Hola gente y apreciado público lector que está leyendo esto, les traigo ésta nueva historia en AU que estuvo en el baúl de mi memoria por un tiempo hasta que decidió ver la luz, espero que les guste… pero espero que primero la lean :v Y si les gusta, me dejen un review por ahí, se los agradeceré muchísimo.

Dedico ésta historia a una escritora de FanFiction que quiero montones y que es una amiga entrañable, seguramente la han leído, ella es ABlaker, autora de una obra maestra como "100 Días con ella"; te quiero mucho Caritas de Limón : - )

VicToRious ni sus personajes me pertenecen.

ZONA DE RIESGO

CHAPTER 1.

-¡Entra!

El sonido seco de la puerta cerrándose con violencia hizo que la morena diera un respingo hacia atrás, asustada por la intromisión sin ser anunciada.

-¡Y más vale que mantengas tus manos donde deben estar! – Escuchó gritar de nuevo a su padre - ¡Sinjin! No le quites la mirada de encima a ésta… delincuente.

-¡No señor!

Tori miró por la ventana de la patrulla y vio a su padre dirigirse de nuevo a la cabaña que acababan de interceptar momentos antes, en medio de un desierto apenas rodeado de grotesca maleza. Observó al delgado muchacho vestido de oficial que aguardaba recargado contra la patrulla, intentando meter sus enormes auriculares en el pequeño bolsillo de su pantalón. Luego sus ojos vagaron hacia la persona que casi había sido arrastrada al interior del vehículo, y empujada con saña hasta el fondo. La miró solo un segundo antes de volver de nuevo su vista al frente.

Sintió los movimientos del auto cuando su acompañante se acomodó en el centro del largo asiento trasero y enseguida percibió que la estaba mirando. Con cierto temor bajó su mirada hasta llevarla al espejo retrovisor, su nerviosismo quedó congelado unos segundos cuando sus ojos se toparon con una fría mirada azul que la atravesaba.

-Hola Tori – Dijo la chica de atrás y la latina apartó rápido la vista para mirar al frente - Apuesto que es tu primera redada fuera de la Academia – Insistió la muchacha de los ojos azules.

-No tengo permitido conversar con los criminales.

La otra respondió con toda calma - No soy una criminal.

-Sí, eso parece – Dijo la morena con sarcasmo.

-Es sólo por la ubicación de nuestras posiciones, me juzgas por dónde estoy sentada ahora, si intercambiáramos nuestros lugares ¿te convertirías en una criminal y yo en inocente?

-¿Y por qué tendría qué pasar eso?

-No lo sé, sólo pregunto, porque parece que tienes muy bien aprendido a diferenciar a las personas buenas de las malas.

-Trabajo para eso.

-No, apenas eres una aprendiz – La castaña arrugó las cejas y volvió a mirar por el espejo retrovisor. - Porque escuché a tu padre decirlo allá dentro, que venía con su hija recién ingresada a la Academia, Tori, y no hay otra chica aparte de mí aquí, excepto tú… bueno, y la de allá de afuera - Dijo refiriéndose a Sinjin. La chica de adelante no respondió, se limitó a guardar silencio - Hace calor aquí. ¿Acaso tendrás un poco de agua que puedas ofrecerme?

¿Me estás calando? ¿Crees que por ser aprendiz de policía seré tan estúpida como para bajarme del auto, abrir la puerta y darte agua sólo para que en esa escapes?

La de atrás esbozó una leve sonrisa – Estoy esposada.

-En eso debiste pensar antes de convertirte en una ladrona.

-Tienes razón – Respondió la joven del asiento trasero – Por haber faltado a la patria no merezco la misericordia de una buena ciudadana norteamericana – Y recostó su cabeza en el respaldo del asiento, sólo así la morena de adelante se atrevió a volver a mirarla por el espejo retrovisor. Observó el cuello expuesto, pálido y con unas marcas rojas alrededor, producto de la forma en la que había sido atrapada, arrastrada o empujada dentro del auto.

