CAPITULO 1

En un pequeño, pintores y tradicional pueblo ubicado en el país de Inglaterra llamado Dunster, corría el año 2002, por un viejo sendero a la luz de la luna, se encontraban caminando hacia la playa dos jovencitas de apenas dieciseis años de edad, chicas que en todo sentido eran muy diferentes.

Una era de cabellera larga y rubia hasta la cintura, complexión esbelta pero con curvas bien definidas, piel bronceada, ojos aceitunados, nariz afilada y labios delgado, vestida de un short tipo mezclilla demasiado corto y ceñido que acentuaba su firme trasero, una blusa de gasa azul marino, que no dejaba a la imaginación nada.

Detrás de ella caminaba una chica de cabello castaño oscuro muy corto, físicamente mucho más delgada que la otra pero cuerpo atlética aunque no tan formado como la primera, pero de unos intensos y preciosos ojos azules, nariz respingada y provocativos labios carnosos y formados.

Su vestimenta era muy diferente a la de su contraparte, usando pantalón de mezclilla flojo, una camisa tipo polo color rojo liso combinación puesta con su calzado, caminaba tosco y sin chiste con las manos en los bolsillos a diferencia de su acompañante que se movía con gracia y elegancia delante de ella.

-Espera, ¿A dónde vamos? - interrogo la castaña.

-A un lugar donde podamos estar solas, no es obvio? - Volteando la vista hacia ella.

Al llegar a su destino frente a ellas se alzaba una vieja y enorme casona de madera de tres pisos que figuraba frente a la playa, en sus buenos tiempos debió haber sido hermosa, imponente y majestuosa, ahora se encontraba deplorable y en pleno abandono, cayéndose poco a poco en pedazos.

La castaña no pudo evitar sentir un escalofrío en toda la medula espinal, en verdad ese lugar daba miedo.

-¿Qué? ¿No vienes? - Pregunto la rubia al percatarse que la castaña había detenido su andar.

Titubeo unos segundos, pero decidió moverse al sentir que era tomada de la mano, todo se encontraba en penumbra, por dentro era peor, sucio, apestaba y la madera crujía con cada paso que daban.

-No me gusta este lugar, mejor vámonos de aquí Charlotte – Sugirió la asustadiza castaña al mismo tiempo que hacia el ademan de retirarse de esa espantoso lugar.

De repente, sintió un brusco jalón de su brazo derecho con la suficiente fuerza para aventarla contra una de las porosas paredes, esta, solo apretó los ojos con fuerza para recibir el impacto, como si esta acción fuera suficiente para amortiguar el golpe.

Aunque después sintió un agradable peso sobre ella y unos cálidos labios pegados a los suyos, abrió los ojos de sorpresa y confundida.

-¿Porque quieres irte tan pronto? - Pregunto su acompañante al cortar el beso acercándose seductoramente al lóbulo de su oreja rosándolos con los labios -¿Acaso no quieres estar conmigo? - Dando pequeños mordisco haciendo que la castaña La escuchara expectante.

Sintió su cuerpo arder de pura excitación cuando la rubia empezó a darse a la tarea de besarla de oreja a cuello, la castaña no pudo mas, tomándola por las caderas empezó acariciarla en suave masaje, ya no soportaba mas, de un solo movimiento, la rubia era la que ahora estaba contra la pared, mientras la castaña hacia el trabajo por ella.

Se sentía en el cielo, totalmente extasiada, pensando que era un sueño, mientras la acariciaba, no podía creer que Charlotte, la chica más hermosa y popular de la escuela, estuviera con ella y en tal situación, era un sueño hecho realidad.

Tan concentrada se encontraba acariciándola, haciendo sus fantasías realidad, que no se percato que detrás de ella una sombra se acercaba lentamente, de repente la castaña fue tapada por la cabeza con una especie de saco en miniatura.

Trato de pelear, de resistirse, pero pudieron someterla por los brazos, varias risas hicieron eco por el lugar, se escuchaban como si algo les hubiera causado gracia, la chica pudo percibir que era más de un individuo.

-Bien hecho cariño – Hablo el que lidereaba al grupo - Pensábamos que ya no iban a venir a la cita.

-¿Qué pasa, quienes son, que es lo que quieren? - Preguntaba la joven la cual no podía ver absolutamente nada.

-La que pensó que ya no iban a venir soy yo, tardaron demasiado.

-Bueno, es que nos pareció fascinante la función que estaban dando – Charlott torció su lindo rostro en una mueca – Y como pago por haber traído la mercancía – Lanzándole un pequeño bulto envuelta con cinta color canela que no pesaba ni quinientos gramos al mismo tiempo que la chica lo atrapaba en el aire – Ahora lárgate, a menos que quieras que hagamos la fiesta contigo también.

-¿Que va a pasar con ella? – pregunto nerviosa la chica viendo a la encapuchada.

-Eso a ti es algo que no debería importarte y no te conviene involucrarte mas, asi que mejor lárgate de una buena vez.

Sin pensarlo dos veces, salió del lugar caminando a todo lo que daban sus torneadas piernas, pero al salir del interior algo la detuvo, su respiración empezó agitarse, se sentía ansiosa, nunca había hecho algo así, bajo la vista hacia el pequeño bulto que se encontraba e su mano derecha.

Volteo hacia atrás, en arrepentimiento por el acto que había cometido, pero salió corriendo del lugar como si eso le costara la vida, al escuchar como la llamaban por su nombre con desgarradora desesperación.

En el interior de la vieja casona, la pobre chica forcejeaba para tratar de zafarse de sus captores, pero que podía hacer una pobre chica contra dos hombres, quienes la tenían agarrada cada uno por ambas extremidades.

Un tercero se encontraba caminando de lado a lado, la ojiazul sentía los pelos de punta al escucha rtan pesados pasos, que le harían?

-Ohh preciosura – Hablo parándose frente a ella – Me pregunto... ¿Cómo es que una flor tan bonita como tu... Te crees un hombre como para retarme?

Literalmente no lo vio venir, sintió una fuerte punzada en el estomago haciendo que se le escapara el aire de los pulmones, el hijo de puta la golpeo con saña en el estomago a puño cerrado.

Instintivamente su cuerpo trato de doblarse por el dolor provocado, pero los muy malditos que la tenían agarrada no permitieron que amortiguara su dolor.

-Voy a darte una lección para que aprendas a ubicarte en esta vida y tomes el lugar que te corresponde y sepas para lo que realmente sirves.

Otro golpe pero ahora directo al rostro, la pobre solo ahogo un quejido de dolor, peligrosamente el individuo acerco su rostro con el de ella - Así aprenderás a pensarlo dos veces antes de querer sonsacar mujeres prohibidas asquerosa marimacha – Aun con el rostro cubierto, podía sentir el asqueroso aliento del tipo penetrar la tela.

La ojiazul no comprendía aquellas palabras - ¿Quee? ¿Cuándo? yo nunca – apenas articulaba pero otro golpe certero en el estomago la hizo callar.

-Llevémosla arriba de una vez.

Fue cargada por sus verdugos, las chica empezó a retorcerse y gritar desesperadamente – Nooo, ¿que van hacer? ¿Que es lo que quieren? ¿Y Charlotte? ¿Donde está Charlotte? !Charloootttteeeee!