Disclaimer: Todos los personajes de Shingeki no kyojin que aparecen en esta historia pertenecen a Hajime Isayama.


Transcurrieron los días desde que el escuadrón de Rivaille fue asesinado durante la misión en el exterior, Eren pasaba la mayor parte del tiempo entrenando y lamentado no haber podido ayudar a sus compañeros.

Rivaille buscaba la forma de hacer más llevadera la situación en que se encontraban, había ocasiones en que platicaban sobre temas personales, sin embargo, Eren no había logrado que Rivaille hablara sobre sí mismo o lo que hacía antes de ser soldado; se sentía solo, sabía que jamás iba a llegar a conocer al Cabo por completo.

Después de la cena, Eren ve con tristeza cómo Rivaille se levanta y camina a su habitación. Como todos los días, se ahoga con sus palabras y reprime una vez más los deseos de platicar con él hasta quedarse dormido, sólo para seguir viendo su cara.

Por fin se decide a hacerlo, no puede soportar más la soledad creciente en su corazón. Toma fuerzas y abre sigilosamente la puerta del cuarto de Rivaille.

- Cabo… ¿Puedo decirle algo?

- ¿Qué quieres? – Responde Rivaille mirando de reojo las cobijas que Eren tiene en sus manos.

- Emm… Pues… Yo quería… - Las palabras simplemente no salían de su boca.

- ¡Si no vas a hablar vete de una vez! – Dijo el Cabo sentándose en la cama haciendo ademanes de disponerse a dormir.

- ¡¿Puedo dormir aquí con Usted?! – Y antes de recibir una respuesta, continuó – Desde que no están los compañeros me siento muy solo en el sótano… Antes podía platicar un poco con Petra antes de que se fuera a dormir, pero ahora… Traigo unas cobijas… Me acostaré en el piso para no molestarlo…

Rivaille le lanzó una mirada larga, suspiró, tomó las sábanas y se recostó en un costado de la cama, sin decir una palabra, movió las sábanas del costado libre y le hizo la seña a Eren de que se recostara a su lado.

Eren estaba atónito, no podía creer que el Cabo le daba permiso de dormir en su cuarto, cerca de él y, encima de todo, ¡en su cama! Salió de su asombro cuando la voz un poco molesta de Rivaille le dijo:

- Si no te vas a acostar lárgate al sótano.

- Sií… Ya voy… - Respondió Eren dejando las cobijas a un lado de la cama.

Tímidamente se sentó del lado contrario en que estaba el Cabo y con movimientos lentos se recostó. Sonrojado y casi temblando se quedó a lado del hombre que más admiraba en el mundo, decidió callar sus pensamientos y verificar si Rivaille estaba dormido o refunfuñando alguna cosa… Todo en silencio… Trató de relajarse y disponerse a dormir. De repente, sintió una leve brisa en su nuca, abrió los ojos pensando en todas las cosas que pudieron haber provocado eso, se giró lentamente para comprobarlo y se topó con los ojos brillantes del Cabo que lo miraban fijamente. Su cara se tornó roja y comenzó a sudar frío sin saber qué decir.

- ¿Qué pasa, Eren? Parece que estuvieras viendo un fantasma.

- No… Nada… Creí que estaba dormido…

- ¿Cómo voy a poder dormir si te la pasas gimoteando?

- Pe - Perdón, Cabo, me duermo en seguida…

- Excelente… Buenas noches, Eren. – Y se giró nuevamente, dándole la espalda.

Esa última frase retumbó en su cabeza un largo rato, pues a diferencia de cómo hablaba usualmente, esta vez las palabras sonaron suaves e incluso un poco tiernas. Pensando en esto se quedó dormido.

Tuvo un sueño: Rivaille se acercó y acarició delicadamente una de sus mejillas, al sentir el contacto se movió un poco, pero el Cabo se acercó y le susurró "duerme, duerme" y besó suavemente sus labios. El sueño lo hizo estremecerse y esbozar una sonrisa que le duró hasta la mañana siguiente.

Al despertar, lanzó una mirada alrededor del cuarto y se dio cuenta de que estaba solo. Se incorporó y fue a buscar al Cabo, lo encontró en la cocina preparando el desayuno. Al verlo, recordó el sueño y se ruborizó.

- ¡Eren! – Dijo Rivaille con voz enérgica para traerlo de vuelta a la realidad – Ya está listo el desayuno, hoy te daré comidas ligeras para que no estés tan inquieto en la noche.

Al decir esto, volteó a verlo con una mirada penetrante que sorprendió a Eren, el cual abrió los ojos e inmediatamente preguntó:

- E - Entonces ¿también hoy dormiremos… juntos?

- Claro que sí – Respondió el Cabo mientras dejaba un plato enfrente de Eren – Eres demasiado dependiente…

Eren no tuvo palabras para responder a lo que acababa de escuchar.

- Además… – continuó Rivaille con una voz amable y una mirada tierna– Así puedo cuidarte más de cerca…

Se agachó y depositó un pequeño beso en la frente de Eren.

- ¡Ah! – Dijo Rivaille mirando los grandes ojos verdes de Eren – Y a partir de ahora puedes llamarme "Levi".