—Hey, deja de ignorarme —exclama Zack.
Luego de hablarle, hacerle preguntas y no recibir respuestas de su parte.
—¡Mierda! ¡Habla de una puta vez!
Siempre se veía tan muerta. Y esta no era la excepción, no tenía expresión.
—¿Vas responderme? ¡No tengo todo el día!
Ella no mueve su boca, ni un musculo. No se movía. Zack intranquilo, comenzó a saltar por el lugar, impaciente y esperando que alguna palabra, la que sea, salga de su boca.
—¡Carajo! Di alguna maldita palabra.
Ella no contesta.
—Joder, ¿Te dormiste?
Ella tenía los ojos cerrados. Estaba durmiendo y no despertaba, ante las palabrotas y los gritos incesantes de Zack. Pasado cuarto de hora, el asesino, no se aguanta. Porque: "Diablos ¿Cuánto más pensaba dormir?"
La patea suavemente, pero ella no hace sonido alguno.
—Hey Ray, dime que estas bien.
"Estoy bien"
Su mente responde como ella. Monótono como ella, pero ella no es quien habla. Nadie lo hace. Solo es un recuerdo que su cabeza creó. Nada más y nada menos que eso.
Ella sigue tirada en el suelo, tiesa, con los ojos cerrados. Sin sonrisa, pálida, como si estuviera muerta.
Ella no lo está.
De inmediato, espeta Zack. Porque ella no podía morirse sin sonreír correctamente y serle útil. No podía morir sin una sonrisa en su rostro.
Demonios, no podía.
—Despierta de una buena vez.
Pero él sabe en el fondo que no lo hará.
—Vamos —La vuelve a patear con un poco más de fuerza y un líquido espeso, rojo y tibio, toca su pie.
No quiere percatarse del hecho, no quiere saber la verdad. Pero sabe lo que pasa y eso -irónicamente- lo aterra. Teme haberla matado.
Porque eso sucedió, porque eso pasó. Da pasos para atrás y choca contra la pared, se desliza y toma su cabeza con sus dos manos y se acurruca en un rincón. Sus ojos arden.
Ya no aguanta.
Porque él sabe la verdad, pero no la acepta.
¿Cómo podía?
No quería, no quería... no quería estar otra vez solo.
Ray estaba viva. Lo estaba, tenía que estarlo. Hasta que el decida matarla.
"¡Ah!"
Escucha un grito. Escucha el grito. El grito de Ray. Su memoria lo recuerda, ese grito ahogado, el ruido de un cuerpo chocar contra el suelo. Estaba combatiendo una pesadilla, por impulso, dormido, había tomado la guadaña y zas...
Y al abrir los ojos y prender la luz.
La ve.
Y la apaga. No quiere seguir viendo. No cuando se da cuenta lo que paso, lo que el brillo de la luz de la luna llena azul le muestra, a través de la ventana y la cual no puede cubrir. Al no tener cortinas.
Así que se queda quieto, inmóvil, escuchando el sonido pausado de su respiración, el sonido inquieto de su corazón y el goteo que produce su guadaña, al chorrear la sangre que quedo impregnada en el filo. Ese que rasgo su delgado cuello en un corte limpio y rápido.
Y ahora, estaba ahí, hablando a su víctima esperando que conteste.
—Apestas haciéndote la muerta —dice y siente como un líquido transparente empapa sus vendas.
¡Maldita sea!
—¡Mierda! Date prisa y habla... vamos tú eres la que piensa. Dime que hacer.
Nada.
—No sé qué mierda hacer ¡Joder! Deja de estar bromeando haciéndote la muerta ¡Mueve tu trasero y levántate! —Ruega en un tono molesto y desesperado— ¡Date prisa! —Ella no se levanta, no se mueve—¡Odio las mentiras! —objeta— Tu no estas muerta, no lo estás, no lo estás, Ray.
Pero ella no presenta una prueba que demuestre lo contrario.
—No sé qué hacer sin ti —su voz es baja y suplicante— Solo dime algo. ¡Maldición! Lo que sea, lo que tú quieres... dime que estas viva.
.
.
.
Ella jamás respondió.
Aun cuando pasaron días y Zack le siguió hablando, aun cuando el olor pútrido inundo sus fosas nasales. Ese mismo que intentaba ocultar con el olor de flores, esas, que a Ray le gustaban.
"Estoy viva"
Su mente recuerda; su voz carente de emociones, pero Zack esta vez se contesta.
"Yo sé que no lo estás"
