N/A: Hola! bueno esta historia tendrá unos cinco o seis caps cortitos. Por fin pude escribir una historia de esta pareja y espero que os guste a pesar de que el argumento empiece de forma bastante típica. ¡Así que sin más dilación, os dejo con el primer cap!

Serendipity

1. ¿Casualidades escritas?

-Veamos…- Ginny se agachaba forzando la vista sobre un viejo pergamino – Dame el moco de troll.

-Um… Toma – Harry cogió con dos dedos el pequeño frasco que contenía una pasta verdosa y se lo dio a Ginny. - ¿Crees que Hermione no se enfadará?

-Está claro que se enfadará, pero eso no importa, luego nos perdona. Ella es así

-No estoy seguro… -agregó mirando a la pelirroja que sacudía el pequeño bote con esperanzas de que la sustancia del interior saliese al exterior sin salpicar. Y no salpicó, sino que salió compactado como un vaso de gelatina, o como lo que era, un moco.

-Dame la fotografía de Hermione.

-¿Para que quieres su foto? Puff… Hermione nos va a matar, seguro que se da cuenta… ¿Por qué se le hecha a una poción de amor moco de Troll?

-Supongo que para dar sustancia – añadió con una sonrisa – No sabes como me agrada pensar que esto se lo va a beber mi hermano.

Harry tragó saliva e intentó no imaginar a Ron bebiendo ese líquido amarillo fosforito.

-Ah, y la foto sólo es para quitar el vapor de en medio. Que me está mareando…

-Pensaba que al ser una poción de amor sería rosa o algo así, no amarillo verdoso…

-Todavía no lo hemos terminado ¡Y deja de quejarte! - Ginny miró a Harry un instante, pero el chico seguía ensimismado con su cara de asco por no haber podido evitar imaginar a Ron digiriendo la pastosa sustancia.

-Anda, coge el pergamino y lee el hechizo.

Harry cogió la receta.

- Esto parece un hechizo de película- Ginny le miró arrugando la nariz, y entonces decidió hacer lo que la chica le decía- Serendipity…- dijo leyendo el nombre. Confundido miró a Ginny con cara de interrogación.

-Significa casualidad, chiripa… ¿Es que nunca te has leído "Los tres príncipes de Serendip"?

-No…- contestó mirando el pergamino de nuevo- ¿De dónde lo has sacado?

-Lo mandan leer en primer curso…- Harry encaró las cejas -¡Ah! ¿El hechizo? Luna me lo dio – Harry se quedó mirándola con las cejas enarcadas, tratando de que la pelirroja entendiese que Luna no era una fuente precisamente fiable. Pero la pequeña de los Weasley le ignoró. Así que él adoptó una expresión insulsa, mezcla de asco y derrota al saber que dijese lo que dijese la endiablada chica no le haría ni caso.

-¿Y qué tiene que ver una casualidad con una poción de amor? Es exactamente lo contrario a una casualidad ¿Crees que podemos fiarnos…? - agregó mirando de nuevo la extraña mezcla con… su expresión.

-Si – añadió cansina – y eso es exactamente lo divertido, que no tiene nada que ver. Es un hechizo irónico.- dijo sonriendo – Bueno léelo.

-Pero realmente… ¿en qué consiste? – Ginny suspiró mirando al techo.

-No lo sabremos nunca si-no-lo-lees – dijo pausadamente a la vez que acercaba su cara a la del chico para que este la entendiese bien. Harry tragó saliva por la cercanía de la pelirroja, sus labios, sus… parecía ser que los vapores irisados de esa maldita poción estaban surgiendo efecto en él…

-Vale. Ejem- se aclaró la voz y recuperó la distancia permitida con la chica.- Esto sería así… círculo… Vale – dijo mirando el pergamino donde estaba la estructura del movimiento de la varita a la vez que lo practicaba con la mano.- ¿Ya? – Ginny le miró alzando las cejas en un gesto de impaciencia – ¡Serendipia sin-mortem!

