La Verdad


La luna se apreciaba más redonda y brillante que nunca, acompañada del constante destello de las estrellas y la suave y refrescante brisa de una noche de invierno.

La calle estaba vacía, solo se escuchaba el viento pegando contra las hojas de los árboles y los lentos pasos de dos sombras que se podían ver en las bardas de la calle.

-Date prisa, está haciendo más frío… - La brisa jugaba con los rubios cabellos de la chica, mientras ella intentaba evitar esto, pasando sus dedos por sus cabellos, deteniéndolos. Su miraba de clavaba de vez en cuando en su prometido, quien iba a su izquierda, cargando con bolsas de supermercado.

-Sí, Anna.

Iban camino a casa. A Yoh se le había olvidado ir a comprar los ingredientes para la cena, y sorprendentemente, en lugar de regañarlo, Anna se ofreció a acompañarlo.

De hecho, su prometida había estado muy extraña últimamente. El otro día, dejó que no entrenara solo para que la acompañara a tomar té y ver televisión. También había dejado de castigarlo por no cocinar como ella quería, y que decir de la vez que entró a su cuarto y lo encontró todo ordenado, sus discos de Bob en un lindo estante, su tocadiscos libre de polvo y en un mueble, su fotón enrollando correctamente y guardado, y el piso totalmente limpio.

- Tengo mucha hambre.

-Sí, en cuanto lleguemos a casa me pondré a cocinar, no te preocupes, Anna.

Ella lo miró, seria. Había estado intentando tener una plática con su prometido desde que salieron de casa, pero al parecer él no quería participar. Eso, o no captaba que ella quería conversar.

Estaba cansándose de ser ella la única que mostrara indicios de interés en su relación. Cansada de darle pistas que le dijeran cuanto lo apreciaba y cuanto deseaba estar a su lado.

Estaba cansada de no saber que era lo que él pensaba.

Estaba cansada. Harta.

-Oye, Anna… -Yoh interrumpió el silencio, casi en un susurro- la otra vez, que ordenaste mi cuarto…

-¿Sí¿Qué tiene?

-El mueble me gustó…

-Ah… Sí, está bien ¿verdad? Estaba en oferta y me gustó para tu tocadiscos.

- Gracias.

Anna sonrió para si misma. Quizá su prometido si captó parte del mensaje.

- De nada.

Yoh miró a su prometida. Tan bella como siempre. Caminaba cabizbaja, sonriendo levemente. Y quedó impregnado de aquella dulzura que le transmitía la rubia en ese momento.

Pero… ¿Acaso ella planea algo¿Por qué su conducta había cambiado de repente¿Esperará algo de él?

El castaño dirigió su mirada al cielo. Le parecía tan inmenso, tan lejano, tan irreal.

Como su relación con su prometida…

Volvió a mirarla. Seguía cabizbaja, y la sonrisa desapareció. Fue cuando se dio cuenta que la rubia lo miraba también. Era una extraña mirada de angustia. Tan penetrante. Tan profunda. Tan confusa.

Sus labios se abrieron lentamente, y se volvieron a cerrar. Una y otra vez. Tal parece su prometida quería decirle algo.

Sin embargo siguieron caminando, tan lentamente, casi con lamento.

Anna volvió abrir su boca, ésta vez parecía estar decidida.

-Yoh… - musitó lentamente, en un susurro.

- ¿Sí?

-Tal vez tu… tal vez… piensas que… tu… ¿Soy bonita para ti? -Balbuceó.

Yoh guardó silencio unos segundos, intentando procesar lo que su prometida le había preguntado. Parecía casi imposible que ella preguntara esas cosas. La miró para luego dirigir su vista al piso.

-No.

Anna hubiera abierto la boca de no ser que apretó sus dientes para evitar dejar soltar un "¿Qué?" de sorpresa.

Siguieron caminando. Quizá solo quería jugarle una broma.

- ¿En verdad quieres estar a mi lado? -Anna exclamó de repente.

- No

- ¿Me quieres?

Yoh se detuvo. La miró fijamente, serio. Más no decía nada, solo la miraba tan serio, como si ella hubiera hecho algo malo. Y de repente, le contestó. Tan seco, tan serio, tan hiriente.

