Capítulo 1- Camino hacia el reencuentro
El sol del mediodía se ve imponente en el cielo de Japón. A lo lejos, se ve llegar un barco y en él, se observa un joven sonriente con la ilusión de regresar a su tierra, de reencontrar a sus amigos y hermano y de recobrar su vida. La nave llega a puerto y de él descienden los pasajeros. El joven caballero hace presencia con la caja de pandora que simboliza el triunfo de su entrenamiento, mientras reconoce el lugar al que llegó, observa el horizonte y todo a su alrededor. "Hermano, lo he conseguido, cumplí mi promesa: me he convertido en caballero. Espero que nos encontremos pronto" Se despide de la tripulación del barco y los demás pasajeros e inicia su camino hacia la mansión Kido, aquel lugar que los había acogido y que sería el sitio de reencuentro para los huérfanos escogidos por la fundación Graude (Graad) para convertirse en caballeros.
"Algunas cosas no han cambiado" murmura mientras se detiene frente al orfanato donde pasó sus primeros años, observando a algunos niños jugar. Sigue su camino pero algo lo impacienta, siente que desde que tocó tierra firme, una presencia lo sigue. Se detiene y hace como si amarra su zapato mientras mira de reojo. Detrás de él, a algunos metros, observa una silueta pero no reconoce quien pueda ser. Esa persona viste una capa que no permite reconocerle cubriendo todo su ser. Desconfiado se levanta y continua su camino. "Debo hacer algo" piensa para sí, cambiando momentáneamente la ruta introduciéndose en una calle concurrida. Empieza a mezclarse entre la gente pero aún se siente perseguido. Encuentra un callejón oscuro y decide ocultarse. Quien le sigue se percata de la situación y entra en el callejón, busca a su presa pero no la encuentra. El joven espera detrás de un arrume de cajas esperando el siguiente movimiento. Al parecer su perseguidor se ha cansado y planea abandonar su empresa, sin embargo un mal movimiento hace que una de las cajas se caiga llamando la atención del extraño, quien se acerca sigiloso. Los ojos turquesa del joven buscan una salida y cuando se ve acorralado sólo atina a defenderse cruzando sus brazos de un derechazo que viene directo hacía él. El impacto lo hace retroceder unos centímetros acorralándolo aún más contra la pared.
-Alto ¿qué quieres de mí?, observo que llevas rato siguiéndome, pero quien eres, identifícate – exige el joven.
El personaje que adopta una pose de pelea, sigue sin hablar.
-Anda, ¿porque no hablas? ¿Qué es lo que quieres? Si quieres una pelea, te equivocaste de persona. No quiero combatir si no es necesario. Sólo aléjate de mi camino y permíteme cumplir mi misión. Retírate y déjame continuar.
Después de pensarlo un poco, la persona frente a él cambia su posición y la abre paso. El chico, con un tanto de desconfianza pasa por su lado mientras le mira de reojo.
-Agradezco tu gesto. No sé quién seas o que quieras, pero debo seguir mi camino.
El chico avanza unos cuantos pasos cuando escucha una risa femenina – vaya no has cambiado para nada Shun. Me alegra saber que sigues siendo el mismo.
Shun voltea a verla asombrado. -¿Qué… esa voz?
-Es verdad que hace casi dos años no nos vemos pero no creo que te hayas olvidado tan fácil de mí.
Shun da media vuelta para quedar frente a la chica que descubre su cara y revela su identidad. Una sonrisa se dibuja de inmediato en el rostro del joven, mientras observa a la delgada figurita de unos doce años, un poco más baja que él, su piel blanca casi rosada contrasta con su largo cabello castaño claro con luces doradas siempre desordenado y esos ojos verde oliva que resaltan en ese rostro. –Kristin eres tú- dice mientras regresa unos pasos para verificar que es su amiga. –No pensé que te encontraría aquí-
Con una inmensa sonrisa la chica le responde – Bueno, la idea era que cuando terminaras tu entrenamiento regresarías aquí para reencontrarte con tu hermano. Y veo que cumpliste tu promesa. ¡Felicidades caballero de Andrómeda! Imagino lo orgulloso y feliz que estará el maestro Albiore- dice mientras le da un puñete en el brazo.
Sh- Si gracias. El maestro creyó en mí hasta el último minuto. También estará feliz de saber que estás bien.
K- Él lo sabe, tenlo por seguro. No creo que haya algún tipo de secreto entre sitios de entrenamiento y sobre todo entre maestros.
Shun la mira confundido. La chica señala la salida del callejón. –Creo que es hora de continuar. El torneo galáctico no tarda en empezar y además ya está bien de hablar en este lugar. ¿Vamos?
Shun asiente con la cabeza e inician juntos el recorrido a la mansión.
