Tema: Drama, romance, misterio, angustia y obviamente MÍA, sé original y NO copies.
Personajes: Sakura Haruno & Sasuke Uchiha
Contenido: Lemon, lenguaje obsceno.
Disclaimer: Los personajes NO me pertenecen si no al gran Masashi Kishimoto.
Edad mínima (lectores): 16+
NOTA DEL AUTOR: En esta corta historia, nuestra querida Sakura se verá, envuelta en un problemita llamado "bebé".
¿Qué harías si de la noche a la mañana te enteras que estas embarazada, con 16 años?
¿Abortarías? ¿Lo darías en adopción? ¿Tú qué harías?
"Amarga y dulce espera"
By
MoonBlue24
Capítulo I: Abriendo los ojos
Aquella noche en particular era la más cálida en el mes de agosto, puesto que era temporada de verano, el reloj marcaba aproximadamente las doce y en la oscuridad de aquella habitación, entre las sábanas se encontraba una pequeña chica de cabello rosado, se removía una y otra vez, pues no hallaba la posición cómoda o correcta para dormir. Rendida y fastidiada dio un largo suspiro, boca arriba, extendiendo los brazos fijó la vista en el techo de su dormitorio, mañana tenía clases y ella seguía despierta sin poder conciliar sueño, fantástico. El insomnio no era cosa suya, pero desde que había pasado toda esa mierda en la escuela, sentía que no era la misma de siempre, detestaba recordar todas las noches aquel acontecimiento y sobre todo pensar en él: Sasuke Uchiha.
Todo era tan difícil en ese momento, con dieciséis años era complicado sobre llevar la carga de una ruptura amorosa, agregando a ello, los chismes y las burlas, ella no era de las personas que tomaba en cuenta la opinión ajena o el qué dirán, no se consideraba una chica sensible o insegura donde los comentarios en la escuela de ese tipo le afectasen, le fastidiaban e incomodaban hasta cierto punto, pero no al extremo de cambiar radicalmente su humor. Sin embargo la razón principal de su fastidio e incomodidad, era su ex novio, se la pasaba regodeándose de esquina a esquina con su ahora novia: Karin Uzumaki.
¿Acaso no sentía ni un poquito de culpa?
Quizás hubiera bastado unas sinceras disculpas, pero ni eso, solo se limitó a negar lo evidente el engaño, no hizo ni lo más mínimo por reparar aquella bochornosa situación. Es cierto que el enamoramiento se da en diferentes formas, unos aman y dan más que otros, unos lo entregan todo porque aman de verdad, llegando a considerar a esa persona especial como tu alma gemela, como en el caso de Sakura; por otro lado, otros tienen una diversa forma de amar quizás algo más fría y poco demostrativa, aspecto que se amoldaba perfectamente en Sasuke.
Intentar olvidar el primer amor, la primera ilusión, es algo inevitablemente difícil, siendo un reto mental que ella misma se había propuesto, pero apenas habían pasado como un mes y medio aproximadamente, su madre le había dicho que era normal llorar, sentirse triste e impotente, que llorase todo lo que le sea posible para sacar aquellas emociones negativas que la consumían poco a poco por dentro. Por tercera vez se escuchó otro suspiro, odiaba pensar en él, su indiferencia, la fría manera de resolver las cosas.
- Dios Sakura eres patética - cerró los ojos un par de veces, intentado sacar ese nombre de su cabeza nuevamente, otro intento fallido, era fastidioso recordar aquellas imágenes, su memoria no ayudaba en lo absoluto, pues solo reproducía una y otra vez aquella escena repugnante de aquellos dos besándose como si no hubiera un mañana, ella con el cabello revuelto y a medio vestir y él con el torso descubierto y los pantalones medios desabrochados.
Lo curioso de todo esto es que él siempre había sido posesivo y celoso, siempre le había dado entender que no le agradaba sus amistades, sobre todo las amistades masculinas, como dice un dicho antiguo: cada ladrón piensa en su condición.
A veces deseaba no haberlo conocido nunca, y si era posible quería tanto pero tanto retroceder el tiempo, y… ¡bah! Era tonto lamentarse porque no servía de nada, llorar sobre la leche derramada ¿o sí?, no retrocedería el tiempo (por más que lo desease), no dejaría de amarlo y, eso era lo que más le dolía, le provocaba coraje odio así misma por ser vulnerable en ese sentido.
Sakura Haruno era una chica popular a medias en su escuela, se había hecho querer con todos los amigos que había logrado conseguir, con su carisma, su sonrisa y una personalidad alegre, aunque algo caprichosa de vez en cuando, no existe la perfección cuando de personas se trata.
Pero como siempre la envidia, los celos y las malas intenciones existen, Karin, la prima de Naruto Uzumaki, su mejor amigo. La chica tenía una personalidad difícil de tolerar y manejar, una personalidad condimentada con ego, porque a su parecer el físico lo era todo, ya que creía tener un cuerpo de ensueño, realmente lo poseía pero era tonta y superficial, por otro lado la envidia, más aún cuando Sasuke, el chico de ensueño y perfecto de la escuela, salía con Sakura la chica aburrida e insípida (a su criterio claro está) posteriormente habían formalizado su relación, empezaron hacer más cosas de novios. Ella se había empeñado en separarlos, y sorpresivamente la muy astuta lo había logrado, siempre se las arreglaba para inventar rumores sobre Sakura y sus amigos, teniendo muy en cuenta los celos del Uchiha, a su vez no perdía el tiempo haciendo todos los intentos posibles de seducirlo, era como matar dos pájaros de un tiro, el muy idiota había caído.
