• Autora: Ren
• Palabras: 404
• Advertencias: Posibles faltas de ortografía y gramática, OoC no intencional.
• Prompt: Rainy days | Días lluviosos
Para ser sincera, estuve pensando demasiado en si publicar o no lo poco que llevo para la KacchakoWeek por la simple razón de que estoy bastante molesta con el fandom. I know, los dramas y peleas del fandom completo no deberían afectarme, ni deberían interferir en las cosas que haga o no, pero...ya he pasado por tanto en diferentes fandoms que, la verdad, ya no quiero ver como discuten por cosas sin sentido.
Es como una verdad universal, como que el agua moja, o todo lo que sube tiene que bajar.
Sí, es algo de ese tipo. Pero de igual forma es bastante molesto, porque Bakugou Katsuki es todo menos la calma de un día lluvioso.
No. Bakugou es como una tormenta, de esas que son acompañadas por truenos y relámpagos, y que no se detienen hasta descargarse por completo.
Así que sí. Bakugou es, a parte de explosivo como su quirk, una tormenta que ataca a la menor oportunidad. Aun cuando el pronóstico del tiempo advierte de esto, igual es impredecible.
Y para Uraraka, es un poco horrible ver cómo Katsuki se vuelve igual de terrible que un huracán categoría cinco, capaz de arrasar con todo a su paso.
—Bakugou-kun —la suave voz de Ochako es como una suave llovizna de verano— ¡Katsuki!
El rubio voltea a verla, con su mirada cargada de rayos que imploran por viajar a la velocidad de la luz para dejar destrucción.
Y es doloroso el solo ver los maltratados nudillos de Bakugou sangrar de a poco. Duele ver la frustración de alguien tan fuerte como Katsuki convertirlo en un fenómeno natural que podría acabar con todo si lo quiere.
—Detente… —implora Uraraka, tan fuerte como un viejo roble luchando por quedarse en tierra— …solo detente por favor.
La tormenta entonces se vuelve un día lluvioso, de esos que tienen una lluvia fría y cálida al mismo tiempo.
Ochako sonríe, como si fuera un enorme sol, y toma los heridos puños de Bakugou entre sus pequeñas y lastimadas manos.
Es doloroso, sí. Es horrible ver cómo a veces las circunstancias le ganan a Bakugou y lo vuelven un huracán de frustración que ella debe controlar.
—Está bien. No.…no fue tu culpa —hay dolor, pero también hay fortaleza—. No fue la culpa de nadie en realidad. Solo...fue algo que pasó y nadie podía evitar, así que, por favor, no te culpes.
El huracán se vuelve entonces una pequeña llovizna de verano. A veces, Bakugou necesita escuchar de otros que está bien, que cometer errores está bien y que no pasa nada.
Que la culpa no le ayudará en lo absoluto, y que debe despejarse o el siguiente error podría llevarlo a la muerte.
(Y es ahí cuando Ochako aparece. Cuando ella se vuelve una especie de ser superior capaz de controlar el clima y calmar el huracán de emociones de Katsuki).
