Disclaimer: No soy autor ni propietario de ninguno de los personajes aquí presentados. Pokémon y todos sus personajes son propiedad de GameFreak, The Pokémon Company y Nintendo. Esta historia ha sido escrita con fines de entretenimiento
Parte 1/3
"Tienes que ser sincero con tus sentimientos, puedes mentirle a todo el mundo, a tus amigos, puedes decir esas mentiras incluso a mí, pero pronto te darás cuenta que no puedes continuar mintiéndote a ti mismo". Esas fueron las palabras de Blue la última vez que visitó mi casa. Ella no podría entender ni si quiera un poco sobre cómo me siento. No es sencillo explicarlo, me gustaría hacerlo, pero no puedo y más que no poder, no lo quiero. Entiendo lo que me sucede, Dios santo, ¿quién no lo entendería? Pero eso solo me hace sentir inútil, irresponsable… Idiota. Ni si quiera sé cómo me orillé a esta situación.
El asunto es sencillo, relativamente, estoy enamorado, enamorado de la chica que ama a mi mejor amigo y tal vez mi mejor amigo la ama a ella también. Parece un asunto simple y sin importancia, pero no lo es. No lo siento de esa manera. Cada vez que pienso en eso me enfado de singular forma, no soy yo mismo, trato de pensar en otros asuntos más importantes, pero al final termino mirando al vacío y pensando en ella. Mantengo mi mano en alto y pienso que ella la sostiene como aquel día. Escuché de las personas que ella tenía poderes curativos y tal vez el día que sostuvo mi mano de esa manera terminó curándome a mí también. Pienso que si cierro mis ojos con fuerza entonces podré despertar de esto y no seré yo, tal vez pueda ser otra persona, alguien adecuado para ella. Tal vez podemos empezar de nuevo.
Hace dos o tres meses había un día con un mal clima, recuerdo que me había quedado en la esquina de un árbol. En ese momento no llevaba a mi Charizard o algún pokémon con el cual pudiera usar vuelo. Por alguna razón no quise salir a correr de la lluvia, mi casa quedaba considerablemente lejos. Me senté dentro de una pequeña cueva, muy pequeña para ser sincero, que estaba en el bosque Viridian simplemente observando la lluvia caer. Últimamente no había nada qué hacer, todo el asunto con los Rockets, con Mewtwo, todo en general estaba en paz. Había demasiada tranquilidad, la vida cotidiana de un entrenador promedio diría yo.
Desde que era líder de gimnasio me había acostumbrado a no tener tiempo nunca, incluso para mí. Blue era la única que me visitaba en ocasiones, traía champagne y aquel vestido negro llamativo que compró en Celadon. Siempre estaba alegre, se sentaba en el sillón rojo y andaba por mi casa o el gimnasio como si fuera bienvenida. Al inicio por supuesto que me molestaba, pero cuando estas visitas son recurrentes no hay mucho qué hacer, Blue siempre encontraba la manera de entrar a mi casa. Recuerdo que me reí por pensar en ella en aquel momento, si es que esbozar una mueca es reír.
Pensando en eso y en otros temas menores casi no pude darme cuenta del entrenador que corría buscando un refugio de la lluvia. Corría con un Pikachu en sus brazos y parecía herido, cuando aclaré mi vista reconocí el gorro al instante. Tal vez si no hubiese sido porque su Pikachu estaba herido tal vez no hubiera decidido levantar mi mano y hacerle señas. Finalmente, ella corrió hacia mí y logró refugiarse. Retiró su amplio sombrero de paja y lo dejó en el suelo.
