Apologize
Por: Fany smile
Oneshot
Hacía bastante frío para ser todavía otoño, y los árboles de las calles de Tomoeda, poco a poco, perdían todo rastro de vida y color dejando caer sus hojas inertes sobre el asfalto, aunque los que tenían suerte, aún conservaban algunos de sus humildes y decorativos acompañantes, que se movían al compas del viento, haciéndolos aullar cual grito de desesperación porque acabe por fin esta estación.
Me abracé a mí misma cuando noté que la chaqueta que llevaba no era suficiente abrigada para que el frío no penetrara en mi cuerpo, ni mis zapatos eran tan impermeables como para no notar que acababa de pisar un charco formado por el repentino aguacero del día anterior. Mi acompañante también pareció percatarse de que el viento no era bien recibido por mi persona.
-Sakura…-dijo mientras se guardaba las manos en los bolsillos, e intentaba no mirarme directamente -¿Te… encuentras bien?
-¡Sí!, es solo que no esperaba que hiciera tanto frío –mentí
Si, mentí. Porque sabía perfectamente que ese día haría frío, y probablemente también llovería, pero decidí que eso no importaba, que me pondría de lo mejor que tuviera en el armario, para estar lo más guapa posible para mi acompañante de esta tarde. Porque alguien como Shaoran se lo merece, y porque tras meses de insistir en que quería quedar con él, por fin encontró un hueco en su agenda, y no podía desaprovechar la oportunidad de oro que el destino me ofrecía.
Desde que quedamos, ninguno de los dos desvió la conversación a nada que no fueran los estudios, los profesores, o el año pasado. Pero ya estaba harta, harta de que me dijera que, aunque no estuviéramos en la misma clase, podríamos seguir manteniendo nuestra amistad, que me seguiría ayudando con matemáticas, aunque el grado de dificultad de sus matemáticas no fuera el mismo que el de las mías, y que todo seguiría igual.
Pero eso no sería así, aunque pusiéramos todo el esfuerzo del mundo, ya nada volvería a ser lo mismo. No desde el maldito día en el que Tomoyo me dijo que Shaoran se me escaparía para siempre, y yo, como muy estúpida que soy, le confesé mis sentimientos a mi amigo de la infancia.
-Shaoran… -dije torpemente- yo…
-Sakura, ¿qué pasa? Últimamente estás muy rara.
-Quería decirte… que…
Estaba tan nerviosa que no paraba de enredar mis dedos, unos con otros, en una batalla infinita, que solo acabaría en el momento justo.
Shaoran pareció que iba a quejarse por mis balbuceos y mi lentitud, pero no dejé que mediara palabra. Me apresuré a taparle la boca con ambas manos para que me dejara terminar, y por lo que pareció estaba tan asombrado como yo ante el hecho de que hubiera podido hacer semejante cosa.
-¡Quiero decirte q-que me gustas! –dije rápidamente
Sus ojos ámbares se quedaron atónitos ante la noticia. Retiré mis manos de su boca aguardando una respuesta, que no pensé que tardaría tanto en llegar.
-Veras… yo… ¡Joder, eres mi mejor amiga!
El alma se resquebrajó por completo, pero hice todo lo posible por mantener mi cara de póker.
-Me gustaría… que siguieras siendo eso, mi mejor amiga, nada más.
En aquel momento lo único que se me ocurrió fue sonreír, y aceptar su oferta de ser sólo amigos. Contuve las lágrimas del rechazo totalmente, ahogando un grito de dolor procedente de mi garganta, pero únicamente sonreí. Sonreí, me despedí y me fui.
Pensé… por un momento pensé en que él sentiría lo mismo por mí, que todas aquellas tardes en las que estuvimos estudiando juntos, o cuando llovió tanto que me quedé en su casa a dormir, pensé que era algo más, pero me equivoqué.