Las discusiones en la relación eran cada vez más continuas, él no demostraba su verdadera personalidad con el resto, era un cretino. Era como una especie de yin yang que sólo mostraba su lado amable con ella (bueno, casi amable).
El reloj de mesita marcaba ya la una de la madrugada, y aún no podía conciliar sueño, a consecuencia de la ansiedad, el estómago le revolvía una y otra vez provocándole nauseas, de seguro algo le habría caído mal, eso era de suponer ¿o no? Hizo un conteo mental de las cosas que había comido en el desayuno, el almuerzo y por último la cena, no recordaba haber ingerido algo que le cayera mal o rancio.
Las náuseas eran cada vez más insistentes, trató de mentalizar que sólo era una cuestión psicológica, pero no podía resistirlo más, finalmente la llevaron al baño con mucha prisa, para poder botar todo ello, su rostro se encontraba perlado por pequeñas gotas de sudor, apoyó ambas manos en el lavabo y prendió el grifo, intentando refrescarse, quizás la calor empezaba afectarla, agradeció no haber despertado a nadie con esos malestares, no le gustaba la idea de preocupar a sus padres.
Su mente aún seguía cuestionando dicho malestar, era poco común enfermarse en ella, una mueca de fastidio se dibujó en su rostro, no podía creer hasta qué punto le afectaba la ruptura de su relación. De un momento a otro, disparatadamente una idea cruzó por su cabeza, vio su reflejo en el espejo del baño y rio quedamente por la estupidez que se le había ocurrido, solo era un síntoma secundario provocado por los bochornos del verano, sólo era eso, ya que lo otro era algo tan irracional.
Tomó la botella de agua que siempre llevaba consigo en su mochila y buscó en el buró algunas pastillas que le habían dado para los mareos, penosamente a ella le afectaba mucho la calor, sobre todo cuando se exponía al sol, tenía una piel algo delicada y propensa a enrojecer e irritarse, agregando a ello los dolores de cabeza y demás síntomas que acarreaba la insolación.
- ¡Maldición! –maldijo bajito, no las encontraba hasta que palpó algo, el pequeño paquete azul, lo cogió y entonces recordó algo…empezó a hacer un conteo con sus dedos – Dios mío – susurró consternada.
No puede ser, susurraba su mente una y otra vez, lo había olvidado por completo curiosamente su periodo menstrual no había llegado en la fecha indicada, ella era regular, a lo mucho se atrasaba o adelantaba dos máximo tres días, pero no más. Para asegurarse palpó debajo de la almohada su móvil, abrió la tapita con un nudo en la garganta, desesperadamente buscó el calendario.
Horrorizada, con mucho miedo empezó a comprobar que hace dos semanas tenía que llegarle su periodo, Sakura hizo el conteo como tres o cuatro veces más, con la esperanza de haberse salteado algún día. Ella era regular ¡y ya llevaba dos semanas de retraso!
¡No!, no podría ser, tenía que ser una enfermedad o algo por el estilo, un tonto retraso por el estrés, la depresión, todo menos…la tonta idea de estar embarazada, eso era un total error. Estúpido Sasuke, tonta Karin, estúpida escuela. Maldecía mentalmente a todo el mundo.
Con las manos temblorosas marcó el número de Ino Yamanaka su mejor amiga y confidente de toda la vida, trató de calmarse, sus pulmones recibían y recibían grandes bocanadas de aire – contesta – suplicaba internamente – por favor…cálmate Sakura, es solo una falsa alarma, sólo una falsa alarma.
- ¿Hola?- respondió de la otra línea una somnolienta voz.
- ¿Ino? – pese a todos los benditos esfuerzos, no lograba calmarse, tampoco digería muy bien sus ideas quería gritar, llorar desesperadamente, pero todos dormían en casa y corría el riesgo de despertar a alguien.
- Ah, eres tu frentesota, ¿qué pasa? – cuestionó molesta por haberla despertado a tan altas horas de la noche. Quizás al fin su amiga iba a desahogarse, después de la ruptura con el Uchiha, Sakura no era la misma, solo se escudaba en sus estudios y en su habitación, no salía a ningún otro lugar que la escuela, pese a sus sobre esfuerzos, por sacarla de su zona de confort, no había logrado ningún cambio, eso la entristecía porque extrañaba la sonrisa cálida, los berrinches que hacía cuando no le invitaba algún postre que su madre le había enviado como merienda y muchas otros aspectos de su personalidad que la distinguían del resto.
Ahora era callada, amargada y aburrida, todo le parecía monótono.
Escuchó un pequeño quejido ¿estaba llorando? - ¿Sakura?- la llamó, algo no andaba bien, el silencio en medio de la llamada aún seguía extendiéndose, un mal presentimiento llegó a su pecho - Sakura, ¿qué pasa? no me asustes por favor – un apagado sollozo se escuchó del otro lado. ¿Qué podría haber pasado, para que su amiga la llamase a media noche?
- ¿Qué pasa, que tienes?, ¡Sakura responde por favor! – rogó nuevamente.
- No sé cómo pasó – Claro que si sabía cómo habíapasado – pero…creo que tengo un retraso de dos semanas– su voz era tan débil se oía temblorosa, después de tanto tiempo, la oía así de rota.
