nota de autor: capitulo editado, solo cambie el tipo de letras para los dialogos asi sera menos confuso creo yo.
Se podía escuchar el repiqueteo de las gotas de agua de lluvia golpear las ventanas de su cuarto, y no es que el sonido le molestara todo lo contrario, le encantaba porque con él se podía concentrar más en su lectura, además de olvidar el resto del mundo y sus problemas el que hacer cuando terminara el colegio, las decisiones respecto a una profesión una vez concluido sus estudios, pues aun con sus escasos 14 años, se le venían un sin fin de responsabilidades una vez alcanzara la mayoría de edad; y siendo una persona meticulosa no quería tomar una decisión equivocada que pudiera perjudicar a sus seres queridos, sus pensamientos se vieron interrumpidos por el timbre de su casa, se levantó del sillón en el cual se encontraba previamente estudiando, salió de su cuarto pasando por varias puertas y siguió por el pasillo que daba a las escaleras para bajar al primer piso, siguió caminando pasando por la gran sala de estar de la residencia, hasta llegar a la puerta donde cogió un abrigo y un paraguas una vez abrigada salió por la puerta hasta el portón de la casa.
No nunca en su vida se pudo esperar lo que se encontró en su portón, en el piso estaba una canasta grande de esas que utilizas para hacer el mercado, y lo que se encontraba en ella no tenia como explicarlo, pues dentro en ella estaban dos niñas pequeñas apretujadas, las mismas debían de tener alrededor dos años por lo que pudo calcular, no sabía qué hacer miro para todos lados para ver si podía encontrar alguien y puesto que de su rápido escaneo no encontró persona alguna en las calles vacías su lado racional se hizo cargo de la situación, agarro la canasta con las niñas y de inmediato se adentro a la casa, cerró la puerta con más fuerza de la necesaria, con delicadeza asentó la canasta en el suelo por si en un intento las pequeñas salían y evitar que se lastimarán , corrió escaleras arriba en busca de toallas para secar a las niñas, después de agarrarla las toallas más suaves, corrió escaleras abajo bajo en tiempo récord, abrazó una por una a las niñas de la canasta para sentarlas en uno de los sofás de la sala y empezó a secarlas delicadamente, la tarea la realizó en piloto automático todo lo que hacía, lo realizaba por instinto, una vez secado los restos mínimos de agua a las niñas ya que la llovizna únicamente las había mojado sólo durante el trayecto del portón hacia la casa.
Las pequeñas la miraban sin entender mucho, la joven trato de calmarse un poco y pensar en cómo proceder, inhalo profundo y luego exhalo pesadamente todo el aire contenido de sus pulmones, ya un poco más tranquila y con la mente más despejada, pensó un poco más las cosas y tubo la brillante idea buscar si había algo en la canasta que le diera una pista de quienes y de quien eran las bebes.
Después de rebuscar en la canasta encontró dos muñequitas y una carta que iba dirigida a ella, su corazón se aceleró un poco, al tratar de imaginar el contenido de dicha carta, procedió a abrirla lentamente con las manos temblorosas.
HERMIONE.
Te debes estar preguntado quienes son las niñas que están contigo en este momento, y la respuesta es simple son tus hijas, sus nombres Gabrielle y isabelle Granger son gemelas tienen 2 años y cómo puedes ver se parecen mucho a ti y me alegro de ello yo. Siento en verdad colocarte en esta situación tan precaria, pero yo no puedo cuidarlas más, desafortunadamente me he enterado recientemente que no me queda mucho tiempo de vida y ellas aparte de mi no tienen a nadie más en este mundo, bueno eso no es cierto, ahora te tendrán a ti. Espero y ruego a Dios puedas cuidarlas y darles todo el amor que ya no podré darles, igualmente espero me perdones por cómo se concibieron nuestras hijas, sé que me aproveche de ti, eras tan inocente y me tenías cariño, tarde me di cuenta del amor que te tengo y tendré hasta el último suspiro que me reste de vida.
No espero tu perdón espero lo ansío. Vuelvo a solicitar tu perdón y está vez es por no haberte contado antes de la existencia de unos pequeños seres que han alegrado mi vida, pero no quería agobiarte por algo que no es tu culpa, además que eras tan joven y no quería robarte más inocencia de la que ya te había arrebatado. Realmente espero me perdones y no culpes a las niñas por mis terribles errores. También quiero que me prometas como última voluntad que las cuidaras, las amaras y siempre les recordaras que su madre las amo mucho y por favor no le digas como fue su concepción miénteles por favor, si algún día te preguntan por que nacieron cuando tu eres tan joven, diles lo que quieras menos la verdad, por favor no quiero que nuestras hijas piensen que no las quise y que fueron un error.
