¡Hola hola! Esta historia ya la había anunciado semanas antes en mi página de facebook EL DOGAN DE KATIE, y al fin la cuelgo por acá :D
Espero les guste, ya que claramente es una historia con mucho drama
Introducción
New Orleans
La carta llegó una mañana en que llovía, como si el clima de pronto se hubiera entristecido. A él nunca le había importado la lluvia, de niño solía saltar en los charcos o correr bajo ella sin importarle si arruinaba la ropa nueva. Y contrario a todas las veces que le habían llamado la atención por travieso, jamás se había enfermado. Solo que a partir de aquel día empezaría a sentir que los días de lluvia eran malos o que siempre podían pasar cosas malas. Una vez mamá dijo que era como si el cielo llorara, como si Dios estuviera triste.
Para él esa lluvia no significaba nada, solo una interrupción en sus planes. Había querido ir a supervisar la siembra, pero con ese clima imposible. Así que empezó a leer un poco y cuando se aburrió fue a la sala principal. Ahí encontró a Rebekah tomando el té, a su lado su doncella recogía un plato vacío, quizá con algún panecillo. Le sonrió a su hermana, ella también lo hizo. Desde hace más de dos meses que estaban solos en casa. Elijah, el mayor, se había ido a atender negocios de la familia a Europa, se supone que en dos meses más estaría de vuelta, aunque quien sabe esa estadía se prolongue pues en su primera comunicación al llegar a Londres indicó que estaría en Austria y quien sabe hasta termine en San Petersburgo, ya antes le habían hecho la invitación.
- Nik, ¿quieres sentarte a mi lado? Le pediré a Marian que sirva más para ti.
- No Bekah, gracias. No tengo hambre, almorcé algo tarde hoy.
- Al menos siéntate a hacerme compañía, no me rechaces – él sonrió y tomó asiento a su lado, pero apenas habían pasado unos segundos cuando escucharon que tocaban el portón principal – Qué raro… ¿Visitas a esta hora?
- Espero no sea nada urgente – "Ni grave", pensó. Que alguien vaya a verlos en medio de esa lluvia era muy poco probable, sin decirlo Klaus estaba seguro que eran malas noticias. Tocaron la puerta una vez más, él se puso de pie.
- Ya voy señor, no se moleste – Henry, el mayordomo, apareció pronto y caminó tranquilamente hacia la puerta. En silencio los hermanos escucharon que esta se abrió, seguido de una breve charla que no entendieron para nada. Poco después Henry llegó junto a un hombre. Por la apariencia que tenía parecía ser un mensajero del ejército. Eso lo llenó de miedo, sintió que el corazón se le paralizaba. Rebekah tomó su mano, también estaba nerviosa. Hace pocos meses que la paz se había firmado y la guerra civil dio a su fin, solo que muchos de los que lucharon en aquella guerra aún no habían vuelto a casa. Entre ellos estaba su hermano menor, Kol Mikaelson. Que un mensajero de guerra vaya hasta allá solo podía significar una desgracia.
- Caballero – lo saludó Klaus aunque no estaba seguro que ese joven lo sea - ¿Se encuentra usted bien? Lamento haya tenido que pasar por esta horrible lluvia, Henry trae algo de ropa seca para él y manda a servirle algo caliente.
- De inmediato, señor – el mayordomo desapareció en el acto. Ahora Rebekah también estaba de pie.
- Debe ser un mensaje importante el que trae para que haya venido hasta acá en medio de la lluvia.
- Lo es – dijo el mensajero – ante todo buenas tardes señorita, caballero – los hermanos asintieron, se veían ansiosos. Lo que menos querían eran formalidades – Yo soy… era… amigo de Kol, su hermano – ya para ese momento Klaus estaba seguro de lo que seguía. "Era". El mensajero se había corregido. Dijo "era". Kol alguna vez había sido su amigo, ya no más. Klaus captó rápido el mensaje y agradeció que Rebekah no lo haya hecho aún – tenía que venir personalmente a traer esta carta. Es un informe del regimiento – a pesar de que toda su ropa estaba mojada logró sacar un sobre sellado que apenas tenía unas gotas de agua. Klaus se acercó despacio y lo cogió con manos temblorosas. Aún tenía unos segundos más para asimilar lo que iba a leer ahí – Lo lamento mucho, en verdad.
Con rapidez Klaus abrió el sobre. Se presentaba el que había sido el general de Brigada del regimiento al que Kol sirvió. Su hermano se había unido al ejército de La Unión poco después que inició la guerra. Toda la familia se opuso por supuesto, pero no había forma de detener a ese impetuoso e idealista joven. Frecuentemente se comunicaba con su familia que vivía con el corazón en la boca atentos a las noticias de la guerra y esperando que nada le pasara. Con cada carta de Kol que llegaba era un nuevo alivio, y cuando al fin se declaró el fin de la guerra la mansión Mikaelson estalló en alegría. Pero claro, Kol aún no podía volver. Como parte del ejército ganador habían algunas cosas que cumplir. Pero ya la familia estuvo más tranquila, con la guerra finalizada el peligro pasó, era cuestión de tiempo para que su hermano regrese a casa. Por eso mismo Elijah había partido a Europa, a reforzar los negocios y las relaciones para que les siga yendo tan bien como siempre. Él quedaba a cargo de la plantación en New Orleans entre otros negocios. Y de pronto esa carta. Cielo santo, ¿qué podría haber pasado?