- Para empezar ¿eres regular? – Preguntó impaciente.
- Si – Sakura se mordió el labio inferior, prefería estar mil veces enferma, recibir las reprimendas de su madre, lo que sea menos eso.
La rubia trataba de calmarla, pero la conocía y era tarea difícil - ¿Hace cuánto notaste el retraso?
- Hace unos minutos atrás – aún seguía esa pequeña esperanza que nada malo pasaba, que solo era cuestión de los bochornos que la aquejaban.
- Bueno Sakura, primero quiero que te calmes – del otro lado de la línea, Ino rogaba internamente que todo fuera un error, cosa de estrés ¡sí eso debía ser! – aún no te hiciste ningún tipo de prueba, por favor cálmate…no adelantes conclusiones ¿si?
- Honestamente no lo sé – suspiró con resignación – no recuerdo si ese imbécil usó protección, pero últimamente estaba rara, la comida no me parecía apetitosa, sentía unos nudos horribles en el estómago – dijo casi al borde de la desesperación – creía que solo era cuestión de la ansiedad y la depresión…
- Tal vez sólo sea eso, el estado de ánimo influye mucho, insisto que aún no deberías precipitarte e imaginar cosas que no son – trató de ser positiva – no fuiste a una revisión médica, podríamos ir mañana después de clases ¿te parece bien? – el silencio de nuevo se hizo presente - duerme o has el intento, que mañana tenemos escuela.
Pero ambas sabían que ya no podrían conciliar sueño alguno, la rubia esperaba que todo fuera un malentendido, tenía la esperanza de que fuera un error de cálculo, todo estaría bien, todo…
- Vale –respondió ligeramente calmada – gracias por responder, buenas noches Ino.
Cortó la llamada, la conversación fue cuestión de minutos pero para ella fueron como horas, su cuerpo aún seguía tenso, pero una parte de su mente le imploraba que se relajase, que todo estaría bien. Debía intentar dormir…debía hacerlo, su familia notaría su desvelo, sus ojeras y su cara de pocos amigos, intentó encontrar la posición más cómoda posible, cerró los ojos con todas las fuerzas del mundo, estaba molesta, enojada, frustrada.
Una, dos, tres, empezaron a caer gota a gota, llorar en el silencio y compañía de la oscuridad era mejor que llorar delante de sus amigos, familia o alguien cercano, para ella era algo tonto y humillante, tener lástima ajena, generar pena al resto. Ella tenía que ser fuerte, tenía que seguir siéndolo o al menos aparentar ante él.
- Sasuke - susurró consternada, hace más de un mes que habían terminado y ella por estúpida, niña enamorada le había entregado algo tan valioso, algo tan puro y por demostrar su amor y fidelidad se había entregado en cuerpo y alma.
Esa noche, esa noche llena de pasión, tanto habría sido el amor y el deseo que sentían ambos, no recordaba si él había usado protección y Sakura nunca en su vida había tomado esas pastillas anticonceptivas. De hecho desconocía cualquier método anticonceptivo, después de todo ella no era activa sexualmente hasta que había conocido a Sasuke.
Boca arriba, nuevamente abrió los ojos, clavándolos en el techo adornado de pegatinas fluorescentes, intentó distraer su mente contando cuantas había pegado en el techo. Era imposible…por más que lo intentara era difícil, jodidamente difícil empezaba 1, 2, 3, 4 y una pregunta venía a su mente.
¿Qué le diría a sus padres?
Y de nuevo, 1, 2, 3 ¿Qué dirían en la escuela? ¿Qué clase de rumores se extenderían a sus espaldas?
Se mordió el labio ligeramente ¿Y sus amigos?, al verla con la panza crecida y por ultimo ¿qué pensaría Sasuke? ¿Realmente importaba, le importaba lo que pensara de toda esta situación? Una parte de su mente le decía que sí y otra que no, ambas debatían entre sí.
Finalmente una parte había ganado y a su pesar era lo que más le importaba, debía aceptarlo, le preocupaba demasiado lo que su ex novio opinaría al respecto.
De seguro lo negaría, diría que no es suyo, y eso era lo que más le dolía, sería una madre adolescente soltera, mañana era otro martirio más ir a la escuela, ver al hombre que alguna vez en su credulidad de adolescente consideró el amor de su vida, a su príncipe azul, agarrado de la mano de la odiosa pelirroja esa.
- Ugh – sus entrañas se retorcían una y otra vez, sentía unas tremendas ganas de vomitar, las manos le sudaban al igual que la frente, odiaba el simple hecho que Sasuke la ponía así, tan solo ocupando sus pensamientos.
No paraba de llorar en silencio, humedeciendo su almohada, cuanta impotencia sentía, su corazón desquebrajándose lenta y dolorosamente, quería gritar a los cuatro vientos su dolor pero no podía. No sólo bastaba sobrellevar la ruptura y aparentar que no le afectaba en lo más mínimo, ahora tendría que lidiar con un retraso, posible embarazo.
La muralla que había levantado entre ella y él, era sólida estructurada en base de odio, indiferencia, arrogancia y orgullo, un muro para auto protegerse de él, protegerse e intentar curar todo el daño, que la persona que tanto había adorado y amado, había ocasionado en la chica. Heridas que le costaba demasiado curar, recuerdos, que le eran casi imposibles de olvidar y sentimientos por más que lo negase y negase, no podía dejar de sentir.