Harry realizó dos giros hacia la izquierda y dibujó una leve "s" con la varita. De la punta de ésta salió una lluvia de chispas rojas que fueron a parar directamente al caldero, donde la mezcla amarillenta empezaba a empastarse. En su contacto se transformó en un líquido espumoso de color rosa chicle y empezó a salir vapor del mismo tono, luego la mezcla cambió y se volvió transparente, aunque el vapor seguía siendo del color característico de la goma de mascar.

-Bien, ahora baja y entretén a Ron- le mandó Ginny mientras recogía a punta de varita todos los trastos usados para la poción.

-Hmmm…Ginny… ¿cuándo pasará el efecto del hechizo? – preguntó levantándose de la silla.

-Cuando Hermione le coma los morros a mi hermano.- dijo sonriendo con malicia - ¡Oh, vamos! No me mires así, ese es el sueño de Ron- Harry se quedó dudando pero al final decidió que lo mejor era dejar todo en manos de la joven pelirroja, que parecía tan segura de sí misma.

-Bueno, pues luego nos vemos… aunque Ron va a darse cuenta… esto tiene pinta de saber mucho peor que la poción multijugos…- murmuró a la vez que salía por la puerta.

Ginny se quedó mirando unos instantes el lugar por el que acababa de desaparecer el moreno, luego suspiró y metió la mezcla en un pequeño botecito. No sabía las consecuencias de la poción, podía afectar al comportamiento de Ron o a lo que le rodeaba, pero no dudaba que funcionaría. Esta sería la mejor Navidad para su hermano si todo salía bien y también la última obra de caridad que haría por él… y por ella.

-O-

Harry bajó las escaleras de dos en dos mientras pensaba en cómo podía haber aceptado participar en esa locura. A Ginny no le había costado mucho convencerle, con esa sonrisa de inocencia que adoptaba para pedir cualquier cosa que quisiese nadie era capaz de negárselo… y menos él.

Cuando iba por el descansillo y estaba girándo para seguir con su rápida bajada se chocó con Ron, que salía ensimismado de la habitación de sus padres mirando algo que tenía entre las manos.

-¡Ey! ¡Harry! ¿Dónde vas tan rápido? – Ron se frotaba el brazo con el ceño fruncido.

-Eh… – Harry recogió lo que se le había caído a Ron. - ¿Qué haces tú con un discman? – Sin duda eso era lo que se le había caído a su amigo ¿De dónde lo habría sacado?

-¿Un qué? Me lo ha dado mi padre, decía que no podía aguantar hasta mañana para dármelo… - explicó bajando la voz con evidente disgusto- pero me dijo que se llamaba "señor-musical".

Harry no pudo evitar reírse. Empujó a su amigo hacia las escaleras y le hizo bajar. Acababa de escuchar la puerta de la habitación de Ginny cerrarse y no quería que la pillase con las manos en la masa.

-Pues se llama discman. Yo tuve uno, bueno lo tuvo mi primo, si quieres te puedo explicar como funciona ¿Tienes algún CD? – preguntó Harry elevando la voz para que Ginny se diese cuenta de que estaban allí. Ron le miró levantando el labio extrañado y el ojiverde se dispuso a explicarle todo.

Realmente había sido una buena táctica de distracción. Tras media hora de explicaciones, en las que Ron no hacía más que preguntar cómo habían hecho los muggles para meter a un humano es esa cajita, Harry decidió que tenían que ir a desayunar, sobre todo después de que Ron por fin le diese al play y que por los cascos escuchasen la inconfundible música maña: una jota. Ron se disgustó tanto que decidió no volver a escuchar más música muggle en su vida, definitivamente ese no era su estilo.

Mientras, Ginny, había puesto la mesa del desayuno. En el momento en el que su madre había ido a por el correo del día había añadido al zumo de calabaza de Ron la incolora mezcla y rezó por que también fuese insípida.

Se acababa de sentar cuando entraron Harry y Ron, el último con su inconfundible cara de enfurruñamiento matutino, ese día más marcado por su infortunio con el novedoso regalo de su padre.

