Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, sino al genio Masashi Kishimoto y por eso no pude hacer nada para evitar que Neji muriera.

Este fic está pensado en unos cuantos capítulos no consecutivos de mis parejas favoritas: NejiTen y SasuSaku, pero no necesariamente con interacción de las parejas mismas, ¿cómo es eso? Lean el primero de ellos.


Tu recuerdo

Todos hablaban de ello. Todos estaban vueltos locos con el tema. Cada vez que salía de su departamento para reunirse con su incompleto equipo podía escuchar a los shinobi y algunos aldeanos hablar acerca del regreso del antes ninja desertor y ahora héroe de Konoha junto a su mejor amigo rubio.

Que si ahora las cosas iban a ser diferentes, que si resultaba ser un engaño, que si llegaría el día en que los volvería a traicionar, que si volvería a restablecer su clan, bla, bla, bla…

A ella no le importaba.

¿Y qué si regresó? ¿Qué de bueno podría traerle eso a ella? Nada. El regreso de Sasuke Uchiha no le iba a devolver a totalidad a su equipo. Su regreso no le iba a traer de vuelta sus entrenamientos de antaño. No le iba a regresar sus paseos vespertinos con su compañero. No le devolvería el nerviosismo de encaminarse a la mansión Hyuga en su búsqueda.

No iba a devolverle a él.

Su paso lento y melancólico por fin le llevó al campo de entrenamiento del equipo Gay, donde vio que su maestro y su compañero copia fiel del primero ya iniciaban su monstruoso entrenamiento. La había dejado sola con ese par de locos.

-Llegas tarde, Tenten –la fría voz del de ojos de luna la hizo estremecerse.

¡Tenía que estar soñando! ¿Él? Era completamente imposible que Neji, SU NEJI estuviese en ese lugar esperando por ella. Se quedó estática. Su corazón latía a mil por hora y su respiración era tan agitada como si hubiese corrido todo un maratón. Su cuerpo comenzó a temblar y sus ojos amenazaron con lloviznar al ver la figura del Hyuga de pie con los brazos cruzados como solía hacerlo cuando le reprochaba con su lenguaje corporal su retraso.

El viento sopló y removió los cabellos largos y castaños del chico, hipnotizando todavía más a la maestra de armas que no podía apartar sus sorprendidos ojos chocolate de su compañero.

-¡Tenten! ¿Me escuchas? ¿Estás bien? –una leve sacudida le hizo apartar su mirada del Genio y dirigirla hacia el responsable de tal acción. Lee la observaba un poco preocupado, pero eso a ella no le importó. No quería apartar su mirada, ni toda ella nunca más de Neji, pero al regresar su vista… él ya no estaba.

Otra vez su maldita mente le jugaba una de sus mal acostumbradas bromas crueles. Sus ojos terminaron por derramar el acumulado líquido salado, recorrieron sus mejillas y terminaron por perderse en el cuello de su blusa. La kunoichi salió corriendo sin prestar atención a los gritos preocupados de su sensei y su amigo, se alejó tanto como sus fuertes y entrenadas piernas le permitiesen.

Lo extrañaba.

Joder que sí. Su vida después de la Cuarta Guerra Ninja no había sido color de rosa como la de los demás. Se sentía sola y llena de rencor hacia Madara por haberle quitado al Genio más cubito de hielo y más soberbio de la faz de la Tierra, pero que solo ella podía entender y que conocía más que perfecto.

Sus acelerados pasos en combinación con su cegada visión por culpa de sus lágrimas no fueron de gran ayuda y no pudo evitar chocar con alguien.

-¿Acaso no puedes fijarte por dónde vas? –otra voz fría sonó, pero definitivamente no era la de Neji. Se secó las lágrimas y levantó sus ojos para encontrarse con una mano extendida dispuesta a ayudarla a levantarse. Ella la tomó.

-Gracias. Disculpa, no me di cuenta de que estabas aquí.

-Regresé después de la Guerra, por si no escuchaste las noticias.

-No me refería a eso –Tenten fijó sus marrones en el azabache. Sus ojos negros tenían esa misma mirada que tanto añoraba.

-La próxima vez, fíjate –advirtió Sasuke y luego se fue de ahí.