—¡Green-san! —exclamó Yellow. —Green-san, Chuchu…
—Déjame verla…
Yellow extendió a su Pikachu a mis brazos y los inspeccioné. No estaba del todo mal, simplemente tenía una pequeña quemadura en su piel que era fácil de curar, en su momento no sé por qué no pensé que Yellow no podía curarla si para ella era tan sencillo hacerlo con sus extraños poderes. Tal vez no puede hacerlo siempre. No la conocía del todo... Me hizo algo de gracia verla tan preocupada por algo tan sencillo. No dejaba de interrumpirme con preguntas cada vez que intentaba explicarle qué podíamos hacer. Finalmente terminé gritándole que se calmara. Saqué un Burn Heal de mi bolsillo y algunas pociones. El Pikachu pronto quedó bien y le pedí a Yellow que la dejara en su pokéball. Yellow, por supuesto, no lo permitió. Su pequeña rata eléctrica quedó descansado en una esquina de la cueva.
Una vez que se quedó mejor, Yellow se permitió darse un respiro. Llevó sus manos hasta su cabello y retiró su liga. Su cabello estaba bastante mojado, aquel sombrero suyo debía estar lleno de agujeros. Fue ahí donde me di cuenta que ella lucía muy diferente a la última vez que nos habíamos visto. Había crecido mucho, ya no lucía como aquella niña perdida en las batallas. Su cabello largo y rubio caía hasta su cintura, ella estaba sentada sobre sus rodillas y llevando sus pequeñas manos a su cara para despejarse el cabello mojado. Giró su rostro y me sonrió.
—Gracias, Green-san.
—No ha sido nada. Lo que he hecho es algo que pudieras haber hecho tú.
Yellow llevó sus manos hacia sus piernas y cerró los ojos, suspirando.
—Lo siento mucho. A veces me pongo muy nerviosa cuando le suceden cosas a Chuchu. Ni si quiera soy capaz de recordar qué llevo en la bolsa…
Suspiré y apenas pude sonreír.
—Ya te lo he dicho, no sucede nada. En ocasiones nos alteramos y no pensamos con claridad. Lo importante es que no se pierda la calma esas situaciones. —Yellow asintió. Tenía que estar de acuerdo. —Dime, ¿estabas buscando el Pokémon Center?
—¡S-sí! —respondió, claramente sorprendida— ¿Cómo lo sabías?
—Porque cargabas a tu Pikachu con mucha desesperación... Hoy es domingo, ¿no es así? A esta hora hacen una especie de restock en los centros por lo que se encuentran cerrados temporalmente.
Yellow volvió a sorprenderse, llevando las manos hacia su boca.
—¿De verdad? ¿Cómo lo sabías? ¡Yo imaginaba que siempre estaba abierto!
—Y es que lo está, pero es un poco complicado de explicar… Lo sé porque soy líder de gimnasio, hay ocasiones en las que tengo que dar información a los trainers que van a retarme y terminan perdiendo, pero no todo el mundo va sin pociones.
—Oh, Green-san… ¿Tienes muchas peleas todos los días?
Suspiré y me acosté en el suelo. Peleaba todo el tiempo, tanto que a veces llegaba a cansarme. Amaba lo que hacía, por supuesto, pero había momentos en los que simplemente no quería hacer nada. Había momentos en los que ni si quiera quería estar en algún lugar.
—A veces sí, y a veces no. Es muy relativo…
—Debe ser divertido… Yo no puedo permanecer tanto tiempo peleando… —Yellow suspiró y llevó sus piernas hasta su pecho, abrazándolas.—¡No es como Red-san! ¡Él sí que está dispuesto a pelear todo el tiempo!
No pude evitar notar la repentina euforia en Yellow cuando hablaba de Red, es que en realidad no podía evitar notarse, Yellow siempre se ponía alegre cuando se trataba de Red. Red, todo el tiempo Red… ¿Y es que él se dará cuenta de cómo sonríe por él? El chiste de Yellow enamorada de Red es asunto viejo.
—Red es hiperactivo. —señalé— Es normal que quiera pelear todo el tiempo…
Yellow ahora mantenía la mirada perdida en la lluvia con una amplia sonrisa. Me levanté del suelo y me apoyé en mis manos colocadas en la parte de atrás de mi espalda, justo en el suelo para mirarla.
—¿Dónde estará ahora?
—¿Red?
