CAPITULO 1: Pasaba julio

Se despertó, cómo no, muriéndose de calor. Aunque para la fecha ese solo era otro día más, igual al anterior desde hace cerca de mes y medio, resultaba bastante molesto esa forma de despertar.

-¡Invierno ven ya, por favor!- suplicó con los ojos aún cerrados y poniendo cara de pena.

Se desperezó y cogió el móvil para ver la hora, marcaba las 15:15. Miró el par de mensajes que tenía y luego tiró ligeramente el móvil a su lado. Se frotó los ojos mientras bostezaba y se incorporó quedándose sentada en la cama. Echó un vistazo a la habitación.

Joder... debería ordenar un poco.

Mientras veía el estado de desorden en el que se encontraba su habitación, se levantó de la cama, y se dirigió a la puerta para salir al salón.

-¡Buenos días señora marmota!- dijo su amiga -¿A qué hora volviste? No te escuché llegar.- continuó Octavia que estaba poniendo un par de platos sobre la mesa del comedor.

-Buenos días O. -contestó Clarke mientras se encaminaba hacia la cocina para coger un vaso de agua. De camino pasó cerca de su amiga y le dio un pequeño abrazo por la espalda mientras ella seguía poniendo cosas en la mesa. -Llegué sobre las 8 y algo. Si con el sueño tan profundo que tienes lo raro sería que me hubieras escuchado.- contestó mientras se echaba a reír.

-Oye, que estaba cansada. No soy como tú que después de ocho horas seguidas trabajando saca fuerzas no sé de dónde para irse a correr.- le replicó sin poder evitar reírse.

-Yo tampoco. Pero tenía ganas y energía de sobra. Además hace fresco por la mañana y se estaba tan bien en el parque.

Abrió el armario y sacó un vaso, lo colocó debajo del grifo y lo llenó de agua. Mientras bebía, miró hacia su amiga por la ventana que conectaba la cocina con el salón. Delante de la ventana está la mesa donde estaba Octavia colocando los platos y la comida, y a la derecha el resto del salón: con un sofá grande; un par de estanterías y armarios con varias fotos de las dos amigas, junto con una gran colección de películas, CD's de música de géneros muy variados, libros, y algún que otro adorno más; la televisión, y algún que otro cuadro aportando vida a las paredes.

Tenían un piso de tres habitaciones que no estaba nada mal para las dos. La tercera habitación la utilizaban como despacho, sobretodo Clarke, porque ahí era donde se dedicaba a pintar y dibujar. La ventana que tenía esa habitación, en las tardes más afortunadas, proporcionaba una luz que ella adoraba y hasta de vez en cuando le regalaba algún que otro atardecer de esos de los que no se podía resistir a tratar de plasmarlos en un lienzo lo más fielmente posible. Se podría decir que esa habitación era su zona preferida de toda la casa.

Observó lo que seguía haciendo su amiga y se dio cuenta de algo.

-Espera, ¿aún no has comido?- le preguntó.

-No. Estaba esperando a que te levantaras. Además también me he levantado hace poco, no te preocupes.

-¿Y quién es la marmota?

Octavia empezó a reír. Las dos acabaron de poner la mesa y comieron. Al terminar se fueron al sofá a ver qué echaban por la tele. Octavia se sentó y apoyó los pies en la mesa pequeña que había entre el sofá y la tele, y Clarke se tumbó. El sofá era lo suficientemente grande como para que las dos se tumbaran y apenas se rozaran.

Era mediados de julio y Clarke no tenía clases, pero trabajaba de noche de camarera.

Octavia se había hecho con un bar en un barrio en los alrededores del centro hace ya algunos meses, y en cuanto se hizo con él, no dudó en proponerle a Clarke que trabajara allí con ella, y esta aceptó encantada.

El bar poco a poco fue volviendo a ganarse su público, quizás incluso más rápido de lo que Octavia esperaba, ya que la anterior persona que lo llevaba fue abriéndolo cada vez menos por motivos que ella desconocía y que tampoco le importaban mucho. Cuando vio que estaba para alquilar no desaprovechó la oportunidad y se aventuró a ponerse al mando. Había estado varias veces en aquel bar y sin duda alguna era de sus preferidos. Era simple y moderno. Transmitía buen rollo nada más entrar, y cuando se puso al mando, apenas hizo modificaciones, quería que siguiera teniendo la esencia que le había conseguido conquistar cuando solo era una clienta allí. El dueño del local le ofreció cambiar el nombre si así lo quería, pero se negó. No sabía qué tenía Polaris pero le encantaba ese nombre y decidió seguir con él.

