Disclaimer: Ni Hetalia ni sus personajes son de mi propiedad, todo es creación de Hidekaz Himaruya.
Advertencias: Nada subido de tono. Una que otra palabra mal sonante. Universo Alterno,Gakuen.
Arthur miro por la ventana, el día lucia inusualmente alegre, incluso el sol se trataba de imponer entre las grandes nubes grises.
Giro su rostro hacia el salón, el maestro aun no terminaba de explicar lo que sea que estuviesen repasando, algunos estudiantes, por no decir la mayoría, murmuraban entre si cosas que a su distancia no podía oír bien, y se deformaban y mesclaban formando frases inconexas. Era un día normal, común, como cualquier otro. Arthur se preguntaba si algún día sucedería algo lo suficientemente increíble como para captar su atención o sorprenderlo. Quizás si estaba de suerte ese día podría discutir con el americano para distraerse… ¡O mejor aun, empujar "accidentalmente" a Francis por las escaleras! Vaya, eso si seria algo digno de admiración. O tal vez… solo tal vez ese día podría atreverse a hablar con… ¡No! ¡Y que quedara bien claro que no era por cobardía ni temor al rechazo! Era solo que no estaba lo suficientemente listo como para… ¡Bah, tonterías! ¡Era un maldito cobarde, nada más y nada menos! El rubio bajo la cabeza, chocando su frente con el escritorio. Siempre que pensaba algo, fuese lo que fuese, terminaba pensando en aquello, uno de los pocos temas que podían deprimirlo total y verdaderamente, incluso dejarlo con un estado de animo deplorable.
Kiku Honda era un chico de su mismo grado, pero en salones diferentes. Era un chico de piel clara y suave –seguramente era así, pues nunca lo había tocado… – con orbes color marrón y ojos perfectamente rasgados. No sabe, o no recuerda muy bien, cuando comenzó a interesarse por el. Primero, claro, paso por una crisis existencial de las peores…- "No me gusta, solo me parece interesante" "No, no me gusta… ¡Es un chico!" ¡No soy gay! ¿V-verdad?" – Una vez superada la primera fase, lo cual no fue para nada fácil, mucho menos aceptar una condición como tal con solo diecisiete años… Incluso en sus más desesperados intentos de negar aquello, salió con una decena de chicas, pero con ninguna pudo dejar de pensar en el chico que tanto había captado su atención… En fin, una vez aceptada su… dejémoslo en "bisexualidad", vino una fase aun peor, y de la cual aun no se libra.
Dar el primer paso.
Es cierto que le había hablado antes, incluso se habían saludado y seguramente, con algo de suerte, el japonés recordaría su nombre –tenían unos cuantos conocidos en común – pero eso no era suficiente, nunca habían entablado una conversación decente ni superado más de tres palabras en una conversación, si se podía llamar así. Quería conocerlo, saber si realmente era tan interesante como lo veía. Una vez intento hablarle, fue en el colegio, al final de clases. Intento decir un simple "Hola" pero apenas se hubo acercado las manos comenzaron a sudarle y su voz se negó a salir de su garganta. El chico ni noto su presencia, estaba embelesado jugando en uno de sus tantos aparatos electrónicos. Y es que si, el japonés poseía una maniática obsesión por todo tipo de artefactos electrónicos, desde celulares multifuncionales, computadoras, incluso consolas portátiles de videojuegos. Y sobretodo, y lo que lo convertía en un completo inadaptado y antisocial –según algunos… – era el hecho de pasar horas y horas absorto en uno de esos juegos virtuales de rol, estrategia, y quien sabe que mas. Es por eso que al asiático le faltaban unas cuantas amistades, es mas, parecía que ignoraba a todo el mundo cuando usaba sus aparatos y no parecía ni daba signos de importarle demasiado.