—Sí… Hay veces que se pierde por días. Se va y nadie sabe dónde. A mí me gustaría saber. —Ella volvió a suspirar y sus ojos verdes me miraron. La vi frágil, pequeña y triste. Nunca la había visto de esa manera. —Green-san. ¿Tú crees que yo…?
—¿Qué… tú?
Yellow parpadeó y sus ojos se volvieron brillosos y tristes.
—¿Crees que soy agradable para Red-san?
—¿Agradable?
—S-sí… —Yellow bajó el tono de su voz. —Somos muy diferentes… ¿Sabes? A veces siento que pertenecemos a mundos muy distintos. Red-san es siempre alegre, extrovertido, sociable, él es un campeón y yo… Bueno, yo no sé a dónde voy. No soy una buena entrenadora como el resto de los Pokédex Holders, no soy linda como Blue, no soy inteligente como Crystal, no soy extrovertida y valiente como Sapphire…
—Yellow. ¿De qué estás hablando?
Yellow frunció los labios y llevó finalmente sus manos hacia su rostro, cubriéndolo completamente.
—¿Por qué? ¿Por qué no puedo…?
Pensé que ella iba a ponerse a llorar, pero retiró sus manos y noté lo abochornada que estaba. Me miró fijamente y sonrió nerviosa.
—Ser como tú. Tú le agradas a todos, Green-san. ¡Le agradas a Blue, a Crystal, a Gold, a Ruby, Sapphire, a Red-san! Me agradas también.
Hice una mueca y esbocé una media sonrisa.
—Tú también le agradas a todos, Yellow. No entiendo tu punto.
—Me gustaría ser un poco más como tú. ¿Podrías enseñarme?
Ahora fue el momento de sonreír genuinamente.
—Claro que no puedo enseñarte. Yellow, tú tienes que aprender a aceptar tu personalidad. Uno no puede volverse como otro porque piensa que así le agradará más a otra persona, y tú quieres agradarle más a Red. La verdadera pregunta, Yellow, es ¿por qué? ¿Por qué quieres agradarle tanto a Red?
Yellow apretó los labios y los abrió, y después volvió a cerrarlos. Bajó la mirada y apretó con fuerza sus manos. Continuó hablando en voz baja.
—¿Guardarías un secreto por mí, Green-san?
—Tal vez. Si se trata de un delito me entenderás que será algo que no puedo guardar.
Yellow rio y negó con la cabeza.
—Entonces adelante, puedes contarme lo que sea que te aqueje. Prometo guardar el secreto.
—Me gusta Red-san.
No era una novedad, para mí, para nadie, tal vez lo sea para Red que jamás se ha dado cuenta. La lluvia duró más tiempo, Yellow continuó hablándome sobre Red durante todo ese tiempo. Su Pikachu se sintió mejor casi a la par que el cielo se despejó. Ella se inclinó y agradeció por todo el rato que permanecí escuchándola simplemente callado, nunca había ella hablado tanto. Al día siguiente, también llovió, y coincidimos en el mismo bosque, la temporada de lluvia estuvo llena entonces de visitas casuales entre ella y yo, solo nosotros, el bosque Viridian, la cueva y la lluvia constante que opacaba mis pensamientos acompañados de su risa nerviosa y las historias horribles sobre Red.
Yellow y yo habíamos coincidido nuevamente en aquel bosque con la diferencia que ahora sí llevaba un Pokémon con vuelo. No tuve más remedio que invitarla a pasar el resto de la lluvia en el gimnasio. Yellow se sentó un pequeño sillón marrón en el cuarto que estaba atrás del gimnasio, donde tenía una cama, un baño y una pequeña cocina. Preparé un par de tés y le extendí uno a ella. Lucía alegre, aliviada, distinta a las demás ocasiones.
—¡Gracias, Green-san!
—Eh. Pensé que ya habíamos hablado sobre eso del nombre…
—¡Oh! Lo lamento, en ocasiones se me olvida…
—No te preocupes. —caminé hasta ella y me senté en el sillón justo al frente de ella. Dejé el té en la mesa. —Te noto diferente.
