Esta es mi primera historia y a su vez es la primera vez que publico algo, me gustaría que comentarais que os parece para ver si continuo o no con la historia que tengo pensada. Animenme a seguir con este Fan fic y con ello a crear muchas más historias, dependiendo de como vaya gustando iré añadiendo no solo capítulos si no también muchos más personajes de la Liga y con ello más historias de amor, desamor y discordia ^^


El frío no hacía más que mecer aquella larga y a su vez plateada melena que el viento parecía golpear sin mucha paciencia, paciencia que por el contrario se daba a notar en la mirada de aquella joven que se encontraba con la mirada fija en aquel horizonte que se encontraba completamente adornado de aquella dulce capa blanquecina que nunca quedaba oculta en aquel reino.

Freljord era el reino del hielo, aquel reino que se encontraba apartado de los reinos más destacados Demacia y Noxus y que a su vez era ajeno a todo tipo de disputas que no se tratara de aquel que ellos mismos vivían. ¿La batalla entre los demacianos y noxianos? No eran más que simples infantiladas a ojos de aquellos que vivían en las frías tierras del reino, aquel reino que hasta ahora se encontraba bajo una de las más peligrosas guerras y con ello, disputas que nunca se habían llegado a finalizar o tan si quiera a iniciar.

-Mi Reina, los bárbaros parecen haberse retirado de la zona, la guardia de la noche se ocupara de vigilar el muro de hielo. Me encargare de que todo se encuentre en su lugar, no avanzaran más de lo debido.- Un ave legendaria era la cual se dirigía a aquella joven, aquel ave que pocas personas habían podido avistar las cual solo se daba a mostrar por los mortales (Sin contar a la que había nombrado como Reina) en los momentos que fueran realmente críticos. Anivia solo había sido vista por los más afamados guerreros, aquellos que darían su vida por el reino y aquellos que tuvieran un corazón tan puro que pudieran liderar con la misma pasión su pueblo hacia la victoria.

-Los vientos confirman finalmente la partida de Sejuani mi reina, debería acudir ya hacia castillo, no debe preocuparse más- Decía la dama de blanco y cabellera rubia la cual siempre se encontraba viviendo por y para la seguridad de la Reina.

-Esta bien- Terminaba por afirmar la joven de cabello plateado sin apartar aún la mirada del horizonte-Presiento que esta vez las cosas no serán tan faciles...Anivia, mantén la mirada sobre los limites del reino, parece que las cosas van a complicarse más de lo normal- Finalizo antes de volver la mirada hacia aquel Ave artica que tras hacer una pequeña reverencia con sus alas emprendía su vuelo para así dejar a ambas mujeres a solas- Tu tambien deberías tomar un descanso Janna-Decía con un tono dulce antes de colocar el arco tras su propia espalda y volverse para así llevar la mirada hacia el reino que yacía tras aquella enorme muralla congelada.

Ashe desde muy joven había sido el tipo de mujer que había vivido con obligaciones aunque la mayoría de estas se las impusiera ella misma tras el fallecimiento o más bien asesinato de la que era la antigua reina, su madre. Vivía día y noche por y para su pueblo, brindando así su continua protección y a su vez seguridad a todos los ciudadanos, entre los cuales yacían unos pocos que en el momento que ella tomo las riendas del reino habían conspirado contra ella para así tratar de apartarla del camino. La vida de la joven no había sido algo facil ni mucho menos "un camino de rosas" pero desde sus quince años había llevado a aquel pueblo a uno de los puestos más privilegiados y con ello a los más codiciados por otros muchos entre los cuales se encontraba su mayor enemiga, su propia hermana, Sejuani.

-Mi reina, Tryndamere a estado buscándola desde su partida ¿Quiere que le haga saber de su llegada?- Decía uno de los guerreros que custodiaba la entrada del castillo.

-No te preocupes, tan pronto vuelva a castillo será consciente de mi llegada-Confirmaba la joven mientras se apartaba aquel manto de la cabeza para así descubrir su rostro, brindándole de mientras una dulce sonrisa al guerrero antes de adentrarse en castillo, dejando a manos de uno de los sirvientes su arco y carcaj y deshaciéndose por el camino de aquella capa que anteriormente portaba.-Las cosas parece que van a complicarse, manda un visado a Demacia haciéndole saber a Lux que solicito un encuentro lo antes posible con ella y de igual manera con los guardianes de la liga.-Decía antes de desaparecer por las escaleras principales del castillo hacia sus aposentos.

Para Ashe su pueblo lo era todo y la mínima desconfianza que cruzaba sus pensamientos era la que hacía que se pusiera a la guardia en el momento más o quizás menos indicado. La tranquilidad era su meta de la misma manera que la protección de sus ciudadanos marcaba para ella uno de los puntos más importantes de su reinado, para ella no era tan solo el gobernar un pueblo, para ella era cuidar de una familia la cual tras todos estos años habían conseguido adorarla no solo como una Reina si no también como una hermana, todos la adoraban, desde los más jóvenes a los más fuertes de la nación. Era una chica fuerte, con un aguante que nadie podía llegar a imaginar, tenía un corazón delicado pero a su vez capaz de arrasar con todo aquello que se pusiera en su camino ¿Delicada? Visualmente podía darse a mostrar como el tacto de un pétalo de rosa pero su mirada penetrante y a su vez fría en ocasiones, daba a notar que en ella no solo se encontraba una Reina si no también una guerrera que sería capaz de llevar a su pueblo a la victoria.