Tenten no quería seguir caminando sola o juraría que cierto fantasma se le volvería a aparecer, así que decidió seguir al pelinegro. Nunca había cruzado palabra con él y quizá podría ser un buen momento para entablar una conversación casual, después de todo, a ella no se le dificultaba. Sasuke se dio cuenta de que era perseguido y se detuvo.

-Ammm… yo… etto… -al parecer sí se le dificultaba entablar conversación con el otro cubito de hielo. Peor aún porque el pelinegro seguía de espaldas como si estuviese ignorándola.

-Creí que la novia del Dobe era la única que tartamudeaba.

-No, yo… es que… me preguntaba si quisieras acompañarme a cenar –al azabache le pareció extraña esa propuesta viniendo de Tenten. Nunca se habían dirigido ni la mirada y ahora estaba ahí, ofreciéndole cenar –No creas que estoy tratando de hacer algo más, solo… no quiero estar sola –eso último lo dijo casi como susurro y bajó tristemente la mirada.

-Tengo prisa –hizo ademán de irse, pero lo detuvo la voz de la kunoichi.

-Por favor. Solo será esta noche y prometo no volver a fastidiarte –no le habría rogado si… es más, no se lo habría ni propuesto si no fuese por esas apariciones tan reales que la estaban acosando y la herían aún más, pero si se volvía a negar ya no le insistiría.

-No me gustan la mayoría de los restaurantes que hay aquí –le advirtió, quizá eso bastaría para desalentarla y que decidiera ya no ir con él.

-No te preocupes, dé de un lugar magnífico que estoy segura te va a encantar –dijo animada la castaña. Era demasiado inteligente y sabía que él buscaría zafarse de la cena, pero ella definitivamente no quería estar sola.

Ambos caminaron en dirección al restaurante. Sasuke se sentía raro al caminar junto a una kunoichi que prácticamente no conocía y que sabía estaba pasando por un mal momento con la muerte de su compañero de equipo. Desconocía si habían sido sólo compañeros o su relación había ido más allá, pero eso no era de su incumbencia.

Para Tenten también era muy extraño caminar junto al Uchiha. Ella solamente sabía de él por los rumores y comentarios alrededor del último de su clan que rondaban y pasaban de boca en boca, pero jamás se le había cruzado por la mente acercarse a él y platicar, para ella su mundo era el equipo Gay y sus compañeros. Supo de los desesperados intentos de Naruto y Sakura por encontrarlo y traerlo de vuelta, pero no más. En ese tiempo se había cuestionado el sentir de aquellos dos por la pérdida de uno de sus preciados integrantes y cómo se sentiría ella si alguno de sus tontos amigos le hiciera falta algún día. Ahora sabía y entendía a la perfección lo que Sakura sintió.

Un agradable aroma a comida la alertó y con una mirada le indicó al pelinegro que habían llegado al lugar. Eligieron una mesa al azar y se sentaron. La mesera les llevó la carta y se retiró.

La maestra de armas echó un rápido vistazo a la carta y la puso a su lado. Ella ya sabía que pedir. Siempre iba a ese lugar con su equipo y después de haber pedido de todo, había encontrado su platillo favorito el día que había ido sólo con él. Ese hermoso día Gay y Lee habían sido enviados a misión y ellos dos se habían quedado de ver para entrenar. Luego de su ardua sesión de entrenamiento ella le propuso comer juntos. Juró haber visto un tenue sonrojo en las mejillas de Neji, pero se sintió estúpida por haber pensado eso de su frío amigo.

El azabache miró cada uno de los platillos y vio uno que llamó su atención. El ambiente y la decoración le habían agradado y, si la comida era igual de buena, ese sería en adelante su lugar predilecto. Al decidirse por aquel platillo apartó la carta y la puso a su lado. La castaña frente a él estaba en otro mundo al parecer, pero de repente volvió en sí y le sonrió.

-¿Y bien? ¿Qué te pareció el lugar? –quiso saber Tenten.

-Cómodo –tan comunicativo como siempre.

-Sabía que te agradaría –no sabía por qué… bueno, sí sabía. Sabía que el lugar le agradaría porque a Neji le gustaba y hasta ahora había visto algunas similitudes entre ellos. Solo algunas.