El mentón se le veía bien, bajo unos labios delgados y muy rosados, una fina nariz puntiaguda antes de subir a unos párpados adornados por largas pestañas y unas peculiares cejas pobladas más arriba. La frente descubierta con la negra cabellera cayendo a los hombros, a simple vista, parecía una chica inocente y muy atractiva, el término de criminal no le quedaba muy bien a su aspecto físico, pero eso era, una criminal.

Tori tragó saliva y asomó de nuevo hacia la cabaña, minutos antes su padre le había informado que por fin habían dado con el paradero de un grupo de criminales que habían robado un banco de financiamiento militar y armamento de guerra pesado, los habían perseguido por meses y finalmente alguien los había descubierto, pero lo único que encontraron al llegar al sitio señalado, fue a una chica que al parecer, apenas pasaba la mayoría de edad, no sería incluso mayor que Tori.

La morena supuso que el grupo de criminales la habían usado para huir, porque enseguida el pequeño grupo de patrullas policiacas que comandaba su padre salieron disparados hacia el desierto detrás, persiguiendo al resto de los delincuentes. Pero Tori se preguntaba qué estaba haciendo una chica como la que estaba ahora descansando la cabeza sobre la puerta de la patrulla entre ese grupo de peligrosos delincuentes, robar un banco que pertenece al cuerpo militar y sobre todo, hurtar todo ese armamento que tanto preocupaba al sistema policiaco, no era una tarea sencilla, constaba de experiencia y conocimiento, ¿qué podría hacer una chica de apenas 18 años para afectar a toda una vigilancia tan fuertemente equipada?

Por supuesto, había cosas que no le platicaba su padre, y ella creía todo lo que él le contaba, porque se trataba de David Vega, un respetado y galardonado inspector de la policía, a quien Tori tenía mucho respeto, tanto como padre, como policía.

Miró sus manos, antes de que la voz de su compañera de atrás volviera a escucharse.

-¿Cómo pueden confiar en la palabra de una chica cuando asustada, les pasa una información falsa? Son policías, se supone que deberían ser astutos.

-¿De qué hablas? – La morena había girado su cabeza prestando ahora toda la atención.

-¿En serio creen que iba a decirles la verdad? Ellos preguntaron si alguien más había estado conmigo en la cabaña antes de que entraran, no respondí, sólo dudé unos segundos que calificaron como nervios y dieron por sentado que sí, que quería omitirles información y proteger al resto de la pandilla. Un titubeo de labios y enseguida todos los compañeros de tu padre salieron rumbo al desierto. ¿De verdad no se pusieron a pensar que pude solo haber estado actuando para despistarlos?

-¿Hiciste eso? – Preguntó asustada la morena colocando sus manos sobre la malla de hierro que dividía el asiento de atrás con el de adelante - ¿Los engañaste?

-No es mi culpa que hayan sido tan descuidados.

-Oh por DIOS…

-¿Y creían que yo no iba a tener tiempo de huir cuando ellos llegaron? ¿Cómo saben que quien dio el aviso no era uno de los nuestros y solo fue para despistarlos más? – La castaña tenía la boca abierta – Deberías asomarte bajo el suelo del coche, no vaya a ser que haya agujeros debajo o una bomba a punto de explotar.

El instinto de la chica la hizo girar su cara y dedicarse a inspeccionar el auto, en ese momento la muchacha de atrás abrió con cuidado la puerta trasera y con un movimiento casi marcial desarmó al despistado joven de afuera y apuntó con el arma a la asustada chica de adentro.

-Seré cortés contigo aunque no me hayas ofrecido agua para beber, sal del auto con las manos arriba.

La morena no tuvo de otra que obedecer, al salir vio a su compañero de la Academia inconsciente en el suelo, con la nariz sangrándole, luego fijó la vista en la chica que le apuntaba con el arma y sintió que sus pies trastabillaron, la del cabello negro no perdió tiempo y con la misma agilidad que había empleado para salir de la patrulla, giró el cuerpo de Tori contra el carro y le colocó las esposas, la delgada joven sintió el frío aliento de la más alta golpear en su nuca y los vellos de la piel se le erizaron de punta a punta.

-Entra – Le señaló ésta abriendo la puerta que hace un momento había forzado – A la menor provocación dispararé y volarán los sesos de esa linda cabecita.