[...]
- Cariño – tocó la puerta con suavidad – Sakura, hija a levantarse – escuchó la voz de su madre – era la tercera vez que llamaba a la puerta, vio su reloj de muñeca estaba retrasada para la escuela - ¿estás bien?
Hacía todo lo posible para abrirlos, sus ojos se encontraban pesados, apenas había podido dormir un par de horas, había conciliado un poco de sueño, cuando casi amanecía, irónicamente quería seguir durmiendo, deseaba que todo lo sucedido anoche hubiese sido una pesadilla, una vil pesadilla.
- Si mamá, lo siento – al ver la silueta de su madre entrar, inmediatamente se fue corriendo al baño, debía borrar todo tipo de rastro de llanto y desvelo, cosa difícil pero debía intentarlo, no quería preguntas incómodas. Su madre solo movió la cabeza en signo de negación, con el clásico gesto "adolescentes".
Después de quince minutos, Sakura bajó hacia el comedor donde toda su familia ya desayunaba – siento la tardanza – se sentó, aparentando que todo iba bien, que era cualquier día rutinario, un día más en el calendario.
- Hace diez minutos que pasó el bus – le dijo su hermano mayor.
- Lo sé iré caminando, me hace bien – aseguró con un falsa sonrisa seguidamente bebió jugo de piña.
- Pero que dices, la escuela queda muy lejos y caminando llegarás tarde – habló Kakashi el patriarca de la familia.
Yahiko suspiró, su hermanita pequeña llegaría tarde a la escuela, aspecto que obviamente no le agradaba, ya que él siempre había sido responsable, llegar tarde era algo imperdonable, pero adoraba demasiado a Sakura para regañarla, más aún por los momentos de mierda por los que pasaba – yo te llevo.
- Vale, gracias hermanito – no había comido ni un bocado de pan o fruta temía a las náuseas matutinas, aspecto que le pareció muy raro a su madre, sentía algo extraña a su hija, su intuición de madre le alertaba que algo no iba bien o quizás era paranoia suya.
- Saku, no has comido nada – dijo untando crema de maní en las tostadas de su esposo – ¿te encuentras bien?
- Si – sus labios surcaron una tierna sonrisa, amaba mucho a su familia y no quería preocuparlos – simplemente no tengo hambre pero al regreso prometo almorzarme hasta dos o tres platos.
- Cariño no la molestes – bromeó – está en esa edad donde las chicas comen como pollitos y los chicos devoran como si la vida se fuera en ello, además prometió comer el doble de la ración en el almuerzo – dijo regalándole una mirada tierna y volvió a su lectura del periódico mañanero.
Ouch, sintió que algo filoso le atravesaba el pecho, su padre estaba tan orgulloso de ella, era la niña de sus ojos, la tenía en un alto pedestal, con toda la mierda de anoche sentía que decepcionaría tanto a su padre como a su madre, pero más a Kakashi, le dolía demasiado de solo imaginar su sonrisa desvanecida, su mirada triste y decepcionada – claro papá, así será – se levantó de su sitio y besó su frente.
Sin duda alguna era una de las peores mañanas de su vida. Nuevamente forzó la curva de sus labios, formando una amplia sonrisa.
- ¿Nos vamos Sakura? – interrogó, interrumpiendo sus pensamientos.
- Si – cogió su mochila y fue tras su hermano que iría a sacar el coche del garaje – los quiero – hizo un ademan de despedida con la mano, sus padres respondieron de la misma forma.
Sentía sus pies demasiado pesados, realmente no quería ir a la escuela, estaba segura que tendría muy distraída la mente para prestar atención en clases. ¿Faltar era buena idea? ¡No, claro que no! Aumentaría aún más las sospechas y era lo que menos quería.
El auto ya se encontraba estacionado fuera al lado de la acera, Yahiko se encontraba en el asiento de piloto. Sakura de mala gana abrió la puerta trasera y se acomodó como pudo, junto a su mochila – te he notado rara estas últimas semanas, ¿pasa algo?
Sus ojos color caramelo, se clavaron en su hermana que parecía distraída, nerviosa y de mal humor – que cosas dices – respondió evasivamente – es solo la escuela, ya son los últimos meses del año y ya sabes cómo se pone el semestre.
Esa respuesta no le parecía convincente, algo le pasaba de eso no había duda ¿pero qué?, cosas de la edad exclamó su mente, teniendo en cuenta que se trataba de una ruptura de adolescentes. Yahiko siempre había sido sobre protector con ella, era su consentida, de solo pensar que alguien la lastimaría, le dolía y era imperdonable, pero es ley de la vida que Sakura tendría que defenderse sola, idea que no le agradaba pero era algo obligatorio.
Con dolor se asimila que de los errores y tropiezos, aprendemos…
No podía hacer nada más que apoyarla o aconsejarle de vez en cuando, de lo que nunca habría duda es que él siempre estaría para ella, siempre, sea cual sea la situación, siempre la apoyaría,
- Es Sasuke ¿verdad?- cuestionó, tentando una respuesta pero no tuvo éxito – ese mocoso idiota, mira que dejarte ir tan guapa, inteligente, y sabes…Itachi piensa lo mismo, él te había cogido cariño hasta te consideraba como su cuñada.