Sh -En verdad me alegra mucho verte, no imagine que este día llegaría. La chica lo mira un tanto sorprendida por el comentario. -En serio… no pues muchas gracias. Veo que me extrañaste tanto como yo a ti. Dice la chica mientras mueva la cabeza en señal de negación-
Sh- No, no pienses eso, después que te fuiste de la isla, le pregunté muchas veces al maestro por ti y siempre me decía que estabas bien, cumpliendo con tu destino, pero que no podía darme tu ubicación exacta. Aunque no lo creas, me hiciste mucha falta. En los entrenamientos, en las lecciones, cuando necesitaba hablar con alguien. Incluso, cuando se veía la luna llena, iba hacia la playa y me sentaba en la arena como lo hicimos tantas veces. Recuerdo que te llamaban la lunática por pasar tanto tiempo observándola. Siempre te escapabas para verla
K- Y tú por no dejarme sola me acompañabas y te ganaste más de un regaño. Jajaja
Sh- Jajaja, si lo recuerdo, pero el maestro pronto olvidaba el castigo que decía nos iba a imponer.
Se adentran cada vez más en la ciudad pasando frente a varios puestos de comidas.
K- Antes de llegar, ¿quisieras tomar algo?
Sh- ehhh si claro
Se acercan a un puesto en el que piden unas bebidas y unos pastelillos. Les entregan todo en una bandeja y buscan una mesa. Después de sentarse tratan de tomar la comida al tiempo, lo que hace que se rocen las manos. Los dos se sonrojan. Sh. – Lo siento que maleducado soy, sigue. K –Gracias
Sh- Y a todas estas ¿en donde estuviste todo este tiempo? ¿Ahora si me puedes decir?
La chica sonríe. –Claro, después de que el maestro "me echó" de la isla me dieron refugio en Grecia.
Sh- No digas eso, el maestro nunca te echaría, te tenía bastante aprecio como a todos sus estudiantes, sólo que para él esa situación fue muy difícil de manejar y por eso decidió salir a buscar quien pudiera ayudarte.
K- Si lo sé, tenían que controlar al monstruo.- Sonríe mientras el chico la mira muy serio- ¡Si ya! ya sé estoy bromeando. El maestro dijo que era por mi bien y bla bla bla todas las excusas que han tenido todos para abandonarme. Bueno la cosa es que estuve entrenando como caballero femenino.
Shun la mira con cara de sorpresa- ¿En Grecia, como caballero femenino? ¿cómo June?
El comentario realmente incomoda a la chica que retira la comida a un lado y mientras trata de disimular el enojo se limpia las migajas de las manos
Sh- Lo siento, olvide que ustedes no se la llevan muy bien.
K- Para nada y no te preocupes, pasaste los dos últimos años en su compañía es obvio que la tengas que nombrar, me imagino que no te dejaba ni a sol ni a sombra. Pero bueno hablemos de otra cosa
Sh- Los caballeros femeninos deben vestir una máscara que cubra su cara. Tú siempre te negaste a llevarla, si es así ¿por qué insistían en entrenarte como tal?
K- Es algo que no sé, pero lo cierto es que el maestro descubrió que yo no tenía una constelación guardiana, pero aún así dijo que debía entrenarme porque él podía ver en mi futuro que lo necesitaría. Igual, aunque me colocaran esa máscara mil veces las mil veces me la quitaría, además no creo que me quede tiempo para matar o amar a medio mundo que ya ha visto mi cara. Sería desgastante. ¿Te parece si continuamos?
Sh- De acuerdo vamos.
Mientras más se adentran a la ciudad, puede observarse la multitud agrupándose frente al coliseo. Pantallas gigantes y un altavoz hacen el anuncio: "El torneo galáctico está por comenzar. Diez caballeros lucharan por el honor de ser el mejor y por el premio mayor: la armadura dorada… (Sigue sonando)
El peliverde voltea a ver a la chica aterrado – ¿Sólo 10 caballeros? ¿Qué pasó, qué pudo haber ocurrido con los demás?
K- Lastimosamente, muchos no terminaron sus entrenamientos. Las heridas de batalla, el clima, la mala alimentación, hicieron que perecieran antes de poder ganar las armaduras.
Sh- Entonces… tú crees que… dice con un gesto entre el dolor y el horror
K- Ni siquiera lo pienses. No te permito que creas eso. Estoy más que segura y como me cuentas que es tu hermano que él ganó su armadura y pronto vendrá a tu encuentro, tal como lo prometió.
Atrás van quedando los ruidos de la ciudad y de los altavoces. Cada vez se encuentran más cerca de la mansión. Llegan a la gran reja que los separa de los recuerdos de la infancia que alguna vez tuvieron y lo que han llegado a ser.
Se miran y asienten. Es hora de entrar – musita Shun.- Es hora...
CONTINUARA...
