note. nada es mío, so.
especial dedicación a theblueblitzkrieg. (porque es genial y porque la adoro)
adv. UA. palabras mal sonantes.
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Sometimes I walk alone at night when everybody else is sleeping.
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Leo porno barato mientras toqueteo mi muñeca con dedos trémulos. La canción de Eponine es mi única compañía y el sol se desdibuja en el horizonte, pero eso no lo sé, porque los cristales de mi habitación están pintados de negro y no me dejan ver nada. Es como estar encerrada en una torre, sin posibilidad de salvación, y con un furioso dragón custodiando la entrada a la cárcel (una princesa se marchitaría, yo no) pero no es así, en verdad. Yo misma pinté los cristales y cerré la puerta con llave hace ya una semana.
No por nada en especial, solamente quiero ver como la gente se desespera por sacarme de aquí y yo sonrío y sonrío mientras la voz de Jean Valjean me hace desear haber vivido en la época de la Revolución Francesa y no en esta (no es que me desagrade, pero es difícil destacar)
Tengo complejo de diva y siempre he estado enamorada del mejor amigo de mi hermano.
Te preguntarás, ¿eso que tiene que ver con que lleve encerrada una semana? Pues resulta que tiene mucho que ver, ¿vale? En realidad lo tiene que ver todo.
Estoy encerrada porque tengo el corazón roto (y nadie quiere arreglarlo)
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Tenía diez años la primera vez que lo vi. Era un niño flacucho y desgarbado, con gafas redondas y una misteriosa cicatriz en la frente (más tarde descubriría que de misteriosa tenía poco) Era huérfano y tenía los ojos (verdes) más tristes que jamás había visto en mi vida. Se movía muy despacio, casi con miedo, y solía mantener la mirada fija en el suelo, en sus pies. Era tan reservado y tan tímido que sólo sonrió cinco meses después de estar viviendo en casa.
Resulta que sus padres, al morir, le habían dejado al cuidado de sus tíos pero estos no le querían ni ver y le hacían la vida imposible siempre que podían. Le trataban como un criado y hasta tenía que dormir en la alacena (¿te imaginas lo que supone eso en un niño? es un trauma) Pues bien, un día, cansado de todo, decidió escaparse de casa, buscar fortuna por su cuenta y si se encontraba con su padrino, el ex convicto Sirius Black, mejor que mejor. Estuvo vagabundeando por las calles varios días hasta que se topó con un hombre. Un hombre que sonreía con astucia y que le miraba como sino existiesen más personas en el mundo.
Era un pederasta.
Como podéis imaginar, se lo llevó a su casa, donde le mantuvo encerrado durante meses, hasta que sus tíos se dignaron a denunciar su desaparición.
Le encontraron en el sótano de ese hijo de puta, desnudo y amarrado a una cama. Tenía el cuerpo cubierto de moratones, la mirada perdida y las gafas torcidas. Intentaron llevárselo de allí por las buenas, pero en cuanto intentaron tocarle se puso a gritar y a revolverse, en un vano intento de protegerse de los fantasmas que le acosarían desde ese momento hasta el día de su muerte. Cuando consiguieron tranquilizarle le sacaron de allí, cubierto apenas por la chaqueta de uno de los oficiales (Creo recordar que se llamaba Alastor, o algo así)
El hijo de puta que le hizo daño se llamaba Tom Riddle y nunca le encontraron (no olvides su nombre, yo no he podido hacerlo)
Si soy sincera, su historia no debería haberla conocido, aún era una "niña" y cosas tan macabras como esas no debería saberlas, pero es que, cuando le vi entrar en la cocina de nuestra casa, agarrando con fuerza la mano de mamá, algo en mi mente hizo clic y me prometí averiguar todo lo que pudiera de ese chico. No tardé mucho en conocer su historia, tan solo a que se hiciera de noche para que papá se pusiera a hablar con Charlie y con Bill, mis hermanos mayores, que serían los encargados de conseguir que él se sintiera a gusto con nosotros. Papá era de habla fácil y yo tenía un don para escuchar detrás de las puertas así que esa noche escuché todo eso y más, mucho más (pero no es relevante para la historia…o quizás si)
Esto, bueno, a lo que iba.
