Disclaimer: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, la historia es de mi propiedad y queda prohibida su reproducción parcial o total sin mi consentimiento.
Capítulo uno.
Tecleé rápidamente en mi computadora, deseosa de poder volver a casa, cambiarme de ropa y dormir por todo el fin de semana.
—Bella, ¿Están listos los últimos informes? — despegué la vista del monitor por un momento para ver el cansado rostro de mi amiga, Ángela.
—Casi listos— le aseguré, asintió y me regaló una sonrisita indulgente, los últimos días en la editorial en la que trabajaba habían sido toda una locura.
En cuanto coloqué el último punto en el informe lo guardé, hice varias copias las cuales archivé en una memoria portátil, un disquete y la base de datos de la editorial, con mi suerte, seguro que los necesitaría.
Me levanté de mi lugar para tomar las impresiones, tomé mi bolso junto con mi abrigo y me dirigí a la oficina de Ángela para evitarle la fatiga de caminar la mitad de todo el piso hasta mi lugar.q2
—Todo listo— anuncié entrando a su despacho, ella siendo la redactora principal había tenido mucho más trabajo del que yo tenía, y eso ya era bastante, por lo que su cansancio se mostraba en cada gesto de su rostro.
—Eres un sol, muchas gracias, Bella, deberías haberte ido hace dos horas y sigues aquí— me senté frente a su escritorio, en una de las sillas que tenía para los visitantes. La oficina era más amplia que la mía, con un gran ventanal que daba a las afueras de Seattle, mobiliario de color café claro, un gran librero repleto de pies a cabeza, paredes blancas, y un escritorio verde fuerte, que le daba un punto de color al lugar.
—Tonterías, sólo hago mi trabajo— le aseguré, ella me sonrió agradecida de nuevo— No puedo creer que Mike haya sido tan negligente como para darle el resto del día a todos, con el trabajo que tenemos.
Ángela se encogió de hombros, tan decidida como siempre a nunca hablar mal de nadie, admiraba eso de ella, yo no hubiera sido capaz de ver a Mike a la cara y no decirle una que otra verdad.
—Es su boda después de todo. — resoplé, todo el mundo en la oficina sabía que Jessica le era infiel con el chico de las copias, y aun así había decidido que todos sus compañeros formaran parte de su "dicha" por casarse con "la mujer más maravillosa del mundo", tonterías.
Sólo a él, por supuesto alentado por su perniciosa novia, se le ocurría darle el resto del día a los invitados a su boda, sabiendo que ni Ángela ni yo estábamos invitadas, por obvias razones.
Cuando yo había empezado a trabajar Jessica había querido mi puesto, cosa que no permití que sucediera, y aunque me molestó por meses, igual me quedé con lo que me correspondía. A mi amiga la odiaba porque al igual que todo el mundo sabía sobre su infidelidad, sabían que el anillo de compromiso que presumió por semanas había sido comprado en primer lugar para Ángela, y al haberlo rechazado, terminó en sus manos, había sido la segunda en la lista.
—Les doy seis meses. —le aseguré divertida, Ángela negó, riendo conmigo finalmente.
—Yo les doy tres. — Siguió con mi broma, después de reírnos un poco más a costa de nuestro jefe y su "dulce" futura esposa, le ayudé con algunos informes más sobre los nuevos libros que pronto sacaríamos a la venta, y el gran éxito del momento "Amor sin freno".
— ¡Por fin! — No pude evitar soltar el grito de júbilo que me produjo el ver que finalmente mi amiga apagaba su monitor y nos preparábamos para irnos.
—Lo sé— suspiró ella, colocándose su abrigo y el bolso al hombro, un brillo pícaro comenzó a asomarse en sus ojos castaños y mucho más claros que los míos— Eric llega hoy a la ciudad.
Alcé las cejas impresionada, mi amiga se sonrojó furiosamente y me di el lujo de molestarla un poco con ello.
—Así que el ave vuelve por fin a su nido— ella se sonrojó aun más, pero el brillo de sus ojos no menguaba, ella era una chica muy dulce, trabajadora, dedicada, pero sobre todo una excelente amiga, y me preocupaba un poco. Había acertado al rechazar a Mike, pero Eric tampoco era la opción más acertada.
—Se podría decir— respondió tímidamente, ambos nos colocamos nuestros abrigos, el invierno comenzaba a sentirse más y más presente conforme los días pasaban.
