De ante mano, quiero dejar en claro que ninguno de los personajes de Slam Dunk me corresponde, con excepción de algunos que yo misma cree. Espero que disfruten y se deleiten con esta historia. Sin demora, ¡lean! (Espero sus comentarios. No sean tan rudos conmigo, gracias)

Arma de manipulación

Hace 2 años ...

El chico pelirrojo, sentado en una banca frente al mar, ve por quinta vez la caída del sol y el otro día de lo que lleva de esa semana. Sus ojos rojos de tanto llorar contemplan la oscuridad de un cielo que poco a poco deja ver los pequeños puntos de luz nocturnos.

- "Lo peor de todo ... que llorar no sirve nada" - murmuro. Se puso de pie y emprendió camino a su hogar. Ya van 2 semanas de la muerte de su padre y cada día que pasa se siente peor sí mismo. La culpa lo carcome, creciendo más y más al ver la cara triste de su madre y la actitud indiferente de su querido hermano.

Un paso atrás y con la vista pegada en sus zapatos, es pronto en su campo de visión se encuentra con otros zapatos. Al alzar la vista a buen amigo. No hay necesidad de palabras. Ambos siguen y siguen su camino a casa del pelirrojo. Una vez ahí se encuentra con algo inusual. No por el silencio que ha envuelto la casa y se ha hecho la costumbre en los últimos días, si no por las maletas a un costado de la entrada.

- ¿Mamá? - pregunta el pelirrojo en la grabación de la casa - ¿mamá? ... ¿Mamá, donde estás? - el chico comienza a entrar en desesperación ante la muda respuesta de su madre. Corre con las piernas al segundo piso, mira por qué habitación hasta qué con la que está contigo y dónde está ... donde la encuentras empacando. - ¿mamá?

- ...

- ¿Qué haces? - ella sigue con su propio cuerpo dándole siempre la espalda.

- ...

- ¿Por qué estas empacando ... y Elliot?

- ...

- ¿A dónde vamos? - se acerca con paso inseguro, le toca el hombro dándola vuelta suavemente y al final ve su rostro empapado en lágrimas. - Mamá ... lo siento. - creyendo que es por su padre la abraza fuertemente, pero ella no responde. «¿Qué pasa?», Pensó el pelirrojo. La aporta lentamente y se encuentra otra vez con ese rostro triste. Le duele su pecho cada vez que la ve más y más al sable que es su culpa. Le seca el rastro de lágrimas con sus pulgares en forma de caricia, luego la sujeción de las manos y le vuelve a preguntar. - ¿a dónde vamos? - y como si fuera una pregunta de muerte, ella deja escapar un sonoro sollozo y vuelven a surgir nuevos ríos de sus bellos ojos azules.Y es ahí ... cuando se da cuenta que no es un llanto como los otros días. Es diferente y más agónico. Sus ojos lo dicen. - ¿qué pasa?

- ... - Con su mano temblorosa la posa sobre el rostro preocupado de su hijo. Lo acaricia y lo mira detenidamente - Hanamichi ... nos vamos-le dice Keira. -Pero tú ... te quedas.

- ... - se aparta bruscamente en estado de shock. - ¿Co-cómo ...?

- Regresare a mi país natal con Elliot.

- ¿Qué dices? - pregunta con un hilo de voz mientras retrocede otro paso como si es madre quemara. De pronto sus manos comienzan a temblar descontroladamente. - ¿Y qué voy a hacer aquí solo? ... mientes ¿verdad?

- Hanamichi, no ... entiéndelo. Él y tu padre eran muy unidos, como tú y yo, pero al perderlo ... también es perderlo a él y no quiero eso. No quiero que recuerde cada día en esta casa y se encierra en sí mismo como lo está haciendo este momento. Quiero que mejore y aquí ... no es el lugar.

- ... porque estoy aquí, ¿verdad?

- ...

- Pero mamá no me puedes dejar. - la toma nuevamente de sus manos delicadas y la mira con ojos brillosos. - Mamá, no me dejes. Dime que es solo una broma, ¿sí? Dímelo.

- Tengo ...

- ¿Mamá, eres mi amiga y madre que voy hacer sin ti? No me dejes, por favor. Necesito de tus consejos, de tus enseñanzas y de ti ... -Ella se deshace de su agarre. Cierra la maleta y se dirige a un paso hacia la escalera. - Mamá ... - Hanamichi, sintiendo que su corazón se escaparía con cada bombeo, justo detrás de ella y justo al final de las escaleras. ¿Es un abroma? Sí, eso es. Una broma. Termínala ¿sí? Me estas asustando Mamá ... Mamá ... no te vayas, ¡mamá! - pero cada suplica era llevado por el viento de aquella puerta abierta.