—Tal vez lo estoy. —señaló. —He mejorado mi entrenamiento desde que he charlado contigo, por lo que de cierta manera si ha habido un cambio en mí, ha sido por ti.
—Mmm… —murmuré, retomando la taza de té entre mis manos. Todavía estaba caliente, no demasiado. —No lo creo. Todo lo que has logrado, es con tu mérito. Yo no he tenido intensiones de ayudarte en nada, he sido igual que siempre.
—Siempre eres tan sincero, Green-san…
Yellow inundó su boca en la taza de té y la retiró al instante. Muy pequeñas gotas cayeron de ella en la mesa.
—¡Caliente!
—Lo lamento, déjame ayudarte…
Me levanté, y ella hizo lo mismo. Había té en su ropa, tal vez demasiado. Me dirigí hasta el guardarropa de mi habitación y decidí traer dos prendas, mías por supuesto, para que ella pudiera cambiarse. Ella se disculpó más de lo que debería y accedió a cambiarse en el baño. Yellow es tan torpe, pensé. Pequeña, torpe e ingenua. Era la chica indicada para Red, que era lo mismo. Sin embargo…
Yellow salió del baño con aquella playera vieja púrpura mía, le quedaba bastante grande. Volvió a disculparse y le pedí que se sentara en el sillón. No me había dado cuenta hasta ese ese momento que su cabello también estaba mojado, pero no podía haber sido del té. Ella estornudó tres veces y me acerqué a tocarle la frente. Tenía fiebre alta. Lo siguiente fui yo pidiéndole ir al hospital y ella negándose. Tal vez podía poner ese rostro de cachorro con todos, y ellos podían caer ante ella y sus ojos tristes, pero yo no. Terminé llevándola en brazos por la fuerza, casi desmayada a un Pokémon Center. No era habitual que se atendiera a personas ahí, pero las enfermeras también tenían conocimientos hospitalarios en humanos por lo que fue correctamente atendida.
Fue bastante sorpresivo cuando llegó el resto, quiero decir, los Pokédex Holders. Estaban preocupados y se quedaron durante bastante rato hasta que uno a uno se fueron retirando, incluso Red que había llegado tarde, y se retiró casi al final. Quedamos entonces en la habitación de espera Blue y yo. Hacía frío, un extraño frío y me sentía un tanto incómodo.
—Va a estar bien, Green. Deja de ponerte nervioso. —exclamó Blue con una sonrisa extraña.
—No estoy nervioso. Ya sé que va a estar bien, era una fiebre leve.
—La verdadera pregunta era qué hacía Yellow contigo. —señaló Blue con esa misma sonrisa extraña. La miré, tratando de lucir indiferente.
—No veo lo extraño en eso. Tú vas todo el tiempo a mi casa y nadie se cuestiona la razón.
—Es diferente. —murmuró ella con la espalda ahora erguida. —Te conozco, Green. Te traes algo entre manos y yo voy a averiguarlo.
—No hay nada que puedas averiguar, Blue.
Blue echó a reír y asintió. Yellow salió veinte minutos después y fue Blue quien la acompañó a casa. Me miró de una forma extraña y dijo "Yo me encargo de llevarla, no te molesta, ¿verdad, Green?" En lo absoluto. Pero tal vez la verdad era que sí. De cierta manera estaba preocupado por ella…
Al día siguiente no llovió, había un clima extremadamente soleado y muchos trainers novatos que se pasaron por el gimnasio, incluso con todas las medallas seguían cometiendo los mismos errores estúpidos… Se pasó el día como el aleteo de una mariposa, ni si quiera me di cuenta cuando ya era noche. El día siguiente a ese fue nublado, pero tampoco llovió, sin embargo Blue había hecho una extraña invitación a todo el mundo en su casa. No pensaba asistir del todo hasta que por equivocación escuché la voz de Yellow al fondo de la llamada de Blue. Su voz lejana, aguda y temblorosa… Lo siguiente fui yo caminando hacia su casa.