Familia Mikaelson,
Les saludo en nombre del Ejército de los Estados Unidos de América, es lamentable y muy triste para mi tener que darles esta noticia, me hubiera gustado estar personalmente frente a ustedes pero es necesario que lo sepan a la brevedad posible. Lamento informar que su hermano, el mayor Kol Mikaelson falleció la noche del 15 de octubre en circunstancias que consideramos honorables. Se encontraba él en una misión muy cerca de nuestra base, regresando de llevar un mensaje a un general por orden mía. Al volver llevaba una importante correspondencia, confidencial diremos, que solo me podía ser entregada a mí.
Como ustedes sabrán, a pesar del fin de la guerra hay aún muchos conspiradores y traidores sueltos. Fue esta clase de gente, traidores a nuestro país, quienes abordaron al mayor Mikaelson para robarle aquella correspondencia. Eran cinco contra uno. El mayor se defendió, logró acabar con la vida de tres traidores, pero uno de ellos luchó con su hermano de manera sucia, logrando apuñalarlo repetidas veces. Este hombre ya se encontraba herido y murió poco después. El otro escapó y desconocemos aún su paradero. Su hermano logró mantener a salvo información muy importante para nuestro país, que en manos equivocadas podría conducirnos a otra guerra. Es pues, un héroe. Y será honrado con el rango póstumo de Teniente coronel.
Su hermano, el ahora teniente coronel Kol Mikaelson, fue uno de nuestros elementos más valiosos, un gran hombre. Valiente en la guerra, audaz, un líder nato y brillante. Sus hombres lo seguían fielmente, todos en la base nos encontramos muy afectados por su deceso. Debe saber que el teniente coronel Mikaelson fue auxiliado oportunamente y se hizo lo posible por salvarle la vida. En sus últimas horas nos expresó sus últimos deseos. Quiere ser enterrado en Mystic Falls, la tierra que lo vio nacer. Pero sobre todo, desea que su familia cuide mucho de su joven esposa Caroline Mikaelson y de su hijo que está en camino.
El mensajero les dará la ubicación exacta de nuestra base para que puedan acercarse a llevar con ustedes el cuerpo del teniente coronel Mikaelson.
Sin otro particular, me despido de ustedes.
Mi más sentido pésame
General de Brigada Alaric Saltzman
Antes de dar la noticia a Rebekah tenía que digerir todo aquello. Se quedó en silencio un instante, solo se oía la lluvia. "Está llorando, el cielo llora porque perdí a mi hermano pequeño. Oh nuestro Kol… ¿Por qué él? Nuestro pequeño Kol…" se dijo conteniendo las lágrimas. Su siempre risueño hermano menor, el bromista, el encantador, aquel que siempre les sacaba una sonrisa. No podía creer y no quería aceptar que él ya no estaba más. Teniente coronel Mikaelson le decían ahora. Seguro pondrían una bandera, habría oficiales con rangos importantes saludando, la banda militar tocando en su entierro. El entierro de un héroe claro. ¿Y qué iba él a hacer con un héroe? Kol murió por sus ideas, defendiendo información importante para el país que tanto amaba. Sintió rabia, ¿cómo es que ese maldito general Saltzman enviaba a Kol solo por información tan importante? ¿No pudo acaso ponerle una escolta? Maldito sea. Por él y que toda la nación regrese a una guerra de 100 años si eso le traía a su hermano vivo. Sintió rabia, si. Pero también mucho dolor. Apuñalado, muriéndose de dolor por horas, agonizando. Seguro pensando en ellos, extrañando a su familia, deseando que esté ahí al momento de su muerte para poder despedirse.
- ¿Qué pasó Nik? ¿Qué pasó con Kol? – a esas alturas y por su silencio Rebekah también ya sospechaba lo peor. Casi sin darse cuenta la carta cayó de sus manos, miró a su hermana y la abrazó fuerte. Ella lo sabía, eso fue suficiente. Lloró en sus brazos, Klaus hizo todo lo posible por contenerse - ¿Él se fue verdad? Oh cielos, no… mi Kol, mi hermanito – lloró fuertemente. Él la sostuvo. Apretó los ojos. No podía llorar, no iba a hacerlo. Tenía que ser fuerte por Rebekah, ella lo necesitaba.
Y si, tenía que ser muy fuerte, ambos tenían que serlo. Ese mismo día con lluvia o sin ella partiría a la base donde se encontraba Kol y le pediría a Rebekah vaya a la mansión de Mystic Falls a preparar todo para el velorio y entierro. Henry iría con ella, nadie mejor para ayudarla en ese terrible momento.
Pero había otro asunto que le preocupaba más. El general había mencionado una esposa y un hijo en camino. Familiares nuevos de los que hasta ese momento no tenía idea.
