Hola a todos! Acabo de leerme un libro "Debe de ser amor "y me gusto mucho, y mientras lo leía surgió la idea de adaptarla a Draco y Hermione.

Espero que les guste.

OJO!: esta historia no es mía es de Rachel Gibson y la tome prestada =)

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El detective Draco Malfoy odiaba la lluvia. La odiaba casi tanto como a los sucios maleantes, a los acicalados abogados defensores y a los gansos estupidos. Los primeros eran escoria, los segundos, las más bajas alimañas y los terceros, una vergüenza para el resto de las aves.

Coloco el pie en el parachoques delantero de un chevy beis, se inclino hacia delante y estiro los músculos. No necesitaba ver las nubes de color plomo que se formaban sobre Ann Morrison Park para saber que estaba a punto de caer un buen aguacero. El dolor sordo de su muslo derecho era un claro indicio de que hoy, simplemente, no iba a ser su dia.

Cuando sintió que los estiramientos habían calentado sus músculos, cambio de pierna. La mayoría de los días el único recuerdo del disparo de la 9 mm que le había desgarrado la carne cambiándole la vida para siempre, era la cicatriz de quince centímetros que le atravesaba el muslo. Después de nueve meses, e incontables horas de intensa fisioterapia, pudo olvidar al fin la placa y los tornillos del fémur. A no ser que la lluvia o los cambios de presión barométrica le diesen la lata.

Draco se enderezo y giro la cabeza de un lado a otro como un boxeador. Luego busco en el bolsillo de los pantalones – que el mismo había cortado – un paquete de cigarrillos. Saco uno y lo encendió con un Zippo. Por encima de la llama del mechero vio que, a menos de medio metro, un ganso blanco clavaba los ojos en el. El ave se acerco bamboleándose, estiro su largo cuello y grazno mostrando su lengua rosada a través del pico anaranjado.

Con un golpe de muñeca Draco cerró el Zippo y metió el paquete y el mechero en el bolsillo. Exhalo una larga bocada de humo mientras el ganso agachaba la cabeza fijando sus pequeños y brillantes ojos en las pelotas de Draco.

ni se te ocurra, bicho, o te pateare como a un balón de futbol.

Durante unos tensos segundos sostuvieron la mirada, luego el ave echo la cabeza hacia atrás, giro sobre los pies palmeados y se alejo bamboleándose, lanzando una ultima mirada a Draco antes de saltar la cuneta para reunirse con los demás gansos.

- Cobarde—mascullo si apartar la mirada del ave.

Incluso más que la lluvia, la presión atmosférica, o los astutos abogados a Draco le desagradaban los chivatos de la poli. Conocía a más de uno que no dudaría en joder a su esposa, madre o mejor amigo para salvar su lamentable culo. Le debía la cicatriz de la pierna a su ultimo informante, Robby Martin

La duplicidad de Robby Martin le había costado a Draco un pedazo de su cuerpo y el trabajo que mas le gustaba. En cambio al joven camello le había costado la vida.

Draco se apoyo contra el lateral de un Caprice de color indefinido y dio una honda calada al cigarrillo el humo le quemo la garganta llenándole los pulmones de alquitrán y nicotina la nicotina calmo su ansiedad como la caricia suave de una amante. Sin embargo, en lo que a el concernía, solo había una cosa mejor que llenar los pulmones de toxinas.

Por desgracia, no había disfrutado de eso desde que habia roto su relación con Wendy, su ultima novia. Wendy habia sido una gran cocinera y la ropa ceñida le quedaba genial, pero no podía compartir el futuro con una mujer que se habia puesto histérica por haberse olvidado del dia que cumplían dos meses juntos acusándolo de ser " poco romántico". Caray, era tan romántico como el que mas, aunque eso no quería decir que tuviera que comportarse como un bobo y un estupido todo el tiempo.

Draco dio otra larga calada. Incluso aunque no hubiera ocurrido la cagada del aniversario, la relación con Wendy no habría llegado a ninguna parte. No habia entendido que necesitaba pasar tiempo con Sam. Se habia sentido celosa de su loro, pero si Draco no prestaba atención a Sam, este acabaría por comerse los muebles.

Draco exhalo lentamente y observo el humo suspendido frente a su cara. Habia dejado de fumar hacia tres meses y ya habia vuelto a caer en el vicio. Pero hoy no podía dejarlo. Ni probablemente mañana. Tenía un buen motivo para ello.