La mesera llegó lista con su libretita en mano para anotar el pedido. Después de eso, pidió que aguardaran unos minutos hasta que la cena estuviese lista, luego se retiró.

-¿Sabes? Hace tiempo que no vengo a este lugar a comer. Puedo decir que es de los mejores lugares que tiene Konoha, pero… -Tenten tomó el florero que estaba en el centro de la mesa y se puso a jugar con él. Su mirada estaba sobre el florero entre sus delgados dedos y su semblante era de tristeza.

Sasuke podía imaginarse la razón por la cual la chica no quería frecuentar el lugar, pero no dijo nada, solo se limitó a observarla.

La comida por fin llegó, pero ninguno parecía tener apetito. Cada uno estaba callado mirando su plato sumergido en el caos de sus pensamientos. Tenten pensó que estar con Sasuke era lo mismo que estar sola, ya que su acompañante no abría la boca ni para comer, pero también le recordó que justo así era Neji cuando lo conoció. Se armó de valor y decidió a ser ella misma.

Un silencio agradable para él se había formado en esos momentos. Él era un chico de pocas –o nulas– palabras y agradecía al cielo que su acompañante también lo fuese, aunque en realidad no sabía si era por su estado de ánimo o porque así era ella, pero poco le importaba. De pronto la chica comenzó a hablar algo acerca de la comida, de sus entrenamientos, de la propuesta de Iruka-sensei para que ella formara parte de los profesores en la Academia como maestra de armas y muchas cosas más que tomaron por sorpresa al Uchiha.

¡Cielos, esa chica hablaba hasta por los codos! Había escuchado rumores de lo bien que ella y el Genio Hyuga se llevaban en el pasado y que hasta parecían una linda pareja. Se preguntó si en realidad al callado y hermético Hyuga le agradaba la plática de aquella chica parlanchina, pero si ella sufría de esa manera su ausencia, entonces el afecto debía ser recíproco. Era extraño, él no soportaba ni dos minutos las pláticas idiotas de su amigo rubio, pero las de ella no parecían fastidiarle. No la escuchaba con atención, pero la información relevante la captaba.

-Disculpa, seguro ya te fastidié con tanta habladera, pero como no hablas me vi en la necesidad de hacerlo. Ahora tú cuéntame algo. Vivimos en la misma Aldea y parece mentira que no nos conozcamos nada, así que quiero saber algunas cosas sobre ti.

-Formaré parte del Escuadrón ANBU.

-¿En serio? ¡Qué bien! Escuché que los exámenes de admisión son rigurosos, pero estoy segura de que lograrás ingresar sin ningún problema. Te deseo suerte –dijo animada la chica.

-Gracias.

-Espero que me cuentes cuando entreguen… -¿silencio? ¿Qué no había una chica de chonguitos hablando, o más bien, parloteando? Sasuke la vio abrir desmesuradamente sus achocolatados ojos y fijarlos en una mesa a espaldas de él. La curiosidad lo embargó y volteó para captar lo que sea que estuviese sorprendiendo de esa manera a Tenten, pero no vio nada.

No, no, no, no. No de nuevo. Esas visiones la iban a volver loca por completo. ¿Es que acaso nunca la iba a dejar en paz? ¿O es que era ella la que debía dejarlo en paz de una vez por todas? No quiso llorar, ya había llorado lo suficiente aquella tarde, la noche anterior y la anterior y así desde que Neji la había abandonado en Konoha. No quería hacerlo, pero tenía que llorarle una vez más, pero aquel restaurante no era el lugar y Sasuke no era la persona.

Sin pensarlo dos veces, se levantó de la silla, sacó dinero de su bolsillo y lo puso sobre la mesa sin contarlo.

-Lo siento, pero debo hacer algo justo ahora. Gracias por quedarte a cenar conmigo y no te preocupes, yo invito –Tenten no apartó su vista en ningún momento del lugar donde había estado su perlado chico, dijo aquello y se retiró.

Sus pasos eran acelerados como su ritmo cardiaco. Su mente había captado las señales y estaba segura de que era eso lo que la había estado atormentando por tanto tiempo. Era de noche y la florería Yamanaka estaba cerrada, así que se dirigió al lugar con las manos vacías aparentemente, porque en realidad llevaba su malherido corazón en las manos dispuesta a entregarlo por completo.