Pd: Te he dejado junto con esta carta sus actas de nacimiento y sus juguetes favoritos en el mundo así como instrucciones de su cuidado, encontraras que gabrielle es muy especial al igual que tu y se que las amaras como yo no pude no siendo más me despido.
att: victoria.
Después de leer la carta se sintió aturdida, miró más detenidamente a sus hijas, ahora que la repentina noticia de que era madre de estas dos criaturas se había revelado estaba en shock, no fue hasta que sintió que alguien le tocaba la cara que salió un poco de su estupor, mirando a quien la había devuelto a la realidad, pudo ver que era una de las niñas, observó la cara de la niña estudiándola detenidamente tenía el cabello castaño como el de ella salvo que este era lizo, sus ojitos eran otra cualidad que compartían un lindo color cafés claro, la boquita era pequeña como la de ella a esa edad y su piel era tan clara como lo de ella pero sin sus pecas, era como verse en una versión más pequeña sólo que con el pelo lizo en vez de ondulado e indomable, como el propio, volteo a ver a la otra niña que la miraba con interés y la estudio al igual que su hermana, era tan idénticas a ella en todo el sentido de la palabra, pues esta niña al igual que ella tenía el pelo ondulado sólo que menos rebelde, no sabía cómo hablarles o que hacer, así que buscó en el sobre donde venía la carta y encontró las correspondientes actas de nacimiento, así como, la hoja de instrucciones donde detallaban los cuidados que tenía que tener con ellas, lo primero que se dio cuenta era que la mayor de las dos era Gabrielle y era la de pelo lizo y por lógica la niña que la observaba con interés aparte de tener una mirada picara era Isabelle la menor y soltando un suspiro se presentó.
-Hola me llamo Hermione.- dios no sé cómo decir esto pensó -soy su otra mamá.
-Mami.- escuchó que decía Isabelle.
-Mami- repitió en esta ocasión Gabrielle al escuchar a su hermana llamar a Hermione mami.
Hermione siento una calidez en su pecho, no sabía cómo denominarla pero se sentía bien, escuchar a sus bebes a sus hijas que acababa de conocer llamarla mami, sentía que se llenaba un poco el gran hueco que tenía en su pecho, sin saberlo estaba derramando lagrimas de felicidad, pues por fin tenía a alguien a quien podía darle amor y recibir en las mismas o mayor cantidad amor limpio y puro, no es que sus padres no la quisieran todo lo contrario la adoraban y consentían mucho, pero casi nunca los veía, pues ambos eran médicos muy reconocidos e importantes en el mundo de la medicina muggle, razón por la cual casi siempre está sola en su casa, bueno eso cuando no estaba en el colegio, pero no queriendo sentirse triste por lo de sus padres, volvió a ver a sus hijas las cuales la seguían mirando con sus ojitos cafés iguales a los suyos respondió otra vez a sus hijas.
-Sí, soy su mami y las amo mucho.- y las atrajo hacia si para fundirse en un muy cálido abrazo grupal, donde todavía con lagrimas en los ojos repitiendo.
- Soy mami Gabrielle soy mami isabelle. Tienen hambre- preguntó luego de escuchar como el estomaguito de las niñas rugió, ellas asintieron con sus cabecitas, las alzo y las llevó a la cocina en busca de algún alimento que pudieran ingerir sus bebes, luego de encontrar comida de para sus bebes y una vez satisfechas, se las llevó a su cuarto para acostarse con ellas, las desvistió de sus ropas hasta dejarlas con el panal puesto y les puso unas de sus camisas viejas para que estuvieran más cómodas para dormir, ya el día de mañana irían de compras para adquirir todo lo que necesitará para cuidarlas y que no les faltara nada, con una niña dormida a cada lado, sé estaba empezando a quedar dormida cuando, abrió los ojos y se acordó que dentro de dos días se iría para Hogwarts pero no queriendo despertar a la gemelas por su inquietud decidió dormir, ya mañana será otro día y pensaría como solucionar que hacer con la escuela y las niña con ese pensamiento se quedó dormida con una sonrisa adornando su rostro.