Dentro ya había llegado Sapphire, Ruby, Crystal y estaban sentados en la sala de la casa de Blue. Blue me había recibido con una bandeja de botanas. Yellow estaba sentada en un sillón junto a Red, ambos estaban separados del resto, lucían divertidos.
—¡Green! Pasa a sentarte con el resto. Pensé que no vendrías. —exclamó Blue con euforia.
—Todo el tiempo vengo a estas cosas, no es una novedad.
Me senté junto a Ruby y comenzamos a charlar. Ni si quiera me di cuenta cuando fue que la conversación se había vuelto grande y todos estábamos hablando de un tema en común, con la diferencia que yo no hacía muchos comentarios. Simplemente guardé silencio mientras observaba al inicio de re ojo la conversación de Red y Yellow, y después mi vista estaba concentrada ahí. Yellow lucía tan triste, tan distante cuando charlaba conmigo y con Red no dejaba de sonreír. No sé porque me sentí mal al respecto. Repentinamente Blue sacó un tema fuera de contexto mientras hablábamos sobre estrategias con un equipo de lluvia.
—¡Ohh! ¿No creen que hacen una preciosa pareja? —chilló Blue con las manos juntas besando su mejilla izquierda.
—¿Quiénes? —preguntó Ruby algo aturdido por el cambio de conversación.
—Red y Yellow, por supuesto. —volvió a chillar ella. —¡Están allá atrás! No me digan que no los habían visto.
—¡Ah, es cierto! —exclamó Ruby claramente sorprendido. —Sí, sí, se ven agradables, pero no entiendo el caso de señalarlos como una pareja.
—No me digas que no lo sabes, Ruby. —pronunció Crystal con el ceño fruncido.
—¿Qué es lo que debería saber?
—A Yellow le gusta Red. —señaló Blue sentándose justo en frente de mí, en el posa brazos del sillón.
—¡¿Qué?! ¿Cómo? ¿Cuándo? —chilló Sapphire claramente alterada. —¿Por qué no me lo habían dicho?
—Yo tampoco tenía idea. ¿Cómo es que lo sabes? Pensé que ella era así de tímida con todos. —respondió Ruby también sorprendido.
—Ella me lo dijo. Vaya, ustedes son casi tan despistados como Red.
Miré a Blue, su sonrisa era pequeña y pícara. No lo entendía. Red y Yellow se aproximaron después porque Red tenía que marcharse ya. Cuando ellos llegaron hasta nosotros, Crystal comenzó a reír nerviosa, y le siguió el resto. Ninguno de los dos entendía la risa contagiada, sus rostros estaban abochornados. Dejé la taza que me había servido Blue en la mesa y me retiré cuando todos reían. Blue se levantó al instante y abrió la puerta, casi logró alcanzarme. Casi.
Era noche, no me molesté en lo absoluto en volar hasta mi casa. Caminé y giré desviándome de mi camino inicial. Terminé no demasiado lejos del bosque Viridian, en un risco alto donde podía ver las copas de los árboles. Las estrellas lejanas y titilantes ya se habían asomado y dejaban ver con facilidad las constelaciones que formaban. Sostuve la pokéball de Charizard en mi mano derecha y esta se sentía caliente. Cuando menos me di cuenta, yo estaba lo suficientemente triste como para apretar mis ojos con las yemas de mis dedos y quedarme el resto de la noche así. ¿Por qué?
Los siguientes días de verano volvieron a ser lluviosos. La presencia repentina de Red abrumó de cierta manera a todos. Parecía que cuando él estaba cerca, todo estaba bien. En ocasiones yo lo miraba de lejos y pensaba que él tenía el porte de un protagonista. Siempre optimista y alegre, todo el tiempo pensando que las cosas iban a ponerse bien. Si pensaba en él de esa manera entonces Yellow era la chica que estaba enamorada de él y que él no se daría cuenta hasta mucho después y lucharía por recuperar su amor. El resto cumplía ese papel de los amigos del protagonista, todos únicos entre sí, Crystal era la chica mandona e inteligente, Gold el chico persuasivo, hiperactivo y alegre, Sapphire era la chica agresiva, salvaje y extrovertida, Blue era la chica manipuladora y guapa, entre otros. Yo no podía ser el antagonista apuesto y genial, tal vez ni si quiera el rival de Red. Yo era indiferente a todo lo que sucedía y genial no es una descripción que quede conmigo.
