los personajes que se presenta en mi historia no son de mi propiedad, todos ellos le pertenecen a Masashi Kishimoto. Por otra parte la historia si es de mi autoria y prohíbo su publicación en otras paginas, sin mi permiso o previa consulta.
CAPITULO I
El maldito sonido del despertador me estaba taladrando los oídos, podía jurar que en cualquier momento podría perforarme el cerebro. Trate de levantarme pero note que algo o mejor dicho alguien me sujetaba por la cintura, me gire lentamente en la cama y abrí los ojos sabiendo con quien me iba a encontrar
-Buenos días sakura-chan -Me dijo mientras dejaba un tierno beso en mi frente para después dirigir sus labios a mi oído y susurrar con voz algo ronca –deberías apagar esa cosa y así podríamos seguir con lo que hacíamos anoche.-
Sentí como el calor se apoderaba de mi cuerpo pues la propuesta era demasiado tentadora pero no podía, debía levantarme o Tsunade-shishou me mataría de forma lenta y dolorosa. Separe mi cuerpo del de mi acompañante todo lo que él me lo permitió y estuve a punto de mandar toda la planificación que había existido para este día al demonio al ver sus ojos azules algo nublados por el deseo.
-Naruto… si no me sueltas no podré detener el ruido- dije poniendo tomo mi aplomo en esas palabras para no sentarme sobre él y tener una buena sesión de sexo mañanero.
Vi como fruncía un poco el ceño y después suspiraba para soltarme acariciándome de forma muy provocadora la cintura "vamos sakura no cedas" me dije mentalmente apreciando como se giraba sobre sí mismo y se sentaba al borde de la cama, pude apreciar como los músculos de su espalda se marcaban y como su rubio cabello acariciaba su nuca justo donde moría yo por dar pequeños besos.
-lo apagaras o debo mejor lanzarlo por la ventana?- sus palabras me hicieron volver a la realidad, me gire rápidamente y busque en la mesa de noche mi celular sin ningún éxito.
-emmmmm… Naruto, has vito mi teléfono?- pregunte girándome y quedando de nuevo helada, hay estaba el completamente desnudo con su abdomen bien trabajado, sus brazos del grosor perfecto para envolverme y tomarme, sus piernas fuertes Y su… -
-lo vas a tomar o no?- me dijo con un tono burlón sacudiendo mi móvil frente a mis ojos ya con la alarma apagada.
Estaba segura que mis mejillas debían estar muy rojas pero le sonreí en respuesta a sus palabras y tome mi celular de entre sus manos –gracias- le dije y vi como él se volvía a enderezar en todo su esplendor y se dispuso a buscar su ropa que en alguna parte de la habitación debía estar.
Mire la hora: 7:10… debía estar en la universidad ya cambiada, lista y dispuesta a más tardar a las 7:45 y yo aún estaba en la cama observando como mi mejor amigo se vestía lentamente y pensando en que seguramente el no estaría muy feliz si se enterase lo que este nuevo semestre implicaba y de todos los secretos que los lideres le estaban ocultando a los más jóvenes de la manada "y porque no se lo dices entonces?" me dijo una voz interior la cual preferí ignorar y continúe disfrutando de la vista.
Naruto siempre había estado para mi desde que tenía memoria, él estuvo a mi lado en los momentos más significativos, nuestro primer día en el jardín de infantes, la primera vez que intente cazar… y fracase, el día que por fin logre escuchar y reconocer la esencia de todos los que estaban a por lo menos 1km a la redonda, el momento en que me entere que mis padres murieron y la primera vez que pude cambiar. Trate de hacer memoria y recordé la primera vez que nos besamos, él siempre me había dicho que yo le gusta a pesar de mi extraño cabello rosa y a nuestros 13 años ocurrió ese primer contacto que con el paso de los años y con nuestros cuerpos creciendo y las hormonas cada vez más volátiles los besos dejaron de ser inocentes y las carisias cargadas de deseo hacían que la piel me quemara cada vez que ocurría el más mínimo roce, hasta que por fin pasó e hicimos ese pacto silencio indicando que ambos queríamos que se repitiera, ahora con 22 años ambos seguimos compartiendo lecho bastante a menudo.
-es injusto que tú seas la única que está viendo sakura-chan-me dijo el rubio acabando de ponerse su camisa naranja sonriendo de esa forma que arrancaba bragas hasta de la más puritana
-es mejor que te vayas ahora a tu cuarto Naruto, si no estamos en la puerta en 10 minutos no llegaremos a la universidad y sabes cómo se pone Tsunade-sama cuando se enoja- Dije sin tomar mayor importancia a su comentario empezando a ponerme de pie aun cubierta con las mantas –fuera… ahora-
Vi como el suspiraba y se acercaba a mi obligándome a alzar la cabeza para poder verlo a los ojos –Bien, nos vemos en 10- me dijo agachando un poco su cabeza para darme un fugaz beso en los labios y salir de la habitación con rapidez
Una vez sola me sentí en libertad de quitarme la tela que había tenido sujeta a mí, la deje caer y me dirigí al baño con algo de premura y me di una ducha sintiendo a mi cuerpo relajarse ante el contacto con el agua caliente, una vez seca camine a mi closet buscando algo cómodo para usar pero sin poder evitar detenerme a ver mi reflejo en el gigantesco espejo que servía como puerta a donde ponía mi ropa.