-No.

Siguió caminando, dejando atrás a su prometida. Anna estaba tan anonada, no podía entenderlo, era demasiado confuso, demasiado doloroso.

La chica cerró sus ojos, para evitar la salida de lágrimas y al abrirlos su prometido ya estaba distante.

Yoh se detuvo al ver que su prometida comenzó a caminar para alcanzarlo.

- ¿Te pondrías triste si yo… -le preguntó en un susurro, una vez que lo alcanzó, sin siquiera mirarlo- me marchara?

- No.

Era todo lo que quería saber. No podía más. No podía. Era demasiado.

Yoh recibió una cachetada tan fuerte que casi lo tumba, dejando caer las bolsas del supermercado. Adolorido vio como en el rostro de su prometida rodaban lágrimas sin cesar. Se le hizo un nudo en la garganta.

-¿Por qué? -Le reclamó la rubia- ¿Por qué dejaste que hiciera el papel de la tonta ilusionada sino me quieres?

Él no contestó nada.

Anna salió corriendo, con las lágrimas en el rostro, hacia casa.

Yoh solo observó como se perdía de vista.

Se sentía tan avergonzada. Había estado haciendo un papel de tonta. Intentando llamar su atención. Intentando ser amable con él, para darle a entender que sí lo quería. Se sentía tan avergonzada.

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- ¡Yoh! -Manta lo recibió, con una evidente cara de preocupación- ¿Por qué tardaste tanto¿Qué pasó?

- Cálmate, Manta. ¿Qué pasa? –El muchacho dejó las bolsas en la mesa y se sentó, esperando a que Manta hiciera lo mismo, sin embargo, éste no lo hizo y se quedó de pie.

- ¡Eso es lo que yo te pregunto¡Anna llegó alteradísima, subió rapidísimo a su cuarto y salió con una maleta y no se a donde se fue!

- ¿Qué?

Ambos subieron corriendo al cuarto de Anna, y al entrar se encontraron con un total desorden. Había ropa tirada, al parecer no se llevó toda. Algunos libros estaban en el piso, y el armario quedó abierto. Pero lo que más le llamó la atención a Yoh fue una prenda en especial que estaba entre las demás en el piso. Yoh recogió la bandana roja de su prometida, clavándole la mirada.

-Yoh…

En la pared el reloj daba las diez de la noche. Ya no hay boletos del tren para Izumo, pensó el castaño. ¿A dónde pudo ir?

Yoh posó su mirada a la ventana, viendo como el viento golpeaba contra las ramas de los árboles. Y pensar que en estos momentos su prometida anda por las calles con este clima.

- Tengo que ir a buscarla.

- Yo te acompaño.

- No. Tú quédate aquí por si regresa.

Yoh salió a toda prisa del cuarto de su prometida y se dirigió a la sala, donde dejó la bandana en la mesa.

-¡Ten cuidado, Yoh! – Fue lo último que escuchó al salir a la calle en busca de Anna.

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Yoh llegó a la estación de tren, y como había pensado ya estaban cerradas las taquillas de boletos. Se veía desierto el lugar, sin embargo recorrió todo el lugar.

Nada.

Ella no estaba ahí.

Se dejó caer en una de las bancas, cabizbajo. Su prometida se había marchado y lo peor es que no sabía a donde.

Cubrió su cara con sus manos. Le dijo que no. Le había contestado que no. La hirió, pudo verlo. Sin embargo la dejó ir. Le había dicho que no.

- Anna, Anna… -repitió angustiado, atormentado.


Notas:

¡Hola! Aquí me ven de regreso, con una mini historia de YohxAnna. Serán solo como 2 ó 3 capítulos. Lo cierto es que, me inspiró uno de esos correos cadena que me enviaron xD.

En fin, quiero pedirles una disculpa. ¡Me ausenté tanto tiempo! En verdad lo siento, espero sigan leyendo mis intentos de historias. ¡Dios, tanto tiempo! Como un año y meses… que horror xD.

Pero bueno, estoy de regreso. Espero que haya sido agradable. Saludos.