La vio por el espejo retrovisor intentando descifrar los gestos faciales de la chica– qué más da, Sasuke vive su vida y yo la mía, lo que haga o diga algo no es de mi incumbencia – mentira, decía su fuero interior, le afectaba demasiado pero intentaba demostrar lo contrario.
- Es que Itachi me dijo algo…algo qu…- se sintió interrumpido.
- No me lo digas, por favor ya no hables ni me menciones esos nombres, suficiente tengo con soportarlo en la escuela – aseguró con cierto tono de rencor hacia el pelinegro.
- Está bien – se hundió de hombros, ya no tentó más su suerte, luego haría el intento. El resto del camino todo fue silencio, Sakura se había puesto los audífonos y él ya no quiso insistir más, no quería empeorar su humor.
Después de unos 15 a 20 minutos habían llegado a la escuela, aún las ganas de asistir no invadían su pequeño cuerpecito - buena suerte, te quiero – le revolvió el cabello como si de una niña pequeña se tratara.
- ¡Yahiko! – protestó inflando los cachetes, él solo rio ante la reacción tierna e infantil de su hermana – gracias, la necesitaré - se bajó de mala gana.
Una pequeña voz le decía que olvidaba algo, al tener la necesidad de buscar asistencia médica, tendría que recurrir a un médico distinto al que se dedicaba velar por la salud de su familia, por lo tanto necesitaba dinero – hermano ¿podrías prestarme algo de dinero?
- ¿Para que lo necesitas? – enarcó un ceja, esto ya se ponía demasiado sospechoso.
- Mis amigas y yo iremos de compras después de la escuela, ya sabes para el baile de graduación, aún no me dan mi domingo- respondió ligeramente nerviosa, asegurándose de sonar convincente – prometo pagarte lo más pronto posible.
- Mmmmm, bueno– palpó en sus bolsillos, en busca de la billetera.
- Muchas gracias – ya iba demasiado tarde, lo más probable es que no lograría asistir las dos primeras horas, cosa que no la ponía muy triste que digamos, al contrario le alegraba, bueno mejor dicho la aliviaba.
Sakura se las había arreglado con respecto a las primeras horas que no había asistido, se había internado en la biblioteca, para que nadie sospechase de su tardanza, después de todo ella siempre había demostrado ser responsable y puntual. Le tocaba inglés fantástico no vería al creído ese.
Celosamente caminaba por los pasillos, rogando no encontrarse con alguien desagradable y con desagradable me refiero a Sasuke Uchiha.
- ¡Sakura!– una voz chillona, hizo que se sobresaltara, Ino como de costumbre la saludaba de una forma "alegre", por no decir escandalosa.
- Casi me matas de un infarto – refunfuñó, aun nerviosa y deseosa de entrar al salón de clases, rogando a todos los dioses no encontrarlo ahí sentado y despreocupado.
- Pensé que hoy faltarías– dijo sorprendida – el maestro preguntó qué había pasado, ya que es poco frecuente no verte sentada en tu pupitre.
- Ya sabes…con todos los inconvenientes de anoche, apenas dormí dos horas– murmuró e ingresaron juntas al salón de clases – se me hizo tarde y bueno no quise interrumpir las clases – ahí va otra mentira de nuevo.
Al ingresar chocó con un par de ojos negros, profundos e intensos, que la pusieron tensa genial dijo su mente, quizás antes no producían ese efecto en ella bueno si, pero agregando las circunstancias de anoche…le afectaba aún más de la cuenta, las piernas le tambalearon ligeramente e Ino la sostuvo a tiempo, temerosa ante un desmayo, la sentó y le alcanzó una botella de agua.
¿Qué hacía él ahí?
Eran clases de inglés y él no llevaba el curso, trató de hacer un recuento mental para verificar si había confundido los horarios, efectivamente les tocaba otra materia, geometría en el espacio - Dios Sakura, reacciona y disimula un poco – exigía su sub consciente.
Inquisitivamente, Sasuke no dejaba de mirarla, normalmente ella lo ignoraba, y en los pocos lapsus que intercambiaban miradas, ella nunca se alteraba, al contrario siempre lo veía desafiante, irradiando odio y rencor puro. Actitudes que ciertamente le atraían y a veces le causaban gracia. Pues los esfuerzos de la chica a veces eran muy evidentes.
Era algo tan complicado…siempre quiso explicárselo, explicarle como habían pasado las cosas realmente, pero ni él mismo tenía la respuesta ya que no tenía un claro panorama de aquella noche, cabe agregar que su orgullo tampoco ayudaba mucho, era tan orgulloso que no podía tragárselo y hablarle, decirle que la extrañaba y le hacía falta, que sentía un vacío extraño. Vacío que nunca había sentido antes.
Que los días ya no eran los mismos sin su compañía, su esencia y alegría.
Por otro lado, no sabía cómo quitarse de encima a Karin, era tan tonta y estúpida, él la trataba mal, hacía de todo para librarse de ella, pero bueno existen chicas que no les importa arrastrarse un poquito con tal de tener a su merced el chico que les gusta o atrae ¿no?
Ella era como un objeto para poder descargar la impotencia de no poder tener más a Sakura, para llamar su atención, en otros términos ponerla celosa, "recuperarla". Pero eso no ayudaba en nada, solo había logrado aumentar el odio de ella hacia él, los sueños húmedos tampoco ayudaban.
Estúpidas hormonas, maldecía su mente de adolescente.