Tal vez me enfermé, pero al día siguiente lo pasé en la cama. No me dolía la cabeza, o el estómago, simplemente no quería levantarme. Recordé vagamente la ocasión que Red se había enfermado, Blue organizó todo un espectáculo para ir a visitarlo, naturalmente también asistí. Lo recuerdo muy lejano, las risas, el ruido, la mano de Yellow sobre Red… Estoy despierto ahora y también me siento enfadado, y un poco triste. Definitivamente estoy enfermo entonces. Me levanté y me decidí a cerrar el gimnasio, en aquella situación no quería ver a nadie. Justo cuando salí del cuarto escuché a alguien entrar. Increíble y maldita coincidencia. Pensé. Crucé el gimnasio y la vi ahí parada, no estaba alegre, tenía una expresión espantosa y aquella falda de colores brillantes.
—Blue. —murmuré desde mi lugar. El lugar donde me colocaba siempre que iba a batallar con alguien. Blue frunció los labios y en la mano derecha llevaba una pokéball. Comenzó a jugar con ella en el aire.
—Quiero pelear contigo, Green. —respondió ella. Fruncí el ceño.
—No puedo. Está cerrado.
—¿De verdad? No había ningún letrero afuera así que pensé que estabas disponible.
—Pensaste mal, no estoy disponible. Así que vete, por favor.
—Luces terrible.
La voz de Blue parecía burlona y al mismo tiempo podía sentir que estaba enfadada conmigo. No me importaba en lo absoluto si ella se enfadaba o no, sin embargo mi cabeza comenzó a dolerme bastante. Fruncí el ceño y levanté la voz.
—Vete ahora. No me obligues a sacarte.
Blue dejó de parecer malvada y frunció el ceño de la misma manera que yo. Se acercó a mí y yo retrocedí solo un poco.
—¿Tú? ¿En esa situación? Green. Hace algunos días dije que te traías algo extraño entre manos y que yo iba a averiguarlo. ¿Lo recuerdas?
Por supuesto que lo recordaba, yo no era como Yellow o Red, yo recordaba perfectamente todo lo que me sucedía. No aparté la vista de ella y comencé a acercarme también.
—Te pido nuevamente que te marches. No me obligues a hacerlo una vez más. —repetí en voz más alta. Blue no retrocedió, continuó caminando con firmeza.
—Vengo a que me des una explicación del espectáculo melodramático que armaste en mi casa. Te conozco y tal vez te conozco demasiado. Sé lo que estás haciendo y no voy a permitírtelo. Eres un hombre caprichoso y egoísta…
—¡He dicho que te vayas!
Ahora estábamos cerca, Blue mantenía su mano libre vuelta puño y en verdad estaba enfadada, pero yo lo estaba más. Yo no necesitaba que me dijeran las cosas que ya sabía sobre mí. Levanté mis manos y las puse sobre sus hombros para darle la vuelta y obligarla a salir. Ella se resistía con mucha fuerza.
—¿A qué estás jugando, eh? ¡Dímelo ahora!
—¡VETE YA! —grité mientras seguía moviéndola hasta la puerta.
Ella estaba poniendo demasiada fuerza, yo no quería lastimarla, pero me vi obligado a hacerlo. La empujé con fuerza una vez que estuvimos cerca de la puerta del gimnasio. Ella se indignó y se giró, a punto de hablar, pero yo decidí hablar antes que ella.
