*Descargo : Los personajes no me pertenecen, pertenecen a Tess Gerritsen su creador, a Janet Tamaro, a TNT y los canales que han pagado los derechos para televisarla, yo solo adopto a sus personajes para crear una historia diferente a partir de ellos, es solo un cuento así que no será muy larga pero si espero que os guste, la idea surgió a partir de una imagen que me inspiró, asi que doy las gracias a quien la hiciera por haberme hecho llegar hasta aqui y conseguir que sueñe con una historia así. Gracias por leer

Corría el sigo XV y una joven caminaba distraída por un jardín que había sido diseñado solo para ella, un devoto jardinero que se había pasado gran parte de su vida trabajando para la familia lo cuidó primorosamente con la esperanza de que algún día pudiera disfrutarlo.
Al jardín se accedía por una puerta oculta entre los setos y nadie en aquel castillo sabía de su existencia salvo el viejo jardinero y ella.

Lady Maura nació siendo una princesa pero no vivió nunca como tal, no siempre tuvo ese jardín, no siempre vivió en un castillo pero siempre fue parte de la nobleza.

El rey Patricio y su adorada y amada esposa Esperanza esperaban con devoción el nacimiento de su primogénita a la que nada más nacer bautizaron como Maura. Un nombre perfectamente escogido para ella pues significaba fuerza, valentía, independencia, un nombre digno de una princesa y de una futura reina.

El nacimiento de aquella niña desencadenó una batalla por la posesión del trono ya que todos esperaban que naciera un hijo varón.
La felicidad de los Reyes se vio empañada por la situación y el Rey Patricio tomó una dura decisión, escasos días tras el alumbramiento, cuando su mujer aun no se había recuperado del todo le comunicó que su pequeña princesita había fallecido y envuelta en una sabanita blanca le fue entregada a una de las cortesanas, Lady Constance quien la tomó entre sus brazos y la cuidó durante años como si fuera su propia hija.

Tras un tumultuoso regreso a la realidad de su historia, de su vida, Lady Maura recibió el regalo de ese viejo jardinero que se había convertido en su vía de escape, era como si aquel hombre supiera que algún día iba a necesitarlo para huir de lo que habría sido el sueño de cualquier joven.
Despertarse un día descubriendo que eres una princesa.

Lady Maura se detuvo junto al pozo y paseó sus manos por la fria piedra, un pequeño ruiseñor se posó junto al balde y bebió del agua que contenía que se mantenía fresca gracias a la sombra de la yedra que protegía aquel lado del jardín.

Caminó despacio y sin prisa, como cada día desde que llegó, aquel era su momento al atardecer, cuando todos en el castillo dormían tras el copioso y largo almuerzo, sus padres, su prometido y su familia, todos descansaban.

Le encantaba acariciar a su paso las Gardenias y las Hoyas carnosas por su tacto aterciopelado y su intenso aroma, casi siempre tomaba algunas flores que se solía trenzar en el cabello y le encantaba hacer ramilletes de jazmines, Lady Maura estaba enamorada de aquel jardín y se afianzó en aquel pensamiento cuando una bella mariposa multicolor se le posó en la punta de su dedo

- Te guardaré el secreto

Lady Maura se sobresaltó de repente y aquello espantó a la delicada mariposa, su corazón dio un vuelco cuando al girarse descubrió junto a un árbol la figura de Lady Jane, su cuñada.

- Eso espero si no este jardín dejaría de ser secreto

Jane sonrío mirándola con dulzura y desvió la mirada acariciando la corteza de aquel árbol.

