M DE MALDAD

Malo.

Esa es una palabra que me ha perseguido durante casi toda mi vida. Tenía pocos años cuando sellaron en ella mi pasado y mi futuro.

Era sólo un niño cuando mataron brutalmente a los hombres que me acogieron cuando necesitaba amparo. Ellos me enseñaron a luchar, a defenderme; pero también me enseñaron lo que significa justicia, igualdad, a proteger al débil, me enseñaron lo que significa que alguien te quiera.

Estos hombres eran llamados los Sekihoutai y fueron lo más cercano que tuve a una familia cuando niño. Su líder, el Capitán Sagara, fue como un padre para mí.

Los Sekihoutai luchaban para el viejo gobierno durante la Revolución, sencillos campesinos que dejaron todo para servir al gobierno y que fueron recompensados con la culpa de las promesas incumplidas de sus jefes y la muerte.

Pocos sobrevivimos a la emboscada del Ejército imperial; ninguno sobrevivió a la difamación ni a la deshonra que hicieron caer sobre nosotros esos malnacidos.

Desde entonces he vivido con la palabra "malo" escrita en el rostro, con el símbolo de la maldad a mi espalda, bajo la sombra de un nombre infame que no merecía. Tuve que luchar para sobrevivir y viví sólo para llegar a ser fuerte y poder olvidar el pasado.

Pero no se puede borrar el pasado.

Después de mucho tiempo encontré otra familia, gente que me quiere y me acepta tal como soy, con todo lo que llevo a cuestas. Encontré un lugar donde nadie me etiqueta y en el que se acepta mi verdad.

Sin embargo, no puedo dejar ir el pasado. La tropa Sekiho es una parte importante de lo que soy y no la olvidaré, nunca.

No importa si tengo que vivir bajo las mentiras y la infamia con las que nos cubrieron entonces.

No importa si por siempre estaré marcado con maldad.