Al fin. Al fin iba a enfrentarse a él. Como marine, cosa que no le agradaba demasiado, pero bueno, algo era algo y tenía que admitir que no había sido fácil llegar hasta allí.
La isla no era demasiado grande. Era una isla de verano y la temperatura seguramente sería agobiante. Pero le habían dicho que lo encontrarían allí y le tenderían una emboscada. No se lo podía perder.
No podía perder aquella oportunidad de acabar con un pirata que estaba costando las vidas de un montón de personas inocentes. Desde que su padre se fue, todo lo relacionado con muertes de vidas inocentes le hacía hervir la sangre. Tanto de piratas como de marines, ya que ellos a veces tampoco se libraban, pero era más fácil estar en la marina que entrar en una banda y, además, ella odiaba a los piratas más que a los marines.
Aunque infiltrarse en la marina tampoco era fácil y mucho menos entrar como cabo y acabar en una misión como aquella. Pero con poderes como los de ella era fácil escuchar a través de las paredes o colarse en algunos sitios. Además, también pudo acabar allí gracias a que habían visto potencial en su poder, pero que fuera tan joven complicaba las cosas. Cada vez tenía que tener más cuidado ya que conforme iba acercándose a divisiones más fuertes, las medidas de seguridad aumentaban.
Pero allí estaba, llegando con cinco buques de guerra a una isla con un paisaje seco y árido, pero se veía algún árbol y un pequeño pueblo.
El barco de los piratas no se vería fácilmente, seguramente estaría escondido así que decidieron no atracar en el muelle principal. Primero tendrían que destruir el barco para que no pudieran huir y después atacar a los piratas y capturarlos o acabar con ellos.
Aun así pasaron por el muelle principal para que bajaran algunos marines a hacer reconocimiento, y Tessa se coló entre ellos intentando que no se dieran cuenta de lo que pretendía.
El pueblo, como ella imaginó, era pintoresco y rural, y el calor comenzaba a notarse, pero se separó de su grupo y fue a buscar a los piratas por su cuenta. Seguro que no notarían su ausencia.
Se imaginaba que debían estar en alguna taberna. Se había informado personalmente de los movimientos del pirata pero aun así podría estar en cualquier parte.
Entró a un bar cualquiera. Ruidoso, oscuro y siniestro, como la mayoría… Todos se callaron al ver que un marine entraba en la taberna pero se volvieron al relajar al ver que era una muchacha que parecía inofensiva y que tenía el rango de cabo.
Recorrió con la vista toda la sala, pero no vio a ninguno con el pelo rojo, así que salió y siguió andando por el pueblo intentando que no la vieran los marines, buscando al Capitán.
El pueblo no era demasiado grande, pero había otro bar. Un escalofrío recorrió su espalda y decidió entrar al lugar. Este era más pequeño, hecho de madera, y todavía más oscuro, así que no podía ver a simple vista y tuvo que entrar y sentarse en una mesa para así acercarse más. Había más gente pero lo sabía principalmente porque oía a gente hablar, pero esa vez casi entre susurros, no eran demasiado ruidosos.
El camarero se acercó a tomarle nota pero no dijo nada al ver cómo los ojos de la chica se abrían desmesuradamente hasta casi salírsele de las cuencas. El chico siguió la mirada de ella y vio que estaba observando a unos piratas. Todos a su manera llamaban la atención con una pinta escalofriante, pero ella miraba especialmente a un hombre grande pelirrojo que la miraba con curiosidad. También vio cómo frunció el ceño e hizo ademán de levantarse. Entonces, el camarero supo sus intenciones y la advirtió.
- Si buscas pelea que sea fuera.
Pero ella pasó rotundamente de él y se terminó de levantar para dirigirse a aquellos piratas. Antes de acercarse demasiado a ellos el camarero pudo ver atónito cómo le dirigía una mirada a la mesa sobre la que se había apoyado antes la chica y cómo se levantaba y se dirigía a gran velocidad hacia los piratas.
La mesa arrastró al pirata hasta la pared y siguió hasta hacerlo atravesar la ligera madera. Un rubio con máscara lo esquivó pero el Capitán estaba bebiendo en esos momentos y no lo vio venir. Se había llevado a un par de piratas más consigo y antes de que los demás piratas supieran reaccionar, ella ya estaba fuera en frente de él, retándolo con la mirada.
El pelirrojo se incorporó un poco. Menudo golpe. Pero lo que era peor… ¡¿Quién coño se había atrevido a hacerle eso al Gran Eustass Kid?! Levantó la vista y la vio allí plantada, delante de él, con aquella mirada que tantos problemas le traería.
Los demás piratas reaccionaron y fueron a acabar con ella pero un gesto de su Capitán los hizo detenerse. Los otros dos piratas que habían acabado en el suelo también se incorporaron y esperaron órdenes de su Capitán, el cual se levantó y se impuso imponente frente a ella, dispuesto a matarla.
Al fin, el momento había llegado. Tenía que acabar con él allí y ahora o todo habría sido en vano. No podía dejar a aquel pirata suelto. Puede que los demás también fueran peligrosos pero si terminaba con él primero habría eliminado el mayor problema.
- No verás más el mar, ni tu barco, ni nada, Eustass "Captain" Kid – le dedicó la chica.
Su voz intentó ser dura, pero Kid no acostumbraba a oír aquellas cosas de una mujer y acabó carcajeándose de ella.
- Vaya vaya, una niñata marine que quiere jugar.
La mirada de la chica se endureció todavía más. ¿Niñata? ¿Cómo se atrevía?
Y allí comenzó todo para ellos.