—Pues…te diré algo— ella se detuvo junto conmigo en la entrada de nuestro edificio, éramos las últimas en irnos—Mi abuela siempre creyó que el alma viaja mucho más lento que el cuerpo, por eso los pilotos nunca estaban totalmente presentes, porque esperan por su alma, que anda en las nubes.*
Sus ojos me miraron entre sorprendida y confusa, yo sólo la abracé y me despedí de ella, dejándola reflexionando sola, yo podía asegurar y hasta apostar mi sueldo de todo un mes a que ella ya estaba enamorada de ese tal Eric, pero no podía decir lo mismo de él, lo poco que sabía era lo mismo que sabía Ángela, y eso no era bueno, si puedes resumir lo que sabes de tu pareja en menos de diez minutos, algo anda mal.
Con esas conjeturas tenía volando mi cerebro, cuando lo vi, todo comenzó a ir demasiado lento. Yo, cruzando la calle sin fijarme, las llantas del auto rechinando irremediablemente al tratar de detenerse, y la luz, una luz cegadora que aunque hubiera podido decirse que provenía de los faros del automóvil, no había sido así, había sido una luz demasiado hermosa como para venir de ellos.
Tenía los ojos fuertemente cerrados, sentía mi corazón golpeando contra mi pecho, amenazando con salir de éste, el pavimento frío contra mi espalda, sin embargo nada me dolía, y otro peso, un cuerpo extraño que cubría el mío sin llegar a ser molesto, pero sobretodo muy cálido.
— ¿Te encuentras bien? — Una aterciopelada voz se escuchaba muy cerca de mi oído, provocándome cosquillas, quizás después de todo sí había muerto arrollada por ese auto y había llegado al cielo, donde vocees hermosas me hablaban.
—Bella— volvió a llamarme, el peso sobre mí se removió y mi espalda dejó de estar junto al frío pavimento, no, definitivamente no había muerto. —Abre los ojos, Bella.
Aquella voz tan melodiosa, suave y extremadamente dulce volvía a llamarme, ya no pegado a mi oído, pero aun cerca de mí.
Hice lo que me pidió, abrí lentamente mis ojos, respirando entrecortadamente, sentía unos brazos fuertes pero amables sosteniéndome, evitando que cayera.
Era lo más hermoso que jamás hubiera visto, un hombre alto y esbelto, pero con músculos lo suficientemente marcados, de piel blanca, casi marfil, cabello de un extraño tono, no era ni castaño ni pelirrojo, quizás broncíneo. Todos sus rasgos parecían hechos por un artista del renacimiento, nariz recta, mentón cuadrado, labios delgados, y unos ojos verdes que asemejaban al verde de un bosque, y me atrapaban por completo, ¿Sería mortalmente posible tener ese color de ojos?, finalmente su ropa, llevaba sólo un pantalón de mezclilla desgastado, casi de papel y una camiseta igual de raída blanca, ¡Y no llevaba zapatos! Estaba en Seattle, a principios de invierno y cerca de las diez de la noche, descalzo.
— ¡No tienes zapatos! — Una delgada línea se formó en la mitad de su frente, como si no entendiera lo que le decía, bajó la mirada hacia sus pies y pareció darse cuenta del por qué de mi comentario.
— ¿Estás bien? — ¿¡Que si estaba bien?!
— ¡Eres tú quien está descalzo! — Una tímida sonrisa capaz de curar el cáncer de lo hermosa que era apareció en su rostro, negando imperceptiblemente, sin soltarme.
—Estás en shock, Bella— Después de que dijo esas palabras, mis piernas no pudieron sostenerme más en pie y caí en la inconsciencia.
*Esta línea la saqué del libro "El cuaderno de Maya" de Isabel Allende, una increíble escritora Chilena que me encanta como escribe, la primera vez que leí el libro fue la primera frase que se me quedó.
Estoy de vuelta, con un nuevo proyecto, quizás el último que tengan de mí, así que les pido su opinión y sus puntos de vista.
Para los que leyeron "Esperanza" y leyeron la nota que les dejé al principio del capítulo les dije que posiblemente deje FF, es muy probable, debo continuar, pero esta historia me ha estado acosando los últimos días y ya llevo siete capítulos, así que sus comentarios me ayudarán mucho, ya hasta tengo planeado un final, PERO, también tengo otras dos historias que espero las pueda subir, o al menos terminar las que ya tengo en la página y están inconclusas.
Les comento rápido sobre esta historia, serán capítulos cortitos, creo que la mayoría no llegan ni a las dos mil palabras, pero trataré de que sean lo más fáciles de leer y muy bien estructurados, nada de faltas de ortografía ni nada por el estilo, quizás tenga unos veinte capítulos, más o menos, así que todo depende de estos días y de cómo tomen la historia. Sé que muchos no tienen tiempo para estar leyendo, pero espero que les agrade y me apoyen tanto como siempre.
Les mando muchos besos y feliz martes, An
