UN GRATO RECUERDO

Habían pasado ya dos años de terminada la guerra, Draco Malfoy caminaba por las calles de París muggle un tanto distraído, analizaba lo que la estúpida guerra le había hecho y no sólo eso, toda su vida había sido dispuesta por otros. Por eso había decidido alejarse de Londres y de los magos conocidos.

Llevaba ya un año viviendo en Francia donde se encargaba de los negocios y propiedad mágicas de su familia, eran pocos los Malfoy y Black que quedaban así que él seguía siendo una pieza importante para ambas familias.

En su tiempo libre le gustaba salir del mundo mágico donde nadie lo conocía, siempre era lo mismo o le temían a o lo odiaban o simplemente lo reconocían, así que como pasatiempo relajante caminada por el mundo no mágico como un extraño como cualquier otra persona.

También un año atrás había decidido romper el compromiso con Astoria ya que no la amaba y ahora nada lo obligaba a un matrimonio arreglado ya podía hacer su vida con quien quisiera y como quisiera, su vida amorosa no era del todo aburrida aunque de amorosa no tenía nada, se la pasaba de mujer en mujer sólo por diversión, jamás se enamoraba y no lo intentaba, ni quería.

Un sábado como casi todos había decidido salir a las afueras a un pequeño pueblo muggle donde el vino, los quesos y el pan, eran de lo mejor, Draco había tomado cierta fascinación por los alimentos muggle en especial el vino le atraían mucho, le gustaba como se deslizaba por su boca.
Draco caminaba tranquilamente por aquel hermoso pueblo, llevaba jeans gastados, botas al tobillo con las agujetas flojas, una playera de manga larga, una chaqueta de piel negra y gafas obscuras, totalmente diferente a su vida cotidiana aunque ambos estilos le gustaban.

Al pasar cerca de una tienda de pasteles no pudo evitar mirar a una chica alta, delgada y con un hermoso cabello rubio ondulado que le llegaba a las caderas, se quedó por un rato esperando mirar su rostro pero no volteo por lo que decidió irse al pensar que era absurdo dejarse sorprender por una mujer.

Ya comenzaba el ocaso y Draco caminaba de vuelta al hotel absorto en sus pensamientos, constantemente pensaba en su futuro y su pasado, de pronto choco de frente con la chica rubia que casi cae de espalda si no es porque Draco la tomo del brazo y la sostuvo.
Draco miro estupefacto directamente a los ojos de aquella hermosa chica, eran unos bellos ojos azules como el cielo, con la mirada tan transparente que podía ver a través de ella, con una sonrisa por demás linda.

-Gracias Draco, estaba distraída que sorpresa verte-contestó la rubia chica y Draco pudo sentir de lleno el aroma que emanaba de ella, de su cuerpo, de su cabello y de su boca, por un instante quedo perdido entre todo ese cúmulo de sensaciones hasta que se percató que le había llamado por su nombre-me podrías soltar, me duele un poco- dijo la chica ya que Draco la tenía tomada del brazo muy fuete y casi pegándola a su pecho con los rostros muy cerca.

-¡Oh! Lo siento, pensé que te caerías de forma agresiva- contestó recuperando su facha de seguridad pero sin dejar de mirar fijamente a los ojos a esa mujer que lo estaba descontrolado sentía esa corriente eléctrica que solo había sentido con una persona-¿Eres...?- preguntó con ese aire frío que lo caracteriza.

-Luna Lovegood, hola Draco-dijo la chica con una dulzura impresionante, interrumpiéndole.

-¡Luna!-repito Draco muy impresionado se quitó las gafas y la miro detenidamente a los ojos.

Analepsis

Draco cursaba el 6o año en Hogwarts no sabía que hacer su mundo se derrumbaba cada vez más, jamás sonreía y en el fondo era completamente infeliz.

En una ocasión en que su desesperación lo llevo a realizar actos de homicidio sin éxito ya que en realidad el no deseaba hacerlo, además su cuerpo estaba dolorido por el hechizo recibido por parte de Potter, camino sin darse cuenta hasta llegar a una de la torres del castillo que era poco visitada, el verano había llegado pero el aire fresco le daba a su ser una sensación por lo menos de unos minutos para liberarse.

Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas como hilos, no había espasmos, no había sonidos ni sollozos sólo sufrimiento corriendo a través de sus ojos, estaba de pie mirando la gran luna llena que provocaba un espectacular reflejo en el lago que esa altura si notaba negro completamente, era una visión hermosa entre tanta obscuridad.

