Hoy es 17 de Agosto de 2011, es el día de mi cumpleaños. Mientras escribo esto estoy en el despacho de mi casa, un ático de un alto edificio en el centro de Londres. Mis padres murieron hace tiempo, mi mujer está de viaje y mis hijos, sabe dios dónde están mis hijos. Soy un hombre de alto, de constitución fuerte, torso musculado y piel pálida. Tengo el pelo largo, rizado y totalmente negro. Todo ello me da el aspecto de un atractivo treintañero. ¿Cuántos años cumplo? 1014 exactamente. ¿Sorprendido? No deberías, soy inmortal.

Soy un vampiro, pero no como los que están de moda hoy en día que brillan a la luz del sol. Si un solo rayo de sol toca mi piel me quemaría y si estuviese expuesto durante alrededor de un minuto a la luz del sol ardería como una hoguera en la noche de San Juan. Tampoco somos los vampiros como los descritos en las historias paganas y tradicionales que se conocieron hasta finales del siglo XX. Los ajos no nos hacen nada, de hecho son un rico aderezo a nuestras comidas. Las cruces son un mero símbolo de decoración, de muy mal gusto, si se me permite decirlo. Las iglesias podemos pisarlas sin ningún peligro, aunque la mayoría de nosotros solemos quedarnos lejos de ella como una muestra de respeto. Las estacas no nos matan, sólo nos paralizan, pero si intentas clavarnos una estaca mientras descansamos, lo más probable es que acabes muerto, no te lo recomiendo. Lo único cierto de las antiguas leyendas es que tenemos que ser invitados para entrar en una vivienda ajena, aunque por nuestros poderes y belleza sobrehumana nos suele ser fácil convencer a los dueños de una casa a que nos dejen entrar. Me convirtieron en el año 1026, pero eso es otra historia que ya contaré más adelante.

También soy un mago. Poseo mi varita mágica, la creé yo mismo. Madera de abedul, núcleo de pelo de huargo, 37 centímetros. Estuve en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería casi desde su creación. Conocí a Godric Gryffindor, Rowena Ravenclaw, Helga Hufflepuff y Salazar Slytherin. He vivido todas las guerras de magia conocidas, incluídas las últimas de Grindelwald en Europa del Este y las dos guerras de Voldemort en Inglaterra, me mantuve al margen en todas ellas, al menos de forma oficial. Siempre tomé parte de un modo bastante discreto. Pero esto también es algo que debería contar más adelante.

Mi nombre es Leo Black y ésta es mi historia.