Lucchetti, su capitán, lo habia jodido bien, razón de mas para volver a fumar.

Entrecerró los ojos tras el humo clavandolos después en una mujer con una abundante melena de rizos castaños hasta la cintura. La brisa le agito el cabello que floto sobre los hombros. No necesitaba verle la cara para saber que estaba parada en mitad de Ann Morrison Park estirando los brazos hacia arriba como una diosa adorando el cielo gris.

Su nombre era Hermione Granger y poseía una tienda de curiosidades en el distrito histórico de Hyde Park junto con su socio, Kevin Carter. Ambos eran sospechosos de utilizar la tienda como tapadera de otros negocios más lucrativos como la venta de antigüedades robadas.

Ninguno de los dos estaba fichado y nunca habrían atraído la atención de la policía si hubieran seguido operando a pequeña escala, pero les habia podido la avaricia. La semana anterior habían robado una famosa pintura impresionista al hombre más rico del estado, Norris Hillard, mas conocido como "El Rey de las Patatas". En Idaho su poder e influencia solo eran inferiores al poder de Dios. Solo alguien con un buen para de cojones le robaría un Monet al Rey de las Patatas. Hasta ahora, Hermione Granger y Kevin Carter eran las mejores pistas del caso. Un informante de la cárcel habia dado sus nombres a la policía y cuando los Hillard revisaron sus registros habian descubierto que seis meses antes Carter habia estado en casa de los Hillard examinando una colección de lámparas Tiffany.

Draco aspiro el humo y lo exhalo lentamente. La pequeña tienda de antigüedades en Hyde Park era la tapadera perfecta y hubiera apostado el huevo izquierdo a que el señor Carter y la se;orita Granger solo esperaban a que se enfriaran las cosas para entregar el Monet a algún traficante de arte a cambio de un montón de pasta. La mejor manera de recuperarla era encontrar la pintura antes de que pasara al traficante y desapareciera.

El Rey de las Patatas le habia montado una buena bronca al alcalde Walker que a su vez se la habia montado al capitán Lucchetti y a los detectives de la brigada antirrobo. El estrés hacia que algunos polis se volcaran en la botella, pero Draco no. No era de los que les gustaba empinar el codo. Mientras vigilaba a la sospechosa tomo otra larga calada del cigarrillo y repaso mentalmente todos los datos que habia conseguido sobre la señorita Granger.

Sabia que habia nacido y crecido en un pequeño pueblo del norte de Idaho. Su padre habia muerto cuando era niña, y habia vivido con su madre, su tía y su abuelo.

Tenía 28 años, media casi uno setenta y cinco y pesaba alrededor de sesenta kilos. Sus piernas eran largas. Sus pantalones no. La vio inclinarse hasta tocar el suelo con las manos y disfruto de la vista igual que del pitillo. Después que le habian asignado la tarea de seguirla habia desarrollado un profundo aprecio por la dulce forma de su trasero.

Draco nunca le habia hablado, pero habia estado lo suficientemente cerca de la como para saber que tenia todas las curvas adecuadas en los lugares precisos.

La observó hacer algún tipo de estiramiento de yoga sobre un solo pie antes de empezar a correr con un trote corto. Draco lanzo el cigarro ala hierba y se aparto del chevy la siguió a través del parque y atravesó la cinta de asfalto negro conocido como el cinturón verde.

El cinturón verde corría paralelo al río Boise y se abría paso por la capital conectando los ocho parques principales a lo largo de su recorrido.

Draco controlo su respiración, lenta y pausada, mientras corría al mismo ritmo que la mujer que iba a quince metros por delante de el. Toda la semana anterior, desde el robo, la habia seguido aprendiendo sus hábitos, la clase de información que no podía obtener del gobierno o de archivos, ya fueran públicos o privados.

Hasta donde el sabia, ella siempre hacia el mismo recorrido de mas de tres kilómetros. Corría mirando constantemente a su alrededor. Le preocupaba que sospechara que la seguía, pero habia tenido cuidado de ponerse ropa diferente todos los días y de aparcar en sitios distintos.

Dos hombres corrían por el cinturón verde hacia el. Cuando arrebataron ala señorita Granger, giraron la cabeza y observaron el balanceo de sus pantalones cortos y blancos.

Cuando volvieron a mirar al frente, llevaban idénticas sonrisas de aprecio. Draco no les culpo por intentar echarle una última mirada. Tenía largas piernas y un culo fabuloso. Era una pena que estuviera destinado a ser tapado por un uniforme de prisión.