Octavia miró hacia su amiga que más que en la televisión, tenía la atención puesta en el juego de su móvil.

-¿Crees que sería mala idea contratar a otra persona que nos ayude detrás de la barra? Mejor dicho, que te ayude. Con eso de que a veces tengo que estar a otras cosas te dejo ahí sola con todo el trabajo...

-Tenía pensado decírtelo. No me importaría una pequeña ayuda, la verdad. Con la de gente que está viniendo últimamente... no sé de dónde salen.- dijo mientras seguía con los ojos clavados en el juego.

-Sea de donde sea, que sigan saliendo. Me encanta ver que a la gente le gusta Polaris.- dijo con mucha ilusión.

Clarke la mira de reojo levantando una ceja.

-Hablas del bar como si fuera tu bebé.- dice sin poder contener la risa.

-Idiota.- contesta Octavia con una pequeña sonrisa negando con la cabeza, volviendo su atención al televisor.

-Se me pega por pasar tanto tiempo contigo.- suelta tratando de picar a su amiga. -Puedo preguntarle a Finn si conoce a alguien, va a pasarse más tarde para llevarme. Ya que te llevas mi coche.

-¿Qué ha sido de ese muchacho? Hace tiempo que no sé de él. ¿Seguís... bien, no?

-Sí, sí, está todo bien. Tampoco supe nada de él durante dos meses, ha estado liado con la uni.- hace una pequeña pausa. -Volviendo a lo otro, se lo preguntaré cuando venga, pero pon algún cartel en la puerta de la entrada también. Siempre pasa gente por esa calle, seguro que con algo de suerte para esta noche ya tenemos a alguien.

-Ojalá.

Clarke en el fondo tenía ganas de verle. Es verdad que las cosas al principio se habían puesto un poco raras cuando ella y Finn cortaron, pero ambos estaban de acuerdo en que su cariño hacia el otro no traspasaba más allá de la amistad. Quizás porque ambos decidieron empezar a salir en el peor momento para ambos: cuando más solos y vulnerables se sentían, ya que su mundo se cayó en pedazos para los dos el mismo día, hará ya algo más de un año.

Los padres de Finn fueron asesinados en su casa, él no estaba, y cuando llegó tuvo, dentro de tal desgracia, la suerte de que pudieron intercambiar algunas palabras antes de que murieran delante de él. Se sintió impotente al no haber podido hacer nada para salvarles y desde ese día dejó la carrera de arquitecto que estaba haciendo para empezar la de medicina, y Clarke era la única que sabía el porqué. Finn era lo más parecido a un hermano que tenía y no quería perder eso.

Y en el caso de Clarke, ese mismo día, murió su padre Jake, en un accidente de coche mientras volvía a casa de un pequeño viaje que había tenido que hacer por trabajo.

Se había quedado presa en esos recuerdos durante un rato, y sin darse cuenta, tenía lágrimas a punto de brotarle de los ojos. Los cerró y respiró hondo. Un par de lágrimas cayeron por sus mejillas e intentó tranquilizarse antes de que fuera a más y antes de que su amiga la pillara y se preocupara. Se secó las lágrimas con disimulo y miró a Octavia.

Uff.. menos mal, está dormida.

Clarke se levantó del sofá y fue hacia el despacho. Necesitaba entretenerse. La tarde se le estaba haciendo eterna, y aburrida. Quería tocar la guitarra pero estando su compañera descansando decidió que esperaría a más tarde, ahora se conformaría con escuchar un poco de música mientras dibujaba. Abrió el portátil, enchufó sus cascos en él, fue al reproductor de música y perdida en una lista de innumerables canciones simplemente le dio al aleatorio. La canción empezó a sonar.

Era Do I Wanna Know? de Arctic Monkeys.

Paso.

Ahora tocó Georgia de Vance Joy.

Hmmm... tampoco me apetece.

Lo cierto era que tenía una canción en mente, una que había descubierto hace poco, así que puso directamente Cherry Wine de Hozier, y le dio al modo repetir uno para que siguiera sonando en bucle.

Muchas veces hacía eso con las canciones que descubría y le acababan gustando mucho: las escuchaba en bucle una y otra y otra vez hasta hartarse. Pero sin duda de la única que no se hartaba era de Shiver de Lucy Rose, esa era su canción preferida, la canción preferida, era la cabecilla de una larga lista de canciones preferidas.