-en definitiva debo decirle a Naruto que sea más suave- en mi reflejo se podía apreciar como sobre la blanca piel resaltaban unas marcas a la altura de las caderas que claramente correspondían a los dedos del chico de sonrisa zorruna. Levante lentamente la mirada observando como mi cuerpo ha cambiado con el paso el tiempo, caderas amplias, piernas largas y torneadas, cintura estrecha y senos de un tamaño bastante aceptable, mi rostro luce bastante más joven de lo que soy pero ha de ser por mi extraño color de cabello que me da una apariencia bastante aniñada, mis ojos de un verde tan brillante como el jade enmarcados por unas espesas pestañas, "los años en definitiva te han hecho bien… al menos ya no se nota tanto tu frentesota" de nuevo esa molesta voz. –Cállate- dije para mí y me dispuse a elegir las prendas que usaría hoy.
Un jean amplio, una blusa sencilla de cuadros y unos tenis fueron los elegidos, aplique un poco de brillo labial en mi boca y algo de rímel en mis pestañas, tome mis cosas y Salí casi corriendo de la habitación en dirección a la puerta de la gran mansión en donde vivo… el que mis padres muriesen cuando apenas tenía 9 años me trajo un único beneficio, ahora vivo en la gigantesca casa del clan Uzumaki.
Una vez en la puerta espere un par de minutos mirando mi celular con la esperanza de encontrar algún mensaje pero no me sorprendió el no encontrar absolutamente nada, baje y subí un poco en las publicaciones de mis olvidadas redes sociales cuando escuche sus pasos –Si Tsunade-sama decide ponerse violenta te culpare a ti y solo a ti- dije sin subir ni un decibel el volumen de mi voz, sé que me está escuchando pues claramente oí su risa, pasaron unos 30 segundos más y apareció en la cima de las escaleras usando un pantalón oscuro y una camisa azul rey con algunos detalles en naranja apagado, en sus pies unos mocasines de un tono marrón oscuro. "se ve demasiado bien" claro que se veía bien, era cosa de su olor a futuro macho alfa lo que la hacía sentir un leve calor en su bajo vientre de solo pensar en lo agitada que había sido la noche anterior.
-Vámonos- dije dándome la vuelta y emprendiendo camino a la universidad sin esperar a que el me respondiera
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-sabes que no le puedes mencionar nada de esto a nadie, ni siquiera a Naruto Sakura- la mujer rubia de ojos miel y grandes atributos ya llevaba cerca de 20 minutos advirtiéndome de lo peligroso que sería si yo decidía aflojar la lengua –la paz entre vampiros y licántropos es demasiado frágil y sabes que podría empezar otra guerra si alguno de tus amigos ataca a uno de los suyos. Si algo así pas...-
- y si ellos nos atacan a nosotros?, no podremos defendernos?- la corte siendo muy consiente de esa posibilidad, al fin y al cabo esos chupa sangre asesinaron a mis padres –no somos unos perros rabiosos y usted sabe eso Tsunade-shishou, puede estar muy segura que yo no diré nada pero si ellos se enteran de alguna forma yatacan a los que no pudieron cambiar… es mi deber protegerlos y usted lo sabe-
-… si lo se sakura, pero confiemos en que eso no sucederá- su tono ahora estaba más lúgubre y serie que minutos antes, sabía que estaba pensando en mis padres y en mi la pobre huérfana de guerra que yo era. Soltó un suspiro y luego sonrió –creo que tú puedes manejar esto. Este semestre veras clases de administración en las mañanas y en las tardes seguiremos con tus prácticas en el hospital, sé que es duro para ti pero también soy consciente de tu inteligencia, en tu clase habrán 3 de ellos, sabes cómo debes tratarlos así que confió en ti, que tengas un buen día Sakura- finalizo la mujer y yo solo di una reverencia para salir de su gigantesca oficina adornada de forma exquisitamente elegante.