De pronto escuchó una voz que le hablo como si de un pequeño se tratara lo hizo sentirse tan bien y quiso por un instante abrazar esa cálida sensación por siempre -¿Draco sabes que si tu arrepentimiento es sincero podrá ser libre en tu interior y si miras a luna en ella reflejas tus verdaderos sentímientos? - le dijo Luna si mirarlo, al igual que él observaba la luna llena.

Draco la miro por un instante, para su desconcierto le sorprendió y amó lo que vio, Luna era hermosa sus ojos azules resplandecían y en su mirada no había una chispa de maldad era la total luz reunida en un solo ser, ella. Y casi salió un suspiro de sus labios pero se contuvo y regreso la mirada al cielo igual que ella, sentía algo muy diferente a todo lo que había sentido al estar cerca de cualquier mujer, quería estrecharla en sus brazos y ser acogido por esa aura llena de paz.

Por fin después de unos minutos que pasaron en absoluto silencio Luna hablo -sabes Draco ha sido un placer estar contigo, ahora me voy tengo algo que hacer- cuando ella estaba por irse Draco la sostuvo de la mano y algo les hizo estremecer, ambos miraron al mismo tiempo sus manos entrelazadas, estaban sorprendidos por la corriente eléctrica que se trasmitían.

-¡Oh! Es extraño nunca había sentido algo así al tocar a alguien, jijiji ¡me gusta! -dijo Luna con una tierna sonrisa y una mirada angelical.

-Yo tampoco, espera no te vayas- le dijo Draco casi en un susurro, se quedaron mirando unos segundos cuando él avanzó con lentitud sin soltar su mano, con la otra la tomo por el rostro acariciando su mejilla, eran suave y tersa -Luna eres tan pura y yo tan malo, somos tan diferentes como ese lago con su bosque y la luna con su gran brillo, luz y obscuridad, eres hermosa.

Luna tenía la mirada clavada en los ojos de Draco, por primera vez en su vida estaba nerviosa, impresionada y muy sorprendida, Draco parecía otra persona aunque siempre había confiado que dentro cada ser habita la bondad ahora lo estaba comprobando con la persona que menos se imaginó, nunca nadie le había dicho cosas tan bellas además de sus padres, nunca se había fijado en ningún chico de otra forma que no fuera como amigos y ahora frente a ella estaba Draco Malfoy, acariciándola y diciéndole las cosas más lindas, se sentía extraña y ahora Draco le parecía el ser más hermoso del universo, con su profundos y misterios ojos plateados, su cabello que brilla como un sol, su piel perfectamente blanca y ese rostro que ahora lo consideraba el más bello, su corazón estaba desbocado y su respiración le fallaba y por primera vez no sabía que decir, Draco continuaba acercándose cada vez más a su rostro, ahora podía oler el dulce aroma que emanaba de él en una mezcla de vainilla y miel, se sintió mareada, él levantó su mano y la hizo depositarla en su pecho, la tomo de la cintura y la nuca y sin pensarlo la beso.

Para Luna ese beso era el primero en su vida y Draco no sólo lo sabía se percató de su nerviosismo y su inexperiencia, los labios de Luna eran tan tiernos y dulces que Draco se sintió sumergido por completo en la más placentera experiencia de su vida, pero Luna estaba nerviosa y mantenía su boca cerrada, poco a poco y con la mayor delicadeza una que él desconocía que poseía comenzó a profundizar el beso, quería sentirla, incitando a que ella abriera poco a poco su boca, Draco besaba sus labios, rozaba su nariz con la de ella, con su lengua daba pequeños recorridos por los labios de Luna y un suspiro salió de ellos lo que Draco aprovecho para introducir su lengua en la pequeña boca de Luna buscando su humedad buscando la deliciosa y virgen lengua de Luna, Draco exploraba con paciencia hasta que ella con timidez y porque lo deseaba mucho le dejo la total decisión y libertad de hacerle lo que él quisiera y sin pensarlo la abrazo con mucha más fuerza la atrajo y la pego por completo a su cuerpo, ese beso lo estaba enloqueciendo de placer tenía en su ser un cúmulo de sensaciones desconocidas, ahora sus bocas estaban totalmente unidas, sus leguas se acariciaban una y otra vez, Luna acariciaba a Draco del cabello y del cuello estaba tan suave, él la pegada más y más a su cuerpo, podían sentir su calor, los latidos de sus corazones y sus respiraciones agitadas, en la cabeza de Draco las ideas se mezclaban como él se sentía de esa forma, tan atraído y descontrolado por Luna, la deseaba como nunca había deseado a nadie, recorría con impaciencia la boca de ella, acariciaba su espalda de arriba abajo, el cuerpo de Luna era tan delicado; se separó por un momento haciendo un gran esfuerzo para mirar esos ojos que lo habían hipnotizado y se encontró con un hermoso y sorrajado rostro que aún mantenía sus ojos cerrados.

