por los demás quienes se encontraban más concentrados en sus comidas con la excepción de Nami, quien veía a Robin actuando raro.

¿Hey Robin, te encuentras bien? – le pregunta Nami sacando a Robin de sus pensamientos.

¡Ah! … Si… solo pensaba en lo que iba a leer más tarde – dice Robin con una sonrisa pero bastante fingida cosa que no pasa por alto Nami y Zoro la mira de reojo.

Termina la comida y todos continúan sus actividades esperando llegar a la siguiente isla, Zoro nuevamente toma una siesta puesto que esa noche le tocaría hacer la vigilancia y quería aprovechar en dormir lo suficiente, Robin sale al balcón del barco y ve a Zoro recostado en uno de los lados del barco, Robin comienza a recordar las veces que este la protegió del peligro que haya tenido en el momento, quizá solo lo hacía por ser su nakama, pero las palabras que le dijo en el acuario aun retumbaban en su cabeza cuando una voz la saco nuevamente de sus pensamientos.

Lo sabía, sabía que había algo que te estaba molestando – dice Nami mientras se le acerca por detrás a Robin y se pone a su lado.

Nami, ¿de qué hablas?, yo… - dice Robin cuando la navegadora le interrumpe.

Para, tus ojos dicen más que tus labios Robin, los ojos de una mujer enamorada nunca mienten – le dice Nami a Robin y esta última se sonroja mirando sorprendida a su nakama.

¿Eh? Te equivocas… ¿Enamorada?... Yo… no… - trata de decir la arqueóloga mientras Nami la mira con ojos delatores haciendo que la pobre Robin se sonroje más y se esconda en sus manos tratando de calmar su corazón que latía a mil por hora.

Pero Robin, ¿Estas segura?, ese idiota solo piensa en dormir, beber y pelear, no creo que se dé cuenta de lo que sientes – le dice Nami mientras Robin voltea a ver a Zoro quien duerme roncando como un león.

Pero de alguna forma él está ahí cuando lo necesito, no sé cómo explicarlo pero me siento segura a su lado, aun cuando lo que sienta no sea correspondido, me siento bien mientras este a su lado – dice Robin más calmada y sonriendo.

Robin… - dice Nami algo triste sabiendo que su amiga está reprimiendo lo que siente.

¡No! ¡No lo acepto! ¡Tienes que decírselo! – le dice Nami a Robin quien se vuelve a sonrojar cuando sale Sanji de la cocina.

¿Qué pasa? ¿Alguna de ustedes señoritas quiere confesarme su amor? – dice Sanji acercándose a las chicas.

No, piérdete de aquí – le dice Nami a Sanji quien las miraba con sus típicos ojos de corazón.

¡Si! ¡Nami-swaaaaannn! – dice Sanji regresando a la cocina.

Robin, no reprimas lo que sientes, aun cuando ese idiota no se lo merezca, no puedes andar así, se lo tienes que decir, esta noche – le dice Nami a Robin poniendo nerviosa a la arqueóloga.

¿Esta noche? – dice Robin mientras Nami la mira y sonríe maliciosamente.

La tarde pasa y llega la noche, los Sombrero de Paja se van a dormir después de un día tranquilo, Zoro se alista para hacer la vigilancia en la habitación de los hombres mientras que Robin sale de la cocina donde bebía su última taza de café y se dirige al cuarto de las mujeres donde se da cuenta que la puerta está cerrada con llave.

¿Qué? ¿Cerrada? – se pregunta Robin cuando una voz de dentro de la habitación le habla.

No entraras a dormir mientras no le digas lo que sientes a Zoro – le dice Nami mientras Robin se sorprende.

¡¿Eh?!, espera Nami – decía la arqueóloga cuando del cuarto de los hombres sale Zoro y ve que Robin esta fuera de su cuarto.

Robin – dice Zoro y esto sobresalta a la arqueóloga que se pone nerviosa.

Zoro… - dice Robin mirándolo nerviosa, sin saber qué hacer ni que decir.

Un silencio incomodo se apodera del Sunny, Robin avergonzada sintiendo que su corazón va a reventar, ahora si lo sabe, sabe que esta enamorada de Zoro, y que es un sentimiento que no podrá controlar sabiendo que siempre lo vera y estarán en el mismo barco por mucho tiempo más, tenía que decírselo pero Zoro comienza a hablar.

Hey, Robin…, este…, estuve pensando y… eh… rayos… cuando lo pensé hace un momento estaba bien… - dice el espadachín rascándose la cabeza tratando de decirle algo a Robin quien al ver que Zoro también se encuentra en su misma situación.

Zoro, gracias – le dice Robin con la mirada hacia abajo.

¿Por qué? – le pregunta Zoro a Robin quien aún mantiene la mirada hacia abajo.

Por todas las veces que arriesgaste tu vida para protegerme, me hace sentir más segura – dice Robin con timidez, algo que no se ve todos los días en la arqueóloga.

Ah…, Robin, yo…, eres una nakama muy preciada para mi y tu compañía es agradable – dice Zoro intentando decir lo que siente mientras Robin lo mira algo sorprendida.

Zoro… a mí también me gusta tu compañía y quisiera pasar más tiempo a tu lado – le dice Robin a Zoro quien ahora es el que se muestra sonrojado pero ya tenía suficiente, tenía que decírselo o no podría llamarse a sí mismo hombre.

Robin yo…, me gustas Robin, y no importa lo que pase o el peligro en el que te encuentres, estaré a tu lado para protegerte y… ¡daría mi vida por protegerte! – dice Zoro sacando todo lo que tenía dentro tomando un gran respiro como si se hubiera quitado un gran peso de encima.

Zoro… también me gustas y quiero estar a tu lado – le dice Robin mientras Zoro se acerca a ella.

Zoro toma el rostro de Robin, quien en ese momento se siente como una adolescente enamorada, después de tanto tiempo ahora sabe lo que es ser querida por una persona, saber que alguien daría su vida por ella no solo por amistad sino porque es valiosa para esa persona y que solo quiere hacerla feliz.

Robin… ¿puedo? – le dice Zoro a la arqueóloga quien sube la mirada.

¿Qué? – decía Robin cuando Zoro le da un suave beso en los labios, sellando ese sentimiento que ambos se tenían pero que no sabían cómo expresarlo, hasta esta noche donde por fin, son libres de quererse.

Nami quien observaba todo desde su ventana se siente feliz por su amiga pero al mismo tiempo también espera que le llegue ese momento con ese alguien especial, mientras tanto saca el seguro de la puerta para que su amiga pueda ingresar, misión cumplida.

Fin del primer capitulo. Hola chicos espero les haya gustado este primer capitulo, pronto actualizare mas espero que dejen sus reviews para saber que les parecio, actualizare lo mas rápido posible, hasta la próxima. ;)