A través del cristal.
Tal vez no tuve la suerte de saber qué era el sentirse querida por alguien, o el saber que pase lo que pase, que aún cometiendo errores, tendrás a alguien a tu lado para ofrecerte su ayuda.
Todas esas personas que dejé atrás al encerrarme en este ataúd, ¿alguna vez me quisieron? ¿Alguna vez, sintieron por mí tal aprecio? A mis ojos parece que no.
Ellos me miraban con desprecio cuando supieron de mi verdadera identidad. Me miraban como a la Titán Femenina, como una vil asesina. ¿Acaso podría haber algo de aprecio en esas crueles miradas?
Creo que si no fuera por el duro cristal que me envuelve, estaría derramando un arroyo de lágrimas al recordar tal pensamiento.
Fracasé, totalmente, como guerrera y como persona. No fui capaz de conseguir ninguno de mis objetivos, ni siquiera me esforcé en intentarlo; y si lo hice..., ni yo misma lo noté.
Eren, Armin y Mikasa, el ideal de la amistad perfecta, siempre unidos en lo bueno y lo malo. ¿Por qué yo no pude compartir con nadie ese sentimiento? Quizá si me hubieran conocido, si me hubieran dado la oportunidad de ser como verdaderamente soy, nada sería igual ahora. No sería tachada de criminal, podría vivir como Annie Leonhardt, una simple miembro de la Policía Militar.
Pero claro, soñar es gratis, y los sueños no siempre se cumplen.
De hecho, tras entrenar día y noche junto con mi padre, adoraba mirar las estrellas, imaginando un mundo sin complicaciones, sin amenazas que pudieran provocar la extinción de la humanidad, sin la habilidad de poder convertirme en titán... Soñaba despierta con mi mundo perfecto.
Pero nada es perfecto, ¿no es así?
En un mundo perfecto yo no tendría por qué elegir. No tendría que escoger si traicionar a los míos o a la humanidad. No tendría que preocuparme de mi fracaso como guerrera o como una humana, podría ser feliz, sin obstáculos.
Puede que eso sea uno de los motivos por los cuales decidí confinarme a mí misma en este témpano de hielo llamado cristal. Tal vez cerrando los ojos pueda imaginarme un mundo diferente, donde empezar de nuevo y ser querida.
El pensar, que tal vez el mundo sin mí sería un poco mejor, sin inquietudes y peligros que puedan afectar a la humanidad. Demasiado han afectado ya los titanes a las personas durante siglos, como para que gente como yo, frenemos el avance de la humanidad.
Presiento que todo seguirá igual el día que yo decida salir de este ataúd de cristal fabricado por mis propios miedos. Todo el mundo seguirá viviendo como si nada hubiera pasado, intentando olvidar lo sucedido e intentando refugiarse en su rutina para evitar sentir esa incertidumbre de pensar que podría ser el próximo en morir a causa de los titanes.
Y pensar que yo también tuve ese miedo... Pensaba que tarde o temprano moriría a manos de cualquier titán. Vivía con la esperanza de saber que quién me matase, libraría a la humanidad de sentirse intimidada por mí. Pero nunca se dio el caso, siempre salí adelante, por mí y por mi padre.
Solo espero que cuando ya no me queden fuerzas para continuar recluida, la realidad siga siendo la misma que la que veo a través del cristal.