La silueta de Hermione se dirigía hacia el zoológico y la zona de juegos infantiles. Comenzó a seguirla de nuevo. Por lo que podía ver, el parque estaba vacío. Cualquiera con un poco de materia gris en la cabeza se habría apresurado a largarse antes de que estallase la inminente tormenta. Pero solo el parque pareciera estar vacio no quería decir que la sospechosa no fuera a reunirse con alguien.

Cuando un sospechoso se apartaba del patrón habitual normalmente quería decir que algo estaba a punto de suceder. El sabor de la adrenalina desbordo su garganta y le dibujo una sonrisa en los labios.

La perdió de vista una vez mas mientras pasaba por delante de los aseos y desaparecía en la parte de atrás. Años de experiencia le hicieron mantener las distancias mientras esperaba verla de nuevo. Cuando después de un momento no aparecía, se metió la mano bajo la sudadera y abrió el cierre de su pistolera. Se apretó contra la pared y escucho.

Una bolsa de plástico abandonada revoloteo sobre el suelo, pero no hoyo nada mas excepto el viento y las hojas moviéndose por encima de su cabeza. Desde su posición agachada cualquiera podía verlo perfectamente; tendría que haberse quedado atrás. Rodeo el lateral del edificio y en ese momento alguien le rocío los ojos con un bote de laca. El chorro le dio de lleno en la cara en inmediatamente se le nublo la vista. Un puño agarro su sudadera y una rodilla golpeo entre sus muslos; sus testículos se salvaron por unos centímetros. Se le atoro el músculo de la pierna izquierda y se habría doblado en dos si no hubiera sido por el sólido hombro que bloqueo su pecho con un golpe seco. Resolló cuando se vio impulsado contra la pared que tenia detrás. Las esposas que llevaba en la pretina de sus pantalones cortos se clavaron en la espalda.

A través de sus pestañas pegoteadas por Miss Clairol, contemplo a Hermione Granger de pie en medio de sus piernas abiertas. Draco no se movió, esperando que el dolor que atravesaba su mulo remitiera pronto mientras luchaba por recuperar el aliento. Ella se habia tirado sobre el y habia intentado ponerle las gónadas por corbata.

- Jesús- gimio – Es usted una loca hija de perra.

- Puede ser, deme una escusa para no romperle las rodillas.

Draco parpadeo varias veces para aclararse la visión. Lentamente, aparto la mirada de su cara y bajo por sus brazos, a sus manos. Joder. En una mano agarraba firmemente el bote de laca con el dedo en la boquilla, pero en la otra llevaba lo que parecía ser una Derringer. Y no apuntaba a sus rodillas precisamente, sino directo a su nariz.

Se quedo totalmente quieto. Odiaba con toda su alma que lo apuntaran con una pistola.

-ponga el arma en el suelo – ordeno. No sabía si la Derringer estaba cargada

Ni siquiera sabía si funcionaba, pero tampoco quería llegar a averiguarlo. Alzo la vista cuando ella volvió a mirarlo. Su respiración era irregular, sus ojos cafés mostraban una mirada salvaje. Parecía totalmente desequilibrada.

- Que alguien llame ala policía! – comenzó a gritar ella frenéticamente.

Draco la miro con el ceño fruncido. No solo le habia pateado el culo, sino que además se ponía a gritar. Si lograba retenerlo, iba a tener que descubrirse y eso era algo que no quería que pasara. Solo pensar que tenia que entrar ala comisaría de policia con la sospechosa numero uno del caso Hillard – una sospechosa que no sabia que lo era – y aclarar como lo habia derribado con un bote de laca le ponía los pelos de punta.

- Ponga el arma en el suelo – repitió.

- Ni lo sueñe! Usted es como la mierda que llena las calles, pura escoria.

No creía que hubiera otra alma en 30 metros ala redonda, pero no estaba seguro y lo último que necesitaba era que llegara un héroe al rescate.

- Que alguien me ayude, por favor!! – grito lo bastante fuerte como para que la oyeran en los condados limítrofes.

Draco apretó la mandíbula. Jamás podría olvidar esto y no quería imaginarse la cara de Walker y Lucchetti. Draco aun seguía en la lista negra del jefe por haber disparado a Robby Martin. Ni siquiera tenía que esforzarse en imaginar lo que le diría su jefe " la haz vuelto a cagar, Malfoy!", gritaría bien alto antes de mandarlo a patrullar las calles y esta vez, el jefe tendría razón.