- No me refería al jardín, este jardín lo descubrí el segundo día de llegar aquí, me refería a lo de andar descalza…

Maura se miró los pies, como si acabara de darse cuenta y se sonrojó, lo primero que hacía nada más acceder al jardín era descalzarse y caminar por la hierba por algunos lugares fresca, por otros tibia por el calor del sol y Jane la contempló detenidamente observando como su cabello brillaba y sus ojos verdes, entrecerrados, chispeaban bajo aquella luz primaveral al igual que aquel vaporoso vestido blanco que envolvía su figura con aquel corte que hacía resaltar su pecho , dejando que la tela cayera bajo el, libre, con un escote cuadrado adornado por un filo dorado y cuyas mangas largas se cerraban en sus finas muñecas, era un vestido precioso con una delgada línea entre un delicado camisón y un vestido de novia, pero con aquella cadeneta de flores naturales que Maura llevaba sobre el pelo Jane se habría quedado con lo segundo mientras no ejaba de mirarla embelesada

- Una princesa no debería hacer esas cosas - continuó Jane, vuestra madre seguro que no lo aprobaría

La sonrisa al principio preocupada de Maura por aquella intromisión inesperada se volvió azorada y la morena remató

- Juraría que eres la flor más bonita de este jardín

Jane se aproximó despacio sintiendo como se sonrojaba cada vez más y Maura sentía que su corazón se hacía más pesado en su pecho mientras observaba a su cuñada acercarse con aquel sencillo vestido gris oscuro que apenas le hacía justicia, su estrecha cintura se acentuaba por el corsé, con el que seguramente no estaría nada cómoda, en poco tiempo la había conocido lo suficiente como para descubrir que nunca lo había llevado hasta que empezó a vivir en el castillo.
Maura contempló ligeramente su escote, una pequeña mirada de pasada tras la que siguió por su largo cuello hasta su barbilla, sus labios, en los que se detuvo más de la cuenta hasta que llegó a sus oscuros ojos

- Siempre tan halagadora Lady Jane - Maura sonrío sin darle exteriormente mayor importancia a su comentario mientras que por dentro sentía que su corazón se inflamaba - Como se encuentra su madre? - había oído a las sirvientas decir que no había pasado buena noche

- Está en sus aposentos descansando, está nerviosa por las futuras nupcias, es curioso, porque parece que es ella quien va a casarse…

Maura sintió que toda esa armonía se rompía y su rostro se tornó serio, desvió la mirada de Jane, la morena intentó conectar de nuevo con su mirada sin éxito

- Sin embargo Lady Maura es vos quien debería estarlo y no noto que así sea , va a casarse dentro de unas semanas

- Lo se… extraño verdad? - Maura forzó una sonrisa - Debo ser la futura novia más relajada de estos Lares - la miro con curiosidad - ¿Como es que descubrió mi jardín? Nadie sabe de su existencia excepto el viejo Vincenzo y servidora

Jane tomó aire con una sonrisa pícara

- Porque ni su jardín es tan secreto ni vos tan discreta, cualquiera que se moleste en prestar un poco de atención puede descubrir un sendero a ojos vista que guía hasta la puerta, por donde precisamente los pesados pies de su jardinero y los suyos, preciosos y delicados, han pisado para llegar hasta aquí

Maura la miró con gran sorpresa acabando por sonreír
- Pues entonces permítame Lady Jane que le de la bienvenida oficial a mi lugar favorito de este castillo - Maura la miró y desvió la vista tomando aire para después dejarlo escapar despacio - a mi escondite - confesó caminando junto a ella, pasando bajo el arco que formaban las buganvillas para acabar ambas siendo recibidas por un camino de rosas que llevaban a un precioso cenador de madera blanca donde cómo siempre su amable jardinero había colocado una bandeja con una jarra de limonada

Jane la observó sintiendo cada respiración pausada y el lento y silencioso caminar de sus pisadas amortiguadas por la mullida hierba salpicada de flores silvestres

- Es agradable tener compañía - convino Maura mirándola de soslayo mientras le ofrecía con un gesto amable asiento junto a ella pensando que, lo agradable en realidad era su presencia ya que la de cualquier otro habría enturbiado aquella paz y empañado por completo aquella felicidad regalada que podía permitirse durante un corto espacio de tiempo siempre con el temor de ser descubierta algún día, como en aquel momento en el que desde la aparición de Jane se había sentido por momentos completamente desnuda.