-¿Qué pasa Ron, papá ha vuelto a acertar en su regalo? – preguntó aguantando a duras penas una carcajada que no pudo evitar proferir tras la grosera respuesta de su hermano.

Ron decidió que lo mejor era desayunar, y luego ya vería quá hacer con su padre. Colocó el energético desayuno para que todo estuviese a su alcance, estaba acostumbrado a tenerlo todo a mano en Hogwarts. Tras engullir la primera salchicha con bacón se bebió de un trago su zumo, que le ayudó a digerir la carne que aún tenía en la garganta. Entonces un extraño sabor dulzón y pegajoso se instaló en su paladar y aunque comió un huevo frito para deshacerse de él, no lo consiguió.

-¡Puaj! ¿Qué le has echado al zumo, Ginny? – exclamó restregándose la lengua con una servilleta. – Sabe a… ¡puaj! – repitió observando el vaso con mirada escrutadora.

-Pues no sé Ron… el mío sabe normal –dijo Ginny con espeluznante normalidad. - ¿Qué tal está el tuyo Harry? – Harry la miró sin saber muy bien qué decir. Él no sabía mentir, pero la pelirroja parecía tan segura… no le hizo falta pensar.

-Bien – definitivamente esos vapores no habían sido buenos para su salud.

-Pues a mi me sabe a moco o a babas de…

-¡Ronald! Esas cosas no se dicen cuando se está comiendo – la señora Weasley acababa de entrar por la puerta de la cocina y miraba a Ron con enfado. Ron se hundió en la silla – Mirar chicos, acabo de recibir una lechuza de Hermione preguntando si podía pasar aquí el día de Navidad porque sus padres tienen mucho trabajo… esta chica siempre tan modesta…

Harry y Ginny se miraron sonriendo.

-¡Oh, vaya! ¡Qué casualidad!- exclamó Ginny con falsa sorpresa. Ron les miró a ambos evidentemente confundido.

-Sí, aquí dice que llega hoy después de comer, si nos parece bien. Ron ¿puedes escribir a Hermione la respuesta? Estoy segura de que si no respondemos no viene. – continuó la mujer.

-¿Y por qué yo? Que lo haga Ginny

-Ronald… - dijo Molly pacientemente.

-¡Joder! ¡Uy! Lo siento mami… jeje – Ron se levantó y cogió de mala manera la carta que su madre sujetaba con una mano mientras que le miraba de forma bastante agresiva. – Hoy no es mi día… - murmuró Ron mientras salía de la cocina.

Ginny siguió sonriendo.

-Esto va bien.

Hermione recibió la carta a los pocos minutos, era evidente que la había escrito Ron: la caligrafía desganada, la escueta respuesta, la inexistente delicadeza con la que habían doblado el sobre… Bueno, algo era algo. Además sabía que Harry estaría en la Madriguera porque sus tíos habían considerado esa la mejor forma de salir ganando, sin saber que así también beneficiaban a su sobrino.

Se lo dijo a su padre, que estaba leyendo el periódico para desinhibirse de su carga de trabajo. Era Navidad, pero aún así sus padres no habían podido librarse de las muelas y los empastes. Todo el mundo quería tener una boca perfecta para fin de año. El señor Granger le revolvió el pelo en un gesto cariñoso, presentando su disculpa por no poder pasar las Navidades con su hija, y le ayudó a subir la mochila al coche para llevarla a casa de los Weasley. A Hermione le daba mucha pena no poder pasar esos pocos días con sus padres, pero lo que no sabía es que esas serían sus mejores Navidades hasta la fecha.


Este es el primer cap de esta historia. Van a ser caps cortitos a pesar de que no me gustan los caps cortos porque siempre que coges el hilo a la historia se termina u.u, pero es que en un principio iba a ser un ONE SHOT y al final me extendí, así que espero que igualmente os guste! Y, os guste o no, dejarme un reviewcillo aunque me pongaís verde en él ok? Y a lo mejor os libráis de un zumo con sabor a moco ^^

Ilisia Brongar.