Acercó los materiales que necesitaba, apenas un papel y un lápiz, y empezó a dibujar. Tenía muy claro lo que le apetecía llevar al papel. Algo simple: un bosque y un cielo, de noche, y que este estuviera plagado de estrellas. Tenía una pequeña gran obsesión con los cielos, las nubes y los atardeceres, pero esa tarde algo le hacía querer dibujar un azul contra verde.

Manos a la obra.

Había perdido la noción del tiempo y no sabía cuanto tiempo llevaría con la atención centrada en el folio.

Una mano se posa en su hombro provocando un susto seguido de un grito.

-¡Joder Octavia me has asustado!- dice recuperando el aliento y mirando mal a su amiga que se partía de risa.

-Lo siento, no me hacías caso. No pensaba que fueras a asustarte tanto.- dijo aún sin poder parar de reírse.

Clarke la miró levantando una ceja.

Mentira, sí que lo sabía.

-Bueno, venía a decirte que me voy ya. Dile a Finn que entre luego a tomar algo, quiero verle.

-Lo haré. Te veo luego.

Octavia hoy se iba antes, aparte de que era ella quien abría el bar, tenía que pasar por un par de tiendas para recoger unas cosas para el bar.

Con las modificaciones que había hecho, hizo espacio para un pequeño escenario. Quería tener actuaciones en directo de vez en cuando, de grupos o canta autores, y ya tenía en mente quién lo iba a estrenar.

Clarke dejó el dibujo a medio acabar, su amiga ya no estaba durmiendo, mejor aún, no estaba en casa, así que cogió la guitarra y empezó a tocar y a cantar. Siempre era un poco tímida ante la idea de que le escucharan tocar, y más en concreto, cantar. Aunque Octavia le repetía mil veces que no tenía porqué, que era tonta, que su voz era preciosa y dulce.

Un día, cuando Clarke salía su habitación, pilló a Octavia sentada en el suelo delante de su puerta escuchándola. No se dio cuenta de que Clarke había parado de tocar y cuando esta abrió la puerta la pilló a sus pies sentada en el suelo. Clarke se murió de la vergüenza aunque se empezó a reír a los dos segundos viendo lo roja que se había puesto su amiga al haberla pillado.

Siempre le daba un poco de vergüenza de a primeras, aunque luego se soltaba y simplemente lo vivía. Lo sentía cuando cantada; sentía lo que cantaba, y se sentía más viva cuando cantaba.

Era algo que tenían muy presente y en común ellas dos, el amor por la música. Aunque escuchaban casi de todo, a Clarke le iba más lo alternativo y el indie, y a Octavia le iba más el rock n' roll y el hard rock.

Clarke una vez más había perdido la noción del tiempo, y se había hecho tarde. Tenía que ducharse y cenar antes de que llegara Finn para después ir a trabajar. Dejó la guitarra y se fue a duchar.

Por supuesto que se puso música y siguió cantando en la ducha. Sonaba Little Talks de Of Monsters and Men.

Cantaba como si no hubiera un mañana; llegó el estribillo:

Hey!

Don't listen to a word I say

Hey!

The screams all sound the same

Hey!

Though the truth may vary

This ship will carry our bodies safe to shore

...

Se sentía muy feliz hoy.

Salió de la ducha. Se vistió y fue a prepararse algo de cenar.

Escuchó el timbre. Debía de ser Finn.

-¡Desaparecido!- dijo mientras se lanzaba a dar un abrazo a su amigo. -¿Cómo estás?

Finn respondió al abrazo de su amiga y la levantó un par de palmos del suelo.

-¡Clarke! Todo bien, ¿tú cómo estás?- le contestó.

-Bien bien. Pasa anda.- dijo la chica.

Finn empezó a ponerle al corriente de lo que había pasado por su vida lo últimos meses mientras que Clarke cogía sus cosas de la habitación. La siguió y se quedó apoyado en el marco de la puerta contándole que se había mudado de la casa de su tío (no tenían mucha relación y él trataba de ser lo más independiente posible, en cuanto pudo se fue a vivir solo) compartía piso con otro chico. -Monty, le tienes que conocer un día, Clarke. Te caerá bien.- decía. Y buscaban a un tercero compañero. También le contó lo bien que le había ido en la universidad y lo feliz que se sentía respecto a ello.

-Me alegro tanto por ti... No me esperaba menos, con lo inteligente que eres.- dijo mirándole con una sonrisa en su rostro.

-Gracias, Clarke.- contestó devolviéndole la sonrisa.

De repente Finn se fijó en la guitarra de su amiga, que no estaba colocada en su sitio.

-Veo que sigues siendo tocando.- dijo señalando la guitarra con la cabeza.