Me enamoré de Harry (así se llama(ba) el chico de la mirada triste que apareció en casa una tarde de septiembre) nada más verle y mi corazón de niña pasó a ser suyo en cuanto nuestros ojos se encontraron en el jardín de mi (nuestra) casa. Los pájaros cantaban, el sol brillaba más que nunca y la vida me sonreía.
(pero la verdad era otra)
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-Ginevra Weasley, ¡abre la maldita puerta!- Ah, Ron y sus inoportunos gritos, con lo feliz que soy recordando esos maravillosos meses en los que fui feliz y…bueno, vale, es mentira, pero tengo que darle más dramatismo a mi historia o la estela de mi fama se apagará como una vela (odio las velas, hacen que les recuerde…
eh, espera, aún no es tiempo de que conozcas esa historia, así que.)
-Ginny, ¡abre ahora mismo!- seguro que Ronnie tiene los puños apretados a ambos lados de su cintura, los ojos desorbitados por la furia y los labios formando una fina línea de desconformidad. Pues ya se puede ir calmando porque no pienso salir de aquí hasta que vengan a curarme el corazón (o a que me lo devuelvan)
-Por favor, Ginny…-casi sonrío al escucharle, y digo casi porque estoy muy enfadada con él y no puedo permitirme ser blanda con la gente que me ha hecho daño.
También estoy enfadada con mi familia.
Con Harry.
Con ellos (si es que puedo)
-Ginny, vamos…Lo siento mucho…-el libro se me resbala de las manos y el disco se acaba. El corazón se me encoge y la boca me sabe a vómito. La ira corre por mis venas y antes de darme cuenta estoy de pie, con la respiración agitada y los ojos llenos de lágrimas, tan calientes, que parecen querer fundirme de dentro hacia afuera (es una imagen grotesca, si lo piensas bien)
Me gustaría decirle,
-Que te jodan- mascar las palabras y casi saborearlas. Deleitarme con su expresión de sorpresa, porque Ginevra Weasley, la buena de Ginny, jamás diría algo como eso. Y sonreír como una zorra que disfruta haciendo daño a aquellos que más la quieren. Pero no puedo, porque desgraciadamente yo no soy así (parece que al final, si que soy la buena de Ginny)
-Vete… ¡Márchate!-es lo único que sale de mis labios antes de que lance con fuerza el libro contra la puerta, provocando que mi hermano Ron blasfeme por lo bajo, creyendo que yo no puedo oírle. Me lo imagino temblando de impotencia ante mi cabezonería, con los ojos fijos en la madera de mi puerta y en el cartel que cuelga de ella ("Ginny, no pasar" es lo que pone) y me pregunto… ¿por qué coño no han echado la puerta abajo? ¿Eso es lo que les importo? ¿En serio?
Creo que están esperando a que la botella de vodka se rompa en mil pedazos al caer al suelo y a que mi sangre manche las sábanas y…
Espera.
Esa fue Pansy (con sus delirios de princesa y sus ojos de diosa y su amor por alguien que no iba a quererla nunca)
¿Te suena esa historia?
No quiero hablar de Pansy, todavía no. Déjame contarte otra cosa.
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Acababa de cumplir los catorce y me había dejado el pelo largo, tanto que me llegaba a la cintura. Procuraba dejármelo suelto para que el sol lo volviera aún más rojo. Dado que es lo único que tengo bonito me gustaba presumir de él. También presumía de lo que bien que se me daban los deportes o de lo bien que bailaba ballet.
-Eres una presumida, Ginevra Weasley, así no te va a querer-decía Hermione con la nariz enterrada en uno de sus libros. Tenía el pelo recogido en un moño, pero un rizo revoltoso se había escapado del recogido y constantemente tenía que ponérselo detrás de la oreja, lo que la hacía ver adorable.
