BELLA POV
Estaba pensativa en mi cama observando a través de las amarillentas cortinas de mi ventana la gran luna, que se miraba en lo más alto del cielo, misma hacia una danza sigilosa con las estrellas. Eran cerca de las 4 de la mañana pero yo aun seguía sin poder conciliar el sueño a pesar de mis sobrehumanos intentos.
Y es que todo lo que ocupaba mi mente eran esos hermosos ojos verdes que a cada segundo me hacían perder la razón al punto de quedarme cada noche hasta altas horas de la madrugada pensando en ellos. Eso explicaba el porqué de mis notorias ojeras, en la escuela estaba a punto de ser llamada mapache oficial y con justa razón.
Era ya rutina pasar los días así suspirando, anhelando aquello que solo estaba reservado para las chicas hermosas como él, y cuando digo él no puede ser otro que Edward Cullen dueño de mis más hermosos sueños y de mis más oscuras pesadillas. Él era el chico más perfecto que existía en este mundo jamás habría igual ni cercano. No puedo decir que era lo más hermoso si ese pelo de un tono cobrizo tan peculiar que se veía increíblemente bello cuando el aire tibio jugaba con el, si eran esos ojos verdes tan brillantes que convertían al mismo sol en una mísera lucecita, esa piel tan blanca y limpia como la nieve, su boca tan sensual, su sonrisa digna de comercial, su cuerpo tan magníficamente divino. La verdad es que todo él era extraordinario pero sin lugar a dudas lo mejor de él era esa sonrisa ladina que te mostraba lo hermoso que podía llegar a ser hasta el más oscuro de los días. Todo lo que acabo de describir es Edward Cullen, quizá alguien si me escuchara describirlo diría que eso es totalmente imposible en una persona pero la realidad es que me quedaba realmente corta en cuanto a la perfección de ese ser tan especial que se había robado mi corazón sin siquiera haberme dirigido la palabra una sola vez.
Y es aquí cuando entro a mi dura realidad, si yo solo soy Isabella Swan la chica que simplemente pasa desapercibida para los demás, no es que yo sea de los marginados de las escuela, eso sería hasta bueno para mi porque al menos de ese modo alguien me notaria pero pues no yo solo soy una del montón que no saben si vive o muere.
Pero es normal, no tengo nada de especial como para que la gente me voltee siquiera a ver, de metro sesenta y dos de estatura, pelo largo color caoba hasta la espalda, ojos color chocolate tan oscuro, piel tan blanca que parecía gasparin y tan flaca como hueso de perro, esa era yo ni más ni menos, realmente nada espectacular, nada que pudiera merecer la vista hermosa de Edward Cullen.
Y entre tantos pensamientos protagonizados por un hermoso chico de pelo cobrizo me sumí en un profundo sueño que mi cuerpo ansiaba con ganas.
Pip-pip-pip-pip-pip-Y este era el maldito sonido del despertador.
Me asombre cuando lo vi eran tan solo las seis y media de la mañana, me costaba trabajo creer que tan solo había dormido dos horas, Edward era el culpable, literalmente, claro.
Con resignación puse mis pesados pies en el suelo para dirigirme al armario a elegir la ropa. Pero antes de llegar a mi cometido tropecé con un pequeños oso de peluche que había arrojado quien sabe cuando. Si esto era algo normal en mi, no era lo suficientemente capaz de caminar sobre una superficie plana sin encontrar algún enemigo para mis pies, en otras palabras la torpeza me acompañaba siempre.
Una vez recuperada del incidente llegue a mi meta, me dispuse a agarrar unos jeans azules desgastados, una blusa de manga larga color azul pastel y un buen suéter café que me protegiera del intenso frio de Forks.
Forks es una pequeña localidad que se encuentra en Washington, tan pequeña que en mi escuela hay 400 alumnos, en donde todo, y cuando digo todo, el tiempo esta lloviendo. No es que no me guste de hecho si lo hace, pero es que a veces el sol me hace falta, antes solía vivir en Phoenix,Arizona con mi madre René pero decidí mudarme con mi padre Charlie cuando ella se caso de nuevo, verla tan triste por estar separada de su esposo Phil me partía el corazón, ya que el debido a ser jugador de las ligas menos de baseboll salía constantemente de Phoenix y eso hacía desdichada a mi madre, por eso preferí sufrir yo dejando atrás toda mi vida. Y no es que tuviera una vida espectacular hasta eso allá también pasaba perfectamente desapercibida pero por lo menos tenía unos cuantos amigos y alguno que otro prospecto pero nadie absolutamente nadie me había llamado la atención como Edward.