Todo lo que Tori había pensado sobre la posible inocencia de la chica se disipó, armó una breve historia sobre que la hayan secuestrado sólo para utilizarla, pero ahora, viéndola actuar de esa manera, Tori se maldijo así misma por ser tan estúpida y pensar por un momento que quizá ella no tenía nada qué ver con la peligrosa pandilla de asaltantes que buscaban.

Entró con cuidado al coche y la muchacha de afuera cerró fuerte la puerta, trabándola, enseguida corrió hacia el asiento del piloto y encendió el vehículo, pisó el acelerador y arrancó la patrulla ante los gritos apenas audibles de la muchacha aprendiz de policía que golpeteaba contra la ventana.

-¡Papáaaa!

El americano con cara de islámico Beckett Oliver se asomó por la ventana - ¿Qué sucede Beck?

-La patrulla se está marchando… ¿Tori estará al volante?

-¿Qué?

Los tres hombres salieron de prisa al campo, pero ya el vehículo llevaba una buena distancia de camino, Beck se abalanzó sobre el todavía inconsciente muchacho de los auriculares y lo sujetó del cuello.

-¡Sinjin! ¡Estúpido, se te ha escapado!

David Vega cogió su radio y comenzó a monitorear, la chica de los ojos azules tomó el de la patrulla y respondió.

-Sargento Primera Jadelyn West al otro lado.

-¡Más vale que te detengas cucaracha contaminada! ¡No avances un solo paso más!

-Lo siento, no recibo órdenes de americanos. Creo que te llevará otros ocho meses dar con el paradero de alguno de nosotros Comandante Vega, conmigo particularmente, oh, pero tengo a tu hija, entonces quizá te mueva a encontrarme antes, ¿siete meses y medio tal vez? ¿Cuánto tiempo antes de que vuelva a escapar o de que muera tu hija?

-¡Maldita hija de perra! ¡Más vale que regreses ahora!

La muchacha enredó el cable del radio en su mano y de un tirón lo rompió, perdiendo todo contacto con los policías enfurecidos.

-¡¿Qué haces?! – Gritó la chica horrorizada de atrás – ¡Necesito tener noticias de mi padre!

-Es una lástima. Por cierto, no me presenté antes, soy Jadelyn August West, mejor conocida simplemente como Jade West, es un honor señorita aprendiz de policía – Y sonrió - ¿Qué se siente estar sentada del otro lado ahora? – Se burló, sin apartar la vista del camino árido de enfrente - ¿Ahora eso te convierte en una criminal? ¿Ya soy inocente?

El vehículo salió de entre el campo desértico para tomar la carretera. La muchacha hurgaba cada rincón al alcance del vehículo.

-¿Tu celular? – Preguntó mostrando un lujoso aparato en color rosa - ¿Me lo prestas? Llamaré a un amigo, te pagaré luego el crédito gastado.

Marcó una serie de números a la que no respondieron de inmediato, luego de dos intentos más al fin alguien le atendió – Robbie, ¿dónde te metes? Te marqué código rojo y ni así atendiste. Necesito que me tengas listo el vehículo equipado de todo a todo, como tú sabes... – El chico al otro lado parecía discutirle algo – No me importa lo que estabas haciendo, quiero lo que te he pedido en el 2/4… No, Robbie, sólo tienes quince minutos, deja eso por ahora, no es importante, ¿está Cletch operando…? Ya, dile que tenga el AK+ listo… - luego murmuró algunas cosas más en un idioma que Tori no entendió, o quizá dedujo que se trataba de más claves, trataba de poner atención pero por más esfuerzos que hacía, no lograba descifrar un ápice de la conversación – Bien, allá te veo. Tsao. – Su mirada se dirigió a Tori por el espejo retrovisor, los azules ojos estaban brillantes, al contrario de los marrones traseros que casi se volvían cristalinos por las lágrimas contenidas - Ya no necesitas esto ¿verdad? Te compraremos otro cuando estemos a salvo y le hables a tu mamita.

