Los Ángeles no siempre son buenos.
1
Reconocimiento.
Estaba conciente, es lo único que sabia, estaba tendida en una cama o eso es lo que sentía, de repente una imagen apareció en mi mente. En ella aparecía un hombre con cara penumbrosa no se distinguía nada, aparecía y desaparecía continuamente, se me presentaba de una forma intermitente, es lo único que vi por que al abrir mis ojos la imagen desapareció.
No entendí mucho lo que había a mi alrededor solo sabia que eso era una especie de hospital que ya no estaba en uso no sabia hace cuanto estaba allí, solo que lo estaba, todo era caótico no recordaba nada mas que la imagen borrosa al entrar en la conciencia del mundo.
Estaba atardeciendo cuando decidí averiguar donde estaba, no me sentía cansada era extraño solo sabia que al anochecer lo normal es sentir sueño, pero hoy no lo sentía o ¿lo habría sentido antes? Mi pasado era incierto no entendía nada y peor aun, no sabia nada de mi, ni siquiera mi nombre, me levante de la camilla y vi. que había una silla, tenia la sensación de que allí había estado alguien pero no recordaba quien, todo esto me desesperaba, por que no sabia nada de mi, era como una gota de lluvia en una tormenta, no tenia identidad, o aun peor.
Al levantarme me di cuenta que en la camilla estaba mi nombre o parte de el, creo. Había un informe con una sola palabra, Alice, supuse que ese era mi nombre, así que me quede un poco mas tranquila, al menos eso me daba un significancia como persona.
Seguí recorriendo el lugar nada me parecía familiar todo era extraño, era como si por primera vez abriera mis ojos al mundo, como si hubiera vuelto a nacer, todo me parecía nuevo y extraordinario, con tales detalles lo veía todo, que podía decir de cuantos hilos estaba hecha mi vestido.
Me di cuenta que no estaba vestida como un paciente, no llevaba el típico camisón blanco, si no que llevaba un vestido blanco muy simple, contrastaba con mi piel de un pálido de marfil, me mire por vez primera en un espejo en el baño de la habitación donde me desperté. Mire primero mi piel, era pálida casi blanca y transparente a la vez, de alguna forma sentí miedo de ver un fantasma pero era yo, seguí viéndome mire mi cuerpo se veía conformado de una manera, que parecía una estatua hecha por un artista italiano, era en dimensión, perfecto. Era baja eso no lo negaba pero mi estatura y mi cuerpo estaban en armonía, era completamente proporcionados, podría dedicarme a la danza si así lo deseara, me sentía con una agilidad increíble. Por ultimo me fije en mis ojos, retrocedí de miedo y estupor al ver ese color tan extraño y a la vez familiar, algo en mi interior me hacia sentir miedo y ternura a la vez. Esa sensación me invadió por completo, era algo que no tenia sentido, pero aun así me guíe por ella, aparte mis ojos de esos ojos de iris rojizo que se atenuaban con las amoratadas ojeras, que me observaban con hambre… ¿hambre? No se si esa era la impresión correcta era mas otra sensación…y no sabia cual era en realidad.
Me di cuenta que mientras me miraba no respiraba, eso era algo fuera de lo común, ese fue mi primer pensamiento, así que inhale fue una sensación horrible, era como si una lija raspara mi garganta, que eso era poco, era como si en mi garganta enterraran un fierro hirviendo y dejaran que me quemara, cada vez que inhalaba.
El hospital tenia no mucho tiempo de haber dejado de funcionar por lo que todavía quedaban vestigios de su funcionamiento, me dirigí sin rumbo fijo a alguna habitación guiada por mi olfato, era un sentido al cual me estaba acostumbrando, era nuevo para mi, bueno todo lo era en grado sumo. Me sentía con hambre pero era raro, que mi hambre no se reflejaba en mi estomago como se suponía que debería ser, si no en mi garganta. Cada vez que me acercaba a la habitación que me guiaba por mi olfato era más fuerte la quemazón en mi garganta.
Note que las cosas a mi alrededor pasaban de una forma diferente, era distinto todo lo que hacia, todo era raro, cada paso que daba era distinto, el aire azotaba mi cara era como si fuera a una velocidad vertiginosa, pero todo a ami alrededor pasaba muy lento. Todo era nuevo, confuso, no sabia lo que me sucedía, ni tenia memorias con que compararlo, mi renacimiento era mi nacimiento, todo lo que sabia era mi nombre, bueno mi supuesto nombre por que ni de eso estaba segura, mi desesperación crecía mientras la quemazón aumentaba, mis pensamientos de angustia cubrieron mi mente, la calma llego cuando un liquido frío toco mis labios y sacio un poco mi hambre, fue el elixir mas exquisito que haya probado, aunque su temperatura no fue de mi agrado, tenia los ojos cerrados, al abrirlos me di cuenta que estaba en el cuarto donde almacenaban la sangre y lo que tenia entre mis manos era las bolsas de esta … lo que había fabricado de mi mundo se oscureció… ¿Qué era yo? esto no era algo normal para una persona, estaba bebiendo sangre, tenia mis manos manchadas con este liquido de color carmesí y el olor me producía ese dolor, esa quemazón horrible en la garganta. No esa no era la primera pregunta, la primera sin duda era … ¿soy humana? no entendía lo que sucedía mientras pensaba en esto, me sorprendí, porque continuaba con aquel comportamiento bestial con las bolsas de sangre, de echo me era repugnante verme de alguna forma con las manos ensangrentadas al apretar las bolsas, gruñendo… por que lo hacia, de una forma bestial, de una forma que nunca había creído escuchar, mi mente estaba casi en su totalidad enfocada en nada mas que la sangre que estaba saciando mi sed, por llamarlo de alguna manera, y la mas pequeña parte de mi mente, la mas racional estaba tratando de encontrar alguna explicación con sentido o formular alguna para mi comportamiento de monstruo.