Deje mis pensamientos de lado por un momento para disponerme a desayunar.
Cogí un poco de cereal que vacié en un contenedor junto con la leche.
-Buenos días- saludo un hombre somnoliento que se sentaba junto a mí.
-Buenos días, papá- dije devolviendo el saludo sin entusiasmo.
Si mi padre Charlie, él era el jefe de policía de Forks por lo que verlo incluso a las casi siete de la mañana era algo raro.
-se me hizo tarde hoy- menciono viendo el reloj blanco que colgaba en la pared de color verde.
Esto me hizo recordar algo, cuando llegue a Forks hace un año atrás las paredes de la casa de Charlie eran de un color blanco y no me molesto eso hasta el día siguiente que fue cuando conocí a Edward cuando me entró la loca idea de sugerirle sutilmente a Charlie que pintara las paredes de color verde esmeralda.
Sonreí a la par de mi pensamiento, Charlie me miro divertido.
-veo que hoy amaneciste de muy buen humor, eh, Por qué? Acaso un novio.
Me sonroje cuando me dijo esto.
-claro que no papás tu sabes que yo no tengo tiempo para tener novio- le dije.
Él gracias al cielo no continuo con el tema, sabía de sobra que para mi el amor no estaba en primer plano.
-bueno papá tengo que irme a clases nos vemos.
-con cuidado Bells-dijo tomando un sorbo de café.
Fui directo a mi vieja pick up, era de los años cincuenta, probablemente a muchos adolescentes les daría pena tenerla como vehículo pero a mi me encantaba, jamás a pesar de ser lo suficientemente vieja me había abandonado.
Me subí con cuidado para no caerme de boca, una vez logrado mi cometido procedí a manejar hacia la escuela.
La verdad es que no se a que demonios iba pero como era buena alumna y uno de los mejores promedios pero aun así no lograba llamar la atención de nadie.
Me baje de nuevo con cuidado porque no quería accidentes, recogí mi mochila y me dirií al salón de biología hoy era la primera clase que me tocaba y mi favorita ya que era la única que compartía con Edward.
Espere pacientemente a que sonara el timbre de entrada mientras charlaba un poco con Ángela, una chica muy bonita de pelo lacio y negro, piel blanca, delgada y alta.
-hola- la salude.
-hola, Bella, tengo que contarte algo muy importante- dijo desbordando emoción.
-si, dímelo-dije simulando interés.
-me pidió ser su novia- chillo.
-quién? Ben?-dije como su fuese a ser alguien más.
-Claro que Ben, Bella para mi no hay nadie más, pero no lo sabes fue tan maravilloso o sea fue perfecto casi como se ve en las películas, fue tan dulce tan detallista en serio estoy feliz.
-Me alegro bastante por ti Ang, creo que ya era tiempo de que Ben se animara a dar el siguiente paso porque vaya que se tardo.
-pues si pero como tu dices Bella, lo bueno es que se animo, lo quiero tanto.
Y dicho esto el timbre sonó, al aula entraron todos con cara de flojera y sin ánimos pero el mío subió de inmediato cuando él se dirigió a sentarse a un lado de mí, si se sentaba a mi lado aunque fuera por imposición del maestro. Se veía tan hermoso aun con su cara de fastidio, hoy veníamos combinados, él también estaba completamente de azul.
-Buenos días chicos veo que tienen su estado de animo por el suelo, pues que creen?
se lo van quitando porque ahora mismo vamos a empezar con la clasificación de la mitosis, por parejas les voy a pasar un telescopio junto con las plantillas para que las descifren correctamente, la pareja que lo haga más pronto obtendrá un punto para su calificación final- termino decir el señor Banner.
-pff, señor Banner a nadie le interesa eso mejor déjenos hacer reventon aquí- dijo Edward con su hermosa voz aterciopelada.
Si como ven, Edward era mal estudiante o más bien era bastante inteligente pero no le importaba mostrarlo.
-claro tenía que ser Cullen, sabe que limítese a trabajar y deje de decir tanta incoherencia.
-no si por eso nunca ha tenido novia- dijo Edward y toda la clase rio.
El señor Banner se puso colorado de coraje pero prefirió callarse sabía que con Edward era imposible entrar en razón.
-bueno pónganse a trabajar que se les acaba el tiempo.
Me limite a agarrar el microscopio, sabia de sobra que la practica la haría yo sola como siempre hacia todo cuando nos dejaban tarea en pareja. Pero antes de poder tomar las laminillas una blanca mano detuvo la mía para impedir que las tomara. Sentí una corriente de mil volteos por todo mi cuerpo que hasta me erizó la piel.