Una vez se adentro en sus aposentos dejo aquella capa sobre un guardarropa hasta que una presencia que no era para nada desconocida hizo que se girara para así avistar a aquella Dama de blanco que anteriormente se había encontrado aguardando su bienestar.

-¿Pasa algo Janna?-Cuestiono mientras caminaba hacia la fría cristalera de aquella blanca y con toques azulados habitación.

-¿Qué es lo que te preocupa Ashe?-Decía sin apartar la mirada de la Reina.

-He tenido un presentimiento, parece que una fuerza oscura intentara sembrar el caos en Freljord-

-La bruja de hielo no ha dado aún señales de querer mandar a sus tropas ¿Porque tanta precaución?-

-No es Lissandra la que me preocupa y tampoco mi hermana- Su mirada fue así a parar sobre el paisaje que daba hacia las montañas congeladas hasta que finalmente un Fénix de hielo se creo en una de sus manos, sosteniéndose así sobre ella mientras se dejaba acariciar lentamente- Presiento que esta vez los problemas de Freljord van a verse ampliados por campeones provenientes de otros reinos-

El silencio pareció sembrar en aquella habitación mientras que Ashe se mantenía durante unos instantes con la atención fija en el horizonte antes de así estirar el brazo para dejar que aquel Fénix saliera volando por el balcón y desapareciera del campo de visión de ambas.-Espero que pase lo que pase, estés dispuesta a luchar por y para el reino a mi lado-

-Confíe en mi su alteza, he venido a este mundo para vivir por y para su seguridad. Mi vida está a su servicio- Tras estas palabras y una leve reverencia una ligera corriente hizo que su presencia se convirtiera en nada más y nada menos que una ausencia.

-Lo se Janna...lo se-

Por otro lado era la tempestad la cual cubría los cielos, aquel fúnebre ambiente que se daba a vislumbrar en el norte del país prácticamente habitando un valle entre las montañas más temidas y menos frecuentadas por los llamados inocentes o para gente como los habitantes de aquel reino "Cobardes" El olor a sangre podría darse a notar si no fuera por la carencia de esta cuando se llegaba dentro de la ciudad, no por ser algo prohibido si no más bien por que las calles aquel día parecían más limpias de lo que normalmente solían encontrarse fuera por falta de rehenes o simplemente, por falta de peleas entre los ciudadanos.

-Lo más indicado sería el buscar el punto débil de Demacia y poder acabar con estas ratas de cloaca ¿Porque no simplemente llegar hasta el corazón y arrancarlo de cuajo? Estoy harta de tener que esperar a que los Guardianes de la liga decidan ignorar las diferencias y poder dejarnos limpiar este mundo de esta escoria pura con arco iris colgando del cuello-

-Katarina, deja tu impaciencia a un lado- La áspera voz del hombre que se encontraba al final de aquella mesa no hizo más que hacer que la mujer decidiera callar y así cruzarse de brazos mientras tanteaba su cuerpo hacia un lateral con una pose un tanto seductora pero a su vez molesta. Darius no era un hombre que decidiera llevar todo acabo con tan solo una noche de planificarlo, era el mayor de los asesinos que se encontraban en la liga, el más vil, sanguinario y a su vez eficiente guerrero que se encontraba en Noxus. Todos le temían y eso había hecho que hasta los mejores guerreros se rindieran a sus pies aceptando cada uno de sus mandatos o esperando sus ordenes para así cumplir estas al mismo instante en que fueran dictaminadas.

A la izquierda de aquella habitación se había podido notar como una puerta se habría al instante para así dar paso a la presencia de aquel hombre que siempre acompañaba al general, aquel que tenía también un lugar prestigioso en la guardia de aquel reino pero que a su vez le daba un lugar algo más conocido que el que otros pudieran portar-Preciosa porque no dejas que charle un rato con mi hermano, prometo después devolverte el favor de una manera que ambos vamos a disfrutar- Decía Draven mientras clavaba una de sus hachas en la madera de aquella mesa y brindaba a la mujer de su lado una de sus traviesas y a su vez tentadoras sonrisas haciendo así que la pelirroja rodara los ojos antes de negar con la cabeza y brindarle una mirada algo insatisfecha a Darius antes de girarse y salir por la puerta por la cual Draven había entrado, cerrando esta tras ella para así dejar algo de privacidad en aquella "reunión fraternal"

-¿Con que piensas sorprenderme esta noche hermano?- Decía Darius tras haber recibido aquella mirada de la pelirroja antes de que abandonara la habitación, fijando por fin toda su atención en Draven el cual hoy como de costumbre parecía traer aquel toque de alcohol que siempre rondaba cada una de sus venas y con ello centímetros de su cuerpo.

-Si, la pelirroja tiene un polvazo, te doy la razón-Dijo tratando así de molestar a su hermano cuando vio como seguía a esta con la mirada de aquella manera que a decir verdad había sido con la mayor indiferencia que había visto mirar un hombre a una mujer. Misteriosamente Darius nunca había dado a notar ningún tipo de interés en aquella mujer ¿O quizás si? A decir verdad Darius era tan imprevisible que ni su propio hermano podía saber lo que pasaba por la mente de este en ocasiones.- A parte de eso...¿Qué opinas de pasar frío a cambio de unas grandes riquezas?