-¡Por supuesto! Y cada vez más.- contestó, sonriendo, y desprendiendo un brillo de ilusión en la mirada. -¿Vamos?- haciéndole saber que ya estaba lista.

-Vamos. Espero que no os hayáis olvidado de la vieja costumbre que teníamos y la repitamos pronto.- dijo mientras se dirigían a la puerta del piso.

-¿Día en el parque con unas cervezas y la guitarra? Dalo por hecho.- dijo Clarke con entusiasmo.

Gracias al cartel en la puerta del bar, Octavia y Clarke ya tenían a otra persona que les echara una mano esa misma noche.

-Seguro que os llevaréis bien, es mi compañera de piso y nos conocemos desde hace ya algunos años. Además también adora la música, canta y toca la guitarra, y le va el mismo rollo de música que a ti.- decía Octavia a su nuevo camarero. -Debe de estar a punto de llegar.

-Genial, estoy deseando conocerla.- contestaba John, el nuevo camarero. Aunque prefería que le llamasen por su apellido, Murphy. -Por cierto, si sabes de algún piso que esté bien por aquí cerca, o de gente que busque a alguien para compartir piso, estoy buscando.- continuó.

Antes de que Octavia pudiera contestarle, Clarke y Finn entraron en el bar.

-¡Hombre el desaparecido!- gritó Octavia alzando los brazos cuando vio a los dos entrando por la puerta.

-Pero queréis dejar de decir eso.- dijo Finn riéndose.

Los dos amigos se abrazaron.

Clarke sonrió ante tal escena mientras ponía su bolso encima de la barra. Y para su sorpresa se encontró con alguien detrás de ella.

-Hola.- dijo Murphy con una sonrisa.

Clarke no contestó y miró a O, pero estaba hablando con Finn. Volvió a mirar al chico para saludarle. Se dio cuenta de que sería el nuevo camarero, se sorprendió de lo rápido que habían conseguido un nuevo compañero.

-Hola, encantada, ¿cómo te llamas?- le decía devolviéndole la sonrisa.

-Igualmente, soy Murphy. Tú debes de ser Clarke. Octavia me ha estado hablando de ti.

Poco después los tres se pusieron a trabajar. Ya habían unas cuantas personas en el bar y entre Clarke y Murphy fueron atendiéndolos.

Finn estaba en la barra tomándose una cerveza y soltando alguna broma hacia los dos camareros siempre que encontraba ocasión.

Una chica morena se sentó cerca de donde estaba Finn, estaba mirando boquiabierta cada rincón del bar. Clarke se acercó a ella desde su lado de la barra, sonriendo por ver la cara que estaba poniendo aquella chica. Tan pronto como sintió la presencia de Clarke delante de ella, la miró cambiando su expresión a una gran sonrisa. Vio como Clarke la miraba.

-Veo que te gusta el bar.- dijo Clarke

-Me encanta. Tiene un ambiente muy guay.- dijo mientras volvía a echarle un vistazo. -¿Me pones una cerveza y un chupito de tequila, por favor?

Clarke asintió.

-Ahora mismo.

Cogió un vaso, abrió el grifo de la cerveza y le sirvió la cerveza a la morena que estaba moviendo la cabeza de un lado a otro y los hombros siguiendo el ritmo de la canción que estaba sonando. Fue a coger el vaso de chupito y el tequila, lo puso delante de la morena y empezó a echar el alcohol.

-¿Todos los bares de esta zona son así de guays?- preguntó mientras la rubia le servía el tequila.

-Solo el nuestro.- contestó bromeando y guiñándole el ojo.

Finn la miró y se empezó a reír negando con la cabeza.

-Clarke no te flipes que The Ground al final de la calle mola más.- dijo intentando picar a su amiga.

Ella le miró mal, indignada ante tal comentario.

-Creo que ya has bebido demasiado, Finn.- replicó haciendo un amago de quitarle la cerveza.

La morena rió divertida ante lo que estaba presenciando.

Clarke la volvió a mirar.

-Ni caso a este, el nuestro mola más.- dijo asintiendo. -¿Nunca habías estado por esta zona?- continuó.

-No, no soy de aquí, me acabo de mudar por la universidad. Quería aprovechar lo que queda de verano para conocer la ciudad. Me estaba muriendo del aburrimiento en casa y quería salir a tomar algo aunque fuera sola y pueda correr el riesgo de parecer penosa, y me recomendaron este sitio.- le contestó.

-Pues felicidades, ya no estás sola. Bienvenida a Polaris. Me llamo Clarke, y él es Finn.

Finn levantó la mano a modo de saludo.

Esta chica le caía bien, y Finn no le quitaba el ojo de encima.