La casa de Shaoran estaba cerca, nuestra salida llegaba a su fin, y yo todavía no había reunido suficiente coraje como para enfrentarme a mí misma y aclarar de una vez por todas las cosas.
-Sakura ¿de verdad que…?
-Shaoran –interrumpí- Quisiera decirte que lo siento.
En ese momento llegamos al portal de los apartamentos en los que él vivía, y se paró en seco, mirándome con cara seria, pero no permitiría que me volviera a interrumpir.
-Siento haberte dicho lo que sentía, porque sabes tanto como yo que nuestra amistad nunca será lo mismo.
Tragué pesado, esperando que él dejara de estar tan sorprendido y pudiese prestarme atención, pero para eso tendría que esperar bastante, y no disponíamos de mucho tiempo
-Siento que no pudiera decirte en el último momento: "esto es una broma", porque entonces todo hubiera sido, auténticamente, igual que antes, y sobre todo siento no poder hacer borrón y cuenta nueva, porque esto que siento es demasiado fuerte como para olvidarlo de la noche a la mañana.
Vi como poco a poco su cara de asombro remitía. Una lágrima traicionera caía por mi rostro, sin que yo pudiese controlarla, deslizándose por mi mejilla, hasta llegar a la comisura de mis labios. Saboreé aquella gota salada en mi rostro, y me aventuré a terminar.
- Pero… por nada del mundo te diré que me arrepiento de haberme enamorado de ti, porque aunque duela, aunque no sea correspondido, aunque no entiendas lo que te digo… Eres una de las mejores cosas que tengo en la vida. Así es que solo quería decirte una cosa: Te quiero. Aunque no que entiendas esas palabras procedentes de mi, llegará un momento en el que las sientas por otra persona, y entonces, comprenderás un poco mejor lo que me pasa.
Una segunda lagrima bajó cual cascada hasta perderse en mi cuello, y la disimulé son una sonrisa, pero él no me miraba. Sólo miraba al suelo. Su mirada, o mejor su falta de ella, me reveló que quizás era ya el momento de irme.
Me encaminé dirección a mi casa, mientras me limpiaba los restos de las lágrimas derramadas en la batalla entre el corazón y la mente.
Te prometiste que no ibas a llorar
Lo sé, y no tengo excusa. No debería comportarme así de débil ante, ahora, mi mejor amigo…
Pero un agarre por mi muñeca interrumpió en mis pensamientos. Me giré para ver de dónde procedía, y allí lo vi. Mirándome sin ese brillo que normalmente escondían sus ojos ámbares, que se encontraban ocultos en su característico pelo revuelto color chocolate.
-Intentaré olvidarte, pero no te prometo nada… -le dije sinceramente
Esperaba una respuesta, o que únicamente aflojara el agarre de su mano, pero al contrario de lo que esperaba, aumentó la fuerza.
Tiró de mí, y yo me resistí un poco. No permitiría que siguiese torturándome más todavía, aunque él no quisiera, su sola presencia me hacía recordar que nunca habría nada, y que nunca podría ser algo más que eso.
Pero ante mi resistencia, el se acercó un poco, colocando sus manos en mi nuca.
-No voy a… No voy a dejar que te vuelvas a escapar. No otra vez
Y de repente su boca estaba unida a la mía, es un beso lento y acompasado.
Cerré los ojos ante mi primer beso, y me dejé llevar, colocando ambas manos en su cintura, de forma instintiva, atrayéndolo más hacia mí.
No sé si en ese momento la gente que pasaba por la calle nos miraba, tampoco sé en qué momento comenzó a llover. De lo único que me acuerdo, fue de que hubo un estallido de color en mi estomago, que duró todo el beso.
Nos separamos por falta de aire, y me apresuré a mirarle a los ojos, ese brillo que tanto había echado de menos, por fin había regresado. Y me encantaba.
Pero no podía aguantar más, necesitaba volver a sentir esas hormigas bailando en la boca del estómago. Sonreí, más claramente que nunca, antes de volver a capturar sus labios.