—Tú eres la chica egoísta y caprichosa. Crees que tienes el derecho de reclamarme sobre cosas que supones. No, es más, crees que puedes meterte con libertad en la vida de todos. Tal vez todos ellos puedan permitírtelo, pero yo no y te prohíbo que vuelvas a venir a este lugar exigiendo una batalla cuando en realidad vienes a tratar de mangonearme como al resto. ¿Por qué no vas y vuelves a Red y a Yellow una pareja? Eso es lo que quieres, ¿no? No te preocupes por mí, te has hecho ideas erróneas sobre mis acciones con Yellow, no tienen nada qué ver con tu plan. —Blue me miraba atónita. Tal vez si no fuera porque yo estaba hablando demasiado alto, ella hubiese podido entrometerse y responderme, pero no lo hizo. —Espera, tengo una idea mejor. ¿Por qué no te buscas algo que hacer con tu vida? Buscar a tus padres, conseguir tus propias medallas. No lo sé. Solo te pido que a mí me dejes en paz. Sí todavía tienes una pisca de interés genuino en ser mi amiga no vengas en los siguientes días. ¡No quiero verte a ti y a nadie!
Cerré la puerta del gimnasio y me fui sin darme la vuelta. Ahora definitivamente yo no estaba bien, no solo me dolía la cabeza, ahora me sentía incluso miserable. Yo había dicho todas esas cosas horribles, había sido insensible, pero no quería retractarme, en ese momento pensé que se lo merecía. Me detuve a unos pasos de la puerta de gimnasio, vi todo extrañamente borroso y la puerta volvió a tocarse. Ahora estaba vuelto una furia, no solo eso, sentí que si volvía a ver el rostro de Blue iba a golpearla, y yo no quería hacerlo, sin embargo escuché una voz muy distinta a la voz chillante de Blue.
—¿Green-san? —se escuchó en un tono de voz suave. Apreté mis labios y giré el cuerpo acercándome a la puerta. —Green-san. —volvió a tocar.
Me paré justo al frente de ella sin responder. Tal vez ella había estado ahí todo el tiempo y me había escuchado. Era horrible, decir todas esas cosas sobre Blue…
—Sé que estás ahí. —pronunció ella. Su tono de voz era tan diferente al de Blue. Me hacía sentir incluso un poco bien. —Green-san. —No. Me hacía sentir mal. Me hacía sentir todavía peor que la voz de Blue.
Vete. Quise decirle, pero de mi boca no salieron las palabras. Estaba demasiado mal para ver a alguien más, especialmente a Yellow. Ella nunca me había hecho nada, nunca había sido mala conmigo. No había sido entrometida como Blue, grosera como Crystal o molesta como Sapphire. No, no podía gritarle a ella. Me di la vuelta y regresé a la cama. Estaba seguro que Yellow se iría una vez que no respondiera. No supe cómo, pero me quedé dormido. Cuando desperté ya era de noche y me sentía mejor. Tuve deseos de tomar el teléfono y llamar a Blue para disculparme por haber sido descortés, pero pensé que a esta hora todavía estaría enfadada. Personalmente iría yo a visitarla para ofrecerle mis disculpas, era lo correcto a hacer.
Recordé que no había puesto un cartel de cerrado en el gimnasio así que me levanté para salir, colocarlo e ir a mi casa y entonces la vi ahí, sentada, estaba dormida junto a la pared con su rata eléctrica en los brazos. No puedo explicar la sensación que tuve, pero el estómago no me sentaba bien. Me coloqué en cuclillas y observé su rostro descansar.
—Yellow. —pronuncié en voz baja esperando que respondiera, pero ella no despertó.
Su Pikachu sí lo hizo, pareció saludarme así que lo saludé también. Terminé por levantarla y subirla a Charizard. La llevé a su casa y me recibió su tío. Fue una experiencia un tanto incómoda, tal vez porque quien esperaba que sostuviera a su sobrina de esa manera era Red y no yo. No me preguntó nada, la recibió y yo me fui no sin antes despedirme de manera adecuada y decirle que ella había ido al gimnasio y se quedó repentinamente dormida. Regresé a mi casa y volví a quedarme dormido. La situación simpática fue que por la mañana siguiente cuando llamé a Blue ella no estaba furiosa, pareció alegre de escucharme. Aceptó mis disculpas y decidimos quedar a vernos en su casa.