Luna poco a poco los abrió y se encontró con la mirada clavada de Draco, una llena de tantas cosas y sentimientos que le sorprendió, él la tenía completamente pegada a su cuerpo sin intenciones de soltarla y ella sentía cosas desconocidas que la intimidaban más, se miraron por unos instantes en los que Luna casi no lograba respirar, después Draco comenzó a pasar su nariz como una caricia por el cuello y el rostro de Luna ella sentía su cálido aliento que la estremecía por completo; hasta que decidió besarla nuevamente mucho más profundo con mucho más deseo pero manteniendo sumo cuidado, tratándola como un preciado y frágil tesoro Draco sabía que debía terminar para no obligar a Luna a sucumbir a algo más y porque si seguía le sería más difícil detenerse, ella era inocente y sería tan fácil para él poseerla, se fue separando disminuyendo la intensidad del roce con pequeños besos que después fueron sólo caricias de sus labios, rozo una vez más su nariz con la de ella y la miro a los ojos -Luna eres ... Increíble, pero debo hacer que olvides esto, lo siento- dijo Draco con un susurro sin dejar de abrazarla.

-¿Draco por qué me besaste?- preguntó Luna con su voz de niña pequeña y sus ojos con un brillo único y sin igual, en ese momento Draco la soltaba poco a poco y ella tocó con sus dedos sus labios, recordando las sensaciones vividas.

-No lo sé-contestó Draco, la mirada de Luna lo desarmaba-pero te repito que te haré olvidarlo no te preocupes, no recordaras que un Mortifago te ha besado.

Los ojos de Luna se llenaron de lágrimas en un segundo y comenzaron a salir de forma incontrolable, esto sorprendió a Draco y creyó que no debía decir lo de ser Mortifago, no quería que ella llorara o sufriera, tal vez la llamaba lunática y la molestaba todo el tiempo pero no en ese momento, no quería hacerla sufrir.

-¿Luna qué pasa? ¿Por qué lloras?-le pregunto mirándola a los ojos limpiando sus lágrimas con la yema sus los dedos.

-Porque no quiero olvidar Draco, porque no quiero olvidarte, este ha sido el momento más hermoso de mi vida, por favor no me hagas olvidarlo...-dijo Luna con una voz llena de angustia...-te prometo no decir nada nunca, ha sido mi primer beso y fue fantástico.

-Luna sé que no lo harás, es solo que no quiero que recuerdes nada de mí, no es bueno para ti, soy un Malfoy, un Mortifago.

-No eres sólo eso, eres mucho más pero no te das cuenta, pero está bien si eso quieres no puedo hacer nada, respeto tu decisión - dijo con resignación.

Draco le apunto con su varita y Luna cerró los ojos, después de unos largos minutos él dudo mucho pero al final no logro hacerlo -está bien Luna no lo haré. La sonrisa de Luna se hizo tan grande que Draco no pudo más que sonreír también.

-¡Gracias Draco!-dijo Luna dando pequeños saltitos de felicidad y le dio un tierno beso en la mejilla a Draco - ahora me voy creo que llegaré tarde y te repito ha sido un placer estar contigo y no te preocupes nadie lo sabrá, será nuestro secreto - y se fue con su típico andar despreocupado y tranquilo desapareciendo de la vista de Draco que se quedó de pie mirándola marchar con la necesidad de detenerla que quedársela por siempre, pero sabía que eso era imposible, mañana nuevamente será como si nada hubiese pasado, ella es la inocente lunática del colegio y él un Mortifago debía despreciarla como a todos sus amigos, pero era indudable que esa noche algo en él cambió, nunca hubiera imaginado besar a Luna y menos disfrutarlo como nada en su vida, sería un secreto como Luna había dicho, un delicioso secreto se dijo a sí mismo.