Vuelta hacia atrás

Era una mañana muy hermosa, el cielo estaba de un celeste claro, no había nueves amenazadoras de lluvia, y podía verse los campos verdes por un lado de la ventana, pero directamente se podía ver un hermoso castillo y justo en frente de la ventana, se veía la biblioteca. Casi todas las chicas estaban durmiendo, pero ella no podía, ya que estaba pensando en la redacción sobre la importancia del cuerno de unicornio que le habían dejado hacía mas de una semana y que tendría que presentarlo dentro muy pronto y no había avanzado nada, tenía una teoría, pensaba que el cuerno de unicornio podía ser azul en algunos casos, pero no podía probarlo a menos que fuera al bosque, el cual estaba prohibido para los estudiantes.

Vio la hora en su reloj, se lo había regalado su mejor amigo justo antes de entrar al colegio, fue el primer objeto mágico que tuvo, había sido él el que le había contado todo acerca de la magia y el que le había dicho que en un lugar como Hogwarts no funcionaban objetos muggles porque había mucha magia.

Poco a poco vio como las chicas se iban despertando, y tenían razón, ya era hora de irse, se levanto e hizo una cola con su melena roja, se terminó de vestir y bajo hacia la sala común, no mucha gente estaba ahí, así que decidió ir al gran salón para encontrarse con su amigo.

Cogió sus apuntes sobre los unicornios, y llevó consigo el libro de "Criaturas mágicas" de camino al retrato de la señora gorda, se encontró con James Potter.

-Hola Lily- la saludó James

-hola Potter- respondió ella con educación

-ya te he dicho que me digas James, así como yo te digo Lily- replico James de manera testaruda

-de acuerdo, Hola James- respondió Lily, comenzó a caminar y James la siguió de cerca.

-¿Cómo has estado?- ahora miraba los apuntes y el libro –bueno, como puedo observar, has estado haciendo la redacción de los unicornios, ¿quieres ayuda? Nosotros ya la hicimos.

-no gracias- dijo, ya estaban por entrar al gran salón, como ellos pertenecían a la misma casa debían sentarse en la misma mesa, así que, se dirigieron al mismo lugar, y una vez que se sentaron el dijo:

-de acuerdo ¿Qué ocurre?

-¿perdón?- Dijo ella desconcertada

-sé que no te caigo por algo, debe haber una razón ¿verdad? ¿Cuál es?- inquirió de manera ingeniosa

-pues, no es que me caigas mal, en lo absoluto, pero tratas mal a Severus y eso no me gusta- respondió pensando en que palabras debía utilizar.

-¿estamos hablando del mismo Snape?, ¿el mugriento que lo único que hace es molestar a los niños de su casa, y lo que es peor aun, de otras casas, contando la nuestra?- dijo James incrédulo.

-¡el no lo hace! Lo hacen sus amigos, él no es así, lo conozco desde que tengo 6 años, es un buen chico.

-La gente cambia, ¿o vas a decirme que tu pulcro amigo no ha sido parte de esto desde que esta en 5to año?, y si bien él no lo hace, sabes que es porque es demasiado débil, y lo hace Malfoy, que es el líder de su gran banda de amigos.

- tu no te quedas atrás, te he visto James, molestándolos cada vez que puedes- respondió amargamente

-eso es diferente, son de mi edad, y él debería aprender a defenderse, le estoy haciendo un favor- rió James –es solo así contigo porque esta enamorado ti.

-déjalo en paz, no te hace nada- respondió Lily a la defensiva

-a mi no, claro, pero a los de primero si, deberías decirle algo… aparte de que se bañe mas de una vez al mes, deberías darle un poco de poción de "hubicaina"- dijo burlándose un poco y dicho esto se paró y fue al encuentro de Sirius Black que los estuvo observando desde la esquina de la mesa. Luego de eso comenzaron a reír y Lily prefirió irse de una vez su clase de Pociones, su curso preferido.

Cuando entro al salón vio Snape sentado en la segunda fila, junto a los de Slytherin, el se percató que ella había entrado, pero igual se quedo sentado; fue a la ultima fila y se quedó sola el resto de la clase, haciendo la poción mas perfecta que había logrado hasta ese momento, según decía ella, algunas cosas te salen muy bien cuando estas molesta.

-¡perfecto señorita Evans! Le daré diez puntos a tu casa, ¡buen trabajo!- Slughorn la había felicitado en frente del salón y eso la hacía sentirse bien, de esa manera podría demostrar que no por tener padres diferentes, ella no era exactamente igual a los demás.

-buen trabajo- le dijo Snape, una vez que sus amigos se habían ido y estaban solos.

-¡oh!, veo que ahora si puedes hablarme- dijo Lily con sarcasmo guardando su caldero.

-no es que no haya querido ir contigo, pero ellos me pidieron quedarme y no les podía decir que no, no tengo muchos amigos en mi casa

-¿en serio? Y eso no tiene nada que ver con que sea una Gryffindor y sobretodo que mis padres sean muggles ¿verdad?

-¿de que estas hablando?

-¡sabes muy bien de que estoy hablando!- Lily estaba un poco enojada y no sólo con el, James, por mucho que le molestara, tenía algo de razón -es que simplemente, no me gustan tus amigos, creo que son injustos, desleales, antipáticos y mediocres, no quiero que te conviertas en uno de ellos, se lo que les hacen a los niños.

-¿Cuáles niños?

-¡deja de negarlo! Lo sé, va a ser difícil para ti pero esta vez James Potter tiene razón, puede que quieras ser uno de ellos, pero no quiero creerlo.

-¿¡James Potter!? ¿Te has dejado convencer por James Potter?, al que lo único que le importa es quedar bien con sus amigos…

-y que no abusa de los niños de primero- dijo Lily cortante

-es diferente, sabes que yo no lo hago- dijo Snape

-¡pero lo vez! Y es casi es tan malo como hacerlo, ¿Qué ellos te pidan ayuda y tu te rías?

-no lo hago, no puedo creer que le creas mas a Potter que a mi- se quejaba Snape

-yo no estoy hablando de creer o no creer, yo hablo de hechos, y lo que tu y tus "grandes amigos" están haciendo no esta bien, simplemente eso, sabes que puedes hacer lo que quieras, pero solo te digo mi punto de vista… y ¿sabes? creo que lo que mas te molesta es que James me lo haya echo ver- suspiro Lily sin darse cuenta.

-eso no es verdad, ¿sabes? me tengo que ir a Transformaciones, nos vemos luego- se fue en distinto camino.

"Genial" ahora Severus estaba peleado con ella por decirle la verdad, era su mejor amigo y tenía miedo que se vuelva uno más de esos hipócritas que habitaban en su casa como pulgas.