Llegó a la entrada del panteón de Konoha y caminó entre los sepulcros de aquellos valerosos ninjas que habían dado su vida en nombre de la paz. Leyó una de las lápidas y se detuvo un minuto en una que tenía flores frescas, hizo una reverencia y le sonrió amablemente. Esa era la tumba del buen Asuma Sarutobi. Siguió su andar hasta encontrar la deseada.

Un hermoso ramo de girasoles adornaba la lápida y juraba que ese mismo día habían sido colocados ahí. Sonrió con tristeza, seguramente era Hinata la que procuraba su lecho.

-Hola, Neji. Sé que debes estar molesto porque siempre llego tarde, pero he de confesarte que… no quería venir –maldijo a sus lagrimales por liberar tan indeseado líquido salado siempre que pensaba en él, pero no podía evitarlo –Te odio tanto, tanto. Ahora eres un héroe en la Aldea por dar valerosamente tu vida por la Alianza Shinobi y por protegernos a todos al haber protegido a Naruto, pero para mí solo eres un estúpido que se dejó morir en manos del enemigo y que decidió abandonar a su familia, a sus amigos y…a mí –no pudo más y se tiró a llorarle cual Magdalena cubriendo su rostro con sus brazos recargada en la tumba.

-Sólo… sólo vine a… a decirte que… -no. Debía tranquilizarse si quería que Neji le entendiera. Recordaba como a él le exasperaba ver llorar a alguien. Era un signo de debilidad para el orgulloso Hyuga y ella no quería parecer débil frente a él. No quiso parecerle débil a él en vida y no quería parecerle débil en muerte. Se limpió los ojos y normalizó su respiración –Sólo vine a decirte que capté tus mensajes y por eso estoy aquí. Te he visto en sueños, en pesadillas y hasta en Konoha como si estuvieses vivo y eso me duele. Duele porque sé que es mentira, porque sé que tú ya no estarás más a mi lado, así que te pido por favor que dejes de aparecerte de repente en todos lados. Tu presencia desestabiliza el frágil equilibrio que he podido mantener –las palabras se le acabaron, lo que tenía que decir ya lo había dicho, pero sentía la necesidad de quedarse ahí por más tiempo y así lo hizo hasta la media noche. El frío se hacía presente y sus brazos desnudos recibían la gélida temperatura. Era hora de marcharse.

-Me dueles, tu muerte me duele. Volver sería un suplicio, pero te aseguro que jamás te olvidaré. Adiós Neji –ya lo había dicho. La fuerte kunoichi de las armas no volvería a pisar ese deprimente lugar, al menos no mientras su muerte siguiera representando tanto sufrimiento para ella, pero le había jurado regresar cuando pudiese encontrar la aceptación a la ausencia de su compañero de equipo. Ella regresaría en algún futuro, porque prometió jamás olvidarse de él –Nos volveremos a ver algún día. Espérame.

Al salir del cementerio encontró recargado en la pared a un shinobi de cabellera negra esperando a que saliera.

-Sasuke, ¿Qué haces aquí?

-Creí que habías dicho que no querías estar sola.

-Sí, lo sé, pero… –suspiró –Creo que estaba tratando de evitar lo inevitable.

-Ya has hecho lo que tenías que hacer. Te acompañaré a tu casa y hasta aquí termina mi compañía. Vamos.

Sasuke se adelantó y no pudo ver la pequeña sonrisa que se formó en los labios de la castaña. No conocía al chico frente a ella, pero se alegraba por Sakura y podía imaginar lo feliz que estaba al tenerlo de vuelta.


A esto me refiero al decir que no necesariamente las parejas interactuarán entre sí. Éste fue un momento SasuTen, el siguiente será un NejiSaku. Espero que les gusten las pequeñas historias y agradeceré que me dejen saber su opinión y algún momento que se les ocurra y quieran que incluya en un capítulo.

Estoy feliz de que Kishimoto haya puesto el SasuSaku como cannon n.n aunque me hubiese gustado que también el NejiTen, pero ni modo. Cuídense y nos leemos por aquí. Sayo...