Quite mi mano bruscamente de la de Edward y voltee a mirarlo, él también me observaba por primera vez fijamente en toda mi vida, me veía extrañado.
-yo quiero ayudarte- me dijo aun con sus orbes verdes mirándome.
-eso es nuevo- dije más para mi que para él.
-qué? Si Bella ya sé que nunca te ayudo pero hoy tú no vas a mover un solo dedo yo haré todo como una forma de recompensa.
Me quede con la boca abierta, él sabía mi nombre, lo sabía. Bueno mi apodo más bien.
-tú sabes como me llamo?- pregunte como idiota.
Él soltó una sonora carcajada.
-claro que lo sé, créeme las veces que tu padre me ha detenido por exceso de ebriedad te pone como ejemplo, así claro que me sé tu nombre, hasta completo mira te llamas Isabella Marie Swan Dwyer, qué tal?- dijo con su sonrisa haciéndome perder en ella.
Pero caí en la realidad de porque sabía mi nombre, claro que tonta fui al pensar que él lo sabía por otro motivo, me burle internamente de mi misma, no había manera, bueno al menos le debía a Charlie que el amor de mi vida se supiera mi nombre entero.
-claro, bueno empecemos y de una vez te digo que no voy a ver como tu haces todo el trabajo por mí, no creo que sea lo debido si quieres lo compartimos pero nada de que tu lo hagas todo.
-sacas la casta Swan- dijo burlesco.
-contigo nada es en serio- dije molesta poniendo mi ojo en el microscopio y llevando la laminilla para observarla.
-es interfase- dije con total seguridad.
-pues déjame ver no quiero errores- dijo sonriendo.
-mm, como quieras.
Dio un vistazo al microscopio.
-en efecto, eres lista Swan.
-tu identifica la que sigue-le dije pasándole la lamina y de nuevo sentí electricidad cuando nos tocamos.
Volvió a hacer lo mismo que hace segundos.
-es prometafase- dijo engreído.
-dame eso- le dije brusca.
Le di una rápida mirada esperando que no hubiera acertado. Demonios, lo había hecho.
-vaya Cullen lo mismo digo no eres tan tonto como aparentas- me maldije por atreverme a decirle eso.
Me miro con rabia durante dos segundos pero luego una sonrisa maliciosa paso por su cara.
-bueno Swan, digamos que eso de tonto va para ti que no puedes ni mantenerte dos segundos sin matarte con tus propios pies-dijo con una carcajada que salió por toda la clase.
Me sonroje de vergüenza y lo mire con furia. Estaba lista para atacar así fuera el chico de mis sueños.
-vaya pues no sé de que te quejas cuando es claro que tu solo eres un dos neuronas come mujeres que no sabe ni deletrear el alfabeto.
-oh man, golpe bajo- escuche al idiota de Mike Newton decirle a Edward quien lo mato con la mirada.
-cállate Miki di y tu Swan que sabes por lo menos no te he comido a ti y vaya que no te antojas eres tan simple.
Ok, con eso fue suficiente para morir internamente, una lágrima salió por mis ojos de coraje.
-sabes que le doy gracias a dios por no estar en la lista de zorras que salen con un estúpido como tu- le grite.
-jajaja, quisieras pero no eres lo suficientemente buena para nadie de esta escuela, torpe.
-eres un tonto, estúpido Cullen.
-la única estúpida eres tu.
Me puse a llorar como niña chiquita no aguantaba que él me dijera esas cosas y menos cuando esta era nuestra primera conversación y la última también.
-Ya basta, por dios ustedes dos me salen con esto, señorita Swan por favor olvide al orangután de Cullen y la voy a cambiar de mesa no quiero que este cerca de este patán.
Mire a Edward a los ojos, por un momento mi mente mi traiciono y creí ver dolor en su mirada pero no, eso no era posible.
-claro, por favor cámbieme no quiero estar cerca de él.
-si quíteme a esta torpe de mi vista no la quiero-dijo con resentimiento.
-por dios Edward eres un insensible, nunca le ayudas en nada, ella siempre hace todos los trabajos y el día que te dignas a hablarle para ayudarla haces que la pobre quiera correr de contigo, en serio que alumno eres.
-no me importa lo que piense usted- dijo Edward enojado y parándose para irse del aula.
Cuando lo vi supe que la oportunidad de que mi tonto sueño se realizara ahora si estaba por completo absuelta, él chico de mis sueños me odiaba y todo por una estupidez.
Las lágrimas seguían su curso por mi cara al observarlo salir por la puerta hecho una furia.