Arthur no lo podía creer –en un principio, ya lo había aceptado, aunque mantenía sus dudas al respecto – que su mayor competencia, y rival por Kiku, era el ciberespacio. Principalmente internet y los videojuegos. Eso si que era… ¿Suerte? Por lo menos no tendría que competir con el clásico y cliché del chico rudo, grande y mas fuerte y guapo que el… pero desde otro punto de vista… ¿Cómo competir con internet? Había leído muchos artículos y ensayos de como aquella herramienta virtual se alimentaba de la atención de los adolecentes, hasta dejarlos hechos unos completos y perfectos zombis. Zombis frikis, por cierto. Sin vida social y mucho menos contacto con el mundo exterior.
El rubio suspiró, para luego tomar y posteriormente guardar sus cosas. La clase había terminado, y el, pensando en cosas que no hacían ni lograban mas que deprimirlo por completo.
-Bonjour, Arthur ~ -El francés apareció sonriente, con una mueca entre cordial y burlona.
Arthur le miro receloso, para después tan solo devolverle un gesto de autosuficiencia y confianza.
-Hello, franchute
Ambos caminaron por el pasillo, el francés le platicaba sobre la estupidez humana de no permitir la desnudez en los juegos olímpicos, Arthur ni le escuchaba, absorto en sus pensamientos, que por supuesto incluían a cierto asiático.
-Toma, mon cher –Le ofreció Francis con el brazo estirado. En su mano yacía un celular. ¿Un celular? Arthur parecía no entender nada.
-¿Para que quiero esto? –Le pregunto confundido, y no era para menos.
-Es el teléfono de Kiku –Le dijo como si aquello fuese lo mas corriente y normal del mundo.
-W-what? ¡Por que diablos tienes su teléfono! ¡S-se lo robaste! ¡No trates de culparme a mí! –Le respondió alterado, mientras alejaba la mano de Francis.
-Mon ami, no te hagas falsas versiones, veras, lo "tome prestado" a Kiku para que tu puedas devolvérselo, y hablarle, ya que veo que te mueres por dentro cada vez que le ves –Arthur se quedo inmóvil, sorprendido. Quiso negarlo, pero Francis, por más que lo demostrase y pareciese, no era idiota, no tanto. Y seguramente había sido lo suficientemente obvio con sus sentimientos respecto al japonés. Se maldijo mentalmente, ahora Francis lo sabia.
-No lo tomes como una intromisión, mas bien… tómalo como una pequeña ayuda –La sonrisa del francés parecía bastante sincera. Arthur dudo. Nunca se perdonaría aceptar la ayuda de Francis… pero por una parte… era una oportunidad perfecta para probar suerte con Kiku…
Acepto el aparato, guardándolo inmediatamente en su bolso. Antes de darse la vuelta, murmuro casi imperceptiblemente:
"Gracias"
Arthur observaba temeroso el artefacto que sostenía entre sus manos. ¿Qué le diría? ¿Qué lo encontró casualmente en el patio? Pero Kiku casi no salía al patio… ¡En la biblioteca! Kiku siempre iba a la biblioteca, no precisamente a leer, de hecho solo iba a instalarse con su laptop, ¡Y no es que lo espiara, ni mucho menos que lo siguiera! Claro que no, él era un caballero…
Delineo las teclas delicadamente con sus dedos. Y con algo de desconfianza, prendió el teléfono. Busco entre la memoria del aparato el número, la mayoría de las personas dejaba el número propio en el teléfono. No sabía por que lo quería, pero por si acaso, -en esos momentos estaba dudando si tenía algún trastorno psicopático-acosador- lo guardaría. Lo encontró, y seguidamente lo anoto en su propio teléfono. Antes de volver a apagarlo, observo una de las aplicaciones. Era un juego en línea llamado "Hetalia Fantasía". Saco rápidamente un lápiz y un cuaderno y comenzó a anotar, primero el nombre del juego, y luego el nombre del personaje de Kiku. "SamuraiNihon" rio por lo bajo, era un nombre gracioso.
Apago el aparato y lo dejo entre sus cosas, junto al cuaderno y le lápiz.
Apenas llegara a su casa se crearía una cuenta en aquel juego. Si tenia suerte, Kiku lo aceptaría como "amigo virtual"
N/A: No mucho que decir, espero les haya gustado, pronto el siguiente capitulo. ¿Alguna crítica, sugerencia? Review.