Cuando salí de ella me encontré con Red despidiéndose de alguien en su casa y en cuanto me vio dejó salir una sonrisa muy grande.
—¡Hey, Green! ¿Qué tal? —exclamó él con euforia. Sonreía de singular manera.
—Hey. —respondí con una sonrisa también, sin demasiado ánimo. Red se unió a mí mientras caminábamos.
—¿Vas a casa de Blue?
—Sí. —respondí al instante. Red asintió.
—Yo voy para Celadon. Tengo que hacer algunas cosas que dejé inconclusas. Después tengo que ir a ver a Blue también. Ayer estaba echa una furia.
—¿Ah, sí? Me alegra de no haber sido la única víctima. —reí un poco.
—¡Para nada! Fue a verme muy temprano y a gritarme cosas sin sentido. Era extraño, realmente parecía enfadada… Por cierto, escuché que te enfermaste. ¿Cómo estás?
—Mucho mejor, gracias por preguntar.
—¡No hay de qué! —Red volvió a sonreír ampliamente. —La próxima vez avísanos, no te olvides que somos tus amigos. Sería bueno ir a verte, ¿no? Me despido aquí. ¡Nos vemos, Green!
Red agitó la mano, se dio la vuelta y comenzó a correr hasta perderse de mi vista. En aquel instante volví a sentirme un poco mal. Ciertamente Red no tenía la culpa de no darse cuenta sobre nada. Él era así todo el tiempo, despistado y preocupado por sus amigos.
—Green. —habló Blue desde atrás. Me giré y ella estaba feliz. Sonreí para ella.
—Pensé que estarías en casa.
—Pensé en mejor venir a buscarte. ¿Me acompañas?
Blue comenzó a caminar y se metió en la hierba alta. La acompañé y juntos entramos al bosque Viridian. Volví a disculparme por mi comportamiento y ella negó con la cabeza, sonriendo todavía.
—Yo también me comporté de manera inadecuada. No debí ir a decirte esas cosas. Estabas enfermo y te sentías mal. Incluso tuve el atrevimiento de ir a tu gimnasio… —Blue rio y cubrió su boca con su mano.
—No es excusa para haberte tratado así.
—Ya está olvidado. —señaló Blue, visiblemente alegre. —Te ves mucho mejor hoy. Veo que la visita de Yellow te alegró mucho.
Hice una mueca y negué con la cabeza.
—No sabía que Yellow me había buscado.
—Sí. Le dije que no se molestara en verte, pero ella insistió. No me digas que no le abriste. —negué con la cabeza. —¿Qué? ¿De verdad? Green, entiendo que seas rudo conmigo, ¿pero ella?
—Dije que no quería ver a nadie. No hago excepciones…
—Sí, yo lo entiendo, pero… —Blue se miró pensativa y luego abandonó aquel rostro sorprendido y preocupado. —Como sea, quería que me acompañaras hasta aquí porque no me gustan mucho los bichos. ¿Puedes prestarme a tu Charizard? Ninguno de mis Pokémon tiene ganas de aprender vuelo y yo no tengo tiempo. ¿Podrás?
—Sí, claro. Toma. —extendí el brazo y ella lo tomó, lanzándome una sonrisa. Ahora era la Blue que conocía.
—¡Muchas gracias! Te lo regreso después. No te preocupes, cuidaré bien de él. ¡Nos vemos!
Blue sacó a Charizard y voló en él, abandonándome en el bosque Viridian. Curioso, bastante curioso que justo hoy ella y Red tuvieran que partir. Había permanecido fuera ya mucho tiempo así que decidí regresar al gimnasio. Estaba caminando y repentinamente volví a sentirme igual de mal que ayer. No emocionalmente, sino físico. La cabeza nuevamente me dio vueltas y tuve que detenerme unos minutos. Respiré profundamente. Está bien, Green. El gimnasio está cerca. Solo necesito caminar un poco más. Solo un poco. No podía hacerlo. Lo siguiente que vi fue el suelo y la oscuridad detrás de mis parpados.