- Que alguien llame al 991!

- Deje de gritar – ordeno el con su mejor voz de policia.

- Necesito a un policia!

- joder, señora – dijo apretando los dientes - , yo soy policia!

Draco metió la mano en el bolsillo, pero ella hizo un movimiento amenazador con la pequeña arma y decidió intentarlo otra vez.

- Llevo la placa en el bolsillo izquierdo.

- No se mueva – advirtió ella de nuevo.

Unos enmarañados rizos castaños enmarcaban su rostro; tal vez debería haber usado parte de la laca en la cabeza en lugar de en su cara. Le templaba la mano cuando sujeto el pelo detrás de la oreja. En un momento podría aplastarla contra el suelo, pero primero tendría que distraerla o correr el riesgo de que le disparara. Y esta vez, en un lugar que era poco probable que se recuperase.

- Puede meter la mano en mi bolsillo usted misma. No moveré ni un dedo.

Odiaba atacar alas mujeres. Odiaba tener que aplastarla contra el suelo. Pero tal y como estaban las cosas tampoco importaba mucho.

- No soy estupida. Eso no me lo trago desde la escuela secundaria.

- Oh, por el amor de Dios – Lucho por controlar su temperamento y gano por los pelos – tiene permiso para llevar arma?

- Venga ya – contesto -. Usted no es poli. Es un acosador!! Ojala hubiera un poli por aquí que lo arrestase por haberme seguido a todos lados la semana pasada. Hay una ley en este estado contra los acosadores, sabe? – Tomo una bocada de aire y exhalo lentamente -. Apuesto a que tiene antecedentes por algún tipo de conducta inapropiada. Es muy probable que sea uno de esos psicópatas que hacen llamadas telefónicas obscenas y jadean. Me juego lo que quiera a que esta en libertad bajo fianza por acoso sexual. – Volvió a inspirar profundamente y sacudió el bote de laca-. Creo que después de todo será mejor que me de su cartera.

Nunca en sus quince años de carrera habia sido tan descuidado como para dejar que un sospechoso – mucho menos si era mujer – tuviera ventaja sobre el.

Le latían las sienes y le dolía el muslo. Le escocían los ojos y tenia las pestañas pegadas.

- Esta chiflada, señora – dijo con voz relativamente calmada mientras metía su mano en el bolsillo.

- De veras? Tal como yo lo veo es usted quien parece un loco. – Su mirada no lo abandono mientras alcanzaba la cartera-. Tengo que saber su nombre para decírselo ala policia pero apuesto a que ya saben quien es.

Ella no sabia cuanta razón tenia, pero Draco desaprovecho la ocasión hablando. En cuanto ella abrió la cartera y miro la placa que habia dentro, sus piernas hicieron un movimiento de tijera sobre sus pantorrillas. Ella cayo al suelo y el se echo encima, inmovilizándola con su peso. Hermione se retorció de un lado a otro, empujando sus hombros, llevando la Derringer peligrosamente cerca de la oreja izquierda. Draco la agarro por las muñecas y se las estiro por encima de la cabeza usando todo el peso de su cuerpo para inmovilizarla contra el suelo.

Permaneció tendida sobre ella, oprimiéndole los senos contra su pecho y apretándole las caderas contra las suyas. Le sujeto las manos por encima de su cabeza y aunque el forcejeo la habia dejado débil, se negó a darse por vencida. Su rostro entraba a casi dos centímetros del suyo y sus narices chocaron un par de veces. Aspiraba profundamente y sus ojos cafés lo miraban enormes y llenos de pánico mientras seguía luchando por liberar las muñecas, enredando sus piernas con las de el. A Draco se le habia subido el borde de la sudadera a la altura de las axilas y sentía contra el estomago la piel calida y suave de su vientre.

- Es un poli de verdad! – sus senos subieron y bajaron mientras luchaba por respirar debajo de su pecho.

El se levantaría tan pronto como le quitara la Derringer.

- Oh gracias a Dios! – respiro hondo y Draco pudo sentir como se relajaba bajo el-. Que alivio. Creía que era un psicópata pervertido.

Una sonrisa radiante ilumino su rostro mientras lo miraba. El acababa de arrestarla y ella parecía completamente feliz. No el tipo de felicidad que solía aparecer en la cara de una mujer cuando se encontraba en esa posición, sino más bien como la de alguien risueño. No solo era una ladrona, era un diez-noventa y seis: definitivamente una loca de atar.