Tomó el celular con su mano derecha y lo azotó fuertemente contra el tablero del coche, dejándolo inservible – Mira – Dijo mostrándole las partes del mismo – No era como lo anunciaron en la tele – Acto seguido sacó la mano y lo arrojó con fuerza hacia un lado de la carretera y luego pisó el acelerador para ir más rápido. Tori mugió un gritito ahogado.

-Uff, qué lujo – Resopló la joven al volante cuando encontró el arma de Tori dentro de la guantera - ¿Es tuya? Es pequeña pero mortal. Funciona – Terminó guardándola entre su ropa, entonces giró el vehículo en U y se internó de nuevo en la árida terracería a uno de los lados. Los ojos de Tori casi se salían de su órbita.

XXX

-¡¿Cómo fregados fue a pasar esto?! – Los cuatro oficiales entraron de súbito a la oficina de agentes más tarde, furiosos.

-Sinjin, te dije que no le quitaras la vista de encima.

-Lo sé padre pero es que…

-¡Es que eres un idiota! No sé porqué te llevo conmigo si no haces más que arruinar las cosas. ¡Y no me llames padre! Soy tu oficial.

-¡Sí, oficial!

-¿Y ahora qué haremos? – Preguntó el joven de piel morena y cabello azabache.

-Lo que se debe hacer, encontrar a Tori y castigar a esos miserables – Respondió el corpulento policía más alto, dando un fuerte golpe con el puño cerrado a la mesa que sostenía un mapa de la ciudad abierto – No nos quedaremos de brazos cruzados.

-No es por ser negativo Comandante Vega, pero eso no será nada fácil, no lo ha sido dar con ellos en todo éste tiempo, no lo será ahora.

-¡No me importa Oliver! Lo que quiero es ver a esos criminales pudriéndose en algún campo de indeseados.

-¿Porqué no pedimos la ayuda de más refuerzos?

El muchacho de cabellos rizados se arrepintió de inmediato de su sugerencia.

-¡Una palabra más de eso Sinjin! Y te echo del trabajo, de la escuela… y de la casa – El joven se tapó los oídos.

XXX

La joven pálida de mirada inquisidora y apariencia gótica estacionó el auto a mitad de la nada, el corazón de Tori comenzó a latir con más fuerza, no sabía dónde se encontraban y por más intentos que hacía, los buenos presentimientos no la embargaban.

-Baja – Ordenó la otra con la mirada más fría que Tori haya visto jamás, no permitía pensar en una forma de salir corriendo y perderse, esa mirada era lo bastante fuerte para dominarla – Bien, ahora haremos algo.

Sin dejar de apuntar con la pistola cogió un encendedor que Tori reconoció de su padre, colocó un tapete de tela gruesa en el contenedor de gasolina y le prendió fuego.

-¿Qué estás haciendo? – Preguntó la latina, con la obvia respuesta en su mente.

-¿No adivinas? No podemos seguir en éste auto que seguramente tu papito lindo ya está rastreando por todo el país.

-Qué lista es usted señorita West, si lo incendia va a llamar la atención.

-¿A mitad del desierto? ¿Crees que soy tan ingenua? Ja, no soy como esa bola de ignorantes que salieron en huida a perseguir amigos imaginarios.

-Me da la impresión que no sabes lo que haces. Sin el auto, tendremos qué atravesar este desierto caminando y no creo que te sea muy cómodo, tus lindas botas van a maltratarse.

-Andando – Ordenó de nuevo la joven de cabello negro, y las dos tomaron rumbo hacia el frente.

-¿Sabes que ahora mismo puedo salir corriendo y huir de ti dejándote aquí sola?

-Quiero ver que lo intentes, mi ojo derecho es un cazador, aun si te alejaras dos kilómetros por cualquier lado, mi bala te atravesaría el cuello. Por otro lado, te creo más lista que tu padre, estás esposada y no llegarías a ningún lado en medio de esto sin agua y con esas zapatillas, te caería la noche encima y quedarías como presa fácil de todas las criaturas que suelen pasearse por aquí, tu padre recogería tus huesos.