- ¡Callate! - dijo de pronto una voz en el marco de la puerta. Era Ellliot. - Mamá vayámonos de una vez y deja un este imbécil que se pudra aquí.

- ¡Elliot, no lo llames así! Es tu hermano.

- Corrección, ERA mi hermano. - Elliot toma las ultimas maletas y, echando una última mirada llena de veneno a su hermano, las llevadas al auto en donde los esperan pacientemente. Hanamichi ignorando todo, sigue insistiendo en su madre que no se marche. Interponiéndose entre la puerta y ella le promete un sinfín de cosas con el fin de que al menos una mar motivo suficiente para quedarse.

- Hanamichi, este no va hacer un adiós. Volveré, solo espérame un tiempo, ¿ok? - le dijo suevamente Keira.

- No no no. ¡Tú tienes que quedarte aquí ... conmigo! tú me lo prometiste ¡Siempre juntos!

- Cariño, solo espérame.

- ¡NO! ¿Porque siento que este es un adiós? ¿Por qué lo elijes a él? Dime ... ¡dime!, ¡¿Porque?! ¿Es por lo que hice? Sé que es mi culpa, pero no merezco esto.

- No digas eso, no es tu culpa. Ya te lo he dicho antes. Solo yo iré porque sé que esta es la mejor decisión. Tú eres fuerte. Además, no estarás absolutamente solo. Tienes a tus amigos y mi hermana que se envían a quedarse aquí mientras no estoy

- No la quiero a ella, te quiero a ti. ¿Porque no se va solo y te quedas?

- Hanamichi, no lo hagas más difícil, por favor. Solo entiéndeme.

- ¡ES QUE NO QUIERO ENTENDER! Puedo solucionar esto juntos ... como familia. Como se debe. No dejándome atrás. ¿Porque lo haces? ¡DIME LA VERDAD! ¡Dimelo! - Grito desesperado. Sintiendo que esto no fue más que un mal sueño. Una cruel y horrible pesadilla.

- ¡NO QUIERO ESTAR CONTIGO! ¿Bien? Verte a los ojos es recordarlo a él y no ... no quiero recordarlo. - y así ... fue como ella tiro del gatillo y el dio con la bala de la realidad a todo su genuino y puro corazón. Destruyendo toda luz esperanza que guardaba e iniciando el infierno en vida. Su camino se apagó. Ahora vagaría a ciegas ya tientas.

- Nos estamos retrasando. Mamá, vámonos ya. - la vio pasar fríamente a su lado como fuera a mueble más de esa casa. Pero él no quería creer. ¿Era su madre, porque le haría eso? La siguió tambaleante en el pequeño jardín de su casa.

- Mamá ... - con lágrimas al final derramadas llamo débilmente, pero fue escuchado. - ¿me amas?

- ¡Cállate de una vez! - y siente como un dolor repentino llega y se expande por toda su mejilla, haciéndolo caer. Pero ante eso, Hanamichi, no desvió la mirada de su madre esperando silenciosamente la respuesta. Su cabeza golpeó con el escalón de la entrada, pero antes de que la oscuridad de la inconsciencia lo invadiera, pudo ver claramente cómo sus labios se movían.

Siempre ...

Despertó con un fuerte dolor de cabeza. Sintió los ojos hinchados e irritados. Los abrió lentamente encontrándose con el techo de su sala. Trato de incorporación, pero como si las fuerzas existentes no fueran suficientes para poder, su cuerpo se desplomara otra vez en el largo sofá plomo.

- No te levantes - Escucho una voz familiar a su lado. Gira su cabeza y ve a Yohei.

- ¿Cuándo llegaste? - siente su garganta rasposa, como si fuera un tiempo no tiempo hablado.

- Nunca me fui.

- Ah ... - miro el techo nuevamente. - Is true…?

- Si. - ¡Dios! Como desear que la gente vea. «Pero es mejor así ...», pensó tristemente el pelirrojo. Sin querer evitarlo, dejo escurrir libremente sus lágrimas.

