La dura vida de una drama queen

Disclaimer: todo pertenece a J. K. Rowling.

Esta historia participa en el reto Palabras al azar del foro La Madriguera.

()()()()()()()()()

Nadie puede imaginarse lo duro que es ser yo. Todos piensan en Potter, en sus dolores de cicatriz y en lo mucho que ha sufrido por perder a sus padres. ¡Yo ni siquiera conocí a mis padres! ¿Es que nadie se acuerda? La gente dice "Oh, pobre Potter, fue criado por muggles ¿Y yo qué? Yo fui criado en un horfanato muggle ¿Qué hay peor que eso?

Pero bueno, dejemos la infancia a un lado, eso pasó hace mucho tiempo. ¿que cuánto exactamente? Oh, a una dama no se le preguntan esas cosas ¡Y a un lord oscuro tampoco! Hablemos del presente. No sabéis lo difícil que es mantener este aspecto de mago súper poderoso. No me puede dar ni un rayito de sol o mi preciosa piel de porcelana se estropeará. Aunque sin duda este aspecto es mejor que el otro. ¡Ni os podéis imaginar cuánto tardaba en arreglar mi pelo! Un mago tenebroso siempre tiene que estar impecable. Aunque mi aspecto anterior venía mucho mejor para ligar, eso no lo negaré. Ahora la única mujer que quiere algo conmigo es Bellatrix y no se si lo habréis notado ¡Pero ella está loca!

Ese es otro de los grandes dramas de mi vida, mis vasallos. La mitad están locos, la otra mitad muertos y la otra mitad (y no, no se le ocurra a nadie decirme que no puede haber tres mitades. ¡A lord Voldemort no se le corrige!) Bueno, como iba diciendo, los restantes son una panda de inéptos. El más inteligente es Colagusano. ¿Necesitáis que añada algo más? La verdad es que el único que se salva es Severus. No he visto hombre más leal a mí. Lo tengo trabajando de espía infiltrado en la orden del fénix sin que ninguno sospeche de él. Solo recuerdo una vez en la que no se comportó como un buen mortífago: aquella vez que maté a la sangre sucia que le gustaba, la madre de Potter. Entonces se puso hecho un basilisco. ¡Pobre! ¡Como si él hubiera tenido alguna oportunidad con ella de seguir viva!

Otro de mis mayores problemas es Dumbledore. Sí, ese viejo chiflado que siempre se entromete entre Potter y yo. Tengo un plan para acabar con él. No es que tenga mucha confianza en el hijo de Lucius, la verdad, pero me servirá para darle una lección a ese incompetente. Lucius pertenece a la tercera mitad de la que os hablaba antes: no está loco, no está muerto, pero es de esas personas que suma dos más dos y obtiene un número decimal. Está ahora en prisión. No voy a decir que me dé pena. Se lo merece por haber dejado a Potter escapar y por haber perdido la profecía.

Sí, lo sé, menciono a Potter constantemente y es que es muy difícil olvidarme de él. No me lo puedo sacar de la cabeza. Es que tiene unos ojos, y una sonrisa y una voz. . . ¡Puag! ¿En serio alguien pensó que ese podía interesarme? No quiero ni hablar de él. ¿Os podéis imaginar la vergüenza que significa para mí tener como archienemigo a un crío y que además consiguiera derrotarme una vez con un año?

En resumen, mi vida no es de color de rosa. Sirvientes inéptos, un enemigo patético que aun así logró acabar conmigo y viejos entrometidos que no me dejan hacer mi trabajo. Por no hablar de lo que cuesta mantener esta imagen de malvado sexi.