Hermione era mi mejor amiga, el amor de Ron (aunque no lo supieran ninguno de los dos) y la mejor amiga de Harry, pero yo lo vi primero así que no pienses cosas raras.
Pues bien, lo que te decía. Hermione era(es) mi mejor amiga y constantemente me estaba regañando, diciéndome que es lo que debía hacer y lo que no debía hacer. Me decía como sentarme, como comportarme y, a veces, me decía como tenía que mirarle (algo que me exasperaba, como podrás comprender) Siempre que me regañaba lo hacía con una mirada seria y sus manos descansaban sobre sus rodillas de manera recatada. Los labios formando un mohín cuando yo la contestaba mal y su pecho subiendo y bajando con cada respiración (si no hubiera estado enamorada de Harry la habría besado y la habría…ya sabes. podría haber sido toda mía)
A veces me daban ganas de mandarla callar con un gesto grosero pero me contenía porque no quería perderla y porque ambas sabíamos que sólo nos teníamos la una a la otra, porque los chicos, bueno, con los chicos es imposible hablar de cosas de chicas.
-Hermione, algún día te gustará un chico y querrás hacer todo lo posible para que se fije en ti-ella rodaba los ojos ante mi tono de marisabidilla sin experiencia y, si los chicos estaban fuera jugando, sus ojos se desviaban hacia la figura de Ron y se quedaban en ella más de lo estrictamente necesario.
En verdad, si te soy sincera, no era a él a quién miraba,
¿Sabes a quién miraba? Estoy segura de que lo sabes. Miraba a Harry, por supuesto, solo que ella no se daba cuenta. Como tampoco se daba cuenta de que su corazón latía más deprisa cada vez que él la miraba y la sonreía. Yo sí que lo hacía, pero fingía no hacerlo, a fin de cuentas yo aún tenía catorce años, estaba más plana que una tabla de planchar y él sólo me veía como una hermana pequeña. Además, no podía competir con Hermione, ella siempre sería más que yo….más, ya sabes. Hermione era alguien realmente inalcanzable porque no se dejaba alcanzar (tenía miedo de romperse, como yo, salvo que yo, bueno, ya estaba rota)
Esa misma noche me escapé de casa por primera vez. Ni siquiera me molesté en vestirme o en calzarme, simplemente me deslicé como una sombra por el jardín, salté el muro ladrillo y me adentré en la parte más oscura de Londres.
Sé que te preguntarás, ¿por qué lo hiciste? Pero ni siquiera ahora podría darte una respuesta coherente y, además, no necesitas saberlo, al menos no por el momento.
Pues bien, fue en uno de esos callejones en los que me adentré, buscando encontrarme a mí misma, donde conocí a Pansy Parkinson (ahora es un buen momento para hablarte de ella)
Te diré cinco cosas sobre ella.
Era preciosa.
Vivía en la calle porque sus padres la habían echado de casa.
Bebía vodka hasta que sus ojos solo atinaban a mirar a la nada.
Las cicatrices de intentos de suicidio marcaban sus muñecas.
Y estaba enamorada de su mejor amigo (del que fue su mejor amigo, mejor dicho)
Cuando la vi por primera vez llevaba puesto un vestido sin mangas de color verde, medias de rejilla y unos zapatos de aguja que con solo verlos ya te daban pavor.
Sostenía entre sus dedos lo que parecía una llave oxidada y vieja y…
Estaba llorando.
-Ese estúpido-murmuró mientras se balanceaba de un lado a otro- Como ha pod-podido echarme…-hipó mientras otra lágrima ensuciaba su mejilla de porcelana.
Deduje que tendría un año o dos más que yo y titubeé un par de segundos, sin saber si acercarme o no. Al final, al verla chocar contra un cubo de basura que por poco la tira al suelo decidí intervenir. Así que agarré su codo con la mayor suavidad posible y ella, como toda respuesta, me miró de manera lánguida, casi como si me estuviese evaluando, mientras formaba una perfecta "o" con sus labios.