Ella ya no era de él, su corazón (el de ella), se había escapado de sus manos, y lo único que recibía eran miradas de menosprecio. Y él no se quedaba atrás, ¡claro que no!, también le devolvía ese tipo de miraditas, a veces con odio otras con sorna, lo cual enfadaba aún más a la joven.
La vida es demasiado irónica puede empezar con amor y terminar con odio o viceversa - ¿te sientes bien?
- No, la cabeza me da vueltas – no ahora por favor, no ahora…no quería llamar la atención de nadie, mucho menos ser la protagonista de un escándalo, ni de más chismes innecesarios. Rogó mentalmente para que su cuerpo aguantara hasta la última hora de clases.
Luego de un largo y pesado día, Sakura y su amiga salieron presurosas, nerviosas y ansiosas por visitar el dichoso consultorio médico, tener la seguridad de saber que pasaba con su cuerpo, descartar asertivamente que no estaba embarazada, era un deseo algo absurdo, pero deseaba mil veces estar enferma que lo otro.
Ya camino de visita al médico los minutos le parecían horas y horas, el tráfico estaba horrible por ende el taxista iba a paso lento, no podía culparlo- tranquila amiga, todo saldrá bien – Sakura solo asintió, de nuevo iba y venían las bocanadas, las retorsiones, quería que este maldito día terminara de una vez por todas.
Después de casi una hora habían llegado al estacionamiento de una clínica privada - llegamos – la voz del taxista la sacó de sus pensamientos, vio el edificio y tragó en seco no sabía lo que aguardaba ahí dentro. Era algo tan extraño, porque nunca había hecho una consulta médica sin la compañía de sus padres, se sentía algo desprotegida pero era algo que tenía que hacer sola. Tenía que afrontar sola las consecuencias de sus decisiones.
- Aquí tiene, gracias – pagó y bajaron.
Ino la cogió del brazo y la guio con suavidad – no te preocupes, todo irá bien, son buenos médicos y sobre todo profesionales – afirmó resaltando indirectamente la confidencialidad que guardaban en el lugar, podía sentir como Sakura temblaba nerviosa, era su amiga y la necesitaba más que nunca.
Aspiró hondo para darse fuerzas, muchas fuerzas por que las necesitaba, tenía que ser fuerte sea lo que sea tenía que afrontarlo sola.
En la recepción las esperaban – disculpe – habló Ino, eso era lo que le agradaba de su amiga que ciertamente sabía tener el control de las cosas, en situaciones como estas Sakura solo se hubiese tirado a llorar, sin poder pensar con claridad y hallar una solución, valoraba mucho el tener una amiga así – tenemos una cita con la doctora Izumi – la recepcionista con algo de recelo preguntó por el nombre de la paciente y posteriormente tecleó suavemente en su computadora.
La señora que hacía el papel de recepcionista les había indicado el número de piso y consultorio, adjuntando un ticket recién impreso, donde figuraba el número de turno. Sus verdes ojos impacientes veían como las lucecitas del ascensor cambiaban del primero al décimo piso, el ascensor aún no llegaba al piso correspondiente, la impaciencia empeoraba su humor, Ino solo acariciaba su brazo haciendo todo lo posible por calmarla – piso 5, llegamos.
En el quinto piso, se encontraba una especie de sala de espera solo había dos o tres personas, algo que ciertamente aliviaba a la chica, se sentaron aguardando impacientes por su turno, había una pantalla plasma que transmitía una película, que se le hacía familiar pero al mismo tiempo no la recordaba, cada segundo, minuto trataba de calmarse pero le era imposible.
Pasaron 10, 20, 30 minutos, ellas ya eran las únicas en dicha sala, hasta que la puerta se abrió, una enfermera buscaba con la mirada a la siguiente - usted debe ser la señorita Sakura Haruno – dijo amablemente – pase por favor, la doctora la espera.
La enfermera fue comprensiva al dejar que Ino acompañara a su amiga, ya que normalmente las consultas médicas son de forma personal o en compañía de un familiar, pero dadas las circunstancias, la rubia era su única compañía.
Se sentaron frente a una mesa regularmente grande que hacía juego con unos cuadros que adornaban las blancas paredes de la habitación, sobre la mesa había un letrero entre pequeño y mediano que decía, "Dra. Izumi, especialista en ginecología". De improvisto llegó una mujer con unos pantalones holgados de tela blanca, parecían cómodos, haciendo juego con una larga bata blanca, era bonita tenía la piel nívea, una larga cabellera marrón y unos ojos achocolatados que resaltaban bajo el flequillo.
La mujer de unos 26 años de edad, se sentó en su respectivo asiento con una taza humeante de café, saludó a ambas, seguidamente preguntó en que podía ayudarlas.
Sakura carraspeó y a su vez intentaba darse un poco de valor, dejando de lado la vergüenza - últimamente me he sentido mal…he tenido unos horribles mareos, digamos que la comida no se me ha hecho apetitosa, sino todo lo contrario, y mi estómago está casi inestable, por así decirlo.
- Ya veo, ¿esos son tus únicos síntomas? – cuestionó anotándolo todo en un papel – es consciente de las posibilidades de un embarazo ¿cierto? – los ojos inquisitivos de la mujer la inquietaron un poco – pero tranquila vamos hacer unos análisis primero, para descartar posibilidades.
Dentro de uno de los armarios del consultorio sacó un proforma - ¿tus padres saben que estás aquí?