Tori no dijo más, odiaba que su captora tuviera tanta razón. Siguió caminando, con el sudor resbalando por todo su delgado y moreno cuerpo, los pies ardiendo por las zapatillas, sintiendo las sonrisas de la chica que caminaba dos metros atrás de ella cada vez que los tacones la hacían tambalearse al clavarse en algún charco de arena.

-¿A dónde vamos? – Se le ocurrió preguntar, y es que Tori Vega no era una mujer que permanecía en silencio por mucho rato, en tanto la otra no hablaba mucho.

-A Disneylandia.

Giró los ojos y decidió no hablar más. Minutos después Tori vislumbró lo que parecía un auto cerrado, y un chico recargado contra él.

-Shappiro, no me has hecho perder el tiempo – Saludó Jade - ¿Qué tienes ahí?

-¿Esto? Es agua.

-Dámela – Se la arrebató.

-Pero… - Tori vio el añorado líquido dentro de la botella, escurriendo lo que había sido antes hielo, se había hecho a la idea que parte de su tortura sería no recibir una gota de eso antes que la botella fuera a dar a sus manos.

-Bebe – Le ordenó la muchacha alta, algo que ella aun no había hecho, la latina se extrañó de ese gesto de cierta amabilidad mostrado. Rápidamente engulló parte del reavivante líquido, procurando dejar algo para la otra muchacha que estaba hablando con el chico a unos metros, al parecer, en esas claves tan confusas para Tori. Luego que terminó de beber, asomó hacia el interior del coche, no era llamativo, como se había solicitado, y tampoco parecía estar cargado con armas o drogas, o cualquier otro cargamento ilegal. Se sentía tonta por haber perdido el tiempo estudiando una carrera en artes dramáticas antes de entrar a la Academia de policías que comandaba su padre en Los Ángeles, de haber ingresado cuando era debido, sabría mejor qué cosas hacer ante una situación como esa.

Los dos extraños muchachos se acercaron y fingió ver hacia otro lado.

-¿Entonces qué harás?

-Quedarme, esos policías no van a estar vigilando con todo su equipo en la ciudad.

-Sigo pensando que es arriesgado.

-Lo es, pero tampoco hay más que se pueda hacer, no les conviene Robbie, además, tengo a la hija del Comandante, si en algún momento nos atoramos, la usamos como rehén, cuando deje de funcionar, la matamos y listo – Dijo esto último mirando divertida a la castaña, que frunció el ceño.

-Cierto, ¿y ella? ¿Cómo es que está contigo?

-Venía en el combo.

-No embromes Jade, es peligroso y lejos de beneficiarte, te pone más en riesgo de que te atrapen.

-Se porta bien – Insistió.

-Bueno, es mejor que te vayas, tienes ahí lo que pediste.

-¿Contactaste a Chetch?

"Chetch, ¿qué clase de nombre es ese?" Pensaba Tori, "¿Será otro nombre en clave?".

-Sí, no te preocupes por eso, puedes moverte.

-Bien, entonces no se diga más.

El joven de cabello afro echó una rápida mirada de soslayo a la morena -¿Me llevo a la chica?

Jade hizo lo mismo – No – Decidió al fin – Ella viene conmigo.

-No puede ir contigo, no podrás andarte con ella todo el tiempo, y tampoco puedes dejarla ir.

-Por eso, me la quedaré un tiempo. Es mi asunto Rob, no te preocupes, yo sé lo que hago con ella.

-Jade por favor, nos puedes meter en aprietos a todos.

-Como dijiste, la chica ya sabe demasiado de nosotros, no puedo dejarla ir, tampoco me fío de que vaya contigo, es mejor que la tenga yo.

-¿Por qué?

La pelinegra miró a la latina con esa mirada fría que la perturbaba tanto.

-Porque es la hija del hombre que mató a mi hermano.

Sintió ahora las dos miradas de los extraños chicos sobre ella, y tuve el presentimiento de que no fue solo su mala suerte la que la llevó a estar metida en esa situación, sino que había sido el plan de alguien más.

Ésta historia tiene cuatro capítulos escritos, así que no tardo mucho en volver, besos a todos/as y… espero sus amables comentarios… o groserías :I Jaja, un saludo y un abrazo de su amiga… LindsayWest… Nos leemos.