Necesitaba saber que era real, necesitaba saber que no me despertaría el maldito despertador, que cada mañana me hacía la misma jugarreta, y me despertaba en los momentos más mágicos del sueño.
Pero como si me leyera la mente, Shaoran me mordió el labio inferior, teniendo así un mejor acceso al interior.
Y me hizo daño… me dolió.
Eso quiere decir que no es un sueño.
Como si hubiera descubierto algo nuevo, comencé yo también a aventurarme en el misterio que era su boca, mientras trasladaba mis manos de la cadera al cuello, abrazándolo, sintiendo que se lo había dado, y era suyo, a mucha honra.
Mi primer beso, debía haber sido, y fue, para él.
Mi lengua se enredó con la suya, sintiendo que esta vez no eran unas hormigas, sino un hormiguero entero el que hacía que me sintiese tan bien.
No sé en qué momento sus manos ya no estaban en mi nuca, si no que se habían colocado, cómodamente, en mi cintura y me elevaba un poco para estar más a gusto. Sintiendo que me desestabilizaba, me agarré mejor a su cuello. Como consecuencia profundizando aún más el beso.
Se estaba tan bien en los brazos de Shaoran, que no necesitaba nada más…
Un momento, ¿eso son aplausos?
Lentamente rompí el beso, por curiosidad sobre el estruendo que se había montado en la calle. Poco a poco noté como el ruido de los coches volvía, las personas paseando, ¿no estaba lloviendo? ¿Cuándo había parado? Pero, efectivamente, aquel estruendo eran aplausos. Procedentes de Eriol, que nos aplaudía. A nosotros. Mientras que Tomoyo hacía uso de su prolongación del brazo, también llamado cámara de video.
A su lado también se encontraban Rika, Naoko, Chiharu y Yamazaki, que a simple vista, habían quedado todos, y por casualidad pasaban por allí.
Tanto Shaoran como yo reaccionamos tarde, rompiendo nuestro abrazo, más que sospechoso, y creando entre nosotros una distancia de seguridad.
El rubor de mis mejillas no tardó en aparecer, y me percaté que en las de mi cómplice tampoco. Pero le quedaban muy bien…
-¡Que calladito te lo tenías, Shaoran! –le oí decir a Eriol, y acto seguido, Shaoran se puso más rojo todavía.
Poco a poco nos fuimos acercando al grupo, mientras los demás no paraban de hacernos preguntas que no alcancé a escuchar, y mucho menos a contestar, estaba más concentrada en lo bien que le sentaban a Shaoran aquellas gotas de lluvia cayendo por su pelo revuelto, lo bien que le quedaba las mejillas decoradas con aquel tono de rojo…
De repente sus ojos se cruzaron con los míos, haciendo parar de nuevo el tiempo. Por un momento nos olvidamos de los demás, solo quedábamos él y yo.
Su mano quedó al lado mi cadera, por lo que aproveché para cogérsela por sorpresa. Se sorprendió, pero cuando lo asimiló, se agachó un poco para que sus labios quedaran a la altura de mi oído. Pude notar su respiración cálida contra mi piel.
- ¿Sabes? No hace falta esperar –susurró –entiendo esas palabras ahora. Yo también te quiero Sakura.
Sus palabras me calaron hasta el alma, haciendo que los rastros del frío desaparecieran. Enterré la cabeza en su pecho y apreté la mano. Seguía entrelazada con la suya, no había desaparecido.
Y pensar lo que puede lograr un "Discúlpame"
Notas de la autora: Sí, autora de su primera obra subida, y espero que no sea la última, aunque sí quisiera que me dieran su opinión sobre el fic, para poder ver que me falta, o simplemente que les pareció para poder mejorar.
Sólo adelantar que este fic tiene una segunda parte que me encargaré de subir en cuanto se termine, pero por ahora sólo tengo este.
Si más, despedirme y por favor, dejen un review con su opinión.
Besos =)