Pensé en decir algo pero ella tan solo sonrió antes de clavar sus ojos en algo que estaba detrás de mí. Algo que nos observaba. Algo que hacía que mi corazón fuera más rápido. Algo que hacía que mordiera mi labio con fuerza, hasta casi hacerlo sangrar.
Como habrás deducido no era un algo, sino un alguien. Atractivo, metro setenta, un año mayor que yo, si hay que ser preciso, hay que serlo.
Tenía la piel como dorada y los ojos más bonitos con los que me había topado hasta ahora (mucho más que los de Harry) En su mano izquierda se consumía un cigarrillo y su sonrisa, de depredador, no se separaba de mí y de mi…
-Bonito pijama-su sonrisa se acentuó aún más y dejó caer el cigarrillo al suelo antes de ponerse a recorrer con sus ojos cada "curva" que mi cuerpo poseía (algo que me habría hecho sentir halagada sino fuera por el hecho de que…
Era Blaise Zabini)
-Tú…-gruñí, o algo por el estilo, mientras me alejaba de él y me acercaba más a Pansy Parkinson, quién no dejaba de reír como si estuviera en medio de un ataque de histeria o de algo parecido.
-Cuanto tiempo, petirrojo.
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Como habrás visto, ya le conocía. Iba al mismo instituto que mi hermano Ron y que Harry (se odiaban) y…Oh, ya no me duele decir Harry, ¿has visto? He madurado, ya no soy una niña que se escapa de casa con un pijama de ositos (tampoco soy petirrojo)
No sé porqué, pero…me duele el corazón o lo que se supone que tengo en el pecho. Bueno, la verdad es que si sé que me pasa pero no puedo decirlo. O sí, no estoy segura, la verdad.
Verás, tengo el corazón roto y nadie quiere arreglarlo. Aunque eso ya lo sabes.
Estarás pensando, "pobrecita, su mejor amiga, Hermione, estará saliendo su el chico que la gusta, Harry, y no soportar verlos felices y enamorados mientras ella se consume por un amor no correspondido" Pues si piensas eso, te equivocas.
Meeec.
Error.
Vale, es cierto que ellos dos están saliendo (aunque se empeñen en negarlo) También es cierto que quizás me resqueme un poco que él la haya elegido a ella pero no tengo el corazón roto por su culpa (de Harry, digo). No, si estoy así, encerrada, medio borracha y con la música de "Les Misèrables" puesta todo el rato, es por él.
Eso tampoco es del todo cierto.
Esa noche, hace cinco años, cuando me escapé por primera vez, no volví casa a la mañana siguiente sino que me fui con Pansy y con Blaise al apartamento de éste, donde, tras muchos lloros y suplicas, conseguí acostar a Pansy en la cama de Blaise.
Recuerdo que él me curó los pies, con una ternura de la que no le creía capaz, sin dejar de mirarme a los ojos en ningún momento.
Recuerdo que me acarició la mejilla con las yemas de los dedos antes de sentarse a mi lado con expresión cansada.
Recuerdo que sobre la mesa del salón había mariposas mutiladas (alguien les había arrancado las alas) y parecían, más que nunca, pequeñas hadas.
Recuerdo que había un chico parado en mitad del pasillo. Recuerdo que sus ojos oscuros no se apartaban de los míos. Recuerdo que su siniestra sonrisa me hizo estremecer (y no de miedo, precisamente)
Recuerdo que de sus manos caían alas de (hadas) mariposas, que formaban una especie de manto alrededor de sus pies descalzos.
Si estoy así es por él. Y por él.
Si estoy encerrada en mi propio cuarto, con el corazón roto es porque aquella noche me lo robaron entre los dos y a ninguno se le ocurrió devolvérmelo.
Si estoy así es por ellos.
Blaise Zabini.
(tup. tup)
Theodore Nott.
(tup.)
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end chapter one.
