Ya se sabe, pero KHR! no me pertenece, aunque me gustaría XD. Estoy pasando los fics de AY para FF XD
FAIL
Casi sin proponérselo, ha comenzado a apreciarlo. Suponía que eso era inevitable, dada la relación alumno – tutor que mantenían.
Aunque hay veces que no está seguro si es por eso. Su relación no es el ideal de maestro – alumno. Ha visto a Tsuna y a Reborn y aunque Tsuna llore y se queje por los golpes de Reborn es más que evidente que lo aprecia, lo respeta y confía en él. Dino recuerda haber sentido lo mismo (aún lo sentía) por el arcobaleno, pero dudaba que Kyoya lo respetara, lo apreciara o al menos (mucho menos) confiara en él.
Había terminado por convencerse que la suya era una fallida relación, en todos los sentidos, pero esperaba cambiar eso. ¿Por qué? No lo sabe.
Debía ser porque, ya que era su tutor, esperaba que el antisocial chico lo reconociera y le diera un espacio en su vida.
No esperaba ser como Reborn y Tsuna (dudaba mucho que pudiera golpearlo, regañarlo o tan siquiera sugerirle algo sin recibir un golpe a cambio), pero tal vez podían empezar a tratarse más cordialmente. Un poco más charlas y menos peleas.
Entre la lista de cosas que quiere lograr de Kyoya, la confianza tiene un lugar primordial en su lista. Piensa que no importa como de extraña sea su relación, mientras puedan confiar el uno en el otro.
Sin embargo, sabe que Kyoya no confía en él. Sus ojos se le dijeron el primer día que se vieron y se lo siguen diciendo cada vez que se ven. Le gritan que nunca va a confiar en él, y a la vez, que él no puede confiar en Kyoya. Dino le cree (al menos la última parte) a pie juntillas, y cuando entrenan, no le importa tanto.
Es un entrenamiento fallido que no es un entrenamiento, sino una lucha. Dino piensa que pueda sumergirse en ella porque Hibari es tan absorbente que lo obliga a hacerlo. Sabe que no puede distraerse, porque si Kyoya logra ser más fuerte que él, no se contendrá y terminará asesinándolo.
Dino quiere creer que algún día, eso cambiará.
Y se da cuenta, mientras se para frente a Kyoya, de nuevo, que se le está volviendo una obsesión. Mejorar esa relación suya que en realidad no existe. No son maestro y alumno, porque Kyoya nunca lo reconocerá como tal. No son rivales, porque Dino se niega a ver de esa forma al chico. No son enemigos. Y a Dino le asusta saber que sólo clasifica como una diversión pasajera que desaparecerá apenas Kyoya consiga superarlo (sabe que lo hará, inexorablemente, tarde o temprano) e insiste en intentar hablarle, enseñarle algo (mientras sabe que Kyoya sólo piensa en formas de matarlo).
Porque se ha dado cuenta, de repente, que necesita que Hibari lo reconozca. Tal vez para no sentirse un inútil. Tal vez para sentir que ha fallado en eso de ser tutor. No lo sabe. No le importa saber.
Y aprieta más el látigo en las muñecas de Kyoya, para darle a entender que aún está lejos de él. Que debe seguir corriendo detrás de él, porque puede ganarle, puede matarle si lo quisiera.
Y porque es la única forma en que logra que Kyoya lo mire y Dino pueda verse reflejado en sus ojos.
