Integra le dio una orden a Victoria y Alucard:

Destruyan a ese vampiro, no importa cuales sean los medios. Ahora vayan

Sí, señora – dijo Victoria con firmeza

Claro, mi ama – dijo Alucard mientras atravesaba una pared

Los dos vampiros salieron de la mansión Hellsing en busca de Evans, en el camino Victoria le pregunta a su maestro:

Maestro ¿Cómo dijo que se llamaba ese tal vampiro?

Evans, dicen que sólo mata por placer – le respondió Alucard – Recuerda chica policía, que ese vampiro es muy peligroso, si tienes problemas con su ejército pide refuerzos, ¿te parece?

Claro, maestro – le respondió Victoria con una sonrisa

Apenas llegaron al lugar del encuentro Alucard le dijo a Victoria:

Voy a matar al líder, tú encárgate de su ejército de Gohuls

¡Sí, maestro! – le dijo Victoria con energía

Apenas Victoria vió al ejército de Gohuls empezó a dispararles sin misericordia

¡Tomen esto asquerosos Gohuls! – gritó

Los Gohuls de adelante sólo se hacían polvo, en cambio los de atrás le disparaban a Victoria, sin embargo, sólo la mitad de las balas le atinaban a la chica policía, a pesar de que eran treinta Gohuls en la parte de atrás, veinte en la de adelante y quince ya hechos polvo

"Esto no es tan difícil" – pensaba Victoria – "Quizás… ¡Es una trampa!"

Mientras que Victoria eliminaba al ejército de Gohuls, Alucard buscaba al lider, y decía:

¿Dónde estás vampiro asesino? No importa cuanto te guste matar. A mí no me podrás asesinar

Sin embargo Evans no le respondía

"Tal ves no está aquí, que cobarde" – pensó Alucard y le preguntó a Victoria por telepatía:

¿Cómo vas chica policía?

Los estoy eliminando, me faltan unos pocos, pero algo anda mal – le respondió Victoria

¿Eh? – se preguntó Alucard

Esto es muy fácil, son unos Gohuls muy torpes… y pienso que puede ser una trampa – le respondió Victoria

Pasaron unos segundos, Victoria le dijo a su maestro:

Maestro, acabo de eliminar a todo el ejército de Gohuls, sin embargo no veo nada sospechoso

¡Chica policía, quédate ahí, no hagas nada, es una trampa! – gritó Alucard

Claro…maestro – le respondió Victoria asustada

Cuando Alucard llegó donde estaba Victoria se oyó una risa malvada:

¡JA, JA, JA, JA!, así que eres tú el gran Alucard

¡¿Quién eres, acaso eres Evans?! – le preguntó Alucard

Sí, soy yo – le respondió Evans mientras atravesaba una pared – Por fin me encuentro con el gran Alucard – de repente miró a Victoria y preguntó - ¡¿Y TÚ QUÉ ESTÁS MIRANDO?! – mientras le disparaba

¡Chica policía! – gritó Alucard

¡Maestro, ayuda! – gritaba Victoria mientras era ametrallada

Alucard enfadado se puso a dispararle a Evans

¿Crees que esas balas tienen efecto conmigo? – le preguntó Evans – No seas ridículo – mientras reía

Jejeje… - reía Alucard mientras dejaba de disparar

¡¿Qué se tan gracioso?! – preguntó Evans mientras dejaba de dispararle a Victoria

Por fin un duelo divertido… hacía ya tiempo que no me divertía así… y si no puedo matarte con balas lo haré ¡Con mis manos! - le respondió Alucard con una sonrisa diabólica

¡¿Qué quieres decir?! – preguntó Evans

¡Quiero decir esto! – le respondió Alucard mientras que se acercaba violentamente a Evans

Cuando Alucard estuvo lo suficiente cerca como para atacar a Evans, este le empezó a disparar

Aunque las balas atravesaban a Alucard este decía a risas:

Un vampiro como tú jamás podrá matarme

¡¿Eso crees?! – preguntó Evans mientras sacaba otra metralleta y se ponía a dispararle a Alucard

Evans de tanto disparar se quedó sin balas

Ya te lo dije, Evans, un vampiro como tú jamás podrá matarme – le dijo Alucard

¡ERES UN MONSTRUO! – gritó Evans desesperado

Todos dicen lo mismo – dijo Alucard con una sonrisa diabólica

De un momento a otro Alucard con su mano derecha atravesó el corazón de Evans, y este último se hizo polvo

A fin de cuentas era un débil cobarde – dijo Alucard enfadado

Luego se dio vuelta a ver a Victoria, se agachó, la tomó en brazos y le preguntó:

¿Chica policía, estás bien?

Sí… estoy bien maestro… - murmuró Victoria con una débil sonrisa

Cuando lleguemos a la mansión debes beber mucha sangre y dormir mucho ¿Entendido? – le preguntó Alucard

Claro, maestro – le respondió Victoria

FIN