Es difícil hablar cuando se lleva desaparecida mucho tiempo. No sé si alguien leerá esto, pero creo que es importante aclarar un par de cosas antes de leerlo.
Desde que sé leer, me he encontrado muchos tópicos y estereotipos que me cabrean y me repatean hasta el infinito. Así que este long fic surgió como un experimento (de hecho así sigo tratándolo yo), en el que trataré de romper con todos los estereotipos que se me ocurren. Hasta hoy tengo diez capítulos escritos y veintitrés ideas para continuar con la historia, sin embargo no puedo prometer subir un capítulo a la semana ni al mes porque trabajar y estudiar al mismo tiempo es bastante duro y el poco tiempo libre que tengo me lo paso durmiendo jajaja.
Por esta razón, los ratings irán cambiando con cada capítulo. Hay estereotipos que quiero cambiar sobre cómo dos personajes se conocen o cómo empiezan a pasar tiempo juntos, pero hay tópicos del sexo que no soporto y que quiero cambiar. En este capítulo el rating es K pero puede cambiar a M rápidamente. Sin embargo avisaré siempre antes de empezar un capítulo para que no os llevéis sorpresas.
Este fic lo empecé a escribir en julio y me prometí no subirlo hasta que estuviera más o menos acabado, pero ayer me encontré con un anime llamado Shingeki No Chuugakkou . Entiendo perfectamente que a la gente le guste ya que la adaptación es muy ingeniosa y todas las situaciones son bastante divertidas, pero me cabreó muchísimo ver unos personajes tan bien formados y con tanta profundidad convertidos en estereotipos más planos que el papel. Shingeki No Kyojin me encanta por la complejidad de la historia y de los personajes que la componen, así que ver a Eren enfadado por un titán por comerse su almuerzo o Armin (mi personaje favorito) convertido en una fábrica de mocos sin personalidad, me dejó traspuesta. Y por eso he decidido subirlo ya, para recordar un poco (y en cierta medida porque este es un AU) lo que eran los personajes.
Sin más, os dejo con el primer capítulo del fic. Espero que os guste.
Disclaimer: Los personajes no me pertenece. Los estereotipos no me pertenecen. Nada me pertenece porque soy pobre, solo tengo un ordenador medio roto y un sueño (?)
JEREMIN
FUERON PERDICES Y VIVIERON FELICES
Tópico 1: "Cuando el chico en cuestión encuentre un cachorro bajo la lluvia, se lo quedará"
Paring: Eren/Armin.
Género: Gen.
Rating: K
No se recordaba una noche de octubre más nublada que aquella. Era la noche de brujas, con rayos, truenos, lluvia y demás manifestaciones atmosféricas. Los niños ya habían vuelto a sus casas a guarecerse de la tormenta (empapados, con frío, el maquillaje borroso en la cara y las calabazas de plástico a rebosar de chocolate y dulces que se terminarán el uno de noviembre, sobre el mediodía, antes de sentir los primeros síntomas del resfriado), solo había dos figuras que todavía caminaban por las calles encharcadas bajo un frío que casi parecía polar.
Armin tenía siete años cuando su abuelo le puso el primer corto Disney, y quedó fascinado por el hecho de ver a Micky Mouse en blanco y negro silbando en un barco a motor. Estaba tan acostumbrado a ver Tarzán a todo color que era increíble ver a Micky en 2D sin pupilas en los ojos con unas manos desproporcionalmente grandes. Y lo mejor era que ese muñeco tan desigual llegaba a ser igual de mágico que el Aprende a enseñar, enseñando aprenderás, tu vida está con quien tu amas más. Armin iba vestido con un mono negro, unos guantes blancos y una diadema con dos enormes orejas redondas que se le clavaba en la peluca, también se había pintado la cara de blanco pero la pintura se le empezaba a borrar por la humedad.
Su abuelo lo acompañaba a casa blandiendo un enorme paraguas amarillo que era un puntito de color entre tanta oscuridad. No solía llover en Wayward en esa época del año, pero era fiel al hombre del tiempo aunque se equivocaba más que una escopeta de perdigones de goma. Y el señor Hombre del Tiempo había predicho lluvias torrenciales sobre medianoche, así que Sebastien Arlet había paseado su eterno paraguas amarillo y dos chubasqueros medio roídos por todo el barrio a pesar de que, hasta hacía unos minutos, hacía un bochorno insoportable.
—¿Cuántos caramelos me vas a dar? —le preguntó a su nieto—. No te los vas a quedar todos, ¿no?
Armin miró su calabaza y puso la misma cara de concentración que cuando tenía un problema de matemáticas especialmente difícil.
—Te puedo dar los caramelos de melocotón y los de piña.
—Prefiero los de limón.
—Los de limón son míos —le replicó Armin frunciendo el ceño—. Pero te puedo dar uno o dos. Y si me das todos los chocolates, incluso puedo darte tres.
Sebastien Arlet rio a sus adentros y lo acercó más a él para que no se mojara. De lejos se escuchó un trueno ahogado pero no se vio ningún rayo rasgando el cielo cubierto de nubes.
—Serás un gran Dumbledore.
