"Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo rojo se puede estirar, contraer o enredar, pero nunca romper"
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Zack se había sorprendido cuando Ray comenzó a zurcir su herida sin demostrar asco, horror o cualquiera maldita expresión en su aburrido rostro.
Estaba tranquila como si fuera cosa de todos los días. Tan calmada cociendo su jodido estómago. Pero lo cierto era que quería saber...
—No tienes que hacer esto también, Ray... —repuso— ¿Porque tú estás haciendo todo esto por mí?
—¡Hey! ¿Puedo usar tu cuchillo para cortar el hilo? Este cuchillo corta como un sueño.
—Tienes el hábito de hablar sobre otro tema cuando no quieres responder. ¡Hey, deja de jugar al tonto y respóndeme!
Su mirada esperando por su respuesta.
—Respóndeme... —exigió.
Su corazón latiendo con fuerza. Malditamente curioso.
—Después todo, Zack tu eres "Mi Dios"
—¿Qué tipo de mierda estás hablando?
Esa respuesta no era la que esperaba, esa misma le daba escalofríos. La verdad es que esperaba otra cosa. Pero... ¿Qué?
Su cabeza se hizo un nudo intentando comprender sus malditos pensamientos mientras Ray le pinchaba su jodido estómago. Agujerándolo una y otra vez para unir la piel con el hilo.
Y dolía como el infierno.
Ella siguió cociendo la herida, el hilo bañado de sangre se había vuelto parte de su piel. Zack seguía observando tan concentrada en su labor cuando el dolor no se hacía tan insoportable que tenía que cerrar los ojos.
Desde ese momento...
Su conexión fue palpable. (Él haría todo por ella y ella haría todo por él)
Al final, Rachel con el cuchillo había cortado el hilo.
No obstante, ellos aun seguían unidos por una promesa. El hilo rojo invisible atado en sus meñiques aun seguía intacto.