- No – negó con la cabeza - salieron de viaje.
- Mmmm ¿algún tutor? – al recibir otra negativa, simplemente se resignó - vale, luego intentaremos contactarlos o al menos informárselo a un adulto, es la política de la clínica, lo siento – seguidamente llamó a la enfermera para ordenarle que le hicieran una prueba de sangre, era el análisis más asertivo para confirmar y descartar un posible embarazo - mañana por la mañana saldrán los resultados puedes venir a recogerlos a partir de las 8 de la mañana hasta las 3 de la tarde.
- Gracias –dijo la joven – hasta luego.
Ambas salieron nerviosas, por supuesto una más que la otra, tendría que esperar toda un día para saber los resultados – creí que sería rápido- refutó en un susurro, mentalizando al mismo tiempo quien podría ser ese adulto de confianza para informarle su situación actual, odiaba ser menor de edad, odiaba la tonta política de la clínica – supongo que me tocara hablar con Yahiko, es el único en quien puedo confiar.
- ¿Estás loca?, sabes lo que pasará…irá a por Sasuke y lo molerá a golpes – dijo recordando las facetas de un Yahiko furioso, cuando ella y Sakura hacían travesuras de niñas.
- Da igual se lo merece por idiota – se cruzó de brazos, esperando por el ascensor, delante de ellas se encontraba otra pareja con su pequeña hija que apenas podía caminar, acto que enterneció a la ojiverde, ver tan pequeña y preciosa criatura, junto a la pareja ingresaron al ascensor. Dentro de éste se encontraba otra, el hombre tenía cara de pocos amigos y la mujer se le veía cabizbaja, triste y con los ojos vidriosos, amenazando con llorar.
- No podemos tenerlo – le escuchó susurrar - ¿con qué dinero vamos a mantenerlo?
La rubia le vio con mala cara y así como Sakura tenía pena por la mujer, que sería mayor por dos o tres años que ellas, empezó a taconear con la punta del zapato impaciente por salir de ese lugar.
- ¿Y si le decimos a mi nana? – preguntó interrumpiendo sus pensamientos – soy consciente que nos guardaría muy bien el secreto, siempre me ha ayudado en situaciones digamos algo "difíciles".
- Si, para tus travesuras…esto es algo serio – se llevó la mano a la cabeza, nuevamente los horribles mareos la molestaban -¿por qué me tuvo que pasar esto a mí?
Al frente de la clínica se encontraba un llamativo parquecito con piletas bonitas, banquitos muy bien decorados. Decidieron sentarse y pensar en un plan – Sakura, ¿lo has pensado?
- ¿Pensar en qué? – respondió cansada, somnolienta solo quería estar en su cómoda y calentita cama.
-Ya sabes…la posibilidad de tener un hijo- revisó el reloj de muñeca plateado que llevaba, eran casi las seis de la tarde.
-¿Tenerlo?, no lo sé…tengo que pensarlo muy bien, esto no es un juego, lo más preocupante son mis padres - respondió temerosa.
-¿Y Sasuke, se lo dirás? ¿Verdad?- Ino estaba realmente ansiosa por escuchar una respuesta positiva.
La pelirosa puso los ojos en blanco y respondió negativamente con la cabeza - No, si existe la posibilidad de estar embarazada, lo criaré sola no lo necesito, ni lo quiero cerca mío – afirmó con desdén.
- Deja de mentir…puedo ver que en el fondo lo amas, que sufres cada vez que lo ves junto a Karin – suspiró – sabes que te conozco mejor que nadie.
- ¡NO!, no lo quiero cerca, quiero que se vaya lejos, le entregué todo de mi… ahora mírame, todos dirán que soy una cualquiera y quien sabe que más chismes – sus ojos nuevamente amenazaban con llorar – simplemente ya no me imagino una vida con él.
- Si tú no se lo dices, tus padres lo harán, sabes que tarde o temprano se enteraran sobre tu situación – de solo imaginar todo el drama que se armaría, los nervios le crispaban la piel.
Una fugaz idea atravesó su mente, una rápida solución para que nadie pero nadie se enterase de su embarazo: abortar, pero era algo muy arriesgado para su edad. Riesgos como morir o quedar estéril de por vida entre otros peligros a tomar en cuenta.
- No lo harán…aún queda algo por hacer - la Yamanaka se quedó estática por unos segundos, sus ojos azules denotaban perplejidad, no sería capaz de tan solo pensar en eso. Su amiga era tan predecible, podía leer su mente con mucha facilidad.
- No me digas que…estás pensando en eso, dime que no estás considerándolo- odiaba la sola idea que Sakura pensara en una solución de tal calaña, no le gustaba para nada la sola idea de hacer eso.
- Si - un fuerte viento movió sus cabellos llevándose algunas gotitas de sus lágrimas, lentamente la lluvia empezó a caer mojándola poco a poco, pero había algo que de lo que no se daba cuenta que alguien las seguía y observaba de lejos.
- ¿Estás loca?, ¡es una vida más, tiene derecho a nacer! – exclamó tratando de hacerle entender, reaccionar, que no estaba haciendo lo correcto, que ya había cometido bastantes errores -¡Sakura! – su voz sonaba exasperada, por no recibir ningún tipo de reacción o respuesta.
