Capítulo 1: Despedida

Akane no podía creer lo que oía, ¿Ranma la estaba…? No, eso es imposible, no puede ser posible, ¡Ranma nunca la dejaría! Todo esto tenía que ser una broma, es ahora cuando debería de decir: "¡te la creíste marimacho! ¿Te pusiste celosa verdad? Ja, nunca me iría con otra, tonta". Aunque esta vez, Akane presentía que no sería así.

— Ranma, no te entiendo.

— Es como te dije Akane: me voy a vivir con alguien.

— Pero…

— ¿Qué pasa Akane, porqué no me quieres dejar ir? Pensé que me odiabas y que era un afeminado anormal.

—¡No he cambiado mi opinión sobre ti! ¿No dejarte ir? Por favor, no me hagas reír Ranma, sólo quiero saber quién es la pobre mujer que va a vivir con un patán como tu — dijo Akane con su orgullo en alto; aún cuando el amor de su vida estuviera por dejarla no mostraría debilidad. Ranma ni ningún hombre valían la pena, todos son un asco.

Ranma suspiro indiferente, y le dio la espalda empezando a empacar su cosas de su habitación. — No la conoces, su nombre es Ukyo y es mi amiga desde hace mucho tiempo. La encontré hace tres días en un restaurante de Okonomiyaki y he decidido vivir con ella. Por cierto Akane…— dijo volteando la cabeza para verla a los ojos.

—¿Qué?

— Olvídate de nuestro compromiso hecho por nuestros padres, está roto a partir de hoy—. Ranma cerró su mochila con sus cosas y se la colgó en la espalda. —Mi papá también vendrá conmigo. Ya solo faltas tu por despedirme — Ranma le tendió la mano, — adiós marimacho, suerte en la vida.

Akane bajó la mirada para ocultar las lágrimas que se estaban formando en sus ojos, tenía los puños apretados y el ceño fruncido, estaba furiosa. No le devolvió la despedida al joven de la trenza, tampoco tomó su mano, y menos le dirigió la palabra. Ranma se quedó parado en el mismo lugar confundido, miró el largo cabello azulado de la joven tapar su rostro, aunque pudo adivinar su reacción.

— Akane no llores, ¡soy un anormal recuerdas!

—Además eres un tarado— murmuró.

–¿Eh, dijiste algo?

— ¡Dije que eres un tarado! — gritó Akane derramando una lágrima en el suelo, alzó su puño y lo golpeó en la cara. —¡Vete a dónde se te pegue la gana!

— ¡Pero qué rayos te pasa Akane! Llevo viviendo dos meses aquí y desde el primer día me odiaste solo por ser hombre y mejor en las artes marciales que tú. ¡Y ahora estás celosa! —

— No estoy celosa idiota, sólo vete de aquí.

—¡Sí lo estás!

—¡Vete!

Ranma tomó su mochila y salió de su habitación. Akane permaneció parada, oyó cómo Ranma se salió por la puerta de la casa para no volver nunca; fue entonces cuando empezó a llorar. Esa fue la última vez que Akane que lo vio.