La sed se iba apagando con cada sorbo de la sangre que estaba en el hospital, no era de mi total agrado, estaba muy fría para mi gusto, estaba pensando en esto cuando caí en la cuenta de que ya debería haber anochecido, salí del hospital para poder dar una vuelta por las cercanías de lo único que podría llamar hogar, en ese entonces.
Decidí ir a recorrer los alrededores de esta habitación, quería saber que es lo que sucedía, había algo que me asustaba. Me encontré vagando por las habitaciones vacías por muchos minutos, estaba buscando algo que no tenía idea lo que era.
Entre en una habitación y lo que vi no era real, de alguna forma mi mente reacciono al abrir la puerta. Lo que logre ver no era como la primera imagen borrosa con la cual desperté, que atribuía aun sueño, con un ángel maravilloso, esta vez era algo concreto. Podía ver a 3 hombres y 2 mujeres todos de una belleza suprema, tenían la piel pálida al igual que yo. Sus ojos no eran como los míos… sus ojos eran dorados de un color miel increíble, no eran rojos como los míos. Los veía en un bosque corriendo a una velocidad impresionante luego me fije en el que parecía su líder, su pelo era uno o dos tonos mas claro que sus ojos, era joven pero no tanto en comparación con uno de los chicos que lo acompañaban, era de pelo cobrizo que a mi juicio era el mas pequeño por así decirlo, lo vi como un hermano, lo único que su rostro no reflejaba la misma plenitud que los otros 2, le faltaba algo, creí comprenderlo, en el espejo había visto esa misma expresión.
La imagen desapareció, algo en mi cambio… me sentía alegre, había otros como yo y la curiosidad también me reino, ¿Qué significaba el color de sus ojos? Quería averiguarlo, esa era mi prioridad, lo necesitaba saber era algo que daba esperanza, ignoraba la razón pero era lo que sentía. Mientras razonaba en todo esto, me di cuenta de lo que realmente había en la pieza, en el medio de esta había un cuerpo destrozado y quemado.
Retrocedí en forma automática, me envare y levante la comisura de mis labios dejando ver mis dientes en muestra de defensa, sentía que eso era algo peligroso, me daba un miedo enorme estar ahí, frente a esta escena que no comprendía. Salí de la habitación a toda prisa, mi cuerpo ya estaba afuera de la habitación al terminar mi pensamiento, me movía a una velocidad desgarbante, mis oídos y mi olfato estaban agudizado a grado sumo esperando a algo o alguien atacara sentía que los músculos se tensaban solo debía salir de ese lugar de inmediato.
Solo corrí, era tan normal correr, no me cansaba, no respiraba agitado ni nada por estilo. Solo corría era una sensación increíble, el pelo alborotado por el viento que recorría cada curva, cada centímetro de mi cara, manos, brazos, manos, cuerpo… la velocidad me agradaba me hacia sentir menos ansiosa o desdichada … si eso desdichada, por que lo era … mi mente me turbaba trataba de entender lo que sucedía todo cuanto descubría, las imágenes que venían, la velocidad de mis movimientos, la sed que solo se calmaba con sangre, todo cuanto había descubierto era extraño… de hecho yo, lo que fuera, era extraña, era diferente.
No recuerdo en que momento llegue a un pequeño bosque que colindaba con la carretera del pueblo. Me detuve y comencé a caminar, mis oídos me avisaban que los animales más cercanos, por diminutos que fueran mantenían su distancia con respecto a mí, me dio la sensación de que me temían.
Estaba avanzada la noche, me senté en una roca y trate de razonar cada cosa que había descubierto hoy.
Lo primero fue las imágenes en mi cabeza aunque sea gracioso no estaba asustada ni menos aterrada por lo que veía, si no sentía curiosidad. Me concentre en lo primero que vi ese día al despertar la imagen del ángel sufriente, melancólico y triste, sentí su pena, su desanimo toda aquella frustración, le faltaba algo lo inquietaba algo, su semblante cabizbajo me deprimía, no sabia su nombre pero aun así sentía algo especial por él, necesitaba tomar su mano y darle algo para que pudiera salir de esa melancolía que deshacía cualquier dulzura de su rostro tan lívido e inexpresivo en ese momento. Solo necesitaba estar con el, apoyarlo, ayudarlo no sabia que pasaba solo lo veía a el era como si me vida se centrara y girara a su entorno No se en que momento me sentí triste, sentía un nudo en mi pecho mis ojos dolían pero no sentía alivio por que las lagrimas no salían, ¡¡no caían!! Esa tristeza, la de mi ángel, la sentía pero no la podía expulsar de ninguna forma ni las lagrimas que podrían haber liberado aquel sufrimiento, ese dolor no resultaban. La desesperación comenzó su trabajo… ¿acaso nunca mas podría expresar mis sentimientos?, ¿que es lo que era para no poder llorar?, ¡¡¿¿es que no era humana??!!, ¿en ese caso que clase de aberración que bebía sangre era? No encontraba las respuestas por más que razonara, solo supe que la esperanza se encontraba en la búsqueda de las respuestas, en tomar su mano y transmitirle lo mismo que yo buscaba en ese momento… esperanza.
