¡Hola! Éste es el primer fic que escribo, tengo 14 años y quise comenzar con una de mis series favoritas. Ésta historia está basada en el episodio de "La falsa primavera", es como la continuación (Así que si no lo han visto les recomiendo que primero vean el episodio para que puedan entenderle a mi fic). Es que la muchacha me pareció que como que le gustaba Ginko (bueno, ideas mías je) Espero que les guste y estoy abierta a sus comentarios.

Después de mucho tiempo del caso de los Harumagari, Ginko había vuelto a visitar a Susu, ya que se habían vuelto amigos; al igual que con el pequeño hermano de la chica, quien se había vuelto más experto en los mushis y ya casi conocía todos los de su zona.

-¡Ginko, cuanto tiempo sin verte!- dijo Susu muy alegre

-Quise pasar por unos días para ver cómo estabas; y también vengo a ver qué tanto ha progresado Miharu-

-Bien, quédate todo el tiempo que quieras, sabes que eres bienvenido- dijo la chica con un ligero rubor que Ginko no notó.

Fue a ver al chico, quien estaba jugando con unos pocos mushis.

-Hola, Miharu-

-¡Ah, hola Ginko! Pensé que no volverías para seguirme enseñando- Dijo muy contento.

-Ya que tienes gran facilidad de verlos y encontrarlos, podrías volverte un maestro del mushi. ¿Nunca has considerado eso?- Preguntó observando al niño que jugaba con las criaturas que sólo ellos dos podían ver.

-¡Claro que si! Me gustaría ver más cosas raras y poder viajar como tú. Oye, ¿Ya pasaste a saludar a mi hermana?- Cuestionó con una sonrisa traviesa.

-Sí, como siempre, ha sido muy amable al permitirme quedarme aquí para enseñarte-

-Todo este tiempo te ha extrañado, la última vez te fuiste sin despedirte y eso la entristeció mucho. La he visto varias veces en las nubes; un poco más y se podría caer de un barranco por andar así- Respondió con un tono sarcástico

-Oye, no deberías decir eso-

-Yo sólo digo la verdad, el que no te des cuenta es otra cosa- Concluyó Miharu y entró a la casa.

Ginko se quedó afuera, encendió un cigarrillo y comenzó a pensar. Sin que se diera cuenta, se había hecho tarde, y el sol comenzaba a ponerse.

-Ya está oscureciendo, deberías entrar- Murmuró Susu, que había salido a meter la ropa que estaba afuera.

-Ah, claro- Contestó el sin darle demasiada importancia a la hora.

-Acabo de preparar la cena ¿vienes a comer con nosotros?-

-Seguro- Respondió con una ligera sonrisa.

Susu traía demasiada ropa, ya que el perezoso de su hermano no quiso ayudarla.

-¿Quieres ayuda?- Preguntó Ginko levantándose al ver que no podía con todas las prendas

-Oh, no gracias, yo puedo...-Pero tropezó con una piedra que la hizo tirar todo lo que traía.

-Pero que torpe soy, de nuevo se ensució- Murmuró ella con una expresión de fastidio

-Déjame ayudarte-

Ginko levantó unas cuantas mantas, pero sin que se diera cuenta la mano de Susu se posó sobre la suya, quien iba levantar la misma prenda que él.

-Lo...lo siento- Dijo ella, ahora si, notablemente ruborizada

-No importa, deberíamos ir adentro, ya que Miharu debe estarse aburriendo de esperarnos- Murmuró él sin darle demasiada importancia al asunto

-Ah, claro...- Respondió Susu un poco nerviosa por lo que había pasado.

-¡Al fin llegan, me estaba muriendo de hambre!- Replicó el niño al tiempo que su estómago hacía un gran gruñido.

-Oye, no te quejes, deberías haber ayudado a tu hermana en vez de quedarte aquí, pequeño malcriado-

-Oye, el que estés aquí no significa que puedas decirme así, malhumorado-

-Basta Miharu, ya voy a servir, pero como castigo por no haberme ayudado tú acomodaras la ropa-

-¿¡Quééee!? ¡Esa pila me llevará todo un día!- Exclamó señalando el "gran" cerro de ropa.

- Tú tienes la culpa, si no nada de lo que pasó hace un momento...- pero se calló al observar a Ginko, que estaba sentado al lado de su hermano. Se sonrojó un poco

-¿Por qué, qué pasó?- preguntó Miharu con sonrisa maliciosa al ver la expresión de su hermana-

-Nada, olvídalo- Contestó ella marchándose a la cocina.

-¿Ginko, qué pasó?- Insistió volteando a ver a Ginko. El lo miró extrañado.

-Se le cayó la ropa y algunas prendas se ensuciaron. Por TU culpa- Añadió viéndolo en tono crítico

-¡Está bien, está bien, debí haberla ayudado! Pero eso no era para que se pusiera colorada- Dijo en tono irónico

Ginko sólo sonrió al recordar por qué se había puesto roja.

Cenaron, y todos se fueron a dormir. Pero Susu seguía despierta, pensando...

Recordó la primera vez que conoció a Ginko y cuando el le explicó el por qué no podía quedarse por mucho tiempo en un lugar. No podía pedirle que se quedara, ya que el sospecharía y tal vez se diera cuenta de sus sentimientos.

También pensaba en Miharu, por que debido a su capacidad para ver mushis quizás el también tendría que irse a viajar para estudiarlos, y entonces ella se quedaría sola....

No pudo continuar pensando, porque se quedó dormida.

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