Camine de forma pausada por los pasillos del edifico administrativo y me dirigí a la cafetería con algo de afán pues con lo tarde que me había levantado no había logrado comer nada, en lo que andaba de forma apresurada sentí mi celular vibrar así que lo saque del bolso para revisar lo que sea que me había llegado pero en medio de mi distracción choque contra algo tan fuertemente que caí sobre mi trasero al instante –auch… en definitiva un mensaje de publicidad no merece este dolor de nalgas- dije sobándome la parte afectada
-si en definitiva no merece que me hallas hecho manchar mi ropa- esa voz era lo más endemoniadamente sexy que había oído en toda mi vida y entonces lo vi, si creía que la mirada de Naruto era profunda entonces la de él era un abismo sin retorno, dos pozos negros me observaban con obvia molestia, sus ojos rodeados por unas pestañas más espesas que las mías propias, lucia de aproximadamente 23 años, su cabello igual de oscuro que sus ojos pero con algunos extraños destellos en azul y su piel demasiado blanca y tersa, casi parecía una estatua de esas que vez en los museos y que dicen "prohibido tocar" pero en realidad te mueres de ganas por extender la mano y comprobar si son tan suaves como lucen. Era alto, bástate más que yo, creo que incluso algo más que Naruto y su cuerpo… debajo de esa camina de botones negra, ahora machada en el pecho por el café que efectivamente había derramado al chocar con él, estoy segura que están sus músculos bien definidos
-además de estúpida también eres sorda?- me cuestiono sacándome de mi impresión… bien ese comentario si me había desagradado, podía escuchar el latido de su coraz… su corazón no estaba latiendo, me concentre más tratando de oír aunque sea un pequeño martillar pero era un hecho él no tenía pulso, eso solo podía significar una cosa… -vas a pagar por la limpieza de mi camisa sordita, de eso puedes estar segura...- dijo dirigiéndome una última mirada de desprecio y marchándose en la dirección contraria a la que iba caminando dejándome hay tirada en el suelo.
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Al llegar a su salón lo encontré medianamente lleno y automáticamente busque los cuerpos que no poseían ninguna pulsación en el pecho, encontró dos de ellos, uno era una joven melena larga hasta mitad de su espalda de color castaño sujeta por una coleta de caballo bastante floja, sus ojos de un extraños color violeta muy pálido, me recordaba mucho a el color de las perlas, él debía tener 21 años o tal vez mi edad, su rostro y contextura eran bastante atractivos no lo podía negar pero nada comparado con el chupa sangre altanero de la cafetería, suspiro y examino a la otra, una mujer de cabellos tan rojos como el fuego, sus ojos cubiertos por unos lentes pero permitiendo que se viera el peculiar color de sus pupilas, eran cafés pero no un tono cualquiera, parecía incluso algo rojizo, seguramente ella también tendría su edad, era guapa, bastante pero no me sorprendió –los vampiros usan su atractivo físico para atraer a las presas que desean evitando el miedo de los humanos al momento de ser mordido- recordó que eso se lo había dicho Tsunade antes de que le contara de esa idea de meter a ambas especies en las mismas clases, suspiro pasándose una mano por su corta melena rosa y dirigiéndose a su asiento en un rincón junto a la ventana pero antes de llegar a la mitad del pasillo de sillas lo olio, no podía ser que su suerte apestara tanto.
-Así que estamos en la misma clase rosadita, eso facilitara el asegurarme que pagues por la camisa que estropeaste- lo escucho tan cerca de su oído que giro de forma abrupta encontrándose su perfecto rostro a escasos centímetros del suyo.
-s… si lo pagare- dije con la voz que logre encontrar, el me hacía sentir demasiado indefensa, aun yo sabiendo que de una mordida podía arrancarle su linda carita.
-así que puedes hablar?- no retrocedió ni se alejó –perfecto, vi que planeabas hacerte atrás en la ventana… ese es mi lugar así que olvídalo, tu puedes hacerte frente al maestro, se nota que eres una chica aburrida después de todo- espeto el mirando mi atuendo sin ningún pudor – en definitiva se nota que eres una mojigata- "si supieras bonito" estaba de acuerdo en eso con mi voz interior y armándome de valor sonreí y le mire directo a esos ojos que ya lograba ver podrían ser mi perdición.
-Es inicio de semestre y no creo que tengas los papeles que denoten ese asiento como de tu propiedad así que…- me acerque a él casi que rozando nuestros labios esperando que el retrocediera pero no lo hizo –con permiso- finalice empujándolo y siguiendo mi camino inicial, sentía su mirada, sabía que debía estar molesto ya que era obvio que era la clase de persona que obtenía todo lo que quería nada más pedirlo pero conmigo no sería así.
-No sabes en lo que te estas metiendo rosada, no sabes que si Sasuke Uchiha quiere algo lo tiene de una forma u otra- lo escuche decir pero no hice caso y me senté en el lugar que me aseguraría fuera solo mío por el resto de semestre.
-y tú no sabes que a una Haruno no se le habla de ese modo- dije más para mí que para él pues estaba segura que no podría escucharme. Este semestre en definitiva sería complicado.
Bueno... he aquí el primer capitulo de la primera historia que me atrevo a publicar y espero que no la odien demasiado... háganme saber sus opiniones en los comentarios no saben lo feliz que me harían y asi me animan a continuar con este pequeño proyecto, gracias por su tiempo y pronto subiré el segundo capitulo./p
