Fue durante una de las fiestas hechas por Ronda, esas en las que una se siente un poco colada y no entiende la mitad de las cosas que dicen, aunque Helga tampoco le interesaba demasiado acerca de lo que hablaban. Sólo estaba ahí porque sabía que Arnold estaría y solo, así que si por "casualidad" llegasen a jugar a la botella tal vez le tocara irremediablemente besarla. Y si le tocaba con otra persona, bien podía mandar a todos a la mierda e irse de la fiesta.

Pero con lo que no contó fue que bebería más de lo recomendado y ahora estaba lo bastante atontada como para decir a cualquier cosa "sí, vale, sí".

Llegó el momento de la noche en que las cosas subían de tono y los manoseos por debajo de las mesas eran más notables, pero había una nube de "alegría" tal que nadie parecía incómodo. Una especie de trance en donde sólo estás tú y el que tenés en frente o el de al lado tuyo.

Una cosa fue a otra y Gerald propuso el mentado juego de la botella, pero a esa altura de la noche, Helga prácticamente había olvidado su principal propósito que era besar a Arnold como miles de veces había soñado y ahora eran sólo pensamientos demasiado lejanos y abstractos.

Se dejó sentar en una ronda en la que el rubio de sus sueños no quiso entrar. Pasaron varios besos entre los demás de la ronda, que olvidó en cuanto los labios se separaron.

No fue hasta que vio a Ronda demasiado cerca suyo cuando se dio cuenta de que les había tocado besarse y por un momento fue consiente de lo que pasaría (¿qué clase de idiotas permitían que dos mujeres se besasen en ese juego?), pero antes de que pudiera replicar o moverse para largarse de la fiesta, sintió unos brazos alrededor de su cuello y unos labios sobre los suyos.

Probablemente por efecto del alcohol no se movió, porque sintió que volvió a caer en el transe cuando la lengua de Ronda pidió permiso lánguidamente a entrar en su boca y todo pensamiento semi-coherente se fue a la mierda. Sólo podía pensar en esa lengua con sabor a cerveza incitaba a la suya a participar en el beso.

Se besaron lánguido y tranquilo, un beso con sabor a alcohol demasiado dulce. Perezoso y sin necesidad de terminarlo pronto, inspeccionando la boca de la otra buscando el origen de ese extraño sabor cítrico.

El beso que ya era suave y lento de por sí, fue bajando de intensidad hasta que sólo terminaron sus bocas unidas.

Fue el beso más largo que le dieron y probablemente el que sintió más corto.

Y como pasó con los anteriores besos vistos, Helga olvidó este también y sólo recuerda de esta noche es que fue una de sus peores resacas.

-.-

Espero que les haya gustado, va dedicado a Lukia que me lo pidió en el meme de besos de LJ.

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