- Para ti es fácil decirlo – refutó – tú no estás en mi lugar, así que no me vengas con reproches yo sé lo que hago, es lo mejor…- la mirada de la ojiverde vacilaba, se encontraba dividida, sin saber que era lo correcto, tener al bebé o abortarlo, en parte Ino tenía mucha razón ya había cometido muchos errores.
Pero a su vez se sentía juzgada, eso le dolía y fastidiaba, solo quería volver a casa estaba cansada, habían sido muchas emociones para un solo día. Se levantó de su sitio e hizo una seña para parar un taxi, no se inmutó en despedirse ¿qué podría decirle? dejó parada allí a su amiga totalmente tiesa, crédula, desconocía totalmente a la Haruno, simplemente la dejó ir. Sus músculos estaban inmóviles, su boca no articulaba palabra alguna, simplemente se quedó allí absorta bajo la lluvia, sus lágrimas se mezclaban con las gotas de la llovizna, se sentía inútil, triste de no poder hacer más por ella. Odiaba esta situación.
Abortar, era un pensamiento egoísta, pero en parte Sakura tenía razón.
¿Con que dinero criaría al niño?, su familia era acomodada pero el escándalo y el cotorreo de la gente, complicaría más aún la situación.
Por otro lado los resultados de los análisis estaban por demás, ella podía sentirlo, aunque fuera tan pero tan pequeñito, lo sentía…
Sasuke tiene derecho a saberlo, resonaba en su mente. Vaciló por unos minutos, veía las calles algo vacías, la gente se habría ido a guarecerse algún café o algún otro lugar ¿qué hacer? ¿Debería decirle? ¿Era lo correcto? No lo sabía.
Antes de tomar una decisión tenía que hacer algo, algo muy importante, Ino tenía mucha razón, aunque odiara la idea, Sasuke tenía derecho a saberlo, pero no tenía el valor de dirigirle la palabra.
Tenía miedo de ser ignorada, humillada con unas simples palabras, pero ahora tendría que correr el riesgo y hacerlo por ese bebé en camino – señor lléveme a la residencia Uchiha por favor.
Detestaba el hecho darle la razón, pero era lo correcto, debía dejar de cometer error tras error, ya no se trataba sólo de ella, se trataba de alguien más.
Debía dejar el orgullo a un lado, debía pensar en ese alguien ahora.
La lluvia seguía cayendo con una fuerza imponente, el tráfico era notorio y al igual que en el transcurso de camino a la clínica, la ansiedad era mucho más grande, sentía un pequeño calor en las manos, ahí iba de nuevo la molesta sudoración en las manos cuando estaba muy pero muy nerviosa. Luego de casi una hora había llegado a su destino final.
Bajó del taxi, inútilmente intentó callar esa voz que le decía ¡regresa, no vayas! Empezó a caminar por los jardines, pese a la oscuridad y la tenue iluminación de los faroles vanguardistas, un pequeño recuerdo atravesó su mente, recordó aquel gusto que tenía la matriarca de la familia Uchiha, le encantaba combinar colores cálidos con neutros.
Sonrió con nostalgia al recordar los gratos momentos que había pasado en esa casa. Momentos donde Mikoto Uchiha avergonzaba a su hijo menor.
- ¡Rayos, concéntrate! – en serio que le estaba costando mucho ordenar sus ideas, ¿cómo iba a decírselo?
Dio una, dos hasta tres bocanadas para darse valor y tocó el timbre con sumo nerviosismo, la ama de llaves abrió la puerta y su rostro se sorprendió al ver a la jovencita que había sido tan querida por la familia.
- Señorita Sakura – exclamó, inmediatamente hizo el ademán de saludarla bajando levemente la cabeza, le preocupaba que cogiera un terrible resfriado – me da gusto verla – no hizo falta preguntar por qué o a qué venía…
NOTAS FINALES:
¡Hola!, pues no sé por dónde empezar, sé que este fic lleva muchoooo sin actualizar, pero durante este tiempo me han pasado muchas cosas (tanto malas como buenas).
Aún sigo manejando el email, con el que asocié esta cuenta, pues aún siguen llegándome algunos reviews, lo cual me dejó súper sorprendida (teniendo en cuenta que el anime acabó y el shippeo es oficialmente canon le duela a quien le duela :v muajajaja ok ya) y bueno he decidido acabar únicamente esta historia, que contara de 6 a lo mucho 10 capítulos, el resto de historias solo me quedará borrarlas.
No sé, cómo que ya no le hallo mucho sentido los fanfics, pero bueno xD a pedido de todos esos lindos reviews llenos de amor y algunos de amenazas, voy a terminar este pequeño dramilla. :P (lo sé causo un sentimiento de amor y odio )
Ahora últimamente me envicié con mangas josei, shojo y smut *-* también los libros. Voy a quedar ciega de tanto leer. :v (no estaría de más algunas recomendaciones suyas 7u7)
En serio me emociona que a pesar de los años, sigan escribiéndome, las re amooo, fui una pésima escritora dejándoles con el suspenso, he intentado mejorar y editar cada capítulo, espero que les guste.
PD: [...] con corchetes y puntos suspensivos, se dará a entender los cambios de escenas (no hallé otra forma, pues se borra en el editor de la web) tengo entendido que los puntos suspensivos y los paréntesis da entender que se ha suprimido una parte del texto, pero en este caso no es así...simplemente lo estoy usando para separar y dar entender los cambios de escenas y tiempos en la historia. Gracias por entender.