- ¿Por qué? ... - y tapándose con dos manos su cara, repitiéndose la misma pregunta reiteradas veces. Ahogándose de paso con sus propios sollozos y lágrimas. Quería gritar y grito. No dejo que nada le impidiera liberar su corazón destrozado y Yohei no se lo impidió. Este se envió a un pequeño costado libre del mismo sofá, un Hanamichi por sus hombros y un abrazo fuerte y protectoramente. Acariciando de vez en cuando la cabeza y espalda del pelirrojo. Mientras este, se aferraba como un bote salvavidas en la camisa de Yohei. - ¿Por qué, Yohei? ¿Por - qué?

- Shh, tranquilo.

- ¿Por qué no me mataron esos tipos? ¿Porque lo deje?

- Sin digas eso.

- Oh, Yohei. Me duele ... me duele tanto.

- Vamos Hanamichi, ya verás que mañana brillará y serás un nuevo día. Superaremos esto juntos. - Yohei era un hombre que le costaba salir a flote sus lágrimas, pero en ese momento estaba que se desmoronaba junto con Hanamichi. Después de ver en primera fila todo lo sucedido, la costa del mundo intacto, pero diablos ... como costaba. Que queha quedado firme para Hanamichi. No puede creer que esa mujer lo haya dejado así sin más. Como desechando algo viejo y usado. ¿Cómo puedo?

Después de un largo tiempo, sus recuerdos se levantaron rápidamente y dio paso a un pesado silencio. Pensando que se había dormido, lo alejaba de su camisa empapada, pero se tapaba con una mirada de cachorro apaleado.

- No me dejes, Yohei. ¿Prometes estar siempre a mi lado?

- No es necesario una promesa. Porque siempre estaré aquí para ti. - y lo beso cariñosamente la frente en un inesperado impulso que lo sorprendió hasta el mismo. Pero en cambio Hanamichi en vez de asombrarse, se siente a gusto y un poco mejor. - Vamos a la cama. Te enfermaras aquí.

Al día siguiente, Yohei, se encargó de informar al ejército de Sakuragi sobre lo ocurrido en breves y concisas palabras. "Hanamichi nos necesita más que nunca. No hay preguntas. Ya verán". Y así paso el tiempo y el ejército se enteró silenciosamente de lo ocurrido. Y, en un vano intento de animar, lo sacaban de su casa y lo llevaban haciendo mil y una estupidez. Pero no resultaba. Pasando un mes llego su encantadora y guapísima tía Bonnie. Una diferencia de su hermana Keira que poseía una melena larga y ondulada, ella lo llevaba con una pierna escalonada no más allá del cuello. Rojizo intenso igual que toda su familia. Era tan alta como su hermana con 1,75 cm. En lo único que se diferenciaban era en la forma redonda de su cara, el color de ojos celestes y su personalidad bochinchera y, a la vez, relajada.

- ¡Hola, mi amor! - Saludo alegremente su tía con su extraño asentimiento, evidenciando que era una extranjera, una vez puso un pie en la casa. Y apenas divisándolo en el sofá, se abalanzó a abrazarlo como siempre. - oh, oh. ¿Qué pasa aquí? ¿Dónde está mi abrazo y mi beso? Oh ... ¿no estas contento de verme? - leer mientras ponía un puchero.

- claro que sí, pero no tengo ánimos. Además, no estamos solos. - mirando a su alrededor vio a los 4 amigos de su sobrino.

- oh, pero si ellos ya me han visto. ¿No me recuerdo? - todos negaron con la cabeza. - pero no fue hace mucho tiempo que me veía ... fue hace un mes. ¿Cómo pueden perder este precioso rostro? - viendo que aún no recordaban se presentó al final. - Bueno, soy la preciosa y preferida Tía Bonnie.