- Tiene derecho a permanecer en silencio – dijo quitándole la Derringer de los dedos-. Tiene derecho…

- Habla enserio? De verdad va a arrestarme?

-… a un abogado – continuo, con una mano aun sujetando las suyas sobre la cabeza mientras con la otra lanzaba la pistola a varios metros.

- Pero en realidad no es un arma. Quiero decir lo es, pero no lo es. Es una Derringer del siglo XIX, una antigüedad, así que no creo que se la pueda considerar un arma. Y además, no esta cargada, e incluso si lo estuviera no haría un agujero demasiado grande. Solo la llevaba porque estaba muy asustada. Usted ha estado siguiéndome toda la semana-. Ella se detuvo y arqueo las dos cejas a la vez-. Porque me ha estado siguiendo?

En vez de responder, Draco termino de leerle sus derechos, luego rodó apartándose de ella. Recogió la pequeña pistola y se levanto con cuidado. No iba a contestar a sus preguntas. No cuando ni siquiera sabía que iba a hacer ahora con ella. No cuando lo habia acusado de ser un pervertido y un psicópata, intentando convertirlo en una soprano. No confiaba en si mismo para hablar con ella de nada mas que lo estrictamente necesario.

- Lleva mas armas?

- No

- Ahora, muy lentamente, va a vaciar los bolsillos.

- Solo llevo las llaves del coche – mascullo mientras hacia lo que le pedía. Sujeto las llaves en alto y las dejo caer en la palma de su mano. Draco las copio y las metió en un bolsillo del pantalón.

- Coloque las manos contra la pared.

- Va a cachearme?

- Exacto – respondió, y señalo el muro de ladrillo.

- Le gusta hacer esto, verdad? – pregunto por encima del hombro.

Mientras su mirada paseaba por su trasero redondo y sus largas piernas, el deslizo la pequeña pistola en la cinturilla de sus pantalones cortos.

- Exacto – repitió y coloco las manos en sus hombros.

Movió las palmas hacia abajo por sus costados, a través de la espalda y alrededor de la cintura. Deslizo la mano bajo el borde de la sudadera y le palpo la cinturilla de los pantalones cortos. Sintió la piel suave y el frío metal del aro del ombligo. Luego deslizo la mano hacia arriba entre los montículos de sus senos.

-Oiga, cuidado con esas manos!

- No se excites – advirtió -. Para mi es solo trabajo.

Después palpo hacia debajo de sus piernas, luego se arrodillo para mirar en los reversos de los calcetines. No se molesto en tratar de palpar cualquier cosa escondida entre sus muslos. No era que confiase en ella, pero creía que hubiera podido correr con un arma entre las bragas.

- Una vez que este en la cárcel, pago la fianza y me voy a casa?

- Cuando el juez fije la fianza y se pague, podrá marcharse a casa.

Ella trato de volverse para mirarlo, pero las manos en sus caderas se lo impidieron.

- Nunca me han arrestado antes.

El ya lo sabía.

- Voy a ser arrestada verdad? Con huellas digitales, fotos y todo eso?

Draco le palpo la cinturilla de los pantalones cortos una última vez.

- Si señora, con huellas digitales y fotografías de identificación.

Hermione se giro. Achico los ojos y lo fulmino con la mirada.

- hasta ahora no creía que hablara en serio. Pensaba que trataba de ajustar cuentas conmigo por darle un rodillazo en… su parte privada.

- Apunto mal – aclaro Draco secamente.

- Esta seguro?

Draco se irguió, metió la mano en la parte trasera de sus pantalones cortos y saco las esposas.

- No es posible equivocarse en eso.

- Oh – sonó realmente decepcionada-. Bueno, aun no puedo creer que me este haciendo esto. Si tuviera un poco de decencia admitiría que todo es culpa suya.- hizo una pausa e inspiro profundamente-. Se esta creando mal Karma y estoy segura que luego lo lamentara.

Draco la miro a los ojos y le coloco las esposas en las muñecas. El ya lo lamentaba bastante. Lamentaba haber sido golpeado en el culo por una presunta delincuente, y lamentaba profundamente haber revelado su tapadera. Sabía que sus problemas acababan de empezar.

La primera gota de lluvia le golpeo la mejilla y Draco levanto la mirada al nubarrón que colgaba sobre su cabeza. Tres gotas más le dieron en la frente y la barbilla. Se rió sin humor.

- Jodidamente fantástico.

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Espero que les haya gustado

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Saludos

Besos

Adrianitaa=)