-Raven, encantada.

Así pasaba julio, con reencuentros y principios de lo que podrían ser nuevas amistades.

Empezaba agosto, y más que empezar, se adentraba cada vez más, era mediados y pasaba entre risas y amigos.

Y llegaría septiembre dentro de poco, con el principio del nuevo curso y a saber con qué sorpresas más.

[Clarke]

Raven cada vez nos empezó a caer mejor a todos, en especial a Finn. Estos dos van a acabar juntos, solo hay que ver cómo se miran. Hemos quedado ella, Octavia y yo varias tardes en las últimas tres semanas. Es igual o más extrovertida que O y se llevan bastante bien.

Murphy también nos cae muy bien. Me llevo genial con él, es un chico muy alegre y muy muy bromista. Nos gusta la misma música, también canta y toca la guitarra, y cuando hay una cerca, tiene la manía de empezar a tocar canciones que sabe que me sé para que las cante o las cante con él. Además ahora vive con Finn y Monty.

Octavia nos suplicaba que tocásemos un día en el bar. Corrijo, Octavia y Murphy me suplican, pero me da demasiada vergüenza. Como no se cansan he tenido que cambiar el "no, me da vergüenza" por un "un día de estos". Creo que me estoy ablandando, porque desde entonces Murphy lleva todos los días su guitarra acústica al bar para cuando llegue ese día, que me temo que llegará, no haya excusa de que no hay guitarra.

Hemos quedado los cinco para ir al parque a pasar la tarde ya que hoy el bar no abre.

Estamos unos sentados y otros tumbados en el césped, hablando, riéndonos. Echando unas partidas con cartas.

De repente Murphy coge la guitarra.

Me mira y empieza a sonreír.

-Ya empezamos...- murmuro.

Se ríen los cuatro.

-Venga Clarke, tienen que escucharte cantar esta, por favor.- dijo poniendo cara de pena, y sin dejarme contestar empezó a tocar.

Era Cherry Wine. Sabía que aún no me había quitado esa canción de la cabeza y a él también le gustaba.

Le sonrío y asiento para que sepa lo haré, y vuelve a empezar.

Comienza a mover los dedos sobre las cuerdas punteando, y aguardo hasta que me toca empezar a cantar.

Her eyes and words are so icy

Oh but she burns

Like rum on a fire

Hot and fast and angry

As she can be

I walk my days on a wire

It looks ugly, but it's clean

Oh mamma, don't fuss over me

The way she tells me I'm hers and she's mine

[Lexa]

-En serio Lexa, a ver cuando te lo presento, es un tío muy majo. Me ha dicho que había empezado a trabajar hace unas semanas en un bar en la zona de Malasaña y quiere que nos pasemos un día. Que te quiere conocer.

-Lincoln, ¿sabes que solo me van las chicas, verdad?- dije seria y levantando una ceja.

-¡Que no es eso idiota!- replicó. -Es solo que te caerá muy bien, además canta y toca la guitarra. ¿Me pongo yo al bajo y formamos un grupo?- dijo entusiasmado ante tal idea.

-¿Tú tocando un instrumento? ¡Já! Aprende y luego me cuentas.- dije riéndome mientras me tumbaba en el césped con las manos detrás de la cabeza.

Cerré los ojos y no hice caso a lo que Lincoln me contestaba.

Cierto era que hace mucho que no cogía las baquetas y lo echaba de menos, más de lo que pensaba, pero desde que me había mudado con Lincoln no había pensado en ello. Mi batería seguirá en el garaje de la casa de mis padres, e ir a buscarla no es una opción.

Mañana buscaré alguna sala de ensayos por horas e iré a comprobar cómo se me sigue dando.

Una melodía muy dulce me saca de mis pensamientos. Alguna chica de mi alrededor está cantando. Tiene una voz dulce y muy peculiar.

Me encanta.

Me pierden la chicas que tocan algún instrumento y/o cantan.

Además esa canción me suena. Me incorporo. Lincoln está en la misma posición en la que yo estaba hace medio segundo. Miro a mi alrededor buscando a alguien con una guitarra.

A mi izquierda a unos metros de nosotros.

Ahí está.

Era un chico el que tocaba y una chica la que cantaba. Estaban con más gente, pero no me fijé en bien en la cara de ninguno, solo en ellos dos. Estaban el uno al lado del otro, él estaba girado de frente hacia ella, podía verle la cara aunque desde mi sitio le veía más bien de perfil, y ella está de espaldas a mí.

Mierda.

No podía verle la cara, pero era rubia. Una rubia con una voz preciosa.