¿Cómo puedo preguntar porque llego un mes después? Pues verán ... con todo el caos del día del funeral, su hermana pidió el favor de cuidar a su hijo. A lo que ella no se negó, por lo tanto, demasiado a su sobrino, pero el problema fue que en dos semanas enteras tenía sesión de fotos en el otro lado del mundo, puesto que era una modelo muy solicitada. Después de todo, volver a tener su país natal, el cual amaba, para empacar sus cosas y hacerlo en Japón, pero entre todo ese ajetreo, ella se enfermó y tuvo que guardar el reposo por una semana. A lo que se alargó aún más hasta cumplir casi un mes y recién pudo viajar donde su sobrinito. Cuando al fin pudo verlo se emocionó aún más de lo que estaba antes de llegar, pero esa emoción disminuyó al ver que Hanamichi no cambiaba para bien, sino para mal. Al pasar los días se encerraba cada vez más en su habitación y cuando al final volvía a la escuela, este llegaba por las tardes todo el tiempo juntos con sus amigos, los que no eran para evitar las peleas y que Hanamichi se abalanzaba como un loco a pelear y solo quedaba ayudar. Provocando así que su fama de pandillero creciera más y más al igual que sus peleas. Pero cuando no se podía comer, un día se encontró con el baño inconsciente con un frasco de somníferos casi vacío. Y ahí fue cuando la bella Tía Bonnie envejeció 10 años. Esa fecha fue llamada el día negro para ella y para su ejército. Provocando así que su fama de pandillero creciera más y más al igual que sus peleas. Pero cuando no se podía comer, un día se encontró con el baño inconsciente con un frasco de somníferos casi vacío. Y ahí fue cuando la bella Tía Bonnie envejeció 10 años. Esa fecha fue llamada el día negro para ella y para su ejército. Provocando así que su fama de pandillero creciera más y más al igual que sus peleas. Pero cuando no se podía comer, un día se encontró con el baño inconsciente con un frasco de somníferos casi vacío. Y ahí fue cuando la bella Tía Bonnie envejeció 10 años. Esa fecha fue llamada el día negro para ella y para su ejército.

Después de ello, se llevaron a un tratamiento con un especialista, pero el chico pelirrojo no respondía. Estaba sumido en su mundo de tristeza y culpa. Siendo así que durante un largo período de su vida en la calle, en la rehabilitación con su psicólogo, en la noche. No obstante, como si faltara la cereza del pastel, Hanamichi cuando veía una pequeña luz de esperanza con un pensamiento pesimista, lo cual lo llevo a otros intentos fallidos de suicidio. Su tía desesperada al igual que sus amigos fue llevada a un hospital psiquiátrico, pero Hanamichi empeoraba aún más. Así, a pesar de los riesgos que corría, decidieron llevarlo devuelta a casa y cuidarlo con sus propios medios, más la ayuda del médico, por supuesto. En todo ese tiempo, su madre no quiso comunicarse con él a pesar de los acontecimientos que ocurrió y agobiaban a Bonnie. Ella trato muchas veces de que su hermana lo viniera a ver o que al menos lo llamara, que no estaba haciendo nada bien a Hanamichi, pero ella se negó. Lo había abandonado descaradamente como estúpida escusa "me recuerda a él", ¿pero qué rayos significaba eso?

Bonnie, naciéndole en su interior el don y corazón de maternidad, el cual creyó que no existía porque odiaba a los niños hasta el punto de no querer tener, cuido a Hanamichi como su propio hijo. Dejo en pausa su carrera como modelo para tomar el tiempo completo al lado de él. De este modo fue que a través de su gran ahorro y sueldo se mantuvo. Hasta que un día para otro, el pelirrojo, dejo de lado con sus intentos suicidas al pensar que con eso no valdría la pena que el castigo de vivir sin su padre y el pecado de su madre era merecedor. Sumándole a su motivación por dejarlo impulsado más aún al darse cuenta de las caras preocupadas y cansadas de sus queridos. Se forzó un hijo antes de llegar al punto de llegar hacer costumbre. También se obligó a mantener la calma ante la lluvia de preguntas que le hicieron por su cambio repentino, pero solo respondió que era el tiempo de dar el siguiente paso y empezar de cero. Fue tal su punto de convicción que llego a creérselo hasta él mismo. Aunque inconscientemente buscaba en las chicas un cariño como el de su madre, pero no lo sabe. Intento tras intento y seguimiento siendo rechazado. ¿Qué estaba mal con él? ¿Por qué nadie lo quiera? Estaba bien externamente, sin embargo, en lo más profundo de su interior, incluso la profunda y pesada tristeza que amenaza con explotar como bomba en contra reloj. pero no lo piensas Intento tras intento y seguimiento siendo rechazado. ¿Qué estaba mal con él? ¿Por qué nadie lo quiera? Estaba bien externamente, sin embargo, en lo más profundo de su interior, incluso la profunda y pesada tristeza que amenaza con explotar como bomba en contra reloj. pero no lo piensas Intento tras intento y seguimiento siendo rechazado. ¿Qué estaba mal con él? ¿Por qué nadie lo quiera? Estaba bien externamente, sin embargo, en lo más profundo de su interior, incluso la profunda y pesada tristeza que amenaza con explotar como bomba en contra reloj.

Él no lo sabe, nadie lo sabe porque tiene oídos sordos. Fingiendo no ver nada. Creando una burbuja de realidad. Una felicidad que no existe

" Mientras Hanamichi este bien, todo va a estar bien ..."