—Abuelo, ese niño está solo —le dijo Armin bajando la voz para que no lo oyeran.
El abuelo Arlet siguió la mirada en dirección allí donde señalaba su nieto. Un niño prácticamente de su misma edad estaba ahí, en la esquina, empapado de arriba abajo y mirando la pared con el rabo entre las piernas. ¿Rabo?, se sorprendió Sebastian al ver el trozo de piel que le salía por debajo de la camiseta y unas pezuñas mojadas como manos.
Y antes de que pudiera evitarlo, Armin salió corriendo, empapándose con la lluvia y los charcos embarrados, hacia ese cachorrillo humanoide.
—Hola —susurró al acercarse.
Unos ojos verdes llorosos lo recibieron con miedo. El maquillaje de perro estaba completamente borrado, solo sobrevivían una sombra negra en la punta de la nariz donde le habrían dibujado el hocico.
—Me he perdido —gimoteó el niño con la voz ronca señalando el cartel de la pared. Se limpió con las mangas dos velas verdes le caían de la nariz hasta el labio superior—. Salí corriendo y tenía que haber esperado a Mikasa pero quería caramelos y ella es muy lenta andando pero ahora no la encuentro y no sé cuál es mi calle y no sé dónde está mi casa y tengo mucho frío.
—¿Quieres llamar a tu mamá? —preguntó Armin preocupado por el joven cachorro de ojos verdes que temblaba como una hoja—. Mi abuelo tiene móvil nuevo y podrá llamar a tu casa.
El cachorro se quitó un guante peludo con la boca y le tendió un papelito arrugado con las letras emborronadas por la lluvia.
—Mamá siempre me dice que salga con el número de su móvil —hipó con nuevas lágrimas en los ojos— pero… pero se ha mojado y ya… no puedo...
El cachorrito se puso a llorar frente a un muy mojado Armin y su abuelo que trataba como podía de taparlos a los tres con el paraguas. Sus ojos azules se cruzaron con los de su nieto. Su nieto le pedía ayuda tan desesperadamente que no pudo evitar sonreír. Le gustaba ver cómo Armin tomaba la iniciativa aunque no supiera qué hacer después de tomar las riendas. Si es que quiere ser un viejo con siete años lo que hay que ver, concluyó arrodillándose en el suelo.
—¿Cómo te llamas? —preguntó Sebastien.
—Eren.
—Es un nombre muy bonito —dijo Armin todavía sin saber cómo acercarse.
—Él es Armin y yo soy Sebastien. —Y le dio la mano intentando no pensar en la cantidad de mocos que debía haber entre sus dedos—. ¿Quieres que te acompañemos hasta tu casa, Eren?
—Vivimos en la calle Windsow, en el número diecisiete —le explicó rápidamente Armin, para asegurarle a aquel niño de que eran de fiar—. Mi abuelo tiene una tienda de an… antig… antigüedades —y miró a su abuelo para certificar que lo había dicho bien—. ¿Tú… qué tienes cerca de tu casa, Eren? A lo mejor podemos adivinar dónde vives.
—Hay un… parque —dijo Eren quitándose las lágrimas con las manos—. Con un tobogán rojo y unos columpios muy chulos.
—A mí me gustan mucho los columpios —afirmó Armin—. Mi abuelo me empuja muy, muy fuerte y me sube hasta el cielo.
—Yo me empujo solito —le comentó orgulloso el pequeño cachorro mojado que ya no parecía tan pequeño ni tan mojado—. Hay que mover los pies y los brazos así. —Y se balanceó hacia detrás y hacia delante—. Y ya.
—¿Me enseñarías? —le pidió Armin con una sonrisa tímida.
—¡Claro! Yo sé, yo te enseño, si es superfácil.
Y los dos niños se sonrieron con más confianza.
Caminaron los tres bajo la lluvia, Sebastien, Eren y Armin, apretujándose bajo el enorme paraguas amarillo. Parecía imposible que el cachorrillo mojado hubiera estado llorando hacía un par de minutos, ahora tenía una sonrisa abierta tan grande que llegaba intimidar a Armin. El abuelo Arlet los miraba de reojo, como un testigo mudo de algo mágico, el principio de la amistad entre dos niños. Surgida de la nada.
Al final, Eren le rodeó el brazo por los hombros y Armin se dejó abrazar con una sonrisa mucho más tímida que antes. Y siguieron así hasta que salió la luna, se secó el cielo y encontraron el parque de los columpios rojos, para subir más alto que el cielo.
Enhorabuena a los que habéis llegado hasta aquí XD Espero que os haya gustado y prometo subir el siguiente, que repito ya está escrito, cuando pueda.
¿A vosotros también os cabrea encontraros mil tópicos o mil estereotipos que se repiten en todos los fics y libros y series y películas una y otra vez? Como ya he dicho, yo tengo veintitrés y subiendo. Vamos a romperlos todos. Vosotros y yo. Vamos a quedarnos con la esencia de la historia. Vamos a intentarlo juntos, quizás lleguemos a algo.
Muchísimas gracias por leer, sobre todo después de tanto tiempo.
De nuevo, duckisses,
KJ*
